Gigantes Prehistóricos del Periodo Eoceno. Fosiles Eoceno. MegaFauna Web.
 
   

Aqui encontraras informacion paleontologica de las principales criaturas prehistoricas de todos los continentes.

 

*** Paleontología Internacional ***

Pagina Principal I Presentación I Agregar en Mis Favoritos I Imprimir  I Copyright  I Correo I Colabore I Gmail I Grupo Paleo

 

 

Gigantes Prehistóricos del Periodo Eoceno.

 

El Eoceno es la segunda división del cenozoico, era de la escala de tiempos geológicos, que comenzó hace unos 56,5 millones de años y finalizó hace unos 35,4 millones de años. Al igual que el paleoceno, que lo precedió, y el oligoceno, que lo siguió, el eoceno (del griego eos 'alba' y kainos 'vida') fue definido en el siglo XIX por el geólogo británico Charles Lyell sobre la base del porcentaje de especies modernas de moluscos y crustáceos presentes en los estratos rocosos del cenozoico.

En el hemisferio occidental, el eoceno marcó la última fase de la orogénesis de las cordilleras, el episodio de alzamiento de las grandes cadenas montañosas que se extienden hacia el norte y el sur en el oeste de las Américas. En el noroeste, los sedimentos arcillosos depositados en los vastos lagos del eoceno se compactaron para formar valiosos depósitos de esquistos petroleros. Al mismo tiempo, el supercontinente de Laurasia siguió desgajándose (véase Tectónica de placas), la expansión de los suelos marinos comenzó de hecho en la sección más septentrional de la dorsal Medioatlántica, impulsando a Groenlandia hacia el oeste, alejándola del norte de Europa, y desencadenando la erupción de grandes flujos basálticos, cuyos restos pueden apreciarse en Irlanda, Escocia, Islandia y Groenlandia.

Las fuerzas generadas por las colisiones continentales que habían comenzado al principio de la era precedente, el mesozoico, condujeron al alzamiento de los sistemas montañosos alpino e himalayo. Mientras tanto, sobre las llanuras del noreste de la India corrieron ingentes cantidades de basalto fundido al unirse este subcontinente recién formado, desgajado de África durante el cretácico, a Asia. En el hemisferio sur, la Antártida y Australia, que habían estado unidas después de separarse de Gondwana en el mesozoico, se separaron a su vez y se alejaron la una de la otra.

El clima del eoceno era subtropical y húmedo en toda América del Norte. En las latitudes altas de Groenlandia y Siberia, en los bosques templados húmedos, dominaban las secuoyas gigantes y los árboles de hoja caduca como el haya, el castaño y el olmo. En el clima por entonces cálido de Alaska, florecieron las higueras, las magnolias y las cicadáceas. La rápida evolución de nuevos órdenes de mamíferos, iniciada en el paleoceno, siguió adelante.

En Europa y Norteamérica aparecieron al mismo tiempo formas ancestrales del caballo, el rinoceronte, el camello y otros grupos modernos, como los murciélagos, los primates y roedores similares a las ardillas. Muchos de ellos eran muy pequeños en comparación con las formas actuales. El caballo más primitivo (Hyracotherium) medía unos 30 cm de altura y tenía tres dedos en las patas traseras y cuatro en las delanteras. Los carnívoros de aquel entonces, llamados creodontos, fueron el tronco del que evolucionarían los perros y los gatos modernos. El final de esta época fue testigo de la primera adaptación de los mamíferos a la vida marina. En el norte de México, Egipto y Europa se han encontrado restos fósiles de un animal similar a la ballena pertenecientes al eoceno. El más grande de estos animales medía más de 15 m, pero aún así era presa de los tiburones de entonces, algunas de cuyas especies tenían mandíbulas de hasta 1,8 m de ancho.

América

África

Europa

Asia

Oceanía

Metacheiromys

Dinoceras

Potamotherium

Basilosaurus

 

Zygorhiza

Hyaenodon

Hyracotherium

Pakicetus

 

Eobasilus

Protocetus

Eomanis

Sarkastodon

 

Trogosus

 

Eurotamandua

Prorastomus

 

Vulpavus

 

Leptictidium

Andrewsarchus

 

Uintatherium

 

Darwinius

Arsinoitherium

 

Inkayacu

 

 

Gigantophis

 

Notharctus

       
pelagornítido        
Paraptenodytes        
Antarctoboenus        
Niolamia        
Madtsoia        
Boidedae        
Llanquibatrachus        
Callistoe        
Nototylops        
Propalaehophophorus        
Catogenus        
 Anisoptera        

Metacheiromys tatusia. Osborn 1904.

Metacheiromys Metacheiromys Metacheiromys Metacheiromys Metacheiromys Metacheiromys Metacheiromys Metacheiromys

  

América del Norte (Wyoming). Tenia 45 cm de longitud. Con sus patas cortas, las afiladas garras y la cola, larga y pesada, es posible que Metacheiromys se pareciera a una mangosta actual. Sin embargo, tenía la cabeza larga y estrecha, como los armadillos. Poseía caninos fuertes, pero había perdido casi todas las muelas. En su lugar, crecían unas almohadillas córneas que el animal empleaba, sin duda para triturar sus presas. El habitat de Metacheiromys eran los bosques subtropicales densos que cubrían algunas zonas del oeste de Estados Unidos durante el Eoceno. Las garras de las patas delanteras eran mucho más grandes que las ce las patas traseras, por lo cual es probable que Metacheiromys escarbara en busca de alimentos, desenterrando hormigas, escarabajos y gusanos.


Zygorhiza kochii.  Kellogg 1936.

Zygorhiza Zygorhiza Zygorhiza Zygorhiza Zygorhiza Zygorhiza Zygorhiza Zygorhiza Zygorhiza Zygorhiza Zygorhiza Zygorhiza

 

América del Norte (costa atlántica). Tenia  6 m de longitud. Zygorhiza pertenecía a una familia de ballenas primitivas que había desarrollado un cuerpo muy alargado, como el de las anguilas. La Zygorhiza propiamente dicha, sin embargo, se parecía más a una ballena convencional que la mayor parte de sus familiares. Su cuerpo abarcaba unas seis veces la longitud del cráneo; esta proporción se repite en la ballena actual. Pero, a diferencia de ésta, la cabeza se unía con el cuerpo por medio de un cuello definido, aunque corto, compuesto por el complemento de siete vértebras que suele aparecer en los mamíferos. Las extremidades anteriores tenían forma de aleta y es probable que se pudieran mover desde el codo, a diferencia de las de las ballenas modernas, cuyos miembros anteriores presentan los huesos fundidos y rígidos hasta la parte superior del brazo. Es posible que estas ballenas primitivas todavía se aparearan y se reprodujeran en tierra, como sus antepasados anfibios. Las articulaciones flexibles de sus miembros anteriores habrán servido para halar sus cuerpos serpentinos fuera del agua, sobre las rocas.

Eobasilus.

Eobasilus Eobasilus Eobasilus Eobasilus Eobasilus Eobasilus Eobasilus Eobasilus Eobasilus Eobasilus Eobasilus Eobasilus

 

América del Norte (Wyoming). Tenia 3 m de longitud; 1,5 m de altura en la cruz. El grotesco Eobasilus se parecía bastante a un rinoceronte con un par de colmillos caninos con forma de sables en la mandíbula superior y seis protuberancias óseas en la cabeza. Estos «cuernos» eran romos y es probable que estuvieran recubiertos de piel. También es probable que sólo el par situado en la parte anterior de la nariz estuviera protegido por una vaina de «cuerno» formada por una maraña de pelos, como en los rinocerontes. Es posible que los machos los utilizaran para embestirse de cabeza, en las luchas para determinar quién era el jefe de la manada. Los incisivos de la mandíbula inferior eran muy pequeños y faltaban por completo en la mandíbula superior, lo cual indica que la lengua y los colmillos eran los órganos más importantes para reunir los alimentos.


