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*** Paleontología Internacional ***

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Entelognathus primordiales, un antiguo de un pez con mandíbula moderna.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 96. Diciembre de 2013.

Un equipo de científicos de China ha descubierto el fósil más antiguo que se conoce de un pez con una mandíbula similar a la de las especies modernas, lo que facilitará el estudio de su evolución, publica hoy la revista Nature.

Los científicos dirigidos por Min Zhu, de la Academia China de las Ciencias de Pekín, creen que el que han bautizado como Entelognathus primordialis vivió hace al menos 419 millones de años y "es el vertebrado más primitivo con una mandíbula moderna".

El espécimen es un placodermo, con la piel formada por placas, miembro de un grupo ya extinguido de gnatostomas, peces que desarrollaron mandíbulas a partir de la modificación de sus agallas anteriores. La mandíbula de este fósil es muy parecida a la de un pez óseo actual, lo que sugiere una relación entre los placodermos y los osteictios o peces óseos.

La mayoría de los peces que existen hoy en día tienen esqueleto óseo y algunos cartilaginoso, como los escualos. Hasta ahora se creía que el antecesor común más reciente de los vertebrados modernos con mandíbulas se parecía al tiburón, pero, según Nature, el nuevo fósil cuestiona esta teoría al establecer ese vínculo evolutivo entre los placodermos y los peces óseos.

El entelognathus primordialis, que seguramente tuvo unos 20 centímetros de longitud, presenta una estructura mandibular que hasta ahora se atribuía solo a los peces óseos, apuntan los investigadores. La aparición de la mandíbula es un momento clave en la evolución de los vertebrados, pero todavía quedan interrogantes sobre cómo se diferenciaron los vertebrados con o sin mentón.

Antes de los gnatostomas, existían los peces telodontos que habitaron en el silúrico tardío y que eran agnatos, es decir, peces que no tenían mandíbula. Según los expertos, el descubrimiento del fósil más antiguo de un vertebrado con mandíbula "ofrecerá una nueva perspectiva sobre la temprana evolución de estas criaturas".

El descubrimiento del equipo de Min Zhu arroja luz sobre el último estadio del proceso evolutivo, cuando los peces vertebrados con mandíbula moderna, como tiburones y peces óseos, habrían emergido del grupo de los placodermos, peces vertebrados acorazados y mandibulados.

Fuente: 20minutos.es

 


Resurge tesis uruguaya que cuestiona la vía de entrada del hombre en América.

  Publicado en Paleo. Año 11. Numero 96. Diciembre de 2013.

La teoría se centra en unos huesos fosilizados que tendrían una antigüedad mayor al cruce de las tribus de Asia a América a través del Estrecho de Bering, que es el pensamiento más arraigado.

Una teoría uruguaya que, a partir del hallazgo de unos fósiles de 30.000 años de antigüedad, cuestiona la hipótesis de que el hombre llegó al continente americano a través del Estrecho de Bering ha vuelto a cobrar fuerza esta semana gracias a su divulgación en una prestigiosa publicación internacional.

En una entrevista con Efe el responsable de ese planteamiento, el paleontólogo de la Universidad de la República uruguaya (Udelar) Richard Fariña, explicó hoy que su investigación acaba de ser publicada en Londres por la revista Proceedings of the Royal Society.

La teoría se centra en unos huesos fosilizados descubiertos en 1997 en el yacimiento Arroyo del Vizcaíno, en la localidad de Sauce (35 kilómetros al oeste de Montevideo).

Según el experto, los más de mil huesos encontrados, que pertenecen a 27 ejemplares de varias especies animales ya extintas, "revelan características que sugieren la presencia humana".

Este elemento pone en entredicho el paradigma existente, que establece que el poblamiento americano se produjo de Norte a Sur y miles de años después.

El equipo investigador, en el que también participaron Sebastián Tambusso, Luciano Varela, Ada Czerwonogora, Mariana Di Giacomo, Marcos Musso, Roberto Bracco y Andrés Gascue, explica que los restos de los ejemplares hallados "son de adultos jóvenes", más resistentes que los de ancianos.

"Hay pocas evidencias de que (los fósiles) hayan sido transportados por una corriente fluvial" hasta el lugar en que fueron descubiertos, por lo que todo apunta a que podrían haber sido depositados allí por seres humanos.

Además, "varios de los huesos muestran marcas profundas, asimétricas, microestriadas y afiladas, similares a las producidas por las herramientas de piedra de los humanos", indica el estudio, difundido en Londres a través de la citada revista el 20 de noviembre.

De hecho, en el mismo yacimiento se encontró una pieza de piedra con forma de raspador, cuya superficie "presenta un micropulido parecido al de los utensilios usados por el hombre", explicó a Efe Fariña.

El experto observó también que "el hallazgo de los huesos con posibles marcas de la presencia humana en América del Sur y tan al este como Uruguay añadirían un ingrediente más al estudio de la interacción entre los seres humanos y la megafauna, esas especies animales de grandes dimensiones que habitaron en el Pleistoceno".

El paleontólogo reveló que las pruebas de datación por carbono 14 a las que sometieron los restos determinaron que pertenecían a un período de hace entre 27.000 y 30.000 años.

Sin embargo, la teoría más arraigada data la llegada del hombre al continente americano "en los últimos milenios del Pleistoceno, hace 13.000 o 14.000 años", recordó.

La hipótesis tradicional defiende que los primeros pobladores de América fueron los clovis, un pueblo de cazadores que llegó entonces desde el noreste de Asia y cruzó al noroeste de América (actual Alaska) por el Estrecho de Bering.

Este extremo fue cuestionado recientemente por otra investigación de varios científicos de universidades españolas y alemanas, que estudiaron la genética de varias comunidades nativas del sur del continente americano y llegaron a la conclusión de que tenían orígenes diversos.

Por ejemplo, algunos pobladores de Perú presentaban patrones genéticos propios de los habitantes de la Polinesia, por lo que podría originarse la hipótesis de que los primeros seres humanos llegaron a América en sucesivas oleadas desde diversos puntos geográficos, y no en una migración única.

Fariña argumentó que estas investigaciones "aportan resultados al debate internacional" sobre cómo y cuándo llegó el hombre a América, pero prefirió mostrarse "prudente" antes de establecer una teoría definitiva al respecto.

Explicó que la publicación de su trabajo en la Proceedings of the Royal Society "no significa que sea o no verdadero, porque en ciencia no hay verdades reveladas", pero de alguna forma lo valida.

Ahora espera continuar con las investigaciones en el yacimiento de Arroyo Vizcaíno el próximo mes de enero, con la llegada del verano austral, para poder excavar más fácilmente en los sedimentos del lecho del río y dar con "más secretos de la naturaleza", como Fariña llama a los fósiles.

En 2011 la Presidencia uruguaya informó por primera vez de la investigación, que al parecer tiene su origen mucho antes, en 1997, pero que entonces tuvo que ser suspendida por falta de fondos.

 


Científicos descubren yacimiento de fósiles de dinosaurios más grande de Chile.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 96. Diciembre de 2013.

En cerro Guido, cercano a Torres del Paine. Se trata de una cama de huesos o bonebed con cientos de fragmentos.

Un equipo de expertos chilenos, liderados por el paleobotánico Marcelo Leppe, del Instituto Antártico Chileno  (Inach), descubrió el mayor yacimiento de fósiles de dinosaurios de Chile, en cerro Guido, cercano al Parque Nacional Torres del Paine (Magallanes) y a más de 120 km de Puerto Natales. La cama de huesos o bonebed, tiene cientos de fragmentos de fósiles de hadrosaurio -una especie de dinosaurio endémico de América- y otras especies que deben ser identificadas.

"Encontramos diferentes ejemplares de la familia de los ornitópodos. Se trata de varios ejemplares, de varias especies y distintos tamaños. Son los ornitópodos más australes encontrados hasta ahora, y los dinosaurios más australes hallados en Chile", dice David Rubilar, paleontólogo del Museo Nacional de Historia Natural, y parte de la investigación. 

Aunque por ahora es imposible precisar el número y las especies halladas en el lugar, el paleontólogo afirma que hay al menos un hadrosaurio y un iguanodonte.

En una presentación realizada en la sede de Fundación Imagen de Chile, Leppe explicó que en el lugar, además se encontraron 34 hojas de Nothofagus, género de árboles (como el coigüe, lenga y el ruil) que aún se encuentran en la Patagonia y Nueva Zelanda, y que prueban que la parte sur del continente alguna vez estuvo unida a la Antártica y Australia, y que este permitió la distribución de especies de un lugar a otro. 

Las hojas fosilizadas tienen al menos 66 millones de años y son las primeras pertenecientes a la era de los dinosaurios. "Nunca se habían encontrado hojas de esta especie antes de los 50 millones de años, ni menos en la misma época en que estuvieron presentes en Antártica (80 millones de años)", dijo Leppe.

Su hipótesis es que Nothofagus llegó desde la Antártica a Chile a través del viento y gracias a un puente que unía ambos lugares hace 66 millones de años. Las especies de Nothafagus -diez en Chile- llegaron a dominar el paisaje natural hasta el presente. Sin embargo, el paleobotánico advirtió que el ruil (Nothafagus alessandri), un verdadero fósil viviente está en peligro de desaparecer.

Llamados también dinosaurios de pico de pato, eran herbívoros que tenían más de dos mil dientes en la boca, organizados en grandes placas, que molían y picaban el alimento antes de tragarlo

Tenían 4 patas, pero eran bípedos facultativos, es decir podían descansar sobre sus patas traseras para alimentarse o correr. Medían entre 8 y 9 metros de largo y llegaban los 3 ó 4 metros de altura.

Anidaban en grupo y tenían la punta del hocico transformada en un pico ancho -como la de los patos- y sin dientes, cubierto de un cuerpo con queratina.

 


Angiospermas limitaron la diversidad de los mamíferos.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 95. Diciembre de 2013.

Hoy en día la flora se compone principalmente de angiospermas, un grupo de plantas que apareció durante el Triásico-Jurásico, pero que no se hizo dominante sino hasta el Cretácico tardío.

A diferencia de sus primas las gimnospermas, las plantas con flores ostentan una diversidad tan grande que ha propiciado la evolución de muchos grupos de mamíferos. En lo general, mientras mayor es la diversidad de angiospermas en alguna región, mayor es la diversidad de mamíferos que las explotan o bien, que viven de los que las consumen. 

El sentido común dicta que este fenómeno sucedió de igual forma en el pasado, pero un nuevo estudio sugiere que curiosamente, ese no es el caso. Científicos de la Universidad de Indiana (EUA) han examinado la diversidad morfológica de los mamíferos desde el Jurásico tardío y hasta el fin de la era de los dinosaurios y descubrieron que cuando las angiospermas se volvieron un elemento importante de los ecosistemas mesozoicos, la diversidad de los mamíferos decayó drásticamente.

Más que evaluar el número de especies, los autores del estudio se centraron en valorar qué tan distintas eran las mandíbulas y dientes de los primeros mamíferos. Esto permitió reconocer que durante el período de radiación de las angiospermas, situado entre hace 118 a 90 millones de años, los mamíferos herbívoros declinaron drásticamente hasta tener un "segundo aire" hacia finales del Cretácico (aunque sólo un grupo obtuvo esa rediversificación), mientras que los insectívoros (principalmente marsupiales y placentarios) fueron favorecidos.

Este cambio en la disparidad se explica por el cambio en la composición vegetal de las comunidades del Cretácico y nos revela que los primeros mamíferos eran en realidad "amantes de las gimospermas".

 


Hispaniachelys prebetica, la tortuga más antigua de la Península Ibérica.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 95. Diciembre de 2013.

La «Hispaniachelys prebetica» es la tortuga más antigua de la Península Ibérica. Se trata de una nueva especie catalogada que vivió en el periodo jurásico hace 155 millones de años.

Sus resto fueron encontrados por un paleontólogo de la Universidad de Jaén, Matías Reolid; que junto a los  investigadores Michael J. Benton y Ben Slater; han presentado hoy en la Universidad de Jaén este hallazgo en forma de libro titulado «Hispaniachelys prebetica: una tortuga de hace más de 155 millones de años. Reconstrucción paleoecológica y ambiental».

Hispaniachelys prebetica es una tortuga que vivió en el Jurásico superior, en un océano ya desaparecido llamado Tethys. Tanto las rocas formadas a partir de los sedimentos depositados en aquel fondo marino como sus fascinantes fósiles aparecen hoy día formando las montañas de las Sierras de Cazorla y Segura y nos permiten saber cómo fueron las características ambientales en ese pasado tan remoto.

Arrecifes de esponjas y microbios, ammonites y belemnites nadando por doquier, y la tortuga marina más antigua de Iberia son los protagonistas de esta obra.

 


Recuperan el esqueleto mas completo conocido de Parasaurolophus.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 95. Diciembre de 2013.

El estudiante de secundaria Kevin Terris descubrió el esqueleto más completo de un dinosaurio que tenía aproximadamente un año de vida cuando murió, hace 75 millones de años.

El hallazgo se produjo de manera casual el año 2009 en el sur de Utah (EEUU), cuando Terris -de entonces 17 años-, descubrió un hueso que sobresalía de una roca. La emoción fue mayor, pues luego de una serie de estudios, se concluyó que ésta era la muestra más completa que se conoce de un Parasaurolophus, un herbívoro que se caracteriza por una especie de tubo o cresta ósea hueca que crece en la parte superior de su cabeza.

El pequeño ejemplar de dinosauruio, que fue apodado "Joe", tenía apenas unos dos metros de largo y su cresta recién estaba comenzando a aflorar. Esta etapa temprana de crecimiento ha permitido a los especialistas conocer el desarrollo de esta especie, de la cual no se tenía mucho conocimiento. 

"Nuestro bebé Parasaurolophus tenía apenas una cuarta parte de su tamaño adulto, pero ya le había comenzado a crecer su cresta", declaró Andrew Farke, parte del Museo de Paleontología Raymond M. Alf de Claremont (California). Este dinosaurio hubiera medido casi 8 metros en su edad adulta.

"Nuestro bebé Parasaurolophus tenía apenas una cuarta parte de su tamaño adulto, pero ya le había comenzado a crecer su cresta", declaró Andrew Farke, parte del Museo de Paleontología Raymond M. Alf de Claremont (California). Este dinosaurio hubiera medido casi 8 metros en su edad adulta.

Según afirman desde el museo, un par de días del hallazgo, dos paleontólogos experimentados habían estado en este mismo lugar, sin percatarse de los fósiles.

Los interesados en conocer más de este dinosaurio pueden pueden explorar casi todo el fósil en el sitio web del museo, algo lo convierte en el dinosaurio digitalmente accesible hasta la fecha.

