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Felipeda miramarensis.

El Tigre Dientes de Sable de Miramar.
 

En Septiembre de 2015, personal del Museo Municipal de Miramar, encontró huellas fósiles cerca del muelle de pescadores. En Mayo de 2016, se dio a conocer el hallazgo de paleoicnitas o huellas fosilizadas de distintos animales prehistóricos que vivieron hace 100 mil años antes del presente. Lo que se destaca de estas huellas es la presencia por primera vez de un gran tigre dientes de sable, únicas en el mundo, las cuales, fueron bautizadas científicamente como Felipeda miramarensis (2018).

 

Fue presentado recientemente a la comunidad científica internacional “Felipeda miramarensis”, un gran tigre dientes de sable conocido a partir de las huellas fósiles recuperadas en la ciudad de Miramar, Argentina.

El increíble hallazgo paleontológico, único en su tipo a nivel mundial, tuvo lugar en septiembre de 2015 y fue realizado por el personal del Museo Municipal de Ciencias Naturales “Punta Hermengo” de la ciudad balnearia de Miramar, situada a unos 450 kilómetros de Buenos Aires. Sin embargo, fue recién ahora cuando se confirmó que las huellas fósiles, atribuidas a un gran tigre dientes de sable que habitó la región durante el Pleistoceno —período geológico comprendido entre 2,5 millones y 10 mil años antes del presente—, constituyen las primeras evidencias icnológicas conocidas de este felino extinto, según informaron los investigadores.

El estudio fue llevado a cabo por un equipo interdisciplinario integrado por Federico L. Agnolin (Museo Argentino de Ciencias Naturales, Fundación Azara, Universidad Maimónides y CONICET), Nicolás R. Chimento, Denise H. Campo, Francisco De Cianni (Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires) y los descubridores Mariano Magnussen y Daniel Boh (Museo Municipal de Ciencias Naturales “Punta Hermengo”, dependiente de la Secretaría de Turismo y Cultura de la Municipalidad de General Alvarado).

Los investigadores publicaron un extenso trabajo en inglés, en el cual demostraron la relevancia científica del hallazgo y lo compararon con registros de otras especies prehistóricas y actuales. Finalmente, tras una rigurosa evaluación, el estudio fue aceptado y publicado en la prestigiosa revista científica canadiense Ichnos, especializada en huellas y trazas fósiles, confirmando oficialmente el descubrimiento.

En el registro fósil argentino, los tigres dientes de sable están representados por restos óseos de Smilodon populator, el mayor integrante de este grupo de felinos prehistóricos, que podía superar los 300 kilogramos de peso. Sin embargo, hasta el momento nunca se habían hallado huellas de esta imponente criatura. Fue así como, a escasa distancia del centro urbano y en pleno sector turístico de Miramar, Mariano Magnussen y posteriormente Daniel Boh descubrieron una serie de huellas de unos 19 centímetros de diámetro cada una, atribuidas a este gran depredador del Pleistoceno.

“La nueva icnoespecie fue bautizada científicamente como Felipeda miramarensis, en honor a la ciudad donde se las encontró”, argumento Maqgnussen, y agrego “desde hace décadas Miramar ha aportado a la ciencia con numerosos descubrimientos, pero nunca se la había homenajeado de esta forma”.

<<< Mariano Magnussen del Museo de Miramar, en el momento del hallazgo de las huellas del tigre dientes de sable, posteriormente denominadas Felipeda miramarensis.

Pero Felipeda miramarensis no estaba solo. En aquellos antiguos pantanos, hace unos 100 mil años, otras criaturas también dejaron sus huellas en las orillas de una laguna que hoy ha desaparecido. Entre ellas, se registraron aves de más de un metro de altura, roedores gigantes y un extinto camélido de larga trompa.

Asimismo, el equipo local recuperó en varias oportunidades restos óseos de animales similares a hipopótamos (Toxodon), perezosos gigantes (Megatherium, Lestodon y Scelidotherium), caballos extintos (Hippidion) y evidencias de un ecosistema primitivo que incluía peces, insectos y fibras vegetales, entre otros.
Según explicó Mariano Magnussen, del Museo Municipal de Ciencias Naturales de Miramar, estos hallazgos permiten reconstruir con gran detalle la vida en los ambientes pleistocenos de la región.

La zona donde se recuperó este valioso material ya era reconocida internacionalmente desde fines del siglo XIX. El sabio Florentino Ameghino fue quien destacó su importancia en 1908, y desde entonces el sitio ha sido estudiado durante décadas por el Museo de La Plata, el Museo Argentino de Ciencias Naturales y, en la actualidad, por el Museo Municipal Punta Hermengo.