Trogosus hyracoides. Marsh 1873.

Trogosus Trogosus Trogosus Trogosus Trogosus Trogosus Trogosus Trogosus Trogosus Trogosus Trogosus Trogosus Trogosus

    

América del Norte (Wyoming). Tenia 1,2 m de longitud. Visto desde una cierta distancia, el cuerpo grueso, la cabeza corta y los pies planos de este enorme animal deben de haberle dado el aspecto de un oso moderno. Sin embargo, en cuanto abría la boca, sus enormes incisivos cincelados le hacían parecerse más a una rata o un conejo gigantescos. Igual que los de los roedores, los incisivos estaban adaptados para roer: la superficie anterior estaba recubierta de esmalte y crecía de forma permanente durante toda la vida del animal. Los dientes para moler, situados en la parte posterior de la mandíbula, se gastaban continuamente, lo cual indica que Trogosus comía sustancias vegetales abrasivas, tal vez raíces y tubérculos que arrancaba de la tierra con las garras.


Vulpavus profectus. Matthew 1909.

Vulpavus Vulpavus Vulpavus Vulpavus Vulpavus Vulpavus Vulpavus Vulpavus Vulpavus Vulpavus Vulpavus Vulpavus Vulpavus

   

América del Norte. Los miácidos como Vulpavus, fueron los primeros carnívoros auténticos; aparecieron durante el Paleoceno, hace 60 millones de años. Se trata de un grupo «artificial», ya que contiene animales que no estaban muy relacionados entre sí. Sin embargo, al clasificarlos es mejor separar estos carnívoros primitivos de los más modernos. Los miácidos eran sobre todo mamíferos pequeños que vivían en zonas boscosas, donde no tenían muchas probabilidades de fosilizarse. Los escasos restos que se conservan radican que se parecían a los creodontos en muchos aspectos, aunque es posible que fueran bastantes más inteligentes y que sus dientes carniceros estuvieran mejor desarrollados. Los huesos de las patas de algunos miacoideos, como el Vulpavus del eoceno de América del Norte, muestran que estos animales tenían patas muy móviles, similares a las de los carnívoros modernos, que trepan a los árboles en forma regular. El Vulpavus también tenía garras curvas, que refuerzan esta idea. Sin embargo, el estilo de vida trepador quizá no incluía a todos los miacoideos. El Didymictis, del paleoceno-eoceno de América del Norte y Europa, probablemente vivía a nivel del suelo y habría sido un corredor veloz o un cavador.


Uintatherium anceps. Marsh 1871.

Uintatherium Uintatherium Uintatherium Uintatherium Uintatherium Uintatherium Uintatherium Uintatherium Uintatherium

 

América del Norte. Los dinocerados, mamíferos con "cuernos terribles", eran criaturas herbívoras similares a los rinocerontes, famosas por sus cuernos y colmillos. El dinocerado más primitivo, el Prodinoceras, apareció en Asia durante el paleoceno (65-53 millones de años atrás), pero casi todos los tipos posteriores son de América del Norte. Cómo se relacionan los dinocerados con los demás mamíferos aún es tema de controversia. Probablemente hayan formado parte del grupo de mamíferos con pezuñas(ungulados), ya que presentaban similitudes con algunos mamíferos ungulados de América del Sur. Otra posibilidad es que hayan estado relacionados con los pantodontes y tilodontes. Una opinión más controvertida es que los dinocerados descendieron de los anagálidos, un pequeño grupo de mamíferos similares a los conejos. El dinocerado más grande y más conocido, el Uintatherium, era tan grande como un rinoceronte moderno. Se lo llamó así en 1872 por los indios Uintah, una tribu que, como el Uintatherium, vivió en Utah. Cuando se lo describió por primera vez, se discutió sobre si el Uintatherium era o no un elefante. Hoy está claro que los elefantes y los dinocerados no son parientes cercanos. Las diversas formas que aparecían sobre los largos cráneos de dinocerados como el Uintatherium y el Eobasileus probablemente eran estructuras de exhibición utilizadas para demostrar madurez sexual. Los machos parecen haber tenido cuernos más grandes y una proyección mayor en la mandíbula. Es probable que lucharan usando estas estructuras, quizá empujándose unos a otros con los cuernos y crestas y mordiéndose con los colmillos.


Dinoceras lucaris. Marsh 1873.

Dinoceras Dinoceras Dinoceras Dinoceras Dinoceras Dinoceras Dinoceras Dinoceras Dinoceras Dinoceras Dinoceras Dinoceras

         

Utah (EU); Mongolia. Los uintateres fueron grandes herbívoros que vivieron durante los primeros 30 millones de años de la era de los mamíferos en América del Norte y Asia Central. El Dinoceras, un uintatere característico, era grande como un rinoceronte, pero no se emparentaba con las formas modernas. La cabeza estaba adornada por tres pares de protuberancias óseas, dos sobre las fosas nasales, dos sobre los ojos y dos en la parte posterior. Además, los machos poseían un par de colmillos largos como cuchillos. Tales protuberancias y colmillos tal vez se usaron en las luchas entre los machos por las hembras o para defenderse, aunque había pocos carnívoros en esa época que pudieran enfrentarse al Dinoceras.

Hyaenodon leptorhynchus. Laizer et Parieu, 1838.

Hyaenodon Hyaenodon Hyaenodon Hyaenodon Hyaenodon Hyaenodon Hyaenodon Hyaenodon Hyaenodon Hyaenodon

    

América del Norte. Los cánidos, que incluyen los zorros, chacales, coyotes, lobos y perros actuales, son un grupo próspero y versátil. Cuentan con una historia evolutiva de unos 40 millones de años, y se han adaptado a una gran diversidad de habitas y a una amplia variedad de dietas. Como miembros del orden de los carnívoros, están relacionados con Ias nutrias y las comadrejas, los felinos y las mangostas, y con las focas, los leones marinos y las morsas. Los cánidos más primitivos, conocidos por primera vez a fines del Eoceno, hace unos 40 millones de años, eran unos animales de patas relativamente cortas, que se asemejaban a las mangostas y las civetas, más que a los perros. Estaban confinados a América del Norte, el centro de la evolución de los cánidos, de forma casi exclusiva: la familia no colonizó otros continentes hasta el final del .Mioceno, hace apenas 6 millones de años.De los cinco géneros que existían a principios del Oligoceno (35 millones de años atrás), al finalizar el Mioceno (entre 10 y 6 millones de años atrás) los cánidos se habían diversificado hasta formar 42 géneros, y desde entonces han ido decayendo hasta los doce géneros que sobreviven en la actualidad, entre los que se incluyen los perros domésticos. El Hyaenodon era un animal con hábitos depredadores, semejantes a los de un lobo. Forma parte de un grupo llamado creodontes, que no son considerados verdaderos carnívoros. Los creodontes vivieron desde el paleoceno hasta el mioceno, y se habrían parecido a las civetas, los gatos o los perros modernos. Los dientes cortantes ubicados en la parte posterior de las quijadas muestran que estos animales eran depredadores.

Inkayacu paracasensis. Clarke et al., 2010.

