Influencia e importancia
ecológica de los escarabajos acuáticos.
Por Albert Deler-Hernández y Franklyn
Cala-Riquelme. Departamento de
Conservación, Empresa Flora y Fauna (ENPFF), Oficina Territorial
Santiago de Cuba, Cuba.
Los coleópteros
constituyen un grupo de gran interés e importancia biológica, económica
y ecológica. Estos insectos acuáticos biorreguladores presentan
características morfológicas que lo hacen tener las mejores condiciones
adaptativas para la existencia en ambientes muy variados.
Los escarabajos
comprenden un gran grupo de organismos
vivientes con 400.000 especies descritas
(Whiteman & Sites, 2003). El Orden
Coleoptera está dividido en cuatro
grupos o subórdenes: Archostemata,
Myxophaga, Adephaga y Polyphaga (Kukalová-Peck
& Lawrence, 1993; Lawrence & Britton,
1994). Los adéfagos acuáticos están
compuestos por ocho familias (Dytiscidae
(3792), Gyrinidae (1100), Haliplidae
(204), Noteridae (250), Amphizoidae (5),
Aspidytidae (2), Paelobiidae (6) y
Meruidae (1) (Nilsson, 2001; Ribera et
al., 2002; Nilsson, 2003; Nilsson &
Vondel, 2005; Spangler & Steiner, 2005)
de las cuales cinco (Dytiscidae,
Gyrinidae, Haliplidae, Noteridae y
Meruidae) están presentes en la región
Neotropical.
Muchos factores abióticos y bióticos
relacionados con las características del
paisaje de un área particular afectan la
distribución de los coleópteros
acuáticos y se consideran las variables
más importantes de la biogeografía de
los miembros acuáticos del suborden
Adephaga (Young, 1954; Lundkvist et al.,
2001; Schäfer et al., 2006). Por esto,
frecuentemente su distribución ha sido
correlacionada con la estructura de la
vegetación, la fisiografía y el tipo de
suelo. Según Whiteman & Sites (2003)
esto se debe a que la mayoría de estos
coleópteros se encuentran en ambientes
acuáticos (huevos, larvas y adultos) y
terrestres (pupa y adultos), aspectos de
su ciclo de vida que determinan la
potencialidad de las especies para vivir
en un hábitat específico.
Ejemplo de
Escarabajo buceador (Dysticus
marginalis).
Los
factores ambientales (químicos
del agua, tamaño del cuerpo de
agua, o heterogeneidad del agua)
son muy importantes para
determinar la estructura de las
comunidades de adéfagos
acuáticos (Bazzanti et al.,
1996; Gee et al., 1997;
Lundkvist et al., 2001; Schäfer
et al., 2006). Larson (1997)
plantea que el tipo de hábitats
(léntico y lótico), así como el
substrato, la vegetación
acuática presente en el medio,
las características de la
vegetación más cercana, la
estabilidad del medio
(permanente o temporal), unida a
la presencias de otros
organismos como peces y odonatos
depredadores de los coleópteros
acuáticos son factores que
determinan la heterogeneidad del
medio con la posibilidad de
existir un mayor número de nicho
disponibles y por tanto un mayor
número de especie.
Las
adaptaciones fisiológicas para la
respiración de los coleópteros acuáticos
han contribuido a que de manera general
no hayan sido muy utilizados para
evaluar la calidad del agua (con
excepción de la familia Elmidae), a
pesar de ser unos de los componentes más
importantes del medio acuático (Epler,
1996). Las características de la
respiración han llevado a algunos
autores a concluir que la presencia de
la mayoría de especies de coleópteros
acuáticos es indiferente a la velocidad
del agua o a las características del
medio (Tánago et al., 1979). Para
justificar esto, se dan varias razones,
que no sólo consideran su respiración
aérea, sino también que los adultos son
buenos voladores y muy móviles, que
presentan grandes problemas taxonómicos
y que sus requerimientos ecológicos
están poco delimitados (Ribera & Foster,
1992). La mayoría de estos impedimentos
se sostienen sólo gracias al
conocimiento incompleto del grupo.