 


Obdurodon tharalkooschild, el mayor ornitorrinco de la prehistoria austaliana.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 94. Agosto de 2013.

Científicos han descubierto una nueva especie de ornitorrinco, llamado 'Obdurodon tharalkooschild', una especie de ornitorrinco gigante extinto, de un metro de largo, que pudo ser una rama lateral en el arbol genealógico de esta mezcla de ave, reptil y mamífero, como explican en su trabajo, publicado en el último número de la revista 'Journal of Vertebrate Paleontology'.

En general, los ornitorrincos cuentan con un amplio pico como el del pato, una piel gruesa como la de la nutria y unos pies reticulados como los del castor, y ponen huevos, su hocico está cubierto con electrorreceptores que detectan presas bajo el agua y los machos tienen un espolón venenoso en su pata trasera. Hasta hace poco, el registro fósil indicaba que el linaje del ornitorrinco era único, con una sola especie que ha habitado en la tierra en todo momento, publica Europapress.

Sin embargo, esta imagen ha cambiado con el descubrimiento de una nueva especie en el Área de Riversleigh, una zona Patrimonio Mundial en el noroeste de Queensland, Australia. Mientras que muchos de los depósitos fósiles de Riversleigh están ahora siendo datados radiométricamente, la edad precisa del depósito en particular en el que se encontró este ornitorrinco gigante está en duda, pero es probable que sea de entre hace 15 y 5 millones de años.

"Monotremas (ornitorrincos y equidnas) son el último vestigio de una antigua propagación de estos mamíferos únicos de los continentes del sur. Una nueva especie de ornitorrinco, incluso aunque está muy incompleta, es una ayuda muy importante en la comprensión acerca de estos fascinantes mamíferos", dijo Rebecca Pian, autora principal del estudio. Basándose en el tamaño del diente, se estima que esta especie extinta habría medido casi un metro de largo, dos veces el tamaño de los ornitorrinco modernos.

"Al igual que otros ornitorrincos, probablemente era un mamífero principalmente acuático y vivió en y alrededor de las piscinas de agua dulce en los bosques que cubrían la zona Riversleigh hace millones de años -explicó la doctora Suzanne Hand, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, también autora del estudio--. 'Obdurodon tharalkooschild' era un ornitorrinco muy grande con dientes bien desarrollados y creemos que es probable que se alimentara no sólo de cangrejos y otros crustáceos de agua dulce, sino también de pequeños vertebrados, incluyendo pulmonados, ranas y tortugas pequeñas".

Los fósiles más antiguos del ornitorrinco provienen de rocas de hace 61 millones de años, en el sur de América del Sur y se conocen pequeños fósiles de ornitorrinco en Australia, en lo que hoy es el desierto de Simpson. Antes del descubrimiento de 'Obdurodon tharalkooschild', estos fósiles sugerían que los ornitorrincos se hicieron más pequeños y redujeron el tamaño de los dientes con el tiempo, de forma que el ornitorrinco moderno carece por completo de dientes en la edad adulta y en su lugar tiene almohadillas calientes en su boca. El nombre 'Obdurodon' viene del griego "diente permanente (obstinado)" y fue acuñado para distinguir a los ornitorrincos dentados extintos de las especies modernas esencialmente sin dientes.

"El descubrimiento de esta nueva especie fue una sorpresa para nosotros, porque antes de esto, el registro fósil sugiere que el árbol evolutivo de los ornitorrincos fue relativamente lineal", destacó Michael Archer, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, y coautor del estudio. "Ahora nos damos cuenta de que no había previstas ramas colaterales en este árbol", agrega este investigador.

El adjetivo específico de la nueva especie, 'tharalkooschild', honra una historia indígena australiana sobre el origen del ornitorrinco. En la era denominada 'Dreamtime', 'Tharalkoo' era una hembra de pato testaruda que desobedecía a sus progenitores, quienes le advirtieron de que no nadara río abajo porque podría encontrarse con la rata de agua 'Bigoon', pero les desobedeció y fue violada por Bigoon.

'Tharalkoo' escapó y regresó con su familia e hizo lo mismo que estaban haciendo otras hembras pato: poner huevos. Pero en lugar de un pequeño patito suave, de su huevo salió una increíble quimera: una cría con patas traseras palmeadas, que ponía huevos como un pato pero que tenía la piel y las patas delanteras de un roedor, es decir, el primer ornitorrinco.

 


Un fósil de Zambrana cambia los datos sobre la fauna de hace 37 millones de años.

  Publicado en Paleo. Año 11. Numero 93. Agosto de 2013.

Un trabajo en el que participa la UPV demuestra la conexión con los mamíferos del resto de Europa.

Un fósil hallado en la localidad alavesa de Zambrana corrige el conocimiento que se tenía hasta ahora sobre la fauna ibérica de hace 37 millones de años, ya que demuestra la conexión entre los mamíferos de la península y los del resto del continente europeo. El trabajo en el que participa la investigadora de la Universidad del País Vasco (UPV) Ainara Badiola se ha publicado en la revista Journal of Human Evolution.

El hallazgo de dos piezas mandibulares de un primate microchoerus rectifica el conocimiento que tenían los científicos respecto a la fauna de la península ibérica occidental durante el Eoceno superior, hace unos 37 millones de años. Estas piezas fósiles, según este estudio, confirman la conexión entre las faunas de mamíferos de esta zona con el resto de Europa durante la citada época geológica. Hasta ahora se creía que la fauna de mamíferos de la península ibérica occidental tuvo un carácter endémico durante todo el Eoceno (entre 56 y 33 millones de años), que era diferente a los del resto de Europa, debido a que geográficamente estaba separado respecto al continente.

Journal of Human Evolution se ha hecho eco de este descubrimiento, logrado gracias al trabajo conjunto de Badiola, investigadora y profesora del departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV e investigadores del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafant (ICP) de Barcelona. Los fósiles del microchoerus del Eoceno superior encontrados en Álava confirman que esos primates se habían expandido tanto por el continente europeo como por la península ibérica.

"La importancia del descubrimiento de Zambrana se debe a que hasta ahora no había constancia de ningún fósil de este tipo en la península ibérica occidental", ha explicado Badiola.

Los fósiles del primate hallados en el yacimiento alavés ayudarán a entender mejor la biodiversidad de esa época y ahora se conoce que durante el Eoceno superior coexistió, tanto la fauna endémica, "desarrollada durante millones de años de aislamiento respecto al continente", como una común en todo el continente, que confirma la conexión entre las faunas europeas.

Zambrana es un rico yacimiento de vertebrados fósiles, como ya confirmaba la tesis que presentó Badiola en 2004, aunque hasta ahora no se había encontrado ningún primate.  En las múltiples excavaciones realizadas se habían hallado anfibios, lagartos, tortugas, cocodrilos y demás rastros fósiles que convivían en un ecosistema tropical durante el Eoceno superior, y entre los mamíferos se habían observado marsupiales, roedores, carnívoros, artiodáctilos y perisodáctilos, explica Badiola.

Los primates microchoerus que existieron durante el Eoceno eran nocturnos y se alimentaban de insectos, y aunque en la actualidad no tienen representación directa en la fauna, se cree que se parecerían a los gálagos que viven muy extendidos en Africa.

 


Los antepasados de serpientes y lagartos aún vivían en el Triásico Medio.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 93. Agosto de 2013.

Dos nuevas mandíbulas fósiles descubiertos en Vellberg, Alemania, proporcionan la primera evidencia directa de que los antepasados de los lagartos, serpientes y tuátaras, conocidos colectivamente como lepidosaurios, todavía estaban vivos durante el periodo Triásico Medio, hace unos 240 millones de años, según una investigación publicada en 'BMC Evolutionary Biology'.

El equipo internacional de científicos que dató las mandíbulas fósiles ha proporcionado pruebas de que los lepidosaurios aparecieron por primera vez después de la extinción masiva de finales del Pérmico, un periodo en que la fauna comenzó a recuperarse y prosperar en el clima más húmedo.

El autor principal, el doctor Marc Jones, quien dirigió la investigación en la 'Universtity College London' (UCL), en Reino Unido, explicó: "El Triásico Medio representa un momento en que el mundo se ha recuperado de la extinción masiva del Pérmico, pero aún no está dominado por los dinosaurios. También se trata de un momento en el que los grupos familiares, como las ranas y los lagartos, pueden haber aparecido por primera vez".

La reconstrucción de los pequeños dientes y mandíbulas encontradas sugiere que el animal extinto se alimentaba de pequeños insectos. Los nuevos fósiles son los más estrechamente relacionados con el tuátar, un lagarto reptil que habita en 35 islas situadas frente a la costa de Nueva Zelanda y se reintrodujo recientemente al continente y que se alimenta de escarabajos, arañas, grillos y lagartijas, además de algún ave marina ocasionalmente.

Hoy en día, hay más de 9.000 especies de lagartos, serpientes y tuátaras, por lo que saber cuándo apareció por primera vez el ancestro común de estos grupos es crucial para entender el contexto ecológico en el que se desarrolló, así como su diversificación posterior.

Para establecer la edad de los restos fósiles, los biólogos usaron una técnica de datación conocida como "reloj molecular", que compara la cantidad de divergencia genética entre los animales vivos causada por los cambios en sus secuencias de ADN que se han acumulado desde que se separaron de un ancestro común.

Los biólogos han utilizado relojes moleculares para responder a preguntas tan importantes como cuándo surgieron los primeros humanos modernos y cuándo los seres humanos y los chimpancés comparten un ancestro común. Las nuevas mandíbulas fósiles pueden mejorar las estimaciones sobre cuándo comenzaron a diversificarse en serpientes, lagartos y tuátaras, y en qué momento los primeros lagartos modernos habitaron la tierra. Las estimaciones anteriores han variado en un rango de 64 millones de años y el equipo se dispuso a reducir esa franja.

"Algunas estimaciones previas basadas en datos moleculares sugieren que los lagartos evolucionaron hace 290 millones de años", dijo la investigadora Cajsa Lisa Anderson, de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia.

La revisión de la datación molecular a la luz de este nuevo hallazgo fósil sugiere que los lagartos comenzaron a diversificarse en la mayoría de los grupos modernos que conocemos hoy hace menos de 150 millones de años en el período Cretácico, tras la fragmentación continental.

Los científicos prevén que el sitio de Vellberg todavía permitirá descubrir más fósiles en el futuro, ampliando nuestro conocimiento del registro fósil de vertebrados. La profesora Susan Evans, del Departamento de Biología Celular y del Desarrollo en UCL, también miembro del equipo investigador, dijo : "El registro fósil de animales pequeños como lagartijas y ranas es muy desigual, pero, por suerte, este nuevo yacimiento de fósiles en Alemania con el tiempo nos dará una comprensión más amplia de lo que estaba pasando en este momento" .

 


Descubren en el Triasico de Chile restos de protodinosaurios.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 92. Agosto de 2013.

Se trata de un protodinosaurio de unos dos metros de largo que vivió cerca de Calama entre 238 a 240 millones de años atrás. Fósil comenzó a ser analizado hace  tres años por expertos chilenos que presentarán la especie a fin de mes en Estados Unidos.

A simple vista es un trozo de roca cuadrada de poco más de 30 centímetros, una más entre los fósiles que guarda el Museo Nacional de Historia Natural en Quinta Normal. Sin embargo, los fragmentos e impresiones de vértebras y fémur sobre ella hablan de uno de los animales más antiguos encontrados hasta ahora en Chile.

Se trata de un protodinosaurio, ancestro directo de los dinosaurios, que vivió en Calama entre 238 y 240 millones de años atrás.

Hallada en 1980, en un cerro de la cordillera Domeyko, al sureste de Calama, la piedra caliza con el fósil estuvo guardada en el museo hasta que en 2010, durante una revisión de material, un grupo de expertos liderados por David Rubilar, jefe del área Paleontología del museo y parte de la Red de Paleontología de la U. de Chile, se dio cuenta que no había sido estudiada y comenzaron el análisis.

Luego de tres años de análisis encontraron que la roca tiene restos de 10 vértebras de la pelvis, fémur, tibia, fíbula y algunas costillas que muestran que es una especie de protodinosaurio de la familia Silesauridae, que vivió a finales del período triásico (250 a 200 millones de años).

“Este silesaurio sería uno de los más antiguos del mundo”, dice Rubilar, quien presentará los restos fósiles a fin de mes en la reunión de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados de EE.UU., en Los Angeles, California.

Varios protodinosaurios de esta familia se han hallado en el mundo, incluyendo especies en Argentina y Brasil. El más antiguo tiene 243 millones de años y fue hallado en Tanzania, Africa, en 2007. El chileno tendría cerca de 240 millones de años.

Según el paleontólogo, los silesáuridos pertenecen a un linaje de animales pequeños y gráciles que no pasarían los dos metros y medio de largo. Muy por debajo de los más de 30 metros que podían medir los dinosaurios más grandes. Aunque el encontrado en Chile es incluso más pequeño.

Rubilar explica que aunque los silesaurios son de la misma rama que daría origen a los dinosaurios, son anteriores a éstos y con una serie de características físicas que impidan que sean definidos como tales. “La cavidad de la cadera donde se aloja la cabeza del fémur (acetábulo) no está perforada, y no tiene una orientación de 90° en relación al hueso, características que son encontradas en todos los dinosaurios”, explica.

El protodinosaurio chileno vivió en lo que hoy es el cerro Quimal, en Calama, entonces un lugar cubierto de grandes helechos y lagunas, más tropical que el paisaje actual.

Probablemente fue herbívoro, aunque para determinarlo con certeza es necesario encontrar su cráneo. Era bípedo facultativo, es decir, ocasionalmente se podía sostener en las patas traseras, “una pista que nos habla de las transformaciones que más tarde encontraríamos en lo dinosaurios”, dice.

Por la antigüedad de las piezas, es posible que esta y otras especies de protodinosaurios incluso pudieran convivir con los primeros dinosaurios, que aparecieron en el planeta hace 240 millones de años.

La tarea que tiene ahora el equipo de paleontólogos del museo y la U. de Chile, es determinar si efectivamente los fósiles encontrados pertenecen a una nueva especie de silesáurido o es de un género ya conocido. Si resulta ser distinto a todos los encontrados hasta ahora podrán también ponerle un nombre propio.

En un año más el equipo pretende tener los resultados finales. De comprobarse que es una nueva especie, el hallazgo en Chile podría llenar un vacío en el estudio paleontológico del grupo fundamental del que proviene la mayoría de los actuales reptiles y aves.

Para ello, los investigadores quieren volver a explorar cerro Quimal, en busca del lugar exacto en el que se encontraron los fósiles en 1980. También tendrán que viajar a distintos museos del mundo, comparando la especie con otros restos descubiertos hasta ahora.