Incayaku paracasensis Incayaku paracasensis Incayaku paracasensis Incayaku paracasensis Incayaku paracasensis Incayaku

               

Perú. Medía 1.5m. y pesaba 54 kilos. Vivió en el Eoceno tardío, hace 36 millones de años, un periodo caracterizado por el clima cálido y una fauna rica en lo que hoy es la Reserva Nacional de la Bahía de Paracas: colosales tiburones, variados cocodrilos, cetáceos primitivos y aves gigantescas. El artículo de la revista Science trata de esta investigación que se centró sobre todo en las plumas del animal. La fosilización de partes blandas es muy difícil; pero en este caso se han conservado no solo las plumas del cuerpo y las alas, sino las escamas de las patas. Por primera vez se ha revelado la forma de las plumas de los pingüinos prehistóricos y hasta el color. El Inkayacu paracasensis era gris y marrón rojizo, a diferencia de los pingüinos modernos que son negros y blancos. La importancia de la conservación de las plumas permite estudiar la evolución de los especímenes de esa época hasta el diseño de las plumas de los pingüinos actuales.

Pelagornithidae. Fürbringer, 1888.

Húmero de este ejemplar de dimensiones extraordinarias. Prensa. Esqueleto de un pelagornítido, en el Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires. Aspecto del pelicano gigante de la antártica. Prensa.

Antártica, Argentina. Familia extinta de grandes aves marinas. Sus restos fósiles se han hallado en muchas partes del mundo en rocas que datan de finales del Paleoceno hasta el límite entre el Plioceno y el Pleistoceno. Superaba cómodamente los seis metros de extensión con sus alas abiertas. Era un ave extremadamente ligera para su tamaño, casi como una pluma, que solo pesaba unos 30 o 35 kilos. Podía recorrer grandes distancias sobre los mares y cazaba peces durante vuelos rasantes. Sus restos fueron encontrados por paleontólogos argentinos cerca de la base Marambio. En la Antártida existieron dos grupos de pelagornítidos: uno de ellos estaba compuesto por aves que no superaban los 5 metros de envergadura alar, mientras el otro tenía representantes gigantes que podían alcanzar entre seis y siete metros. Hay evidencias de que, hace 50 millones de años, se inició un período de calentamiento de la temperatura de los océanos, el cual provocó seguramente una gran productividad biológica de los mares antárticos y permitió que los pelagornítidos y los pingüinos tuvieran alimento suficiente para poder desarrollar tamaños tan gigantescos. Para sujetar su alimento, los pelagornítidos tenían unos pseudodientes. Se trataba de unas expansiones óseas en sus picos, pero no tenían la capacidad de mordida de aquellos pingüinos gigantes con los que convivieron, ya sus huesos del rostro no estaban preparados para tener mucha resistencia; posiblemente, tenían una alimentación parecida a la de un pelícano actual, que se abastece de animales blandos, como calamares o peces. Había allí un ambiente costero, poblado de muchas especies de pingüinos y gaviotas, y muy próxima a esa costa había un ambiente boscoso habitado por comadrejitas, marsupiales del tamaño de un ratón, ungulados ya extintos del tamaño de una oveja y allí también encontramos hace poco al falcónido más antiguo del mundo. Los doctores Marcos Cenizo, Carolina Acosta Hospitaleche y Marcelo Reguero son los autores del estudio.


Paraptenodytes antarcticus. Moreno et al, 1891.

 
Paraptenodytes Paraptenodytes Paraptenodytes Paraptenodytes Paraptenodytes Paraptenodytes Paraptenodytes

Fragmento craneal de Paraptenodytes antarticus. (*)

Fósiles de Paraptenodytes antarticus, en el Geoparque Bryn Gwyn de Gaiman, Chubut.

Aspecto del pingüino fósil Paraptenodytes. (*)

Patagonia, Argentina. El género Paraptenodytes fue acuñado por Florentino Ameghino en 1891 para designar a los especímenes fósiles originalmente descritos por François Moreno y Alcide Mercerat como Palaeospheniscus antarcticus. La especie tipo del género corresponde a Paraptenodytes antarcticus, cuyo holotipo se encuentra depositado en el Museo de La Plata, proceden de la Formación Monte León. En 1946, George Gaylord Simpson describió un nuevo espécimen de la especie tipo, el cual incluía parte del cráneo y postcráneo asociados. Este hallazgo fue durante años el esqueleto de pingüino fósil más completo conocido y en el único con cráneo asociado hasta la descripción de Marplesiornis en 1960.  Paraptenodytes era un verdadero genero de pingüino prehistórico de hábitos acuáticos como los actuales, pero algunas de sus especies tenían un gran tamaño, ya que oscilaban desde 0,20 a 1,90 metros de alto. Durante este mismo Periodo, vivió en la Patagonia otro genero de pingüino también desaparecido, cuyo tamaño era similar a sus parientes actuales, llamado Apterodytes, caracterizándose por tener unas alas ridículamente pequeñas. Su comportamiento no era muy distinto a sus descendientes, ya que anidaban en las costas marinas, donde cavaban su propio nido o aprovechaban aquellos abandonados por otros animales, como marsupiales y reptiles. Su alimentación estaba constituida principalmente de peces de tamaño variante y de numerosos invertebrados, los cuales se hallan normalmente asociados a estos vertebrados emplumados. El enigma de estas aves desaparecidas es si para este periodo habían desarrollada la glándula uropigia, la cual se encargaría de distribuir aceite natural por su cuerpo, permitiendo la impermeabilización de las plumas y evitando de que estas presenten hipotermia en aguas frías. Recordemos que en este Periodo Patagonia era una selva Sub-tropical con temperaturas constantes de unos 20° centígrados durante gran parte del año. Los principales restos de Paraptenodytes proceden de la Formación Sarmiento y Gaiman.


Antarctoboenus carlinii.  Cenizo, Noriega y Reguero, 2016.

Resto fósil antártico de Antarctoboenus carlinii. Imagen Fundación Azara, prensa.

Posible aspecto del primitivo Halcón del Eoceno del sector antártico Argentino.(*)

Antartica, Argentina. Los investigadores Marcos Cenizo (Museo de Historia Natural de La Pampa - Fundación Azara), Jorge Noriega (CICYTTP - CONICET - UADER) y Marcelo Reguero (Instituto Antártico Argentino) dieron a conocer un falcónido ancestral que vivió hace 50 millones de años atrás en lo que hoy es la isla Marambio, en el sector antártico argentino. El nuevo “protofalcónido” -al que los autores denominaron, Antarctoboenus carlinii- representa el miembro más antiguo de este linaje de rapaces, duplicando en edad a los restos de mayor antigüedad que se conocían hasta el momento. Este descubrimiento confirma que los falcónidos se originaron en algún lugar del hemisferio sur entre América del Sur y la Península Antártica, algo que ya anticipaban los estudios evolutivos basados en datos genéticos obtenidos de las especies vivientes. La edad del Antarctoboenus carlinii ofrece un nuevo punto de calibración a los relojes moleculares que permiten inferir los momentos del tiempo geológico en que los principales linajes de aves divergieron unos de otros. El nombre genérico del nuevo espécimen significa “caminante antártico” y fue nominando en honor al querido y siempre recordado Dr. Alejandro Carlini, líder por casi 25 años del Programa de Mamíferos Marinos del Instituto Antártico Argentino y uno de los investigadores argentinos más destacados en el conocimiento de los ecosistemas antárticos.


Niolamia argentina.   Ameghino, 1899.

Cráneo de Niolamia de unos 30 cm de ancho, con grandes cuernos laterales, en el Museo de La Plata. Placas tentativamente atribuidas a Niolamia (tortuga gigante de tierra). Reconstrucción del aspecto de Niolamia argentina (*).