Los
coleópteros constituyen un grupo de gran
interés e importancia biológica,
económica y ecológica. Ribera & Foster
(1992) han propuesto su utilidad para
determinar el grado de conservación de
los hábitats. La información que
proporcionan los coleópteros acuáticos
basta para caracterizar los distintos
ambientes de un río, mejor que con
grupos tradicionalmente utilizados (Bournaud
et al. 1980; Kaesler et al. 1973),
constituyendo una buena herramienta como
indicadores, al reflejar condiciones
ambientales con cara a la gestión de
conservación de áreas particularmente
ricas en especies raras o amenazadas
(Sánchez-Fernández et al., 2004), por el
gran número de especies que presentan,
su gran diversidad ecológica-funcional y
la gran variedad de hábitats que ocupan.
Existen múltiples ejemplos de
las posibilidades de uso de
ditíscidos como indicadores (Cuppen
(1986); Eyre & Foster (1989);
Pedersen & Perkins (1986)
fundamentalmente en cuanto a la
oxigenación, la polución del
agua y el pH. Utilizando
coleópteros acuáticos
pertenecientes al género
Laccophilus Leach se pueden
caracterizar aguas poluidas,
semipoluidas (en recuperación) y
aguas limpias (Benetti &
Fiorentin, 2003). Algunas
especies son sensibles a la
polución, y otras resistentes a
la contaminación orgánica como a
la presencia de metales pesados
(Ribera & Foster, 1992).
También, son
muy útiles para detectar cambios por
acidificación (Nilsson, 1986; Cuppen,
1986), soportando pH muy ácidos,
condiciones pocas veces observadas en
otros insectos (Ferreira-Jr. et al.,
1998). Las
comunidades propias de hábitats
temporales, con especies muy móviles y
tradicionalmente consideradas ubiquistas,
pueden ser caracterizadas mediante
coleópteros acuáticos (Hebauer 1988;
Wigging et al., 1980); y es posible
predecir con gran exactitud las
características generales del ciclo, la
extensión del periodo seco y en ciertos
casos algunas de las características de
la historia inmediata del hábitat
Enemigos naturales
La
predación sobre los coleópteros
acuáticos es más intensa en los estados
larvales que en los adultos, por lo que
se consideran un componente importante
de la cadena alimenticia en el medio
acuático.
La
alimentación de muchas aves consiste en
insectos acuáticos, Embernagra platenses
(Emberizidae: Passeriformes) y
Histrionicus histrionicus (Anatidae:
Anseriformes) dentro de sus dieta es muy
común los estados larvales y adultos de
la familia Dytiscidae (Robert & Cloutier,
2001; Montalti et al., 2005). En
aquellos hábitats donde proliferan de
forma masiva las poblaciones de peces,
los ditíscidos son escasos o están
ausentes (Larson et al., 2000). Por otro
lado, los adultos pertenecientes a la
familia Dytiscidae son atacados por
ácaros (Acherontacaridae: Acari) (Gerecke
& Benfatti, 2004), avispas parásitas (Medophron
dytiscivorus Mason, Ichneumonidae:
Hymenoptera) (Mason, 1968) y gusanos de
la mosca (Paraprosalpia dytisci
Chillcott, Anthomyiidae: Diptera) (Chilcott
& James, 1966). Los estados pupales
están sujetos a la predación por
insectos pertenecientes a la familia
Carabidae y Staphylinidae (Larson et
al., 2000).
Coleopterofagia
La
coleopterofagía es un fenómeno presente
en muchos países de América, África,
Asia y Oceanía. La familia Dytiscidae es
la de mayor consumo dentro de los
coleópteros acuáticos, fundamentalmente
los géneros Cybister Curtis, Dytiscus
Linnaeus, Laccophilus Leach, Megadytes
Dejean, Thermonectes Dejean y Rhantus
Dejean y en la familia Noteridae el
género Suphisellus. Estos escarabajos se
consumen fundamentalmente en estado
larvario (Ramos-Elorduy & Moreno, 2004).