Felipeda miramarensis corresponde a un tigre dientes de sable, similar al popular personaje “Diego” de la película La Era de Hielo. Fue uno de los grandes triunfos evolutivos entre los mamíferos depredadores. Su peligrosidad radicaba en el notable desarrollo de la parte anterior del cuerpo y en el tamaño extraordinario de sus caninos superiores, que podían superar los treinta centímetros. Todo su cuerpo presentaba una estructura poderosa: los músculos de los hombros y del cuello estaban dispuestos de tal manera que su enorme cabeza podía lanzarse hacia abajo con gran fuerza.

“La diferencia en el tamaño de las huellas anteriores y posteriores de Felipeda miramarensis refleja la anatomía de esta bestia extinta”, señala Magnussen.

Este hallazgo, junto con otros descubrimientos de gran relevancia científica realizados en los últimos años, motivó a las autoridades a proyectar la construcción de un nuevo edificio destinado a albergar las colecciones y ampliar las exhibiciones del Museo de Ciencias Naturales de Miramar, con la colaboración de la Fundación Azara.

Video sobre Felipeda miramarensis para los medios de comunicación. (2018).

Preguntas y respuestas frecuentes sobre las huellas

A poca distancia del centro turístico de la ciudad balnearia de Miramar (provincia de Buenos Aires, República Argentina), el personal del museo local dio a conocer un yacimiento paleoicnológico —con huellas de animales prehistóricos— único en su tipo por la asociación de rastros y la presencia de un gran depredador.
A continuación, se responden algunas de las preguntas más frecuentes sobre este hallazgo, con el objetivo de ofrecer un panorama más claro a estudiantes y público interesado.

¿Qué son las paleoicnitas y cuál es su importancia?

Se denomina paleoicnita a cada huella producto de la pisada dejada por un vertebrado en tiempos remotos.
La disciplina que estudia estas huellas se llama Paleoicnología, y se dedica al análisis de rastros fosilizados.

A partir del estudio de las icnitas, los paleontólogos obtienen información sobre los animales que las produjeron: su comportamiento, postura (bípedos o cuadrúpedos), modo de locomoción, posibles patologías y otros aspectos biológicos.

Las paleoicnitas constituyen, en cierto modo, una evidencia del animal “en vida”, mostrando aspectos de su conducta que los huesos no pueden revelar. Mientras los fósiles óseos representan al animal muerto, las huellas registran su actividad mientras vivía.

Se conocen icnitas de numerosos grupos prehistóricos: dinosaurios, reptiles, tortugas, mamíferos, aves e incluso insectos.

¿Quiénes encontraron las huellas de Miramar y cómo ocurrió el hallazgo?

Las huellas fósiles fueron descubiertas por Mariano Magnussen Saffer y Daniel Boh, del Museo Municipal de Ciencias Naturales “Punta Hermengo”, quienes llevan años realizando notables y mediáticos descubrimientos paleontológicos en la región.

El hallazgo comenzó una tarde de mates en familia, a pocos metros del sector turístico costero, luego de una serie de sudestadas en 2015. En aquel momento se observaron un par de huellas de gran tamaño, morfológicamente similares a las de un felino.

Posteriormente, el área fue limpiada y examinada, revelando nuevas pisadas de otros animales que confirmaban la existencia de un sitio paleoicnológico, el primero registrado en el partido de General Alvarado.
En total, se realizaron seis campañas paleontológicas para estudiar el lugar, documentar las huellas y extraer el material, utilizando las mismas técnicas de recuperación que se aplican a fósiles óseos.

Dado que el sitio se encuentra en una zona de erosión marina activa y en pleno sector turístico, se decidió trasladar los bloques al museo para su conservación y estudio, garantizando así su preservación y disponibilidad para investigadores y científicos de todo el mundo.

¿Qué son los icnofósiles y las paleoicnitas?

Los icnofósiles son estructuras fósiles que reflejan el comportamiento (etología) de un organismo, como madrigueras, pisadas o galerías. Son objeto de estudio de la Paleoicnología y se clasifican como parataxones, es decir, según icnogéneros e icnoespecies, que permiten vincularlos a determinados organismos.

Por ejemplo, las huellas producidas por Macrauchenia patagonica se clasifican icnológicamente como Eumacrauchenichnus patachonicus.
Aunque rara vez puede identificarse con certeza el animal productor, es posible inferir al menos el grupo taxonómico al que pertenecía.

¿En qué ambiente se formaron las huellas de Miramar?

Para comprender cómo se preservaron durante milenios, se estudiaron las características de los sedimentos —su estructura, textura, color y contenido fósil—.
El análisis estuvo a cargo del Dr. Cristian Favier Dubois, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.