Patagonia, Argentina. Es una de las tantas especies que sobrevivieron al cataclismo que extinguió a los dinosaurios. Fue una tortuga terrestre de tamaño colosal y comparable a los grandes gliptodontes del Pleistoceno. Su cabeza estaba armada por grandes protuberancias, dos de las cuales se prolongan de manera extraordinaria, semejantes a los cuernos de un buey. La cola no pasaba de percibida, ya que se encontraba protegida por un estuche óseo compuestos por varios anillos imbricados y con protuberancias cónicas. Los primeros restos de esta tortuga fueron hallados en la Provincia de Neuquén en el Cretácico superior. Florentino Ameghino lo dio a conocer en 1899 y lo bautizo con el nombre de Niolamia, para diferenciarla de la gran tortuga australiana del Pleistoceno conocida como Meiolania, con la cual Ameghino creía ligeramente relacionada. Llegaron a medir hasta 2,5 metros de largo. En América del Sur esta especie se prolongo hasta el Eoceno.


Madtsoia bai. Simpson, 1933

 

 

Restos fósiles  constituido por una gran cantidad de vértebras y costillas articuladas. Cráneo muy completo, encontrados en la Patagonia Argentina. "American Museum of Natural History" in New York. Al lado reconstrucción de Madtsoia. (*)

Patagonia, Argentina. En la actual provincia de Chubut, al sur de la republica Argentina, durante el Eoceno, el territorio era muy distinto al desierto que hoy podemos observar. Para entonces el clima era sub-tropical con alta humedad. Así lo indica la presencia de primitivas tortugas y cocodrilos. También el registro paleobotánica, donde se han podido identificar grandes palmeras y otras plantas de zonas lluviosas. Uno de los primeros registros de grandes serpientes del Terciario de Patagonia fue publicado por el sabio Florentino Ameghino en 1906. Madtsoia, fue un enorme "ofidio" (víboras y serpientes) hallado en el año 1933  por el paleontólogo George Gaylord Simpson. Los fósiles hallados, corresponden a un esqueleto incompleto, pero con una excelente conservación. Se trata de una columna vertebral articulada y con sus respectivas costillas. Los estudios revelaron que este enorme animal poseía mas de 300 o 400 vértebras, y que en vida superaba los 10 metros de largo. (las Anacondas miden 8 metros). Aun se discute si fue una serpiente de hábitos terrestres o acuáticos, pero si estamos seguros que se alimentaría de mamíferos notoungulados de tamaño medio y chico, a los cuales acechaba para enrollarse en su cuerpo y asfixiarlos hasta poder digerirlos. En 1959 se dio a conocer la existencia de una rama mandibular de gran talla, la cual fue hallada en en el Paleoceno tardío en la localidad de Gaiman, al norte del Rió Chubut, atribuida al genero Madtsoia, cuya antigüedad seria entre 55 y 60 millones de años. Los primeros restos y que corresponden a este Periodo (Eoceno temprano), corresponden a la localidad de Cañadon Vaca, en el Sudoeste de la Provincia de Chubut, Argentina. Durante el Mioceno vivieron otros "Ofidios" de gran tamaño (ver).


Boidae. Gray, 1825.

   

boidedae boidedae boidedae boidedae boidedae boidedae

  boidedae boidedae boidedae boidedae boidedae

 

Fragmento de vértebra de Boidedae, comparada con un representante actual (en su interior). (*)   Boidedae capturando un Astrapotherium. (*)

Patagonia, Argentina. Los boidos o boas (Boidae) son una familia de serpientes constrictoras, es decir que matan a sus presas por constricción, encerrándolas en sus anillos. En 1986, mientras que la Paleontóloga Adriana Albino consultaba la colección del Museo de La Plata, descubrió una vértebra de serpiente y de tamaño gigantesco, tanto que figuraba en el registro del Museo como perteneciente a un cocodrilo prehistórico. El estudio de la misma dio como resultado que no pertenecía al genero descrito mas arriba (Madtsoia), sino un representante fósil de los grandes Boideos actuales. Así mismo la comparación del fósil con restos de una Boa, dio como resultado de que se trataba de un animal joven, que aun no alcanzo su máximo desarrollo corporal. El numero de vértebras de estos animales varia entre las 300 y 400 aproximadamente. Asumiendo que las formas fósiles se mantuvieron en dicho rango de variabilidad, estimamos, en base a la longitud corporal de la forma juvenil habría sido entre los 5 y 7 metros, mientras que los adultos tendían entre 10 y 12 metros, es decir, algo mas grande que lo calculado para Madtsoia. Es muy probable que capturaba a sus presas cuando estas se encontraban bebiendo agua a las orillas de algún espejo de agua o bien cuando estas estarían descansando, momento de mucha vulnerabilidad, que estos enormes Ofideos aprovecharían para alimentarse, o bien, a presas muy adultas o enfermas. Sus restos proceden de los niveles del Eoceno temprano de la zona de Valle Hermoso, al Sudoeste de la Provincia de Chubut. 


Llanquibatrachus truebae.  Baez y Pugener 2003.

Rana fósil - Confluencia (Neuquén) del Eoceno, Terciario
 
Museo Paleontológico de Bariloche (Río Negro)

Recreación de un anfibio pípido. (*).

Patagonia, Argentina. Se trata de un anfibio pípido único en su tipo, ya que se encontraron fósiles de todas sus etapas larvales (renacuajos), incluyendo sus partes blandas. Fue hallado frente al Lago Nahuel Huapi, en la ciudad de Bariloche. La anatomía de su mano indica que se alimentaba por partículas pequeñas en suspensión. La distribución actual disyuntiva de este grupo de anfibios en América del Sur y África demuestra las conexiones de la fauna dulceacuícola entre ambos continentes (ya que los anfibios no soportan aguas marinas). Su característica básica es que carecen de lengua, por lo que se les llama también Aglosos. La pipa o rana de Surinam en la actualidad habita en las regiones tropicales sudamericanas; es de costumbres acuáticas y cuerpo aplastado; los ojos son muy pequeños, y las crías no pasan por la fase larvaria acuática, sino que la viven dentro del huevo. Otro anfibio conocido; Shelania pascuali, que precede de la Laguna del Hunco, en la provincia de Chubut.


Callistoe vincei. Babot, Powell & Muizon, 2002.

Mariano Magnussen Saffer, junto al fósil de Callistoe vincei, en el Museo de Ciencias Naturales "Miguel Angel Arra" de la Universidad Nacional de Salta.

Reconstrucción paleoartistica del primitivo Callistoe vincei, del Eoceno de la Provincia de Salta, Argentina. (*).

Norte, Argentina.  Fue un interesante Proborhyaenidae, una familia extinta de marsupiales del orden Sparassodonta, que vivieron en Sudamérica desde el Eoceno (Casamayorense) hasta el Oligoceno (Deseadense). En ocasiones han sido incluidos como subfamilia de sus parientes los borhiénidos (Borhyaenidae). Fueron metaterios carnívoros, usualmente de gran tamaño, estando entre los mayores representantes de los esparasodontes y de los metaterios carnívoros en general. Los proborhiénidos se caracterizaban por un cráneo grande y macizo, con molares especializados en el consumo de carne (carnasiales)y sus colmillos carecían de esmalte dental en los ejemplares conservados; debió de ser muy delgado o restringido a las puntas en vida. En el género Aminiheringia los colmillos están además orientados hacia adelante. Estos dientes, igual que en los tilacosmílidos presentaban una raíz abierta incluso de adultos, con lo que estos colmillos podían crecer continuamente. Esta característica fue sugerida como evidencia de su parentesco cercano con Thylacosmilus, pero dicha hipótesis ha sido descartada.Callistoe vincei, un fósil muy completo, procede de la Formación Lumbreras, en la localidad de Pampa Grande, Provincia de Salta. Fue el equivalente ecológico de los grandes canidos de América del Norte. De cráneo y mandíbulas alargadas, con un robusto arco cigomatico y una poderosa musculatura masticatoria, típico del habito depredador. Seguramente se alimento de mamíferos notoungulados y armadillos, comunes en su época.