Biorreguladores
Los
ditíscidos están reconocidos dentro del
grupo de especies biorreguladoras y de
mayores perspectivas para el control
natural en los ecosistemas acuáticos
donde proliferan de forma masiva larvas
de mosquitos de importancia
médico-epidemiológica (Santamarina &
González, 1985; Lundkvist, 2003; Schäfer
et al., 2006).
Los
insectos acuáticos
biorreguladores presentan
características morfológicas que
lo hacen tener las mejores
condiciones adaptativas para la
existencia en ambientes muy
variados. Según Lundkvist et al.
(2003); Campos et al. (2004) y
Schäfer et al. (2006) esto
ofrece a los ditíscidos
superioridad ecológica con
respecto a otros biorreguladores
como los peces para el control
de poblaciones larvales de
mosquitos, debido a que estos se
pueden dispersar mediante el
vuelo y colonizar cuerpos de
aguas recién formados.
Lundkvist et al. (2003) reportó que los
ditíscidos de tamaño medio (géneros
Agabus Leach, Ilybius Erichson y Rhantus
Dejean) pueden alimentarse de un
promedio de 70 larvas por días, en
cambio las especies pequeñas solo
aproximadamente 10 larvas por días. Lo
anterior determina que en los ambientes
acuáticos donde existe una elevada
abundancia de las especies de mediano y
gran tamaño afectan el incremento de las
densidades de las poblaciones larvales
de mosquitos.
http://www.ecoportal.net/
Bibliografía
Sugerida:
Heuer, Margarita. Lucecita. México:
Editorial Trillas, 1984
Hill, Trish. El Enorme Escarabajo Negro. 1993
Hurliman, Ruth. El Escarabajo de la Rosa. Bogotá, Colombia: Ediciones El
Barco de Papel, 1984
Crítica al antropocentrismo desde
la situación de las larvas de mariposas.
Por Melina Solange.
Fuente EcoPortal.Net
Nos encantan las mariposas, pero
detestamos a las orugas y les damos un pisotón
enseguida, exclamando: ¡una gata peluda! Esto que
ocurre con las orugas y con muchos otros animales es
algo propio de la visión actual que tenemos del
mundo, que es antropocentrista. En nuestra visión el
mundo está a disposición nuestro, no nos sentimos
parte de la naturaleza, sino fuera de ella.
Convertimos el mundo entero en mercancía, y lo que
no nos sirve, lo que no tiene valor comercial, no
nos importa y es exterminado. Pero no nos damos
cuenta que como dijo el jefe indio Noah Sealth: “El
hombre no tejió la trama de la vida; el es solo un
hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí
mismo”
Domingo de verano de mucho calor.
Voy de urgencia a un vivero de plantas nativas, pues
las 6 oruguitas de la mariposa Battus polydamas,
también llamada “Borde de oro” (por su franja
amarilla sobre el dominante negro de sus alas), se
han devorado todas las hojas de la planta de la que
se alimentan, la hermosa Aristolochia triangularis.
Luego de un viaje de alrededor de 2
horas en tren, colectivo y caminata, llego al
vivero, me recibe una señora y nos dirigimos hacia
donde están las plantas, encerradas en un
antimariposario para que éstas no entren a colocar
sus huevitos, y aún así en los cortos momentos en
que abren, ellas en su desesperación se las
ingeniaron para entrar, porque había varias orugas
allí dentro.
Digo desesperación porque
lamentablemente esta planta es muy escasa por llevar
la maldición de ser nativa (1). Al igual que los
aborígenes de nuestra sufriente y saqueada América y
de la demás vegetación autóctona, fue exterminada.
En su lugar ahora vemos por todos
lados especies introducidas de Europa y de otras
partes del mundo, convertidas en invasoras porque
las condiciones ambientales aquí son distintas y
porque no cuentan con sus depredadores naturales
para que las regulen. Dejándonos llevar por lo que
hace todo el mundo, cultivando especies exóticas
solo porque está en el vivero y nos gustó; no
tenemos en cuenta que así rompemos el perfecto
equilibrio de nuestra madre tierra.