El investigador determinó que las huellas de aves y mamíferos fueron impresas en los bordes de un antiguo pantano o zona inundable de escasa profundidad, alimentado por un arroyo.
Ese ambiente sufría variaciones estacionales en su extensión y nivel de agua, y contenía sedimentos arenosos con abundantes fragmentos de cuarzo.
Las huellas fueron rápidamente cubiertas por nuevos depósitos, lo que permitió su excepcional conservación.

¿Cómo se preservaron las huellas durante miles de años?

La preservación de una huella requiere una secuencia de condiciones poco frecuentes.
Hace miles de años, animales caminaron por los bordes de un ambiente pantanoso o lagunar. Cuando el agua se retiraba, el barro húmedo conservaba las pisadas; luego, nuevas crecidas del arroyo las cubrían con sedimentos finos, sellándolas del ambiente.

Gracias a este rápido enterramiento, las huellas quedaron protegidas de la lluvia, el sol o el pisoteo de otros animales.
Con el paso del tiempo, la erosión marina actual fue retirando lentamente las capas que las cubrían, dejándolas expuestas de manera temporal antes de su deterioro.
Antes de que desaparecieran, el Museo de Miramar intervino para rescatarlas y preservarlas adecuadamente.

¿Qué antigüedad tienen las huellas y qué animales vivieron en esa época?

Los depósitos sedimentarios que contienen las huellas corresponden al Pleistoceno superior, hace aproximadamente 100 mil años.
Están compuestos por capas arcillosas laminadas, con intercalaciones arenosas y restos fósiles de roedores e improntas vegetales.

En los últimos 25 años, el Museo Municipal “Punta Hermengo” ha recuperado numerosos restos de la fauna que habitó esos antiguos ambientes: toxodontes, macrauchenias, lestodontes, scelidoterios, megaterios, gliptodontes, hippidiones, mastodontes, ciervos, camélidos y roedores, entre otros.
Muchos de estos ejemplares se exhiben actualmente en la sala de paleontología del museo y en su página web institucional.

La zona ha sido objeto de estudio desde fines del siglo XIX por el Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires y el Museo de La Plata.

¿Qué animales dejaron sus huellas en Miramar?

Los investigadores Magnussen y Boh iniciaron un detallado estudio comparativo con registros de distintas partes del mundo, presentando los resultados en las XXX Jornadas Argentinas de Paleontología de Vertebrados y en revistas científicas especializadas.

Se realizaron mediciones biométricas, mapeos de ubicación y análisis morfológicos, permitiendo identificar al menos cuatro icnotaxones diferentes, dos de los cuales aún habitan la región.

  • Aramayoichnus rheae – Huellas de aves no voladoras de la familia Rheidae, similares al ñandú actual (Rhea americana). Se hallaron dos bloques con un total de siete huellas pertenecientes a uno o dos individuos.

  • Porcellusignum conculcator – Huellas de un gran roedor semiacuático de la familia Hydrochoerinae, ancestro fósil de los carpinchos o capibaras.

  • Eumacrauchenichnus patachonicus – Huellas atribuidas a Macrauchenia patagonica, un herbívoro de gran tamaño con trompa corta, similar a un camello.

  • Felipeda miramarensis – El hallazgo más notable: cuatro huellas de dos individuos de un tigre dientes de sable (Smilodon populator), el mayor felino depredador del Pleistoceno sudamericano.

Este último constituye un descubrimiento único en el mundo, ya que es la primera vez que se registran huellas fósiles atribuibles a esta especie.
El nuevo icnotaxón, Felipeda miramarensis, fue nombrado en honor a la ciudad de Miramar, que tanto ha aportado al desarrollo de la paleontología argentina.

Que otros sitios similares se conocen en el mundo?

Si bien los sitios paleoicnológicos son poco frecuentes, se han identificado varios en distintas partes del mundo, aunque solo un puñado de ellos presenta cierta compatibilidad con el hallado en Miramar.
Entre los ejemplos más destacados se encuentra una especie asignable a Machairodus del Mioceno de Salinas de Añana (España), denominada Felipeda parvula, diferenciada de Felipeda lynxi.

En el continente americano, se conocen paleoicnitas correspondientes al Neógeno y al Cuaternario. Se han reportado huellas morfológicamente asignables al género Panthera del Pleistoceno tardío en algunas cavernas de los Estados Unidos; Pumaeichnum biancoi del Pleistoceno de Pehuen-Co (Argentina); Pumaeichnum milleri del Plioceno de Vallecito–Fish Creek Basin (California, EE. UU.); Pumaeichnum stouti del Plioceno de Arroyo Seco del Diablo (California); y, por último, Mitsupes dugesii, atribuida a Homotherium, del Plio-Pleistoceno de San Juan de los Lagos (México).