Notostylops brachycephalus.  Ameghino, 1904.

Esqueleto de Periphragnis (semejante a Nototylops) hallado en La Gran Hondonada, en el MEF. Museo Egidio Feruglio de Trelew.

Cráneo con detalles del maxilar de Notostylops del Eoceno inferior de Patagonia. Museo de La Plata.

Reconstrucción de Notostylops.  (*)

Patagonia, Argentina. Su nombre significa "columnas traseras". Pertenece a un grupo único de animales del orden "Notoungulados" y que no se pueden hallar en otras partes del mundo porque evolucionaron en el largo aislamiento del continente Sudamericano. Uno de los miembros mas primitivo de este grupo fue Notostylops, que tenia un tamaño algo chico (75 centímetros) a diferencia de sus parientes del Plioceno y Pleistoceno. Poseían unos dientes enormes muy parecidos al de los roedores, con un frente largo y filoso para cortar hojas, romper frutos duros y plantas herbáceas. Una de las características mas importantes del cráneo de este animal y que luego se repetiría durante los otros periodos, fue lo pronunciado en su oído medio, lo que sugiere podía escuchar desde grandes distancias.


Propalaehophophorus australis.

Parte de coraza y cráneo de Propalaehophophorus en el MEF.

Coraza de Propalaehophophorus.  (*)

Reconstrucción en vivo del primitivo Propalaehophophorus australis.  (*)

Patagonia, Argentina.  Este genero pudo ser el antecesor de los Gliptodontes, cuyas características principales se encuentras desarrolladas en el Pleistoceno de la presente PaleoGuia (ver). Algunas de las características propias de este antiguo representante del Eoceno medio de la Patagonia Argentina, se basa principalmente en poseer aun la cola como los Dasipodidos vivientes (mulitas y peludos), sin escudetes y tubos óseos. Estas estaban formadas por escamas y placas indicadas y libres. La coraza dorsal conserva a sus lados inferiores grandes hendiduras verticales que separaban a las bandas transversales con cierta flexibilidad, las cuales se podrían interpretar como los últimos vestigios de las bandas móviles de los armadillos. El tamaño de este genero, era poco mayor al Tatu Carreta actual, el cual aun habita el Noroeste Argentino. 


Catogenus punctatus.

Fósil de Catogenus punctatus del Museo Dr. Rosendo Pascual del lago Gutiérrez en Bariloche. Imagen de prensa.

Aspecto de un Passandridae. Imagen ilustrativa. (*).

Patagonia, Argentina. Se dio a conocer el hallazgo de un insecto fosilizado, un escarabajo de 11,75 milímetros único en el mundo, cerca de Pilcaniyeu (provincia de Río Negro), que tiene una antigüedad de 47,5 millones de años. Catogenus punctatus sp. nov. es la primera especie fósil de la familia Passandridae (Coleoptera: Cucujoidea) descripta en el mundo. Su descubridor es el paleontólogo Julián Corsolini, director del Museo Dr. Rosendo Pascual del lago Gutiérrez en Bariloche, y la investigación de sus características más la publicación del trabajo científico, la realizó junto al biólogo Leonardo Ramírez del Centro Austral de Investigaciones Científicas de Ushuaia, y al biólogo recientemente fallecido Osvaldo Di Iorio de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Es la primera vez que se encuentra en el mundo esta especie y fue encontrado en el mismo lugar donde se halló la flor más vieja del mundo. En el mismo estrato se encontraron hojas y arañas fosilizadas. El material procede de Pilcaniyeu, de la estancia Don Hipólito, a unos 60 km de Bariloche. Con respecto a la paleoecología o paleoambiente, tanto los insectos como las hojas y la interacción entre ellos nos puede decir mucho, en ese caso el ambiente tenía una temperatura entre 19 y 25 grados, era subtropical, y eso nos puede dar pautas de dónde estaba el Ecuador, si estaba donde está hoy o más abajo, cómo estaban los polos.


Anisoptera. Selys, 1854.

 

Larvas de libélulas fósiles, del Eoceno de la zona del Río Pichileufu. Museo Paleontologico de Bariloche.

 

Posible aspecto de las libélulas del Eoceno patagonico. (*).

Patagonia, Agentina. Durante el Eoceno de la Patagonia Argentina se observa una gran variedad de insectos, los cuales llegan a nuestros días convertidos en fósiles. Entre ellos podemos encontrar larvas del Infraorden Anisoptera, una especie de libélula que vivió en la actual zona del Río Pichileufu, próximo a la ciudad de San Carlos de Bariloche, donde el Museo Paleontológico de esa ciudad a colectado una gran muestra de distintos insectos y otros invertebrados. Los Anisoptera son paleópteros, es decir, insectos que no pueden plegar las alas sobre el abdomen. Se caracterizan por sus grandes ojos multifacetados, sus dos pares de fuertes alas transparentes y por su abdomen alargado. Se alimentan de mosquitos y otros pequeños insectos como moscas, abejas, mariposas y polillas. Su hábitat natural se encuentra en las cercanías de lagos, charcos, ríos y tierras pantanosas, ya que sus ninfas son acuáticas.


Notharctus tenebrosus.  Leidy 1870.

Notharctus tenebrosus Notharctus tenebrosus Notharctus tenebrosus Notharctus tenebrosus Notharctus tenebrosus

   

América del Norte. El primate de 47 millones de años, Notharctus tenebrosus, claramente tenía una garra de aseo en su segundo dígito -sorprendentemente, la garra era algo aplastada, como un clavo. Según el investigador, Notharctus puede proporcionar evidencia de que las uñas se desarrollan a partir de este grupo de primates, o que, por otro lado, las garras se desarrollaron a partir de las uñas en este grupo. La presencia o ausencia de una garra de aseo se ha utilizado anteriormente para clasificar a los grupos de primates: los seres humanos, los simios y los monos tienen uñas, mientras que los lémures tienen garras de aseo en el segundo dígito. Ademáslas uñas pudieron ser el punto de partida, y las garras de aseo se desarrollaron a partir de éstas como un rasgo funcional.


Protocetus atavus.  Fraas 1904.

Protocetus Protocetus Protocetus Protocetus Protocetus Protocetus Protocetus Protocetus Protocetus Protocetus Protocetus

          

África y Asia (zona mediterránea). Tenia 2,5 metros longitud. Protocetus, que vivió apenas unos 8 millones de años después que Pakicetus, había adquirido un aspecto mucho más semejante al de la ballena. Su cuerpo era más fusiforme, aproximándose a la forma de las ballenas actuales. Las extremidades anteriores eran planas y con forma de aletas, pero las posteriores estaban muy reducidas, y si bien es posible que todavía sobresalieran del cuerpo, no habrán servido de mucho para nadar. Es probable que hubieran aparecido un par de lóbulos horizontales, llamados aletas, en la cola de Protocetus, a juzgar por la estructura de las vértebras en esta zona. Su movimiento hacia arriba y hacia abajo proporcionaba la fuerza propulsora necesaria para conducir al animal a través del agua. El cráneo de Protocetus se había vuelto bastante largo, con un hocico estrecho. Los dientes eran puntiagudos y estaban dispuestos en zigzag en la parte anterior de las mandíbulas. Estos dientes retenían a la presa, mientras los posteriores la cortaban en trozos. Es indudable que Protocetus y otras ballenas primitivas buscaban peces en las aguas costeras poco profundas. Las fosas nasales de esta ballena habían comenzado a retroceder en su cabeza, alejándose de la posición que ocupaban en las ballenas más primitivas, .en el extremo del hocico. Protocetus todavía poseía un olfato agudo, pero es probable que la visión fuera el sentido que más utilizara para cazar a sus presas. En contraste con Pakicetus, sus orejas estaban adaptadas para oír debajo del agua, pero es poco probable que ya hubiese desarrollado el sistema de detección por ultrasonidos que utilizan las ballenas.