El protodinosaurio no es el único hallazgo del grupo de paleontólogos. En la última campaña encontraron nuevas y desconocidas piezas del Chilenosuchus forttae camiquela, un reptil similar a los actuales cocodrilos que vivió en Calama hace más de 200 millones de años.

 


Nuevos restos del cocodrilo Machimosaurus en el Jurásico de Alemania.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 92. Agosto de 2013.

La revista alemana Fossil Record, que edita el Museo de Historia Natural de Berlín (Museum für Naturkunde), publica la descripción de nuevo material del cocodrilo jurásico Machimosaurus.

Machimosaurus huggii, ejemplar SMNS 91415 procedente de Neuffen y expuesto en el Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart. Fotografía de Markis Buehler tomada de su galería en flickr.com; pulsar sobre ella para ampliar.

Son un cráneo y mandíbula asociados a restos postrcraneales, procedentes del Jurásico Superior (Kimmeridgian inferior) de la cantera Am Hörnle en Neuffen (estado de Baden-Wurtemberg, Alemania).

El cráneo mide 93,5 cm de longitud. Fue encontrado por E. Schlipf en 1974 y se conserva en el Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart (Staatliches Museum für Naturkunde, SMNS). Se asigna a la especie Machimosaurus hugii VON MEYER 1837.

Machimosaurus hugii fue definida a partir de dientes aislados del Kimmeridgiense inferior de Soleura (Suiza). Posteriormente se han encontrado restos mas completos en varios yacimientos del Jurásico Superior de Europa e incluso de África (ún fragmento de mandíbula en Etiopía).

El cráneo alemán descrito por Martin & Vincent (2013) es el cuarto que se conoce. Los anteriores procedían de Guimarota (Portugal, descrito en 1967-1968), Montmerle (Francia, descrito en 1982) y Ambleteuse (Francia, descrito en 1999).

La otra especie que se consideraba válida dentro del género Machimosaurus, M. mosae (LIÉNARD 1876), es declarada no válida por Martin & Vincent (2013), por considerarse mal definida. Además el holotipo de esta especie, procedente del Kimmeridgiense de Issoncourt (departamento de Mosa, Francia), está actualmente desaparecido.

 


Encuentran en Lanzarote un nuevo ejemplar de huevo del ave ratites.

   Publicado en Paleo. Año 11. Numero 92. Agosto de 2013.

El equipo de trabajo del paleontólogo experto en aves extinguidas, Antonio Sánchez Marco, ha hallado un nuevo ejemplar de huevo de ratites, unas aves de gran tamaño que vivieron en Lanzarote hace entre 5,3 y 6 millones de años.

Según ha informado el Cabildo de la isla, este es el séptimo huevo que se encuentra en el 'Yacimientos del Neógeno continental de Órzola-Famara', en el que estos paleontólogos trabajan desde 2010, y es la pieza más significativa hallada en la cuarta campaña de excavaciones que acaba de concluir.

El fósil tiene un tamaño similar a un huevo de avestruz actual y presenta un excelente estado de conservación, pero, al igual que los otros seis ejemplares, carece de embrión.

Este ejemplar se une a los numerosos fragmentos de cáscaras de huevos de ratites de distintos tamaños, también de tortugas, numerosos caparazones de gasterópodos terrestres y a una vértebra de una pequeña serpiente de la familia de las boas, que se han recopilado desde que empezaron a excavar hace tres años.

Esta es la cuarta campaña de los trabajos de excavación dirigidos por el doctor Sánchez Marco, del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont.

Por el momento, el nuevo hallazgo amplía el radio de la zona a investigar, pero no aporta demasiada luz a las grandes preguntas que han surgido en torno a la presencia en Lanzarote de estos animales: cómo llegaron aquí, cómo vivieron, y por qué desaparecieron.

Así, a partir de estas dudas y en función de otros restos que puedan encontrarse, se podría reconstruir su forma, su alimentación, el entorno en el que habitaban y con qué otros seres vivos compartía el territorio de lo que hoy es Lanzarote que por entonces pudiera estar emergido.

Como se ha dicho, esta es la cuarta intervención. La primera de ellas fue en el 2010 cuando se realizaron tareas de reconocimiento de los yacimientos y preparación, aunque eran de pequeña envergadura, ya que las importantes se realizaron en las actuaciones de 2011 y 2012.

Estas campañas han permitido avanzar en el conocimiento de este enclave y en las cuestiones que plantea, al tiempo que se han localizado nuevos yacimientos.

De esta manera, se cree que por su ubicación y datación, -entre 5,3 y 6 millones de años- se puede contemplar un tal vez mayor lapso temporal de la presencia de ratites en este Lanzarote primigenio.

Además, las investigaciones han permitido descartar algunas de las explicaciones que se habían dado en el pasado para justificar el hallazgo de estos huevos, como la de una unión geográfica temporal con el continente africano.

Así, en este 2013 se han trabajado dos ejes principales. El primero ha sido la excavación en los enclaves de Valle Grande 1 (más cercano a Famara) y en Valle Chico (en Órzola) para comprender la formación de estos yacimientos y establecer posibles correlaciones.

El otro consistió en buscar, mediante distintas técnicas de localización, nuevos yacimientos que permitan una mayor precisión tanto al determinar el momento en que llegaron las faunas terrestres a las proto-islas orientales, como aquel en que se produce su extinción.

Desde el comienzo de esta excavación, el doctor Sánchez Marco y su equipo han compartido con el Cabildo la idea de dar a conocer estos yacimientos y su significado a un público interesado y más amplio.

Por ello, se prevé que en breve se hagan visitables los yacimientos de Valle Chico y Valle Grande 1 sin que esto entorpezca ni interfiera los trabajos de investigación en ellos.

 


Hallan en Venezuela fósil de Megistonix oreobis, un perezoso gigante.

   Publicado en Paleo. Año 11. Numero 91. Agosto de 2013.

El Animal hallado en la Provincia de Zulia (Venezuela) de este perezoso gigante identificado como "Megistonix oreobis" que significa  "la mayor garra que habitó en las montañas", haciendo referencia a la cara a la característica de los mamíferos Megaloníquidos del orden Pilosa, dotados de uñas en forma de garfio que habitaron durante el Pleistoceno.

Se ha hallado el cráneo casi completo y fragmentos del esqueleto de este animal, descubiertos en el año 1997 por una expedición científica en Cerro Pintado, en la sierra de Perijá en la ya mencionada Provincia Venezolana, estos fósiles corresponden a un nuevo género  y especie para la ciencia: "Megistonix orebios", el cual vivió durante el pleistoceno, hace unos 14.150 años... no mucho!

En la investigación participaron el geólogo del Servicio Nacional de Parques de los Estados Unidos, H. Gregory McDonald; el paleontólogo del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Ascanio Rincón; y el profesor de Biología y Ciencias Ambientales de la Universidad de Tennessee de Chattanooga, en Estados Unidos, Timothy J. Gaudin.

La edad de los fósiles fue calculada por métodos radiométricos mediante la desintegración del isótopo carbono 14. Se concluyó que el herbívoro terrestre encontrado en la Cueva de los Huesos por los representantes del Museo de Biología de la Universidad del Zulia existió cerca del final de la Glaciación Mérida, nombre con el cual se conoce el episodio glacial del Pleistoceno tardío ocurrido en los Andes venezolanos (estados Mérida, Táchira y Trujillo) entre 2.600 y 3.500 metros de altura, y que finalizó hace 17.000 y 14.000 años antes del presente.

Dicha información coincide con las estimaciones hechas en 1974 por el geólogo alemán Carlos Schubert, quien en vida se desempeñara como investigador del Centro de Ecología del IVIC. "Cerro Pintado, en la última Edad del Hielo, estuvo cubierto por glaciares y el perezoso vivió cuando había hielo, siendo uno de los animales que ha subsistido a tan elevadas alturas en el planeta.

El perezoso poblaba el mundo cuando este comenzó a transformarse en un ambiente más cálido y húmedo; en plena glaciación era frío y seco" explicó Rincón, coautor del estudio y jefe del Laboratorio de Paleontología del IVIC donde se analizaron las muestras.

A mayor altura la temperatura disminuye drásticamente, por lo que el perezoso debió adaptarse a condiciones climáticas extremas. Las especies actuales tienen un metabolismo basal bajo y son térmicamente sensibles, al punto de considerar esa susceptibilidad al calor como una posible causa de extinción.

De hecho, el estudio internacional comprueba que los perezosos gigantes del "Megistonyx" no solo eran más diversos ecológica, morfológica y taxonómicamente, sino en términos fisiológicos, siendo algunas especies capaces de soportar períodos prolongados de clima frío. Asimismo, muestra la aparente destreza de estos animales para trepar terrenos rocosos alpinos.

 


Una mandíbula de mamut bebé y un colmillo de adulto, entre los restos de Orce.

  Publicado en Paleo. Año 11. Numero 91. Agosto de 2013.

La campaña de excavaciones que se ha desarrollado en la cuenca de Guadix-Baza (Granada), y especialmente en Orce, en las últimas semanas, bajo al dirección del IPHES (Institut Català de Paleoeoclogia Humana i Evolució Social), ha aportado más de 3.500 nuevos registros, entre herramientas de piedra y restos de fauna con una cronología que va de 1,2 a 1,5 millones de años.

Los nuevos hallazgos serán fundamentales para profundizar en el conocimiento de las primeras poblaciones humanas europeas. La campaña se ha llevado a cabo del 19 de agosto al 8 de septiembre. Se han excavado los yacimientos de Barranco León, Fuente Nueva-3 y Venta Micena. Además, se ha prospectado la región de Huéscar y el Guadiana Menor.

Han participado 100 estudiantes de historia, arqueología, biología, geología y otras especialidades, procedentes de las universidades andaluzas (Granada, Málaga, Cádiz, Sevilla y Pablo Olavide de Sevilla), Castilla la Mancha, Madrid, Castilla-León, Galicia, Cataluña (Rovira i Virgili de Tarragona, Barcelona, Autónoma de Barcelona), Italia, Francia, Israel, Argelia, Túnez, y Eritrea.Han participado 100 estudiantes de historia, arqueología, biología, geología y otras especialidades

En Barranco León se ha continuado con la excavación de las cuadrículas abiertas y no terminadas en la campaña precedente de 2011, con el objetivo de recuperar los restos faunísticos y líticos depositados en el nivel D, donde se ha detectado una superficie usada por los homínidos para la talla y utilización de instrumentos. Se han obtenido un total de 1.741 registros (1.429 de fauna y 303 de industria lítica) de hace 1,4 millones de años.

En Fuente Nueva 3, con una cronología de 1,2-1,3 millones de años, se ha ampliado el corte de excavación con una pala mecánica en 70 metros cuadrados, con el objetivo de tenerlo preparado para futuras campañas, de cara a la extracción de los restos de mamuts gigantes que se están descubriendo.

Gracias a ello se ha localizado un nivel superior con presencia de más restos de mamut e industria lítica, del cual no se tenía constancia hasta este verano.

Por otro lado, también en Fuente Nueva 3 se ha continuado con la excavación de las cuadrículas ya abiertas, y se han recuperado un total de 1.262 registros (1.107 de fauna y 135 de industria lítica).

Entre estos nuevos hallazgos, se ha extraído una mandíbula de mamut bebé y una defensa completa de mamut adulto, numerosos restos de rinocerontes, caballos, ciervos, búfalos, osos, licaones, y algunos fósiles pequeños carnívoros del grupo de los mustélidos.

En Venta Micena, la excavación de esta localidad paleontológica ha supuesto un avance fundamental en el proyecto. Tras ocho años sin ninguna intervención en este yacimiento, se ha abierto una superficie de 100 metros cuadrados sobre el nivel fértil con una pala excavadora en torno al sondeo IV, donde en 2005 se excavaron parcialmente 6 metros cuadrados. Se han ampliado las cuadrículas alrededor de este sondeo hasta un total de 19 metros cuadrados, y se han recuperado 573 restos fósiles de macromamíferos.

“El objetivo es comprobar si el modelo de acumulación de los restos fósiles en esta zona del yacimiento es igual o diferente al detectado en el corte III, situado 400 metros al norte en línea recta donde se realizó durante los años 80 y 90 del siglo pasado la excavación principal del yacimiento.

 


Archaeopteryx, y las discusiones de su origen.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 90. Agosto de 2013.

El cerebro del ‘archaeopteryx’ muestra que volar estuvo al alcance de muchos reptiles prehistóricos. ¿Es un dinosaurio? ¿Es un pájaro? La pregunta es tan sencilla que podría responderla un niño de cinco años, pero tan sutil que haría sudar tinta china a un paleontólogo.

Las plumas y la clavícula fusionada (fúrcula) que la tradición consideraba elementos característicos de las aves surgieron en realidad, según sabemos ahora, en los dinosaurios del cretácico, sin que ni Steven Spielberg se percatara de ello. Volar podría ser un buen criterio para definir a un pájaro, pero ningún fósil suele hacerlo. Científicos del Museo Americano de Historia Natural, en Nueva York, y las Universidades de Columbia, Texas y Stony Brook han tenido que volver su atención hacia el cerebro para resolver el enigma.

¿Es un dinosaurio? ¿Es un pájaro? Es ‘archaeopteryx’, el fósil más antiguo que la generalidad de los niños de cinco años estaría de acuerdo en definir como un ave, un pajarraco picudo, horripilante y tan popular que hasta llegó a enfrentarse al mismísimo King Kong en la película fundacional del género, dirigida en 1933 por Merian Cooper y Ernest Schoedsack (por cierto que a King Kong no le resultó nada fácil deshacerse del volátil en aquella secuencia interminable). Amy Balanoff y sus colegas demuestran ahora que su cerebro era mucho más similar al de los primitivos dinosaurios que al de las gráciles aves que evolucionaron desde ellos. Entonces ¿es un dinosaurio o es un pájaro?

“Se sabía poco de la historia evolutiva inicial del cerebro ‘hiperinflado’ que distingue a los pájaros de los demás reptiles vivos, y que aporta las importantes capacidades neurológicas que se requieren para el vuelo”, escriben Balanoff y sus colegas en ‘Nature’. Los evolucionistas de Nueva York han utilizado tomografía de alta resolución para ‘ver’ el cerebro de estos fósiles y compararlo con el de las aves actuales, por un lado, y con el de otros dinosaurios fósiles (‘manirraptores’) que se consideran familiares evolutivos próximos tanto al ‘archaeopteryx’ como a las primeras aves. Es decir, cerca del origen del vuelo.

El conocimiento recibido decía hasta ahora que el volumen del cerebro del ‘archaeopteryx’ es un intermediario entre el de los dinosaurios manirraptores de la época y el de las primeras aves. El nuevo análisis, beneficiado por unas herramientas tecnológicas mucho más avanzadas, muestra que el incremento cerebral del ‘archaeopteryx’ no es en realidad del ‘archaeopteryx’, sino una muestra como cualquier otra de un aumento craneal propio de los manirraptores, la familia de dinosaurios a la que pertenecía. De hecho, la cefalización del ‘archaeopteryx’ es menor que la de varios de sus primitivos primos de tierra firme.