No nos importa, (o no
pensamos) que muchos animales hayan
desaparecido o sean cada vez más escasos a
causa de la desaparición de sus ambientes
naturales. En las plazas plantamos
pensamientos y demás flores que hay que
cambiarlas cada temporada, negocio para unos
pocos que se quedan con una tajada, y nada
más. En su lugar se podrían plantar
hermosas plantas nativas que atraen a aves,
mariposas y otros insectos (cosa que no pasa
con la mayor parte de la vegetación
introducida) (2).
Continuando con mi viaje... Decido
llevarme 2 orugas junto con las plantas, para
salvarlas del trágico destino que les depara cuando
alguien compre esta enredadera y las mate de un
pisotón.
Ya de regreso, cuando subo al
colectivo una señora me detuvo para decirme que
tenga cuidado porque “queman”. Le expliqué que esa
especie no tenía pelos urticantes, es inofensiva, y
que había comprado las plantas especialmente para
alimentar a las oruguitas. (Aclaro que las tan
famosas “gatas peludas” que matamos porque “queman”
son de mariposas nocturnas muy bellas). Dentro mío
pensaba que lo único que faltaba ahora era que las
quieran matar aún estando conmigo, ¡ya sería el
colmo!
Subo al tren y me siento. Una chica
me observaba, luego de un rato se levantó de su
asiento y se dirigió hacia donde yo estaba e intentó
matar a una de las orugas con su pie diciéndome:
“hay un bicho”. ¡Esto no podía ser cierto! ¡Hasta
donde llega la manía de matar de la gente! El
automatismo... Incluso sin llegar siquiera a
conocer... Ante el miedo a lo desconocido, nuestra
conducta es matar. En parte se hace por
desconocimiento. Nos encantan las mariposas, pero
detestamos a las orugas y les damos un pisotón
enseguida, exclamando: ¡una gata peluda! A muchos
les da impresión y tienen la conducta rutinaria de
matarlas, como si estos seres no tuvieran derecho a
la vida por ser “impresionables” para la mayoría de
los humanos.
Esto que ocurre con las orugas y con
muchos otros animales es algo propio de la visión
actual que tenemos del mundo, que es
antropocentrista (3) y se manifiesta con conductas
especistas. (4) Nos creemos superiores al resto de
las especies, el centro del universo. En nuestra
visión el mundo está a disposición nuestro, no nos
sentimos parte de la naturaleza, sino fuera de ella.
Desligados totalmente.
Les llamamos “recursos naturales”,
un término meramente económico. Convertimos el mundo
entero en mercancía, y lo que no nos sirve, lo que
no tiene valor comercial, no nos importa y es
exterminado. Pero no nos damos cuenta que como dijo
el jefe indio Noah Sealth: “El hombre no tejió la
trama de la vida; el es solo un hilo. Lo que hace
con la trama se lo hace a sí mismo” (5)
El tren quedaba en una estación
cercana a mi casa, y tenía que esperar el próximo.
Me senté y a mi lado había una mujer, la cual me
dijo que había gatas peludas y que me iban a comer
toda la planta. Esa idea que tenemos (antropocentrista
por cierto) de que la planta está para nosotros,
para que admiremos sus hojas y flores… otra vez, sin
respetar la trama de la vida, lo que hacemos
aplicándole pesticidas constituye una violación,
humanizamos de alguna forma a la planta. En nuestro
ego, la adaptamos a nuestro gusto y no permitimos
que los animales se alimenten de ella.
Explico (por tercera vez en este viaje) el
motivo por el que compré esta enredadera; en
eso un chico de la calle, de alrededor de 12
o 13 años que estaba atento a la situación
se acercó a observar las orugas con mucha
curiosidad y entusiasmo; luego mantuvimos
una grata conversación. Este niño le comentó
a la señora que él no sabía que las orugas
se transformaban todas en mariposas y le
preguntó si ella si, a lo que ésta respondió
negativamente.
Si bien este chico y la señora
sabían del proceso de metamorfosis (el mismo me lo
dijo), no lo relacionaron con lo cotidiano...
evidentemente algo anda mal en el sistema educativo.
Si esto se ve en la escuela ¿como es que cuando
estamos frente a una oruga no sabemos que se
transformará en mariposa, o en algún otro insecto?
La costumbre y la rutina nuestra es algo muy dañino
para la naturaleza en general y para nuestros
hermanos animales. Es una prisión al pensamiento.