Darwinius masillae.  Franzen et al. 2009.

Darwinius masillae Darwinius masillae Darwinius masillae Darwinius masillae Darwinius masillae Darwinius masillae Darwinius

    

Frankfurt, Alemania. Con un tamaño aproximado al de un pequeño gato, el animal tiene cuatro patas y una larga cola. Nadie sostiene que es un ancestro directo de monos y humanos, pero ofrece algunos rasgos de cómo podría haber sido un antiguo ancestro, dijeron los investigadores. Un equipo de científicos ha anunciado el descubrimiento del esqueleto fosilizado de un mono-lemur de 47 millones de años de antigüedad que podría convertirse en el eslabón perdido de la evolución humana. El fósil, al que han llamado “Ida” ha sido presentado en una rueda de prensa especial en Nueva York. El descubrimiento del 95% del esqueleto de un mono-lemur ha sido descrito por los expertos como "la octava maravilla del mundo", y consideran que su impacto en el mundo de la paleontología será algo así como "un asteroide caído en la Tierra" al considerar que se ha que inició Charles Darwin hace 200 años con la Teoría de la Evolución. Así, el equipo investigador señala a Ida como la prueba de la transición de las especies que inició Darwin a bordo del Beagle. Según expresó sir David Attenborough al canal de televisión Sky News, Darwin "se habría emocionado" de haber visto el fósil porque expresa lo que el ser humano es y de dónde procede. De acuerdo con los estudios radiométricos de las rocas volcánicas de Messel, los expertos descubrieron que Ida vivió hace 47 millones de años en el periodo del Eoceno, cuando los bosques tropicales casi se juntaban con los polos y Suramérica estaba aún separado de Norteamérica.


Hyracotherium leporinum. Owen 1841.

Hyracotherium Hyracotherium Hyracotherium Hyracotherium Hyracotherium Hyracotherium Hyracotherium Hyracotherium

Inglaterra; Wyoming (EU);Asia. La historia de la evolución de los caballos se conoce bien. El primer caballo fue el Hyracotherium, un animal del tamaño de un perro terrier que probablemente no se parecía mucho a un caballo. Tenía patas cortas con cuatro dedos y un cráneo parecido al del perro con dientes cortos. Probablemente llevaba una vida secreta en la maleza de los tupidos bosques subtropicales que cubrían América del Norte y Europa hace 50 millones de años, alimentándose con hojas y brotes. Los primeros fósiles de Hyracotherium se hallaron hace 140 años en Inglaterra. Más tarde, algunos restos de caballos primitivos se encontraron en América del Norte y se les llamó Eohippus, "caballo del amanecer". Tiempo después quedó claro que el Eohippus era el mismo Hyracotherium europeo. Al mismo tiempo, se encontró una serie de fósiles de caballos que parecen ligar al pequeño Hyracotherium del bosque con los grandes caballos modernos de las praderas.


Eomanis waldi. Storch 1978.
Eomanis Eomanis Eomanis Eomanis Eomanis Eomanis Eomanis Eomanis Eomanis Eomanis Eomanis Eomanis Eomanis Eomani

      

Alemania. Los pangelines, que tienen escamas y se alimentan de hormigas, son los mamíferos modernos más peculiares y raros. Hay siete especies vivas en África y el sureste de Asia, pero hay pocos rastros fósiles. Un hallazgo notable se hizo en Alemania en 1978: el Eomanis, el más antiguo fósil de pangelín conocido. El hallazgo fue inesperado, pues los pangelines modernos habitan muy lejos de Alemania. El Eomanis tenía un largo cráneo en forma de tubo y sin dientes, así como una débil mandíbula inferior que no servía de mucho. Como los pangelines modernos, el Eomanis pudo poseer una larga y musculosa lengua que servía para atrapar docenas de hormigas a la vez. Se conoce la dieta exacta del Eomanis porque los restos de su última comida se conservaron en la región del estómago en el esqueleto fósil. Había tanto restos de insectos como fragmentos de plantas. Eomanis muestra las otras características de los pangelines. Las patas son cortas y están equipadas con largas garras que sirven para cavar en los hormigueros y termiteros. Además, el cuerpo estaba cubierto de anchas escamas sobrepuestas de un material parecido al de nuestras uñas. Sin duda, el Eomanis podía enroscarse y formar una bola blindada cuando era amenazado, tal como hacen sus parientes modernos.


Eurotamandua joresi. Storch and Habersetzer, 1991.

Eurotamandua Eurotamandua Eurotamandua Eurotamandua Eurotamandua Eurotamandua Eurotamandua Eurotamandua

         

Europa (Alemania). Tenia 90 cm de longitud. Hasta hace muy poco, cuando se descubrió un oso hormiguero fósil en los depósitos de esquisto petrolífero situados cerca de Frankfurt, en Alemania, y se le bautizó con el nombre de Eurotamandua. los paleontólogos pensaban que sólo había habido osos hormigueros en América del Sur. Por su hocico largo y tubular, las mandíbulas débiles y sin dientes, y los fuertes miembros delanteros provistos de garras enormes, no cabía duda de que se trataba de un oso hormiguero, y parece que era muy similar al oso hormiguero con cuello. Tamanduá. El registro fósil de los osos hormigueros es bastante pobre, de modo que no se sabe cómo encaja este descubrimiento europeo dentro de la historia evolutiva general del grupo. Existen pruebas de la alimentación típica de los osos hormigueros que seguía Eurotamandua por las hormigas fosilizadas que se encontraron en el emplazamiento alemán.


Leptictidium auderiense. Tobien, 1962.

Leptictidium Leptictidium Leptictidium Leptictidium Leptictidium Leptictidium Leptictidium Leptictidium Leptictidium

     

Europa (Alemania). Tenia 75 cm de longitud. Es probable que Leptictidium se pareciera a las musarañas elefantes actuales, salvo por las patas traseras y la cola, que eran más largas. Fue un corredor bípedo, como los seres humanos y algunos de los dinosaurios carnívoros más pequeños. Las patas traseras eran largas, ligeras y parecidas a las de las aves, y la mayor parte de los músculos se concentraban en torno a los muslos. Las extremidades anteriores medían menos de la mitad de las posteriores, y estaban adaptadas para sujetar los alimentos. El cuerpo era muy corto y la larga cola servía para mantener el equilibrio. Leptictidium comía mucho más que sólo insectos: algunos esqueletos presentan restos de huesos de mamíferos pequeños, huesos de lagartos y plantas, además de fragmentos del esqueleto externo de algunos insectos.

Potamotherium vallentoni. Geoffroy-Saint-Hillaire 1833.