Si es que todos eran de tierra firme. “Si ‘archaeopteryx’ tenía las capacidades neurológicas requeridas para el vuelo”, concluye Balanoff, también las tenían –al menos— otros dinosaurios manirraptores, y esto concuerda con otras evidencias recientes de que ‘archaeopteryx’ y su familia no eran únicos entre los dinosaurios con la capacidad de volar.

¿Es un dinosaurio? ¿Es un pájaro? La mejor respuesta parece ser: qué más da.

 


Batrachomimus pastosbonensis, una nueva especie de neosuquio del Jurásico de Brasil.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 90. Agosto de 2013.

Confundir un cráneo de crocodilomorfo con el de un anfibio primitivo (más concretamente con uno  de los temnospóndilos abundantes a finales del Paleozoico y principios del Mesozoico) era muy común en las confusas noches de los bares de las charcas jurásicas. Al menos, eso ha debido parecerles a Montefeltro y colaboradores, que en un reciente estudio han publicado la descripción de Batrachomimus pastosbonensis, una nueva especie de neosuquio de la Formación Pastos Bons del Jurásico Superior de Brasil.

Al parecer, esta nueva forma jurásica está relacionada con los paraligatóridos, un pequeño grupo de neosuquios derivados cerca de la base de Eusuchia constituido por algunas formas conocidas a lo largo de todo el Cretácico de Ásia como Rugosuchus o Shamosuchus. Con la descripción de Batrachomimus, aumenta tanto el rango temporal como geográfico del grupo de los paraligatóridos.

¿Y por qué se llama Batrachomimus? Pues resulta que el nombre genérico (“imitador de batracio” en griego) hace referencia a que el holotipo se identificó en un primer momento como un temnospóndilo, que como ya hemos dicho, eran "anfibios" primitivos vagamente similares a los batracios modernos (ya sabéis: ranas, sapos...).

Además se pensaba que provenía de la Formación Pedra da Fogo del Pérmico de la misma zona, el estado de Maranhão en el noreste brasileño, periodo en el que los temnospóndilos eran dominantes y que posteriormente fueron reemplazados como otros depredadores semiacuáticos a principios del Mesozoico.

Una de las cosas más interesantes de Batrachomimus es que, en un cladograma, se coloca muy cerca de la radiacion de los cocodrilos modernos. Como ya hemos comentado por aquí en alguna ocasión, hasta el momento las relaciones filogenéticas entre los taxones que tienen que ver con el origen de los cocodrilos modernos no están del todo claras y como consecuencia se obtienen pobres estimaciones de diversidad taxonómica y morfológica.

Los taxones implicados en toda esta movida se conocen a partir de ejemplares de diferentes yacimientos de todo el Cretácico laurasiático y en algunos yacimientos de Brasil, Australia y norte de África. De esta forma, muy cerca de la base de Eusuchia, encontramos formas anfibias de pequeño tamaño con rostros alargados y dentición piscívora como Isisfordia o Laganosuchus, o de rostro corto que pueden tener dentición durófaga como Hylaeochampsa o dientes reducidos y finos como Pietraroiasuchus o Pachycheilosuchus, así como los paraligatóridos que hemos mencionado.

Bienvenida, entonces, la publicación de Batrachomimus, con el que tenemos una nueva pieza en el puzzle evolutivo para intentar clarificar (o complicar aún más) el origen de los cocodrilos modernos.

 


Encuentran huellas de dinosaurio herbívoro en Tacuarembó, Uruguay.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 90. Agosto de 2013.

Por primera vez en Uruguay se encontraron huellas fósiles bien preservadas de un dinosaurio herbívoro. Se trata de 19 huellas, 15 preservadas, tres ausentes y una incierta. Las mismas son de hace 150 millones de años, que se conoce como el período Jurásico Tardío - Cretácico Temprano (Era Mesozoica). Las mismas fueron encontradas a la altura del kilómetro 262,500 de la ruta Nacional Nº 26, cerca de Cuchilla del Ombú en el departamento de Tacuarembó. Se trata de un terreno compuesto por rocas sedimentarias, muy comunes en todo el departamento.

El hallazgo se produjo en octubre del año 2009, pero se mantuvo en secreto hasta ayer dada que la investigación ha sido amplia. El equipo científico compuesto por el doctor Daniel Perea, la licenciada Valeria Mesa y los técnicos Pablo Toriño y Gustavo Lecuona encontraron casi de casualidad su hallazgo.

Tras ser encontrados restos fósiles y huellas similares al sur de Brasil (cerca de Santa Ana Do Livramento), los investigadores de la Universidad de la República comenzaron un periplo por la Cuenca del Norte de Uruguay (Tacuarembó y Rivera). En su recorrido encontraron restos fósiles, fragmentos de huesos de peces, dientes de tiburones de agua dulce, placas de tortugas, huesos de cocodrilos y dientes de dinosaurios terópodos (carnívoros), pero hasta este hallazgo no existían indicios de la presencia de dinosaurios herbívoros en la zona.

La mayoría de los hallazgos de presencia de dinosaurios carnívoros fueron en la zona de Sauce de Batoví , al sur del departamento de Tacuarembó. Sin embargo la presencia de las huellas del Saurópodo (dinosaurio herbívoro) fue encontrada al noreste del departamento, a 25 kilómetros de la ciudad de Tacuarembó.  Para evitar la degradación de las huellas encontradas, el equipo de la Facultad de Ciencias desarrolló una serie de actividades, limpiando y moldeando las huellas gracias al aporte de Gustavo Lecuona (Preparador y Paleoartista del Museo Nacional de Historia Natural) y Pablo Toriño (Ayudante de Paleontología de la Facultad de Ciencias).

"Acá encontramos las primeras huellas de dinosaurios que se conocen en Uruguay. Se trata de un solo individuo con varias pisadas en un tren de unas 15 huellas por lo menos. Es un dinosaurio chico, del tamaño de un elefante aproximadamente", informó el profesor de Paleontología Vertebrados, Dr. Daniel Perea.

"Es un dinosaurio herbívoro, de cuello y cola larga, de la especie de los Saurópodos", destacó. Según los investigadores las huellas datan de hace 150 millones de años, hecho que fue comprobado por el tipo de roca, suelo y por los restos de carnívoros encontrados en el departamento.

"La roca tiene 150 millones de años, es del período Jurásico, y eso se establece porque las rocas que están por encimas de éstas son lavas que se solidificaron y tienen unos 140 millones de años", indicó Perea. "Además encontramos otros fósiles sobre la arenisca (dientes y huesos de carnívoros), están marcando que se trata de ese período, tiene una fauna particular que solo en esa época se dio en el mundo, por eso hablamos de hace 150 millones de años", expresó.

La investigación comenzó hace diez años y fue en octubre del 2009 que encontraron las huellas del herbívoro en Tacuarembó.

"Nosotros estamos investigando desde hace diez años, empezamos con ímpetu y por suerte conseguimos el apoyo de diversas instituciones nacionales e internacionales, como la Jurassic Foundation, el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y también de la Universidad de la República", indicó.

Según la investigación realizada por los profesionales, el norte de Uruguay, sur de Brasil y toda África fue un palio desierto, una zona que se encontraba unida, con dunas desérticas y ríos con ambientes desérticos. Fue en esa época que se formó el Océano Atlántico, separando a Sudamérica de África, lo que se conoció como el supercontinente Gondwana.

"Tacuarembó es el Parque Jurásico del Uruguay. El departamento de Tacuarembó podría decirse de forma ambiental que fue un palio desierto, que abarcaba el sur de Brasil, el norte de Uruguay y África", indicó Daniel Perea.

"Era un gran desierto que abarcaba ambos continentes y en algunos lugares habían sectores con agua donde se desarrollaba la vida con más fuerza. Tacuarembó es una inter duna que tenía agua y barro, los animales se desplazaban buscando su alimento y los carnívoros se dedicaban a cazar a los herbívoros", destacó.

Perea resaltó que ya tienen pruebas e indicios de una mayor cantidad de huellas de dinosaurios en Tacuarembó, aunque prefirió mantener en secreto el lugar para continuar investigando de forma tranquila.

"Ya tenemos evidencia de que en la zona existen más huellas, pero por el momento estas son las más evidentes, aunque tenemos otras en las cuales vamos a seguir trabajando", expresó.

Por su parte la licenciada Valeria Mesa dijo que el objetivo de ellos es tratar de conseguir la mayor cantidad de información posible para conformar un mapa jurásico en el norte de Uruguay.

"Estamos intentando sacar la mayor cantidad de información, el tipo de animal que dejó las huellas, la estimación del tamaño, peso, velocidad de desplazamiento y saber cómo se formaron las huellas para que quedaran de esta forma", dijo Mesa.

"Es el primer registro de un dinosaurio herbívoro. Nos llamaba la atención que teníamos bastantes sobre los carnívoros y nos faltaban herbívoros. La primera evidencia que ese tipo de animales habitó Uruguay es este hallazgo", destacó.

Cabe señalar que Valeria Mesa viene realizando su tesis de postgrado universitario con la investigación que ha dado como resultado el primer hallazgo de un dinosaurio herbívoro en Uruguay.

 


Hallan en Australia fósiles de marsupiales conocidos solo en Sudamérica.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 89. Agosto de 2013.

Dos fósiles de marsupiales, encontrados en el noreste de Australia y que se creía que habían poblado Sudamérica hace millones de años, cuestionan la teoría de la evolución de estos animales, informaron hoy fuentes académicas.

Dos fósiles de marsupiales, encontrados en el noreste de Australia y que se creía que habían poblado Sudamérica hace millones de años, cuestionan la teoría de la evolución de estos animales, informaron hoy fuentes académicas.

Los restos corresponden a un hueso de un tobillo y a un diente, hallados en el yacimiento de Tingamarra, en el estado de Queensland, cuya antigüedad se calcula en unos 55 millones de años, indicó en un comunicado la Universidad de Nueva Gales del Sur. 

El del tobillo es de un marsupial parecido a un ratón que se creía que había poblado Sudamérica mientras que el diente, que pertenece a una especie desconocida, se parece a otros fósiles descubiertos en el continente Sudamericano y en el norte de África.

El descubridor de este último, el paleontólogo Robin Beck, bautizó el nuevo marsupial como "Archaeonothos henkgodthelpi" en honor a Henk Godthelp, que lideró las excavaciones en Tingamarra. El nombre, que se traduce como "el antiguo descendiente ilegítimo de Henk Godthelp", alude a que ésta especie no tiene ningún lazo con los marsupiales australianos, señaló la nota.

Ambos fragmentos ponen en cuestión la teoría convencional sobre la evolución de los marsupiales que sostiene que estos realizaron una migración única durante la época del supercontinente Gondwana desde la zona que se convirtió en América del Sur hacia el territorio conocido actualmente como Australia.

Gondwana, que junto a Laurasia agrupó toda la masa terrestre hace 200 millones de años, se dividió en nuevos bloques: Gondwana Este (la actual Antártida, India, Madagascar y Australia) y Gondwana Oeste (América del Sur y África).

Además, un estudio genético de Maria Nilsson, de la Universidad de Münster (Alemania), publicado en 2010 afirmaba que todos los marsupiales de Australia y de las islas aledañas tienen un antepasado común en América del Sur. "La explicación sobre los orígenes de los marsupiales australianos súbitamente se ha vuelto más complicada", dijo Beck.

Según el paleontólogo, las especies de marsupial australianas están relacionadas entre sí, pero la especie a la que pertenece el fósil del tobillo está vinculado a un grupo que vivió en Sudamérica y que hasta ahora se pensaba que no había migrado a Australia. El diente de la especie de marsupial desconocido resulta aun más intrigante para los científicos que no pueden determinar si sus orígenes están en Sudamérica, en África o en otro lugar del planeta.

"Es imposible explicar la presencia de estos nuevos fósiles en Australia utilizando el modelo de dispersión único. Puede que hubiera múltiples movimientos (migratorios) entre Sudamérica y Australia", dijo Beck.

El estudio del paleontólogo australiano también aborda la extinción de algunos marsupiales en Australia que aún sobreviven en Sudamérica y, probablemente, de forma opuesta.

"¿Podría descubrirse en Sudamérica fósiles que son de marsupiales típicos de Australia?", se preguntó Beck, tras considerar que un cambio climático pudo ser un factor clave en la desaparición de los marsupiales de origen americano. Agencia EFE.

 


Descubierto raro fósil de plesiosaurio del Cretácico.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 89. Agosto de 2013.

Investigadores de la University of Alabama han descubierto los restos fósiles de un gran reptil marino que una vez gobernó los mares abiertos hace 80 millones de años.

El descubrimiento inicial se hizo el 20 de junio por el estudiante de secundaria Noé Traylor durante una expedición de la UA y se identificó más tarde como parte de una gran vértebra del cuello de un elasmosaurio, que es un subgrupo de plesiosaurios de fines del Cretácico.

Los plesiosaurios elasmosáuridos se reconocen fácilmente por su gran tamaño corporal - algunas especies alcanzaban hasta 14 metros de longitud.

"Piensa en el monstruo del Loch Ness", dijo el Dr. Dana Ehret, paleontólogo del Museo UA. "Ellos tenían grandes aletas para nadar y cuellos muy largos, que constan de hasta aproximadamente 70 vértebras del cuello".

Los plesiosaurios se extinguieron a finales del Cretácico, o hace unos 65.5 millones años, y son generalmente raros en el registro fósil de Alabama. Esta es sólo la segunda muestra de elasmosáurido que contiene más de uno o dos huesos que se ha encontrado en el estado, dijo Ehret. La primera, que consta de 22 vértebras, fue encontrada a finales de 1960 y ahora es parte de la colección de la UA.

Este descubrimiento parece estar a la par con el primero. Hasta la fecha, se han recogido cerca de 15 grandes vértebras, unos cuantos huesos de paletillas y muchos fragmentos de hueso, pero todavía está en marcha una excavación extensiva, por lo Ehret no sabe cómo de completo quedará este esqueleto.

"Encontramos una gran cantidad de los fósiles más comunes aquí, pero este es un macropredator que no se encuentra normalmente en Alabama", dijo Ehret. "Es muy interesante porque nos da un panorama más amplio de lo que estaba ocurriendo en Alabama en ese momento".

El esqueleto tampoco se encontró cerca del agua.

Ehret dijo que a finales del período Cretácico las temperaturas eran mucho más calientes de lo que son hoy en día, lo que resulta en niveles del mar más elevados. El espécimen fue encontrado en una pequeña cantera en la zona rural del condado de Greene, una región comúnmente llamada "Cinturón Negro".