Felipeda parvula, asignable a Machairodus, y Mitsupes dugesii, atribuible a Homotherium, corresponden a tigres dientes de sable emparentados con Smilodon populator, autor de las huellas encontradas en Miramar. Ambos representan formas antecesoras a la versión sudamericana del Pleistoceno tardío, aunque de menor tamaño.

¿Cómo era Smilodon?

El tigre dientes de sable fue uno de los grandes triunfos evolutivos entre los mamíferos depredadores. El nombre Smilodon significa literalmente “dientes de sable”, en alusión a su característica más distintiva: los enormes caninos superiores, especializados para la caza de grandes presas, como megaterios y mastodontes, ambos hoy extintos.

El primer hallazgo de un smilodonte en Argentina fue realizado por el naturalista Francisco Javier Muñiz en 1844, en las barrancas del río Luján. Dos años antes, el paleontólogo danés Peter Lund había descubierto fósiles similares en cavernas del sur de Brasil.

El Smilodon populator superaba en peso y tamaño al león actual, aunque su morfología difería notablemente de la de cualquier félido moderno. Presentaba extremidades posteriores cortas y robustas, un cuello largo y un lomo relativamente corto. Su peligrosidad radicaba en la gran fortaleza de la parte anterior del cuerpo y en el tamaño asombroso de sus caninos, que sobresalían más de quince centímetros.

A diferencia de la mayoría de los félidos, poseía una cola corta, semejante a la de un lince o gato montés. Su cuerpo era poderoso, con músculos en los hombros y el cuello dispuestos de manera que le permitían lanzar su enorme cabeza hacia abajo con gran fuerza. Las mandíbulas podían abrirse más de 120 grados, facilitando que los dientes de sable penetraran profundamente en la carne de sus presas.

Estos dientes eran ovalados en sección transversal, lo que reducía la resistencia al clavarse, y presentaban bordes aserrados en la cara posterior, permitiendo cortar con eficacia los tejidos.

El Smilodon habitó América durante aproximadamente un millón de años, hasta que la llegada del ser humano y la desaparición de las grandes presas provocaron su extinción hace unos 8.000 años.

Videos de las huellas encontradas en Miramar. (2016)

 
   

"Las huellas fósiles de Miramar".
 
 
Descargar gratuitamente en PDF. 
 

Como citar la fuente;  Magnussen, M. y Boh, D. 2018. Las huellas fósiles de Miramar. Una historia de 100 mil años. Museo Municipal Punta Hermengo. Serie divulgativa. Segunda Edición.

   

Escultura en el Parque del Museo de Ciencias Naturales de Miramar.

Escultura tamaño natural del Tigre Dientes de Sable (Felipeda miramarensis). Por el paleoartista José Luís Gómez. También se exhiben a su lado las únicas huellas fósiles de un dientes de sable en el mundo, Felipeda miramarensis, hallados en nuestra ciudad.


El técnico en paleontología Mariano Magnussen  momentos previos a las tareas de campo.

El Museólogo Daniel Boh, durante las tareas de rescate de las huellas fósiles de Miramar.

   

Además fueron recuperadas huellas de un gran roedor,   identificadas como Porcellusignum  conculcator, y un un gran ave Rhaidae.

Huella de Eumacrauchenichnus patachonicus, una especie extinta con forma de camélido y trompa, conocido como Macrauchenia.

   

Afiche para descargar e imprimir en formato A3 - A4.

La noticia en varios centenares de medios de comunicación en todo el mundo.

   
Presentación de las huellas en las  en las XXX Jornadas Argentinas de Paleontología de Vertebrados 2016 - Libro de Resúmenes. El paleontólogo reconocido mundialmente, Dr Fernando Novas del Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires y Francisco De Cianni colaborador del Museo de Miramar explicando el hallazgo a los medios televisivos.
   
Tapa de "Paleo Revista Argentina de Divulgación Paleontológica" destacando las huellas de Miramar. Numero 148. Mayo 2016. Ver Aquí Póster sobre las huellas de Smilodon en su presentación durante las 30 Jornadas Argentinas de Paleontología de Vertebrados 2016.
   

El hallazgo de las huellas fósiles únicas en el mundo, genero la necesidad de crear el Museo de Ciencias Naturales de Miramar, y separarlo del entonces museo municipal que albergaba varias temáticas. Además logro el acercamiento y apoyo de la Fundación Azara para cumplir este cometido. Así fue, que el 19 de Septiembre de 2019, se inauguro la nueva institución.

La prestigiosa revista científica "Science" una de las primeras en notificar el hallazgo.  

 

 
     

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