Potamotherium Potamotherium Potamotherium Potamotherium Potamotherium Potamotherium Potamotherium Potamotherium

                

Europa (Francia). Tenia 1,5 m de longitud. Potamotherium es la primera nutria de la que se tienen noticias y, a semejanza de sus equivalentes modernos, tenía el cuerpo largo y sinuoso y las patas cortas. Es probable que corriera entre la vegetación baja de las márgenes de los ríos, dando varios saltos, con la espalda arqueada y la cabeza próxima al suelo. No tenía demasiado desarrollado el sentido del olfato, pero parece que el oído y la vista eran certeros y le servían para atrapar peces en el agua. Sin duda, Potamotherium era un excelente nadador; con su forma esbelta e hidrodinámica, no debió de tener problemas para atravesar el agua, y su columna vertebral flexible le permitiría zambullirse y lanzarse con facilidad bajo la superficie. Las nutrias son los únicos mustélidos que están bien representados en el registro fósil. Esto se debe, con toda probabilidad, al hecho de que vivían cerca del agua y, por lo tanto, era más fácil que quedaran enterradas entre los sedimentos y después se fosilizaran. Los paleontólogos piensan que las focas auténticas, o fócidos, evolucionaron a partir de un antepasado mustélido.

Basilosaurus isis.  Harlan, 1834

Basilosaurus Basilosaurus Basilosaurus Basilosaurus Basilosaurus Basilosaurus Basilosaurus Basilosaurus Basilosaurus Basilosaurus

     

Egipto y America del Norte. No es el lugar donde usted buscaría ballenas, pero en un tiempo el desierto de Wadi Hitan estaba bajo agua e hirviendo con gigantes del mar. En 2005 el geólogo Philip D. Gingerich anunció que su equipo había extraído el primer esqueleto casi completo conocido de un Basilosaurus isis. El fósil de 40 millones de años y de 50 pies de largo (18 metros de largo) se enviará ahora a Michigan dónde los expertos lo conservarán. Después ellos devolverán el fósil a Egipto junto con un molde completo del esqueleto. La primera de las ballenas verdaderamente gigantescas, Basilosaurus tenía la forma de una serpiente o monstruo del mar con dientes cortos y afilados para cazar tiburones y otras presas. Al contrario de las ballenas de hoy, no tenía ningún respiradero en el tope del cráneo — el antiguo monstruo tenía que levantar la cabeza por sobre el agua para respirar. Lo que es más, Basilosaurus todavía tenía las patas y pies que heredó de sus antepasados que moraban en la tierra, según Gingerich que trabaja para la Universidad de Michigan con un subsidio de la National Geographic Society. Cuando se encontraron por primera vez los restos de esta sorprendente ballena primitiva, durante la década de 1830, se creyó que correspondían a algún tipo de dinosaurio. Esta criatura, que pertenece a la misma familia que Zygorhiza, debió de tener el aspecto de una enorme serpiente marina. Incluso se utilizaron sus huesos en una broma famosa sobre una serpiente de mar, hace alrededor de un siglo. El cuerpo serpentino de Basilosaurus se apoyaba en una columna formada por vértebras sumamente alargadas. Las costillas eran cortas y estaban limitadas a la parte anterior del cuerpo. Tambien se conoce a Basilosaurus cetoides.


Pakicetus inachus. Gingerich & Russell, 1981.

Pakicetus Pakicetus Pakicetus Pakicetus Pakicetus Pakicetus Pakicetus Pakicetus Pakicetus Pakicetus Pakicetus Pakicetus Pakicetu

   

Asia (Pakistán). Tenia 1,8 m de longitud. Pakicetus es la ballena más antigua que se conoce. Aunque sólo se ha encontrado una parte de su cráneo, éste presenta características tan primitivas que parece seguro suponer que el resto de su cuerpo estaba poco adaptado para la existencia marina. Es probable que Pakicetus fuera muy diferente de las ballenas modernas. Sus dientes eran similares a los de los mesoníquidos, como Andrewsarckus, y las muelas tenían la misma distribución triangular de las cúspides. Esto sugiere que Pakicetus había evolucionado a partir de los ungulados terrestres carnívoros apenas un poco antes. Sus orejas no estaban demasiado bien adaptadas para funcionar debajo del agua, por lo que es probable que Pakicetus pasara la mayor parte del tiempo en tierra. Los descubrimientos de otros animales de vida terrestre en los mismos depósitos en los que se ha hallado esta ballena primitiva parecen confirmar esta teoría. Se supone que Pakicetus tenía aspecto de foca. Las extremidades habrán tenido forma de aletas, por lo cual sus movimientos habrán sido torpes en tierra, pero lo hacían sentir sumamente cómodo en los ríos y los estuarios a lo largo de las costas orientales del Mar de Tetis. Esta extensión de agua todavía existía a lo largo del extremo meridional de Asia, al principio del Terciario, hace unos 50 millones de años.


Sarkastodon mongoliensis. Granger, 1938.

Sarkastodon Sarkastodon Sarkastodon Sarkastodon Sarkastodon Sarkastodon Sarkastodon Sarkastodon Sarkastodon Sarkastodon

 

Asia (Mongolia). Tenia 3 m de longitud. Hace unos 35 millones de años, durante el final del Eoceno, Asia Central contaba con algunos mamíferos inmensos,  como los bromoterios, los calicoterios y los rinocerontes. Para poder aprovechar unas presas tan impresionantes, los creodontos aumentaron también de tamaño. Uno de los más inmensos fue Sarkastodon, más grande que los osos más enormes. Los dientes eran vastos y tan gruesos como los del oso gris actual. También como los osos modernos, es probable que Sarkastodon comiera una gran variedad de alimentos. Entre los demás oxiénidos que vivían en el hemisferio norte durante el Paleoceno y el Eoceno, hace entre 55 y 40 millones de años, podemos incluir unos animales que se parecían a los glotones y los felinos.


Prorastomus sirenoides.  Owen, 1855.

Prorastomus Prorastomus Prorastomus Prorastomus Prorastomus Prorastomus Prorastomus Prorastomus Prorastomus

     

Indias Occidentales (Jamaica). Los sirénidos, o vacas marinas, son el único grupo de mamíferos que se han convertido en herbívoros acuáticos completamente adaptados. En la actualidad, están representados por tres especies de manatíes (Tri-chechus) y una sola especie de dugongos (Dugong dugon). Todos tienen cuerpos bulbosos, miembros anteriores modificados en forma de aletas, carecen de extremidades posteriores y tienen una cola aplanada en sentido horizontal, como la dé la ballena, que utilizan para impulsarse a través del agua a un ritmo mesurado. Los sirénidos se conocen desde el comienzo del Eoceno en Hungría. Su evolución es misteriosa, pero muchos paleontólogos creen que es posible que compartan un antepasado con los elefantes. Durante todo el Eoceno, el clima fue bastante templado y en las aguas tropicales y poco profundas del Mediterráneo y el Caribe abundaban los prados vastos cubiertos de hierbas marinas, el principal alimento de los sirénidos marinos. Posiblemente 1,5 m de longitud. Prorastomus es el sirénido más primitivo que se conoce. Hasta ahora, sólo se han descubierto su cráneo y algunas partes de la columna vertebral y las costillas: por lo tanto, la restauración que figura aqui, es una especulación. El aspecto de su cráneo indica que no estaba especializado para llevar una vida acuática y es probable que Prorastomus todavía fuese, en esencia, un habitante de la tierra. Su hocico grueso y sus muelas de doble cresta indican una alimentación a base de vegetales blandos.


Andrewsarchus mongoliensis.   Osborn, 1924.