El "Cinturón Negro" representaba a finales del Cretácico el litoral de la Costa del Golfo. Los sedimentos que se encuentran en esta región se clasifican como tiza, se componen de organismos microscópicos extintos y son muy ricos en nutrientes, convirtiéndose en el lugar perfecto para la agricultura.


El descubrimiento fue hecho durante la Expedición 35 del Museo, que fue organizada por el Museo de Historia Natural de Alabama de la UA y dirigido por Randy Mecredy, director del Museo. La expedición es un programa anual de verano que está abierto a estudiantes de secundaria y bachillerato.

Los huesos fueron excavados inicialmente en el lugar de la tiza en la cantera. Una vez que fueron capaces de determinar el tamaño y la extensión de los huesos individuales, los que trabajaban en la excavación pudieron sacarlos de la tierra y transportarlos de vuelta al museo. Algunas piezas volvieron sueltas, mientras que otras se envolvieron para evitar que se cayeran a pedazos.

Luego en el laboratorio de paleontología los huesos se desenvuelven y se prepararon. Las muestras son lavadas y depuradas para eliminar los sedimentos sueltos y, para aquellos que todavía están incrustados en el sedimento de tiza, Ehret dijo que van a utilizar diferentes herramientas para quitar el sedimento

Tomará varias semanas para preparar adecuadamente los huesos y luego endurecerlos para asegurar que más tarde no se vendrán abajo. Una vez finalizado, se mostrarán con el modelo que figura en la UA Smith Hall.

"Desde el punto de vista de la investigación, se trata de un hallazgo importante. Al tener esta cantidad de piezas, se puede hacer un amplio análisis comparativo. Sin embargo, tener también la capacidad de llevar a los estudiantes de secundaria y de bachillerato al campo donde se encuentran estas cosas los inspira a perseguir los campos relacionados con la ciencia".

 


Avanza rescate de hadrosaurio en Coahuila.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 89. Agosto de 2013.

Paleontólogos localizaron 50 vértebras completas de una cola articulada de hadrosaurio de 72 millones de años.

Luego de 20 días de trabajar en el desierto de Coahuila, por primera vez se descubren en México restos de un hadrosaurio, de 72 millones de años, del que se localizaron 50 vértebras completas de una cola articulada de este tipo de ejemplares, de los que en otras partes del mundo se han localizado con poca frecuencia.

En un comunicado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se informa que de manera muy lenta para no romper lo que la naturaleza mantuvo intacto desde hace 72 millones de años, los paleontólogos quitaron la roca sedimentaria que cubría las vértebras del animal y descubrieron el esqueleto de una larga cola de hadrosaurio que alcanza cinco metros; las 50 vértebras excavadas permanecen unidas entre sí como cuando el dinosaurio habitaba el planeta.

La paleontóloga del Centro INAH-Coahuila, Felisa Aguilar, detalló que la temporada de campo para recuperar el esqueleto del hadrosaurio dentro del Ejido Guadalupe Alamitos, municipio de General Cepeda, en Coahuila, comenzó el pasado 2 de julio de este año.

Añadió que se trata de un rescate que ha requerido de sumo cuidado para no perder la articulación de los huesos, por lo que se sigue una técnica que en paleontología se conoce como de cantera

Dicho procedimiento consiste en remover la roca sedimentaria de los fósiles siguiendo un plano horizontal por capas; además, mientras se van liberando los materiales se revisa el contexto: la orientación de los restos fósiles y el tipo de sedimento que compone cada estrato que circunda los vestigios a excavar, indicó Aguilar.

Abundó que el rescate comenzó con la limpieza de la superficie y el establecimiento de la retícula de excavación. Originalmente pensamos que nuestra área de trabajo iba a ser de tres por seis metros, pero conforme se fue liberando el esqueleto hubo la necesidad de ampliar hasta llegar a los cuatro por ocho metros, siguiendo la orientación de los restos óseos.

Por estudios de biología se sabe que el tipo de dinosaurio al que pertenece el ejemplar poseía entre 50 y 70 vértebras caudales. Además del esqueleto de la cola, en los 20 días que lleva la excavación se han recuperado huesos largos y de la cadera. Las características de las vértebras caudales y sacras han permitido distinguir que se trata de un hadrosaurio o pico de pato con cresta -nombrado científicamente como Lambeosaurino-; aunque aún no es posible especificar la especie porque se necesita encontrar más huesos, agregó Aguilar.

Felisa Aguilar, quien dirige la excavación conjuntamente con su colega de la UNAM René Hernández; explicó que la cola equivale a la mitad del esqueleto, lo que quiere decir que prácticamente se conservó articulada media parte del cuerpo del hadrosaurio, cuya longitud total se calcula en 12 metros.

La recuperación de este esqueleto es de gran importancia para la paleontología mexicana porque es muy raro encontrar este tipo de ejemplares con la mayoría de sus huesos unidos.

Para el estudio biológico de los dinosaurios este hallazgo es importante porque vamos a tener una secuencia que permitirá conocer las características de las vértebras. Se observa cómo se van diferenciando en tamaño dependiendo de su posición en la columna vertebral, dijo el maestro en ciencias, Ángel Ramírez Velasco, del equipo de paleontólogos de este proyecto.

Asimismo, Aguilar destacó que en el lugar de la excavación se han encontrado otras partes del esqueleto, entre éstas los huesos de las extremidades, y piensan que debajo de la cola está el resto del ejemplar.

El esqueleto fue hallado por José y Rodolfo López Espinoza, a principios de mayo de 2005. En junio de 2012 fue reportado al INAH, y luego de una inspección para corroborar el hallazgo se procedió a elaborar el proyecto de rescate, mismo que dio inicio luego de ser aprobado por el Consejo de Arqueología del Instituto.

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Una nueva teoría sugiere que los dinosaurios fueron perjudicados por las mariposas.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 88. Agosto de 2013.

En contra de las explicaciones dominantes, que hablan de asteroides y volcanes, una nueva teoría sugiere que la extinción de los dinosaurios pudo deberse a la abundancia de mariposas que, supuestamente, los dejaron sin nada que llevarse a la boca.

Mariposas, gusanos y pequeños mamíferos voraces privaron de sustento a los dinosaurios. Este nueva teoría aparece recogida en el libro de Brian Sviteka recién publicado en EE.UU., donde se enumeran las interpretaciones de la inesperada extinción de los 'dueños de la Tierra', escribe el diario 'La República'.  

Hace 66 millones de años nuestro planeta se parecía a un enorme jardín. En aquel tiempo –recalca el autor- “aún no existían las aves, lo cual hizo confortable la vida de las mariposas". Es muy posible  que los dinosaurios murieran de hambre ya que, como ellos, las mariposas eran vegetarianas.

Estos enormes reptiles tenían mandíbulas gigantes pero los insectos habrían contado con un arma invencible: su enorme la cantidad. Los gusanos devoraron las hojas, y los brontosaurios probablemente murieron de espasmos en el estómago.

Como era de esperar, la nueva teoría sobre las mariposas asesinas ha sido objeto de burla. No obstante, los científicos siguen proponiendo nuevas teorías, no menos extrañas. Los biólogos, por ejemplo, sospechan que en esta época los pequeños mamíferos tomaron por costumbre comerse los huevos de los dinosaurios. Los botánicos creen que en los arbustos de alguna hoja apareció cierta hierba venenosa, mientras que algunos paleontólogos creen que los dinosaurios sufrían de hernia en los discos vertebrales, artritis y cáncer. 

Sin embargo, la teoría más aceptada sostiene que la actividad volcánica de aquel tiempo copó la atmósfera de cenizas, provocando el cambio de temperatura y la alteración del nivel del océano. En ese momento impactó contra nuestro planeta el meteorito de Yucatán, lo que supuso un golpe definitivo para los dinosaurios.

 


Descubren una asociación entre especies de hace 250 millones de años.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 88. Agosto de 2013.

Científicos de Sudáfrica, Australia y Francia han descubierto la asociación entre especies más antigua conocida, al escanear una madriguera fosilizada de hace 250 millones años en la Cuenca Karoo de Sudáfrica.

La madriguera reveló la presencia de dos animales vertebrados no relacionados juntos y fosilizados después de ser atrapados por una inundación. Para hacer frente a las duras condiciones climáticas posteriores a la extinción masiva del Pérmico-Triásico, el anfibio Broomistega y el mamífero precursor Thrinaxodon cohabitaron en una madriguera.

La exploración muestra que el anfibio se metió en el refugio de un mamífero para protegerse. Esta investigación sugiere que cortos períodos de letargo, llamados estivación, además de la conducta de madriguera, pudieron haber sido una adaptación crucial que permitió a los antepasados de los mamíferos sobrevivir a la extinción del Pérmico Tríasico.

El equipo internacional de científicos fue dirigido por el doctor Vicent Fernández, de la Universidad de Wits, África del Sur y la Instalación Europea de Radiación Sincrotrón (ESRF) en Grenoble, Francia.

Después de muchos impresionantes resultados obtenidos en los fósiles, las imágenes de sincrotrón han llevado a un renovado interés en los estudios de las numerosas madrigueras fosilizadas descubiertas en la cuenca del Karoo de Sudáfrica, fechadas hace 250 millones de años. El primer intento de investigar una de estas madrigueras ha arrojado sorprendentemente la primera asociación de dos animales no relacionados.

El fósil fue recuperado de los estratos de roca sedimentaria de la Cuenca Karoo. Data de hace 250 millones de años, al comienzo del Período Triásico. En ese momento, el ecosistema se recuperaba de la extinción masiva del Pérmico-Triásico, que acabó con la mayor parte de la vida en la Tierra. En el contexto del supercontinente Pangea, lo que hoy es Sudáfrica fue un enclave en la mitad sur del llamado Gondwana.

Fue el escenario de un calentamiento climático pronunciado y el aumento de la estacionalidad marcada por las lluvias monzónicas. Para sobrevivir en este ambiente hostil, muchos animales, incluyendo reptiles parecidos a mamíferos (mamíferos precursores), desarrollaron un comportamiento de excavación, atestiguada por los numerosos moldes de madrigueras fosilizadas descubiertas en la cuenca del Karoo.

Usando las propiedades únicas del haz de rayos X de sincrotrón, la exploración de una de las madrigueras comenzó a revelar el cráneo de un mamífero-como reptil llamado Thrinaxodon, un animal reportado previamente en otra madriguera.

A medida que avanzaba el análisis, la reconstrucción tridimensional de resultados fue más allá de las expectativas de muestra: el mamífero estaba acompañado por un anfibio Broomistega, perteneciente al grupo extinto de temnospondyl.

Además de la conservación prístina de los dos esqueletos, el equipo se centró en las razones que explican una convivencia tan inusual. Fernández explica: "La madriguera compartida por diferentes especies existe en el mundo moderno, pero corresponde a un patrón específico: por ejemplo, un pequeño visitante no va a alterar el anfitrión. Un gran visitante puede ser aceptado por el anfitrión si proporciona un poco de ayuda, como la vigilancia ante un depredador. Pero ninguno de estos patrones se corresponde con lo que hemos descubierto en esta madriguera fosilizada".

Una de las posibilidades más obvias es una interacción depredador-presa, pero no hay evidencias en ese sentido. Los científicos finalmente concluyeron que el anfibio --que presentaba las costillas rotas-- se metió en la madriguera en respuesta a su mal estado físico, pero no fue expulsado por el mamífero. Los científicos creen que éste estaba en estado de letargo y aceptó a su visitante. Ambos animales fueron finalmente atrapados en la madriguera por una inundación repentina y se conservaron juntos en los sedimentos durante 250 millones de años.

 


Sobre la estructura de la visión de los trilobites.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 88. Agosto de 2013.

Gracias a nuevas técnicas de rayos X se ha podido descubrir que la visión de los trilobites era similar a la que poseen los cangrejos de herradura.

Posiblemente el primer sentido sofisticado en aparecer sobre la Tierra fue el sentido del olfato, pues para cualquier ser vivo saber sobre la química que le rodea puede ser importante y sencillo. Más tarde aparecieron los otros sentidos, como el de la vista.

Quizás al principio el sentido de la vista no fue más que un modo de distinguir el día de la noche, o la luz de las sombran, pero una vez que apareció la depredación sobre la Tierra los cazadores pudieron ver a sus presas a la velocidad de la luz y éstas huir de sus cazadores tan pronto como los veían venir.
Para ver imágenes los ojos tienen que ser complejos y no sólo unos detectores de luces y sombran. Hubo que esperar a que la evolución los perfeccionase. Pero cuando la evolución consiguió crear unos ojos complejos el Universo puedo por primera vez observarse a sí mismo, con permiso de otras posibles formas de vida en otros planetas.

Es una experiencia casi mística tener un fósil de trilobites en la mano y observar con una lupa sus ojos facetados. Esas lentes enfocarían la luz que recibían sobre una red de células fotosensibles de tal modo que cada lente proporcionaría algo así como un píxel a la imagen que se formaba en sus diminutos y primitivos cerebros. Eran ojos parecidos a los de los insectos, pero sus lentes eran diferentes. Eran lentes de calcita, mineral que se conserva casi sin alterarse una vez acaecido el proceso de fosilización.

Esas lentes están ahora casi tal cual estaban en vida. Es extraño pensar que eso que uno ve sirvió una vez a ese ser para ver el mundo que le rodeaba hace más de, por ejemplo, 400 millones de años, que la luz atravesó una vez esas lentes y que esos fotones excitaron unas células nerviosas y que la información producida quizás provocó algo parecido al miedo en esa criatura.

Además de esa capacidad de las lentes de los trilobites para concentrar la luz y poder contar el número de ellas que disponían en cada ojo, poco más se sabía. Se puede esperar que una sustancia mineral como calcita fosilice bien y que las delicadas y efímeras células fotorreceptoras de luz y sus conexiones neurológicas no lo hagan. O eso se suponía, pues no se puede saber si no se mira.
Ahora, un grupo de investigadores ha usado rayos X para escudriñar el interior de los ojos de trilobites fosilizados. Para su sorpresa, han podido identificar las células que había detrás de esas lentes. El hallazgo permitirá comprender mejor la evolución de la visión en el mundo animal.

Brigitte Schoenemann usó un escáner computacional de rayos X para estudiar las lentes de los ojos de un fósil de trilobites, pero se percató de que se podían ver las células que había detrás. Así que pidió tiempo en el sincrotón europeo en Grenoble para estudiar mejor el asunto.