Nos impide reflexionar sobre lo que estamos haciendo
día a día con ellos (directa o indirectamente).
Retrasa el cambio de paradigma, (del
antropocentrismo actual al biocentrismo) (6),
necesario para salir de la actual crisis
social-ambiental, y para terminar con la explotación
animal.
Por la maldita costumbre, rutina y
por desconocimiento matamos a las orugas y demás
“bichos” como si tuviéramos un chip en nuestro
cerebro que nos hace matar todo lo que vemos de
forma automática, como ocurre frecuentemente con las
arañas. Lo positivo de este viaje fue que la
indignación por lo ocurrido me sirvió de disparador
para contar hoy esto que pasa con las larvas de las
mariposas, aunque también con el resto de los
insectos y artrópodos como las arañas. También me
llevó a la convicción de algo que ya creía, de que
tenemos que enfocar nuestra energía hacia los niños
como vehículos de cambio (sin restar importancia a
los adultos), en tanto que este chico de la calle
que se acercó, se entusiasmó mucho con este tema.
¿Pero por que ocurrió eso?
Fue porque PUDO VER DIRECTAMENTE lo
que los adultos no pueden generalmente, cegados por
el sentido común, sus prejuicios y costumbres que le
impiden descubrir (a través de la observación), el
maravilloso mundo y la belleza que hay en algo tan
pequeño, pasado por alto y matado sin antes llegar a
conocer, como lo es una oruga.
Notas:
(1) Las plantas
nativas son aquellas que evolucionaron, propagaron y
desarrollaron espontáneamente en una zona, área o
región, sin la intervención del hombre. Cabe aclarar
que “planta nativa” no corresponde a un país sino a
una región determinada. Fuente: Apunte:
“Descubriendo las Plantas Nativas”, Josefina Favre y
Mariana Kameniecki, Vivero Didáctico Municipal de
Plantas Autóctonas de la Costa, Asociación Ribera
Norte.
(2) Algunas
plantas nativas bonaerenses que atraen mariposas ya
sea por su flor o por ser alimento para sus orugas
(planta nutricia):
* Mariposera o
Chilca de olor (Eupatorium inulifolium): atrae
diversas especies de mariposas por sus flores, (muy
perfumadas), y también sus hojas sirven de alimento
a la oruga de la mariposa “Perezosa” (Actinote
pellenea calymma).
* Chilca amarga (Baccharis
salicifolia): Atrae diversas especies de mariposas
por sus flores, y además las orugas de la mariposa
nocturna Rothschildia jacobaeae se alimentan de sus
hojas. Esta hermosa mariposa, si bien es nocturna,
vuela de día. Posee gran tamaño, y su color es
morado oscuro aterciopelado con cuatro ventanas
transparentes. Fueron muy abundantes en la provincia
de Bs. As. hace algunas décadas, pero como se
eliminó esta planta, su número se redujo
notablemente, apenas se la llega a ver. Quizás si
cultivamos este arbusto, ayudemos a que vuelvan a
ser más abundantes.
* Mburucuyá o
Pasionaria (Passiflora coerulea): Atrae mariposas
por su flor y además es planta nutricia de la
mariposa “Espejitos” (Agraulis vanillae maculosa).
* Yerba de la
víbora (Asclepia mellodora): Planta nutricia de la
oruga de la mariposa “Monarca” (Danaus plexxipus
erippus).
* Mil hombres (Aristolochia
triangularis): Sus hojas sirven de alimento a las
orugas de la mariposa “Borde de oro” (Battus
polydamas polydamas).
* Flor de patito
(Aristolochia fimbriata): Sus hojas sirven de
alimento a las orugas de la mariposa “Borde de oro”
(Battus polydamas polydamas).
* Anacahuita (Blepharocalyx
salicifolius): Sus hojas sirven de alimento a la
oruga de la mariposa Phocides polybus phanias. Sus
frutos también son muy apreciados por las aves.
* Coronillo o
Coronilla (Scutia buxifolia): Planta nutricia de la
hermosa mariposa “Bandera argentina” (Morpho
epistrophus). La oruga de esta mariposa también se
alimenta del Ingá (Ingá vera) y del Bugre (Lonchocarpus
nitidus).