A partir de los resultados obtenidos ha podido reconstruir el sistema visual de los trilobites a nivel celular. Debajo de cada lente hay varias células ordenadas de manera similar a los pétalos de una flor alrededor de un fotorreceptor en forma de diamante (ver imagen de abajo, las lentes están señaladas con un 1). Este fotorreceptor era capaz de detectar la débil luz que se filtraba a través de los océanos de una Tierra primitiva. Además había células pigmentarias rellenando el resto del espacio y que dotaban de un color marrón oscuro al ojo del trilobites.

Esta estructura que acabamos de describir es muy similar a la estructura del cangrejo de herradura (Limulus), organismo que se considera un fósil viviente. Como dice Richard Fortey, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Londres, especialista en trilobites y no relacionado con esta investigación, si tienes un sistema óptico que funciona puede durar mucho tiempo.

Fortey espera que esta nueva técnica se pueda aplicar a más especies de trilobites y a otros fósiles bien conservados. Esto permitirá saber cómo evolucionó este sistema visual a lo largo del tiempo. Estas técnicas basadas en luz sincrotón producen unos detalles que hubieran sido un sueño hace unos años.

Así que si usted, amigo lector, tiene la oportunidad de ver a los cangrejos de herradura apareándose en alguna playa, no desaproveche la ocasión. Eso se da, por ejemplo, cada primavera durante la luna llena en las costas del Atlántico occidental entre Maine y Yucatán. Esos seres, que han sobrevivido a alguna de las extinciones masivas que aquejaron a nuestra biosfera, todavía conservan el mismo sistema de visión que tenían los extintos trilobites.

 


Kooteninchela deppi fósil marino de hace 500 millones de años en honor al actor Johnny Depp.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 87. Mayo de 2013.

Un fósil marino de hace 500 millones de años de antigüedad y dotado de unas pinzas en forma de tijeras ha sido bautizado con el nombre del actor estadounidense Johnny Depp, en honor al personaje de "Eduardo Manostijeras".

"Kooteninchela deppi", un lejano antepasado de las langostas y los escorpiones que vivía en aguas poco profundas frente a las costas de la actual Columbia Británica (Canadá), fue identificado por David Legg, un científico británico del Imperial College de Londres admirador de Depp.

David Legg considera que "Kooteninchela deppi" era probablemente un animal cazador o carroñero, aunque de pequeño tamaño, de unos 4 centímetros de largo.

Las pinzas podrían haber sido utilizadas para capturar a sus presas o para sondear el fondo del mar en busca de comida escondida en los sedimentos marinos. Además, poseía unos grandes ojos compuestos por muchas lentes, parecidos a los de las moscas, que le ayudaban a buscar comida y estar atentos a los depredadores.

"Kooteninchela deppi" pertenece a un grupo de artrópodos denominado Megacheira ("grandes manos" en griego antiguo) que dió origen a los escorpiones, ciempiés, insectos y cangrejos actuales.

 


Litokoala dicksmithi, una nueva especie de koala extinto en Australia.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 87. Mayo de 2013.

Paleontólogos australianos han descubierto una nueva especie de koala extinto que vivió en las selvas tropicales del norte de Australia, hace alrededor de 20 millones de años. Al animal le han llamado Litokoala dicksmithi, en honor a un famoso empresario, filántropo y explorador australiano llamado Dick Smith

Según la investigación publicada en "Journal of Systematic Palaentology", el número conocido de especies extintas de koalas es de dieciocho y en la actualidad, sólo una especie (Phascolarctos cinereus) está viva.

Litokoala dicksmithi poseía un tercio del tamaño de los koalas modernos, con un peso de unos tres a cuatro kilogramos. Mientras que otras especies de koalas halladas en la misma zona han sido descritas como "similares a las comadrejas", la nueva especie se parece más a los koalas modernos, tal y como se ha podido estudiar gracias a parte de un cráneo fosilizado "excepcionalmente bien conservado".

Los investigadores manifiestan que el descubrimiento es particularmente importante, ya que es uno de sólo dos especies de koala fósiles que se conocen a partir de material de la preservación de la región facial incluyendo el hocico

Una característica interesante del cráneo del animal es el gran tamaño de las cuencas de los ojos que sugiere la posibilidad de que estos koalas fueran nocturnos, teniendo una mayor agudeza visual que los koalas modernos.

La aparición de condiciones más secas en Australia, hace unos 15 millones de años, llevó a la contracción de los hábitats de la selva tropical y la aparente extinción de muchas especies de koala incluyendo al Litokoala dicksmithi

 


Exhibirán fósiles del cachalote Livyatan melvillei del Mioceno de Perú.

  Publicado en Paleo. Año 11. Numero 87. Mayo de 2013.

Los fósiles del cachalote Livyatan melvillei, de hace 12 millones de años y cuyos restos fueron hallados en 2008 en el desierto de Ocucaje (norte de Perú), serán exhibidos por primera vez al público en el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos el próximo mes de noviembre.

"El cachalote Livyatan melvillei es un animal prehistórico considerado por la ciencia mundial como uno de los depredadores marinos más grandes que se conozca”, informó el paleontólogo, Rodolfo Salas Gismondi, en rueda de prensa.

“Su enorme tamaño, 70 dientes de 36 centímetros cada uno era el terror de las ballenas que llegaban a la bahía de Paracas a aparearse, pues se alimentaba de ellas", relató.

Los restos del cachalote, de entre 16 y 20 metros de largo, fueron descubiertos en 2008 en el desierto de Ocucaje, región Ica (costa sur), informó el mencionado Museo de Historia Natural, que indicó que la muestra contará con el apoyo económico del Museo de Rotterdam de Holanda.

El descubrimiento del animal fue realizado por un grupo de paleontólogos y geólogos cuando realizaba trabajos de investigación en Ocucaje, zona considerada por la comunidad científica como una de las más ricas del mundo en fósiles de vertebrados marinos, señaló Salas. "Ocucaje es uno de los lugares más importantes para el estudio de la evolución y el conocimiento de la historia de los mamíferos marinos" dijo el especialista.

Los estudios realizados tras el hallazgo han permitido concluir que la denominada ballena asesina del Perú tenía los hábitos depredadores de una orca y es considerada un depredador de primer orden que no se compara a ningún otro en la actualidad. “Es asombroso, lo podrán apreciar cuando vean la mandíbula y el cráneo a escala natural que hemos reproducido para la exposición" adelantó Salas.

Hasta el 2008 no se conocía la existencia de la ballena, pues sólo se había hallado de manera aislada algunos grandes dientes, pero sin conocer su identidad.

"Hace 12 millones de años este lugar era parecido a lo que es ahora Baja California, una zona donde las ballenas se acercan para aparearse, por lo que se entiende la presencia del leviatán que se alimentaba de ellas", insistió. El animal ha sido bautizada por los estudiosos como Livyatan, debido al “nombre de un monstruo mitológico marino y melvillei por Herman Melvil, el autor de Moby Dick la ballena asesina", recordó.

La exhibición Livyatan melvillei: la ballena asesina del Perú, que prepara el Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos será inaugurada el próximo 4 de noviembre.

En dicho Museo, el público podrá apreciar fósiles originales de la mandíbula y cráneo (de tres metros) del megadepredador, así como reproducciones a escala del Carcharocles megalodon, un tiburón gigante que también habitó las costas de Perú, y de un reptil marino de la era de los dinosaurios que también era de gran tamaño, pero de menor dimensión que el Livyatan melvillei.

El cachalote ha sido ubicado en el puesto 44 de los descubrimientos más importantes del 2010.

 


Recuperan dos nuevos cocodrilos del Cretácico de Teruel.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 86. Mayo de 2013.

Los paleontólogos de la Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis han presentado recientemente y con motivo de la celebración del Día Internacional de los Museos los últimos hallazgos realizados por el equipo de dicha entidad tras los trabajos de excavación realizados en el yacimiento de la mina de Santa Mª ubicado en la localidad turolense de Ariño.

En concreto, y tras las investigaciones realizadas a partir de los fósiles recuperados en dicho afloramiento, han permitido describir dos nuevas especies de cocodrilos del Albiense Inferior (Formación Escucha, Cretácico Inferior).

En Ariño se han localizado hasta el momento más de 60 concentraciones con restos esqueléticos de cocodrilos, que corresponderían a otros tantos individuos. Los más de 1.500 huesos de cocodrilos recuperados muestran diversos grados de conservación de los esqueletos en las concentraciones y, entre ellos, destaca la presencia de varios cráneos extraordinariamente conservados cuyo estudio ha determinado que pertenecen a dos nuevas especies.

El artículo científico ha sido ya aceptado para su publicación en un próximo número de la revista Spanish Journal of Palaeontology (Sociedad Española de Paleontología) y recibirán nombres dedicados a la Formación Escucha (unidad litoestratigráfica de procedencia) y al hábito de merodeador acuático/costero en el que vivieron.

Con motivo del Día Internacional de los Museos, y a la espera de que la aparición del número de la revista permita dar a conocer todos lo detalles, uno de los cráneos se expondrá en la vitrina “Museo Aragonés de Paleontología”, creada al inicio de esta temporada con el fin de mostrar a los visitantes de Dinópolis las últimas novedades paleontológicas de Aragón. Hasta ahora, ocupaba el espacio estelar de esta vitrina otro fósil de Ariño: el cráneo del dinosaurio Proa valdearinnoensis.

La Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel-Dinópolis (FCPTD) lidera un proyecto de cooperación entre actividad minera e investigación paleontológica aplicada que ha dado como resultado el descubrimiento en la localidad de Ariño de un espectacular yacimiento de dinosaurios. Los trabajos paleontológicos llevados a cabo desde el año 2010 en la mina de lignito a cielo abierto Santa María (Ariño, Teruel) del Grupo SAMCA ha permitido detectar ya más de un centenar de concentraciones de vertebrados mesozoicos y recuperar casi 6.000 huesos fósiles excavando en una superficie que supera las 15 hectáreas. 

Este yacimiento se sitúa en el piso Albiense del Cretácico Inferior, que abarca el intervalo comprendido entre hace 113 y 100 millones de años. Dicha edad geológica lo convierte en extraordinariamente relevante ya que los dinosaurios encontrados en sedimentos del Albiense son muy escasos en toda Europa.

Los datos preliminares ponen de manifiesto la presencia de diversos tipos de dinosaurios: ornitópodos, tireóforos y terópodos.

También se ha recuperado material de tortugas y cocodrilos, peces -tanto óseos como cartilaginosos- y diversos tipos de plantas e invertebrados obtenidos en muestreos específicos (ámbar, polen, oogonios de carófitas, ostrácodos, bivalvos, gasterópodos, etc.).

Además, los coprolitos son muy numerosos en ciertas áreas del yacimiento y contienen en su interior residuos que son una evidencia directa de la dieta de los organismos que los produjeron, así como polen, esporas y  microorganismos (bacterias).

 


Recuperan restos fósiles de Mamíferos en el Pleistoceno de Uruguay.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 86. Mayo de 2013.

Restos de una decena de especies de animales extinguidos hace más de 10.000 años fueron localizados en Uruguay, un hallazgo que tiene “mucha importancia” para tratar de determinar si tuvieron algún tipo de relación con el hombre, destacaron este viernes algunos científicos, según publica EFE.

Los hallazgos fueron realizados por el investigador autodidacta Federico López durante la última década en la cuenca del río Santa Lucía, cerca del límite entre los departamentos de Canelones y Lavalleja.

López localizó “restos óseos de una decena de mamíferos extinguidos” y luego de ser sometidos a estudios de carbono 14 se llegó a la conclusión que tienen “entre 11.000 y 10.000 años de antigüedad”, destacó a Efe el doctor en paleontología Martín Ubilla, de la Facultad de Ciencias de Uruguay.

 

Entre los restos fósiles descubiertos hay mandíbulas de glyptodones, dientes de toxodon, un animal parecido a los actuales hipopótamos, y fragmentos de mandíbulas de macrauchenias, similares a los actuales camellos.

También se localizaron restos de dos tipos diferentes de caballos, de dos especies de perezosos gigantes y de ciervos, publica la misma fuente.

Ubilla, que encabezó los trabajos de la clasificación de los restos, destacó que la “importancia” del descubrimiento está dada porque “indica” qué tipo de animales vivieron en lo que hoy es Uruguay hace “pocos miles de años”.

 


Investigadores identifican una nueva especie de dinosaurio carnívoro de Madagascar que vivió hace 90 millones de años.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 86. Mayo de 2013.

Los fósiles de Dahalokely fueron descubiertos en una excavación en 2007 y 2010, cerca de la ciudad de Antsiranana. Científicos han descubierto la primera nueva especie de dinosaurio de Madagascar en casi una década, lo que llena un vacío importante en el registro fósil de la isla. Se estima que Dahalokely tokana, que pertenece a un grupo llamado Abelisauridae, dinosaurios carnívoros comunes de los continentes del sur, midió entre 2,74 y 4,27 metros de largo y que vivió hace unos 90 millones de años, según el hallazgo, publicado en 'Plos One'.

Hasta este momento, no hay restos de dinosaurios entre 165 y 70 millones de años atrás que se hayan podido identificar a nivel de especie en Madagascar, lo que supone una brecha de 95 millones de años en el registro fósil, que ahora se acorta 20 millones de años con la identificación de Dahalokely.

Los fósiles de Dahalokely fueron descubiertos en una excavación en 2007 y 2010, cerca de la ciudad de Antsiranana (Diego-Suarez), al norte de Madagascar, recuperando huevos que incluyen vértebras y costillas. Debido a que esta zona del esqueleto es muy distinta en algunos dinosaurios, el equipo de investigación pudo identificar definitivamente la muestra como una nueva especie.

Así, se detectaron varias características únicas, como la forma de algunas cavidades en el lado en el que estaban las vértebras, a diferencia de las de cualquier otro dinosaurio. Otras especificidades de las vértebras identificadas en Dahalokely le encuadran como un dinosaurio abelisauridae.

Cuando Dahalokely vivía, Madagascar estaba conectado a India y las dos masas de tierra fueron aisladas en medio del Océano Índico.

La evidencia geológica indica que India y Madagascar se separaron hace de alrededor de 88 millones de años, justo después de que viviera Dahalokely, por lo que esta especie de dinosuario podría potencialmente haber sido ancestral a los animales que vivieron después en Madagascar e India, pero no hay suficiente información todavía para resolver este problema.

Los huesos que se conocen hasta ahora conservan una intrigante mezcla de características que se encuentran en los dinosaurios, tanto de Madagascar como de India. "Siempre habíamos sospechado que los abelisauridae estuvieron en Madagascar hace 90 millones de años, debido a que también se han encontrado en rocas más jóvenes de la isla. Dahalokely confirma esta hipótesis", dijo el líder del proyecto, Andrew Farke, del Museo de Paleontología Raymond M. Alf, en Claremont, California (Estados Unidos).

"Pero, los fósiles de Dahalokely están tentadoramente incompletos, por lo que no podemos saber mucho más. ¿Estaba Dahalokely estrechamente relacionado con los abelisauridae posteriores en Madagascar o se murió sin descendencia?", señaló Farke.

El nombre Dahalokely tokana es en la lengua malgache, que significa "pequeño bandido solitario", que se refiere a la presunta dieta carnívora del animal, así como al hecho de que vivió en un momento en que las masas de tierra de India y Madagascar fueron aislados juntas del resto del mundo.

"Este dinosaurio estaba muy relacionado con otros dinosaurios famosos de los continentes del sur, como el Carnotaurus  de Argentina y Majungasaurus, también de Madagascar", agregó Joe Sertich, conservador de dinosaurios en el Museo de Naturaleza y Ciencia de Denver, en Estados Unidos, y miembro del equipo que descubrió el nuevo dinosaurio. "Esto refuerza la importancia de explorar nuevas áreas en el mundo donde especies de dinosaurios todavía están esperando ser descubiertas", concluyó.

 


Paracamelus, un camello gigante en el Ártico.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 85. Mayo de 2013.

Los investigadores informaron que el animal vivió en la región hace unos tres millones de años, cuando la Tierra atravesaba por una fase de calentamiento.

Un equipo de investigadores ha descubierto en el Ártico canadiense los restos fósiles de un camello que vivió en la región hace unos tres millones de años, cuando el planeta atravesaba por una fase de calentamiento.

La doctora Natalia Rybczynski, del Museo de la Naturaleza de Canadá que ha dirigido la investigación, dijo hoy a través de un comunicado que "este es un importante descubrimiento porque proporciona la primera evidencia de que camellos vivieron en la región ártica".

El descubrimiento de 30 fragmentos fósiles de una tibia de camello de la era del Plioceno medio en la isla Ellesmere, situada en el océano Ártico, fue publicado hoy en la revista online Nature Communications.

Los huesos de camellos fueron encontrados en una ladera situada cerca del fiordo Strathcona de la isla Ellesmere donde en el pasado se han localizado fósiles de hojas, madera y otras plantas. En otro depósito de fósiles cercano, los investigadores han hallado en el pasado restos de otros mamíferos del mismo periodo como tejones, castores y caballos de tres dedos.

Los investigadores digitalizaron los 30 fragmentos fósiles descubiertos con un láser 3D lo que permitió recomponer digitalmente el hueso y comprobar que la tibia pertenecía a un mamífero de grandes dimensiones de la familia de los arteriodáctilos, a la que pertenecen animales como las vacas, cerdos y camellos.

"La primera vez que cogí una pieza, pensé que era madera. Sólo cuando regresó al campamento me di cuenta no sólo de que era un hueso pero que era de un mamífero más grande que cualquier otro que habíamos visto en los depósitos", relató Rybczynski. Los investigadores confirmaron que los fragmentos fosilizados pertenecían a un camello utilizando un nueva técnica llamada "impresiones digitales de colágeno" y que utiliza minúsculas cantidades de colágeno, una proteína de los huesos, para determinar el animal. 

El colágeno extraído de los restos fósiles indicaron que los animales modernos que más se aproximan a los camellos del Ártico canadiense son dromedarios. Los camellos del Ártico también se asemejan al llamado camello gigante de Yukon, que se cree es el Paracamelus, el antecesor de los camellos modernos. "Ahora tenemos un nuevo registro fósil que explica mejor la evolución de los camellos, ya que nuestra investigación muestra que el linaje del Paracamelus habitó el norte de Norteamérica durante millones de años", explicó Rybczynski.

"La explicación más simple de esta pauta sería que el Paracamelus se originó aquí. Así que quizás algunas especializaciones vistas en los camellos modernos, como pies planos y amplios, grandes ojos y las jorobas de grasa pueden ser adaptaciones derivadas de vivir en el medio ambiente ártico", añadió. En la época en que los camellos vivían en el Ártico canadiense, la Tierra era entre 2 y 3 grados más caliente que hoy en día y la temperatura del Ártico era entre 14 y 22 grados superior. 

 


Arretotherium meridionale, animal emparentado con el hipopótamo fue recuperado en Panamá.

    Publicado en Paleo. Año 11. Numero 85. Mayo de 2013.

Este nuevo descubrimiento sugiere que los antiguos parientes del hipopótamo se extinguieron de América hace unos 18 millones de años.

Una especie de antracotérido (Anthracotheriidae), cuyos restos han sido descubiertos en áreas del Canal de Panamá, revelan que este antiguo pariente del hipopótamo recorría el territorio formado entonces por un paisaje pantanoso poblado de islas donde los volcanes escupían lava y cenizas.

Así lo confirmó hoy el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés), a través de un boletín informativo, en alusión al hallazgo en suelo panameño del fósil que posee valor científico.

El informe resaltó que Aldo Rincón, estudiante de doctorado de la Universidad de Florida, en Gainesville, Estados Unidos, desenterró en la formación Las Cascadas, expuesta por el proyecto de ampliación del Canal de Panamá, los huesos de mandíbula y partes de dentadura juvenil de la nueva especie de antracotérido.

Los científicos describen al antracotérido como un pariente del hipopótamo, parecido a un cerdo. Como el espécimen fue encontrado más al sur en el Nuevo Mundo, Rincón y sus asesores en el STRI, la Universidad de Florida y el Museo de Historia Natural de la Florida lo llamaron Arretotherium meridionale.
 

Se estima que los antracotéridos se originaron en Asia hace 50 millones de años y luego cruzaron el antiguo puente terrestre hacia África y Norteamérica. Como un grupo pionero de la fauna, estaba entre los primeros mamíferos que colonizaron tierras americanas.

Sin embargo, ningún resto del espécimen ha sido hallado en estratos posteriores. Ello sugiere a los investigadores que los robustos parientes del hipopótamo se extinguieron en Norteamérica durante el Mioceno medio, hace unos 18 millones de años.

 


Descubren cuatro especies nuevas de cetáceos fósiles en la plataforma continental.

   Publicado en Paleo. Año 11. Numero 85. Mayo de 2013.

La investigación arrancó en el 2008 junto a profesionales internacionales. Escrito por: En la primera foto, el Museo da Natureza donde se expondrán los fondos; en la segunda, Miján con el fósil de un cráneo de cetáceo.

Con frecuencia los pescadores de Cedeira que acuden a faenar al caladero de A Selva, situado en el borde de la plataforma continental, suben en sus redes pesados objetos que no son peces ni mucho menos, sino fósiles de cetáceos de hace millones de años. Algunos de ellos fueron entregados a la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN) de Ferrol, y permitieron abrir una investigación liderada por Ismael Miján y en la que han participado expertos internacionales. Este trabajo ya ha dado sus primeros frutos, con el descubrimiento de cuatro especies nuevas de cetáceos.

Los cuatro pertenecen a la familia de los zifios, con un total de 21 tipos, y habitaron en aguas atlánticas en la península Ibérica hace aproximadamente 15 millones de años, durante el período geológico conocido como Mioceno.

La investigación comenzó en el 2008, cuando la sección de Mamíferos marinos de la SGHN inició un estrecho contacto con el doctor Olivier Lambert, del departamento de Paleontología del Museo de Ciencias Naturales de Bélgica; Klaas Post, del Museo de Historia Natural de Rotterdam; Giovanni Bianucchi, de la Universidad de Pisa; y Octávio Mateu, del Museo del Lourinhâ de Portugal. Los expertos incluso se desplazaron en marzo del 2008 a la ciudad naval para iniciar el estudio de los fósiles con los que contaba la SGHN.

En aquel momento se pensaba solo en el descubrimiento de una nueva especie de zifio, que había sido determinada y publicada en una prestigiosa revista de biología marina por Ismael Miján. Aunque finalmente han sido cuatro las especies descubiertas. Los resultados acaban de publicarse en la revista Geodiversitas, especializada en Paleontología.

Los restos, que permanecían en depósito de la SGHN para su estudio, podrán ser exhibidos ahora en el Museo da Natureza, situado en la Casa do Coronel. «Son piezas de mucho valor que merece la pena que sean expuestas», afirman desde la sociedad.

 


Hallan huevos fósiles de dinosaurios de 70 millones de años.

  Publicado en Paleo. Año 11. Numero 84. Marzo de 2013.

Según los descubridores el hallazgo constituye una nueva prueba de la conexión entre los dinosaurios de Francia y la península ibérica hace unos 70 millones de años.

Un estudio liderado por el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont ha descrito por primera vez y de forma detallada el registro de huevos fósiles de dinosaurios del yacimiento de Coll de Nargó (Lérida), que tiene unos 70 millones de años y en el que se han encontrado hasta cuatro especies diferentes.

Según ha informado el Servicio de Información y Noticias Científicas, hasta la fecha solo se había reconocido un tipo de huevo de dinosaurio en el yacimiento de Coll de Nargó. En esta área existen formaciones geológicas entre las que se encuentran la de Areniscas de Aren y la de Tremp, que han proporcionado un rico y variado registro fósil de dinosaurios a lo largo de todos los Pirineos. Ahora, allí, un grupo de investigadores españoles ha identificado cuatro especies de huevos de dinosaurios.

"Se han encontrado de forma abundante restos de cáscaras, huevos y nidos atribuidos a dinosaurios, y más concretamente a los saurópodos. Hasta la fecha, solo se había reconocido un tipo de huevo de dinosaurio en esta zona: Megaloolithus siruguei. Después de analizar más de 25 estratos a lo largo de la formación Tremp, se ha podido identificar un mínimo de cuatro tipos distintos más: Cairanoolithus roussetensis, Megaloolithus aureliensis, Megaloolithus siruguei y Megaloolithus baghensis", explica Albert García Sellés, del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont.

Uno de los principales problemas que se encuentran los paleontólogos al estudiar los restos fósiles es determinar la edad de los sedimentos que los contienen. Existen fósiles, conocidos como fósiles guía, que por sus características permiten inferir la edad de las rocas. Estos fósiles son frecuentes en los sedimentos marinos, pero en los terrestres son más escasos y difíciles de encontrar, apunta.

"Se ha demostrado que los distintos tipos de huevos se localizan en intervalos de tiempo muy concretos, lo que permite crear escalas biocronológicas con capacidad de datación precisa. En resumen, gracias a la asociación de ooespecies encontradas en Coll de Nargó se ha podido establecer que este yacimiento tiene una edad comprendida entre 71 y 67 millones de años", asegura García Sellés.

Los yacimientos paleontológicos con restos de dinosaurios del sur de Europa tienen un importante valor científico ya que permiten entender y reconstruir los ecosistemas de finales de la era Mesozoica. Las últimas investigaciones científicas demuestran que las faunas de dinosaurios del continente europeo que vivieron poco tiempo antes de la gran extinción de hace 66 millones de años se encuentran precisamente en el flanco sur de los Pirineos.

En concreto, el hecho de que se hayan encontrado restos fósiles de Cairanoolithus en esta zona es un hallazgo relevante, ya que serían los primeros restos de este tipo localizados en la península ibérica, debido a que es un huevo que solo se conocía en el sur de Francia. Según García Sellés, este descubrimiento constituye una nueva prueba de la conexión entre las faunas de dinosaurios de Francia y la península ibérica hace unos 70 millones de años.

Por otro lado, el hecho de encontrar más de 25 niveles estratigráficos con huevos y nidos de dinosaurios es una clara evidencia de que estos saurópodos utilizaron la zona de Coll de Nargó como área de nidificación durante varios millones de años. "Tal recurrencia de nidos no se había encontrado nunca. Es más, la presencia de varias ooespecies en un mismo nivel indica que distintos tipos de dinosaurios compartieron esta misma zona de nidificación", concluye el científico.

 


Albanosmilus jourdani, un nuevo mamífero carnívoro del Mioceno de Cataluña.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 84. Marzo de 2013.

Investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) acaban de en el Journal of Systematic Palaeontology el hallazgo de nuevos restos de un nuevo mamífero carnívoro del Mioceno que han nombrado como Albanosmilus jourdani. Os adjuntamos la nota de prensa que nos han pasado junto a la magnífica reconstrucción de Marta Palmero.

Un cráneo completo, una calota y algunas mandíbulas de yacimientos de Els Hostalets de Pierola y de Terrassa, junto con los restos fósiles que ya se conocían en el Vallès-Penedès, permiten confirmar que esta especie corresponde al género Albanosmilus. El estudio, que lleva a cabo un análisis de gran parte del barbourofelidos que se conocen, muestra también que  Barbourofelis se habría originado en Norteamérica durante el Mioceno medio.

Los barbourofélidos son unos carnívoros extintos, también conocidos como falsos dientes de sable, emparentados más o menos lejanamente con los félidos actuales. Se conocen diferentes restos fósiles en África, Eurasia y América del Norte. En el caso del Vallés-Penedés, en Cataluña, los restos más antiguos de Albanosmilus son de hace unos 12 millones de años y se han encontrado en el Abocador de Can Mata (els Hostalets de Pierola, Anoia). Los restos más modernos, en cambio, se han encontrado en Can Llobateres (Sabadell, Vallès Occidental) y datan de hace unos 9.5 millones de años.

La presencia de Albanosmilus el Vallès-Penedès se conoce desde los años 40 del siglo pasado, pero no ha sido hasta ahora que se han recuperado y descrito algunos de los restos fósiles más interesantes, como son un cráneo completo y una calota encontrados en el Abocador de Can Mata. En su conjunto, sin embargo, el trabajo que publican los investigadores del ICP en el Journal of Systematic Palaeontology recoge los casi 60 restos fósiles de Albanosmilus recuperados en distintos yacimientos catalanes.

A pesar de que los orígenes no son absolutamente claros, el registro fósil parece indicar que esta familia de carnívoros se originó en el Mioceno inferior en África, hace unos 20 millones de años, para luego dispersarse por Eurasia a finales del Mioceno inferior, diversificándose durante el Mioceno medio y superior, y dispersándose también hacia Norteamérica.

Hasta ahora, los estudios taxonómicos habían mostrado la existencia de varios géneros de barbourofélidos: Gringsburgsmilus, Syrtosmilus, Afrosmilus, Prosansanosmilus y Vampyrictis serían las formas más primitivas, presentes en África y Europa, mientras que Sansanosmilus y Albanosmilus de Eurasia y posiblemente Norte América, y Barbourofelis sólo de Norte América, corresponderían a las formas más derivadas.

Antes de este estudio, Albanosmilus se consideraba un sinónimo de Sansanosmilus, y la especie en cuestión se llamaba Sansanosmilus jourdani. Gracias al estudio del rico registro del Vallès-Penedès, completado por los restos encontrados en otras partes del mundo, el equipo de investigadores del ICP liderado por Josep Robles y David M. Alba muestran que la especie estudiada es ya más derivada que Sansanosmilus palmidens, y que por tanto se debe clasificar en un género diferente, Albanosmilus.