* Sen del campo (Senna
corymbosa): Planta nutricia de la oruga de la
mariposa “Limoncito” (Eurema deva).
* Tala (Celtis
tala): Sus hojas sirven de alimento a la oruga de la
mariposa “Zafiro del Talar” (Doxocopa seraphina
Hübner).
* Espinillo
(Acacia caven): Planta nutricia de la mariposa
"Danzarina" (Riodina lysippoides).
* Llantén (Plantago
spp.): Planta nutricia de la mariposa "Cuatro ojos o
"Pavo real" (Junonia evarete hilaris).
* Margarita de
bañado (Senecio bonariensis): Planta nutricia de la
mariposa “Perezosa” (Actinote pellenea calymma). Sus
flores también atraen mariposas.
* Carqueja crespa
(Baccharis trimera): Sus flores atraen mariposas.
* Sunchillo (Wedelia
glauca): Atrae diversas mariposas por su flor.
* Guaco o Mikania
(Mikania periplocifolia): Sus flores atraen
mariposas.
* Vara dorada (Solidago
chilensis): Si bien atrae principalmente abejas,
también las visitan mariposas.
* Lantana morada
(Lantana megapotamica): Sus flores atraen mariposas,
al igual que la Lantana camara.
* Duraznillo
negro (Cestrum corymbosum): Planta nutricia de la
oruga de la mariposa “Lechera común” (Tatochila
autodice). La oruga también se alimenta de Taco de
Reina.
* Algarrobo (Prosopis
alba): Planta nutricia de la mariposa nocturna
Ascalapha odoratus.
(3)
“Antropocentrismo” u “homocentrismo” quiere decir
chovinismo humano. Es similar al sexismo, pero
sustituye al “hombre” con “raza humana” y a la mujer
con “todas las otras especies”. El chovinismo
humano, la idea de que los humanos son la corona de
la creación, la fuente de todo valor, la medida de
todas las cosas, está profundamente arraigado en
nuestra cultura y conciencia. Fuente:
http://www.rainforestinfo.org.au/deep-eco/Spanish/antropocentrismo.htm
(4) El especismo
es la discriminación basada en la diferencia de
especie. Esta discriminación especista presupone,
que los intereses de un individuo son de menor
importancia por el hecho de pertenecer a una especie
determinada. Esta discriminación es una actitud
bastante arraigada en todas las culturas. La
representación más común de éste es el
antropocentrismo moral, o sea, la infravaloración de
los intereses de aquellos que no pertenecen a la
especie humana. Fuente: Wikipedia
(5) En el año
1854 el jefe indio Noah Sealth respondió de una
forma muy especial a la propuesta del presidente
Franklin Pierce para crear una reserva india y
acabar con los enfrentamientos entre indios y
blancos. Suponía el despojo de las tierras indias.
En el año 1855 se firmó el tratado de Point Elliot,
con el que se consumaba el despojo de las tierras a
los nativos indios. Noah Sealth, con su respuesta al
presidente, creó el primer manifiesto en defensa del
medio ambiente y la naturaleza que ha perdurado en
el tiempo. El jefe indio murió el 7 de junio de 1866
a la edad de 80 años. Su memoria ha quedado en el
tiempo y sus palabras continúan vigentes.
(6) El
biocentrismo (del griego bios, "vida"; y kentron,
"centro") es un término aparecido en los años 1970
para designar a una teoría moral que afirma que todo
ser vivo merece respeto moral. Asociado en sus
orígenes con la deep ecology (ecología profunda o
radical), el biocentrismo pretende reivindicar el
valor primordial de la vida. El biocentrismo es un
modo de pensar que se contrapone al teocentrismo y
al antropocentrismo. Funda su ideario en los
conceptos de interacción, la coevolución, la
complejidad de las relaciones entre las especies, la
no discriminación, el trato con los animales, la
cultura de lo vivo, la interactividad de los sexos,
la democracia participativa, la agricultura
ecológica y el uso de las energías renovables.
Fuente: Wikipedia