El hecho de que la especie norteamericana más primitiva sea muy parecida a Albanosmilus jourdani, que presenta una morfología intermedia entre Sansanosmilus y Barbourofelis, sugiere que los barbourofélidos norteamericanos se originaron a partir de la dispersión de Albanosmilus hacia América del Norte alrededor del límite entre el Mioceno medio y superior.

En Eurasia, los barbourofélidos se extinguieron a principios del Mioceno superior, poco después de la entrada de los verdaderos dientes de sables (félidos macairodontinos). En cambio, en América del Norte originaron varias especies más derivadas de Barbourofelis, entre las que destaca B. fricki, con unos impresionantes caninos en forma de daga de más de 20 centímetros de largo!

 


Descubren un fósil de una nueva especie de zorro en Sudáfrica.

  Publicado en Paleo. Año 11. Numero 84. Marzo de 2013.

En un rincón de Sudáfrica, cerca de la ciudad de Muldersdrift, se encuentra una cueva de nombre Malapa, que en 2008 se dio a conocer como uno de los lugares más ricos en fósiles de toda África. Entre los hallazgos más destacados, que se han producido en dicha cueva, se encuentra el esqueleto de uno de los ancestros de los seres humanos, Australopithecus sediba.

Ahora Malapa vuelve a estar de actualidad científica. En esta ocasión es debido al hallazgo de otro grupo de fósiles.

El descubrimiento lo ha realizado un grupo de científicos de la Universidad de Witwatersrand, su trabajo ha sido publicado en Transactions of the Royal Society of South Africa bajo el título A new species of fox from the Australopithecus sediba type locality, Malapa, South Africa.

El hallazgo consiste en unos fósiles de zorro. En concreto se han encontrado restos de la mandíbula y parte de su esqueleto. Tras analizar los dientes y otros aspectos de la anatomía de estos fósiles, se ha podido concluir, que dichos fósiles pertenecen a una nueva especie de zorro desconocida hasta ahora para la ciencia. 

A esta nueva especie se la ha dado el nombre de Vulpes Skinneri. Este nombre es una muestra de reconocimiento hacia John Skinner, experto en mamíferos que ha fallecido recientemente. Con este descubrimiento Malapa vuelve a demostrar así su importancia a la hora de ayudarnos a entender la evolución, no sólo de los humanos, sino también de la de los mamíferos actuales de África.

 


Los dinosaurios oviraptores movían las plumas de su cola para cortejar a las hembras.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 83. Marzo de 2013.

Un nuevo estudio de la Universidad de Alberta (Canadá) de los fósiles de un grupo de dinosaurios bípedos conocidos como ovirraptores sugiere que muchas especies en el linaje sacudían sus plumas de la cola para llamar la atención durante el ritual de cortejo, igual que hacen en la actualidad los pavos reales.

Según los científicos, estos dinosaurios tenían todo lo necesario para poder mover la cola en el cortejo: una particular estructura ósea y muscular. Las vértebras del final de la cola de los ovirraptores se fusionan formando una cresta, como la estructura de una hoja. Además, las vértebras de la base de la cola eran cortas y numerosas, lo que indica una gran flexibilidad.

Los músculos grandes se extendían muy abajo en la cola y tenían un número suficiente de puntos de conexión a las vértebras para que el ovirraptor propulsara las plumas de la cola de lado a lado y de arriba abajo.

Además de las plumas de la cola ondeando, los ovirraptores también tenían crestas óseas prominentes en su cabeza, que también se cree que el dinosaurio pudo haber usado en el apareamiento.

La investigación ha sido publicada en Acta Palaeontologica Polonica.
Ilustración Sydney Mohr

 


Maledictosuchus riclaensis, un cocodrilo marino que vivió hace 164 millones años.

 Publicado en Paleo. Año 11. Numero 83. Marzo de 2013.

Un grupo de investigadores han descrito un nuevo cocodrilo marino del Jurásico que habitó en los fondos marinos que cubrían parte del territorio aragonés hace 164 millones de años y cuyo cráneo fosilizado fue localizado en un yacimiento paleontológico en Ricla (Zaragoza).

Según informa la Universidad de Zaragoza en un comunicado, el cráneo fue localizado hace una veintena de años en Ricla aunque no fue estudiado y bautizado con el nombre científico de "Maledictosuchus riclaensis" hasta ahora. Para el grupo paleontológico aragonés Aragosaurus, con el que han colaborado investigadores de la Universidad de Edimburgo, se trata del ejemplar de cocodrilo marino más antiguo y mejor preservado de la Península Ibérica y debe su nombre al pueblo donde fue hallado y a los 20 años transcurridos para su estudio (de ahí la referencia a una supuesta maldición).

 El "Maledictosuchus", que convivió con los dinosaurios, se conoce exclusivamente por el ejemplar de Ricla y se trata de un cráneo prácticamente completo, con un nivel de preservación que los investigadores califican de "excepcional". El fósil, que se exhibe ahora en la facultad de Geológicas de Zaragoza, pertenece a los metiorrínquidos, un grupo de cocodrilos marinos típicos del Jurásico que se extinguieron hace 130 millones de años, en el Cretácico Inferior.

Fue localizado en 1994, durante las campañas de prospección previas a la construcción de las vías del tren AVE entre Madrid y Barcelona. Los paleontólogos que inspeccionaron la zona hallaron el cráneo entre varios nódulos de roca a partir de unas esquirlas de hueso que les orientaron en la búsqueda. Según los investigadores, que han publicado su análisis en la revista científica "PLoS ONE", los metiorrínquidos fueron los cocodrilos mejor adaptados al medio marino, en contraste con los actuales, no vinculados totalmente a la vida acuática.

Estos reptiles del Jurásico contaban con extremidades en forma de alertas, cola larga y bilobulada parecida a la de los tiburones, armadura dérmica como la de los cocodrilos actuales y cuerpo y cabeza con formas hidrodinámicas.  El cráneo del "Maledictosuchus" tiene dispuestas unas filas de dientes de pequeño tamaño que le permitían ajustarse a una dieta fundamentalmente piscívora, aunque también comía cefalópodos y otros invertebrados marinos.

Los investigadores consideran que este ejemplar es el miembro más antiguo de la tribu de los raqueosaurinos, un grupo de metiorrínquidos especializados, piscívoros y altamente adaptados a la vida en el mar. Durante el Jurásico Medio, este tipo de cocodrilos se distribuyeron por toda Europa, especialmente en diversas zonas de las actuales Francia y Gran Bretaña, aunque hasta el momento no se había descubierto ningún raqueosaurino.

Por lo tanto, concluyen los investigadores, el estudio de este nuevo cocodrilo demuestra que su evolución hacia una dieta muy especializada y a la vida en mar abierto comenzó al menos diez millones de años antes de lo que se había pensado, en el Jurásico Medio. Fuente EFE

 


Hallan huevos de tenia de 270 millones de años en heces fósiles de tiburón.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 83. Marzo de 2013.  

Un racimo de huevos de tenia descubierto en excrementos fosilizados de tiburón de hace 270 millones de años sugiere que los parásitos intestinales en los vertebrados son mucho más antiguos de lo que se conoce, según un estudio publicado este miércoles en 'Plos One' por los científicos Paula Dentzien-Dias y colegas de la Universidad Federal de Río Grande (Brasil).

Los restos de estos parásitos en vertebrados de esta época son raros en 500 muestras examinadas, ya que sólo una reveló los huevos de tenia. Este descubrimiento particular ayuda a establecer una línea de tiempo para la evolución de los actuales parásitos tenia que se producen en los alimentos como el cerdo, el pescado y la carne. Los huevos fosilizados fueron encontrados en un grupo muy similar a los establecidos por las tenias modernas, algunos de ellos son no nacidos y uno contiene lo que parece ser una larva en desarrollo.

 Según el estudio, "este descubrimiento muestra que el registro fósil de parásitos intestinales en vertebrados es mucho más antiguo de lo que se conocía anteriormente y se produjeron al menos entre hace 270 y 300 millones de años".

El fósil que se describe en este estudio es de mediana edad, del Pérmico Superior, el punto y seguido de la extinción en masa más grande conocido, cuando casi el 90 por ciento de las especies marinas y el 70 por ciento de las especies terrestres se extinguieron.

 


Encuentran fósil de Pannoniasaurus inexpectatus, gran reptil marino en Hungría.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 82. Marzo de 2013.  

Un equipo de paleontólogos descubrieron restos fósiles de lo que sería una nueva especie de mosasaurio, el primero en su tipo en vivir en agua dulce.

Los expertos realizaron el descubrimiento en una mina al oeste de Hungría. Bautizado como Pannoniasaurus inexpectatus, el dinosaurio, con una estructura similar a la de un cocodrilo, habría habitado los ríos de agua dulce que existían en el Cretáceo y que separaban a África del sureste de Europa, hace 84 millones de años aproximadamente.

A diferencia de los mosasaurios que habitaban en los océanos, esta especie tenía patas como un lagarto terrestre, un cráneo más plano como los cocodrilos, y una cola distinta a los miembros de la familia de mosasaurios.

Los científicos creen que se adaptó a la vida en los ríos de la misma forma que los delfines de agua dulce de la actualidad. "La evidencia que encontramos es que es similar al linaje de los cetáceos" señaló László Makádi, paleontólogo del Museo de Historia Natural de Hungría. El equipo de expertos cree que el Pannoniasaurus podría haber sido uno de los principales depredadores del ecosistema, el cual incluía peces, anfibios, lagartos, cocodrilos, tortugas y otros dinosaurios. Sus dientes relativamente pequeños sugieren que se alimentaba mayoritariamente de peces, anfibios y lagartos.

"El tamaño del Pannoniasaurus lo hace el depredador más grande hasta ahora conocido en las aguas de este ambiente" explicó Makádi.

En el sitio de la excavación, los expertos encontraron miles de fósiles pertenecientes a varios ejemplares de Pannonisaurus que variaban en tamaño entre un metro a 4 metros. De acuerdo a las estimaciones, un ejemplar adulto podría llegar hasta los seis metros.

Michael Caldwell, un experto en mosasaurios de la Universidad de Alberta en Canadá, cree que es poco probable que los mosausarios hayan sido los únicos reptiles marinos en adaptarse al agua dulce. "Estoy seguro que deben existir plesiosaurios e ictiosaurios de agua dulce también", señaló.

El descubrimiento fue publicado en la revista PLOS ONE.

 


Descubren cráneo de juvenil de cuvieronius hyodon en Chiapas.

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 82. Marzo de 2013.  

Los restos hallados pertenecieron a un bebé mastodonte, un raro descubrimiento, que perteneció a la Era de Hielo

Paleontólogos chiapanecos descubrieron el cráneo juvenil de un mastodonte (cuvieronius hyodon) de hace 10 mil 800 años, correspondiente al Pleistoceno o la llamada Era de Hielo. Después de varios meses de trabajos de prospección realizados en la localidad "La Simpatía", en el municipio de Villacorzo, el hallazgo se dio sobre la corriente del río.

La pieza, de acuerdo con un comunicado del gobierno del estado, fue protegida para su traslado al laboratorio del Museo de Paleontología de la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (SEMAHN), para iniciar con la limpieza y restauración. "Nos percatamos que el cráneo perteneció a un organismo bebé de mastodonte, nuestra reacción fue de satisfacción, ya que este tipo de descubrimientos son muy raros, debido a que en esta edad los huesos no se encuentran bien osificados" , precisó Marco Antonio Coutiño José, director de Paleontología de la SEMAHN.

Detalló que en los últimos años la región Frailesca se ha convertido en una zona de gran interés paleontológico, ya que se han obtenido hallazgos importantes de megafauna, en los municipios de Villa Corzo y Villaflores. Con ello, explicó, se ha logrado establecer una reconstrucción paleoambiental de los paisajes que dominaron al menos la depresión central de Chiapas, entre los registros más comunes de esta región, se encuentran mamut, mastodontes, perezosos terrestres, gliptodontes, caballos y venados.

Resaltó la relevancia de este descubrimiento, ya que permitirá hacer conclusiones acerca del desarrollo ontogénico de estos organismos, que a la fecha se sabe poco de ellos.  El proyecto de rescate del patrimonio paleontológico de Chiapas lleva 16 años ejecutándose con gran éxito, lo que ha permitido un crecimiento importante en la colección científica del Museo de Paleontología.

Precisó que este centro alberga actualmente a más de seis mil 892 ejemplares fósiles, lo que lo convierte en único en el sureste de México, cuenta con varias especies "Tipo" , es decir, que revisten especial importancia para la ciencia. Los trabajos de investigación y rescate de más piezas en la Frailesca continuarán, luego de que en esa misma zona se han registrado hallazgos de molares de caballo, vertebras de mamut y placas de armadillos gigantes.

 


Recuperan mandíbulas de Pelagiarctos, una morsa del Mioceno de California.

 

Publicado en Paleo. Año 11. Numero 82. Marzo de 2013. 

 

Leones marinos, nutrias, ballenas jorobadas y focas son animales que resultan familiares para la mayoría de los californianos de hoy en día. Pero las costas de california albergaron una vez animales mucho más exóticos y extraños: pájaros gigantes con dientes, tiburones del tamaño de las ballenas, pingüinos voladores... Y una de estas especies era una morsa gigante y asesina que se comportaba como un pez pero que devoraba a sus presas gracias a sus fuertes mandíbulas y enormes dientes.

Las investigaciones que se han realizado gracias a este nuevo fósil, y que han sido publicadas en la revista PLoS ONE, revelan que este animal era un diestro depredador de otros animales marinos gracias a sus robustas mandíbulas con grandes caninos. Además, este tipo de morsa, conocida como Pelagiarctos y que ya se extinguió, era capaz, gracias a su morfología, de devorar grandes presas sin discriminar: se alimentaba de peces, invertebrados y, en ocasiones, podía también comer presas de sangre caliente.

Robert Boessenecker, paleontólogo de la Universidad de California y uno de los autores del estudio, asegura que los más característico de las mandíbulas de esta morsa asesina es que son muy grandes y sus huesos se fusionan en la barbilla, como en el caso de los hombres. Los grandes dientes son parecidos a los que tienen los animales 'rompe-huesos' como las hienas.

En este sentido, el paleontólogo asegura que esta morsa "se adaptó para alimentarse de presas de sangre caliente". Y así, el gran tamaño y la fusión de sus mandíbulas la convertían en un "depredador de primera línea o en una morsa asesina, si se prefiere", señala Boessenecker acerca de este nuevo descubrimiento.

Esta morsa vivió hace 15 millones de años, en un momento de calentamiento global en la Tierra. De ella, el paleontólogo recuerda que sólo se han encontrado 7 ejemplares en la zona de Sharktooth Hill de California, unos fósiles que son "extremadamente raros".

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