Andrewsarchus Andrewsarchus Andrewsarchus Andrewsarchus Andrewsarchus Andrewsarchus Andrewsarchus Andrewsarchus

     

Asia (Mongolia). Cuando los mamíferos herbívoros (sin contar los multituberculados) aparecieron por primera vez, al comienzo del Paleoceno, no existía ningún carnívoro que pudiera apresarlos. A mediados del Paleoceno, sin embargo, hace más de 60 millones de años, una raza primitiva se había transformado en un nuevo orden, los acreodos. Entre ellos estaban los mesoniquidos, es decir, omnívoros con aspecto de lobos, hienas u osos, capaces de sacar provecho de esta nueva fuente de alimentos. Su tamaño iba desde el del zorro hasta el inmenso Andrewsarchus. Los mesoniquidos prosperaron hasta el comienzo del Oligoceno, hace unos 35 millones de años, cuando los creodontos, y después los carnívoros auténticos, ya se habían convertido en los carnívoros dominantes. Las similitudes en la distribución de los huesos en la base del cráneo y en los dientes indican que, a pesar de las enormes diferencias de hábitats y formas de vida, los mesoniquidos tal vez-dieron origen a las ballenas y los delfines. Tenia 4 m de longitud. Con un cráneo gigantesco, de casi 1 m de largo, Andrewsarchus fue el mamífero carnívoro terrestre más grande que se haya conocido. Los dientes eran enormes y estaban adaptados para triturar y desgarrar los alimentos. La forma de vida de Andrewsarchus sigue siendo un misterio, ya que nunca se ha encontrado un esqueleto completo. Si lo comparamos con sus familiares, resulta que no era un cazador que persiguiese a sus presas, sino un carroñero, como la mayoría de las hienas actuales.


Gigantophis garstini. Andrews, 1901.

Gigantophis Gigantophis Gigantophis Gigantophis Gigantophis Gigantophis Gigantophis Gigantophis Gigantophis Gigantophis

           

Asia. Es un género extinto de serpientes que incluye una única especie: Gigantophis garstini, que significa "serpiente gigante de Garstin". Gigantophis vivió hace aproximadamente 40 millones de años en el sur del actual Sahara, en donde ahora se sitúan Egipto y Argelia. Como indica su nombre, ésta era una serpiente de tamaño muy grande: la segunda serpiente más grande de todos los tiempos entre las conocidas, sólo superada por Titanoboa cerrejonensis. Jason Head, del Instituto Smithsoniano en Washington, D.C., ha comparado las vértebras fósiles de Gigantophis con las de las serpientes modernas, concluyendo que esta serpiente extinta podía crecer a una longitud de entre 9.3 metros a 10.7 metros de longitud. De ser así había sido hasta un 10 por ciento más larga que las especies mayores de la actualidad, la anaconda verde y que la pitón reticulada. A pesar de su tamaño, no se sabe todavía cuál era su hábitat, si marino o terrestre. Sin embargo, se ha sugerido que, al igual que la anaconda, tal vez fuese una moradora de los pantanos y buscase presas del tamaño de una gacela grande o del de una vaca, como el proboscídeo primitivo Moeritherium. Se ha discutido también si esta serpiente tenía miembros posteriores (pero no espolones como los que poseen las boas y las pitones).


 
(*) Imagen de autor u origen desconocido. Ver sobre nuestras Políticas de uso de imágenes.
 

Bibliografía Utilizada.

Ameghino F, 1891, ‘Nuevos restos de mamíferos fósiles descubiertos por Carlos Ameghino en el Eoceno inferior de la Patagonia austral. Especies nuevas, adiciones y correcciones’, Revista Argentina de Historia Natural, 1: 289-328.

Bellosi, E.S. y Genise, J.F. 2004. Insect trace fossils from paleosols of the Sarmiento Formation (Middle Eocene-Lower Miocene) at Gran Barranca (Chubut Province). First International Congress on Ichnology (Trelew), Fieldtrip Guidebook, 15-29 pp.  

Chimento N.R, Agnolin F.L y Novas F.E(ed.), 2012, ‘The Patagonian fossil mammal Necrolestes: a Neogene survivor of Dryolestoidea’, Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales, nueva serie, 14, 2. 

Cladera, G., Ruigomez, E., Ortiz Jaureguizar, E., Bond, M., & López, G. (2004). Tafonomía de la Gran Hondonada (Formación Sarmiento, Edad-mamífero Mustersense, Eoceno Medio) Chubut, Argentina. Ameghiniana, 41(3), 315-330.

Madden, R., Carlini, A., Vucetich, G., Kay, R., Heizler, R., Vilas, F., Ré, G., Kohn, M., Zucol, A. y Bellosi, E. 2003. Gran Barranca: The most complete South America middle Cenozoic sequence. Symposium on Paleogene (Leuven, 2003), Abstracts and Program, pp.

Magnussen Saffer, Mariano (2012). Vertebrados fósiles del Periodo Eoceno de la Republica Argentina. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 10. 76: 21-28.  

Magnussen Saffer, Mariano (2013). Mamíferos marinos característicos del Eoceno. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 11. 91: 24-28. 

Magnussen Saffer, Mariano (2013). Algunos vertebrados continentales representativos durante el Eoceno.  Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 11. 92: 23-31. 

Pascual, R. y Odreman Rivas, O. 1971. Evolución de las comunidades de los vertebrados del Terciario argentino. Los aspectos paleozoogeográficos y paleoclimáticos relacionados. Ameghiniana 8: 372-412. 

Simpson, G. G., Minoprio, J. L. y Patterson, B. (1962). The mammalian fauna of the Divisadero Largo Formation, Mendoza, Argentina. Bulletin of the Museum of Comparative Zoology at Harvard College 127: 237-303.

Ver mas bibliografía utilizada para hacer la presente Pagina; AQUÍ.            Ver bibliografía de divulgación sugerida; AQUÍ.

 

Video; Fieras de la Prehistoria - Documental - National Geographic

 

Ver los principales fósiles del Eoceno de Argentina.

fosiles periodo eoceno fosiles periodo eoceno fosiles periodo eoceno fosiles periodo eoceno fosiles periodo eoceno fosiles periodo

Usted es el visitante numero que consulta esta sección.


En tu hogar

Formato PDF

Archivo

Tu Homepage

En tu mail

En tu PDA
Bajar Zip   Imprimir
RSS

Volver a la Pagina Anterior 

^ Arriba

Pagina Principal del Grupo Paleo

Principal MegaFauna Web Agregar en Mis Favoritos Contáctese a MegaFauna Web

Copyright  ©  2006-2015. MegaFauna Web. Todos los derechos reservados. Sitio de Divulgación Científica del Grupo Paleo.  www.grupopaleo.com.ar/paleoargentina/megafauna/

 

 

Política de privacidad   Objetivos   Declaración de responsabilidad   Aviso Legal   Colaboraciones   Contactos   Salir

 

En tu Facebook

se el primero de tus amigos

 
 

It selects Language

 

+  idiomas / + Language

 
 

Desea informar un error o aportar información al sitio web: grupopaleo@gmail.com

Aviso Legal 

 
 
 

 

 
Grupo Paleo
PaleoArgentina
Agregar a Mis Favoritos 
Presentación
Objetivos
Colaboraciones
Copyright 
Política de privacidad 
Declaración de responsabilidad 
Aviso Legal
 

Buscanos en

como

 
Introducción
PaleoGuia
Precámbrico
Paleozoico
Triasico 
Jurasico
Cretácico
Paleoceno
Eoceno
Oligoceno
Mioceno
Plioceno
Pleistoceno
Holoceno
 
 
Pioneros en el Mundo
Videos Paleontológicos
Paleopalinología
Animatronica
Wallpaper
Evolución
Paleontólogos Kids
Museos del Mundo
Paleo Divulgación
Noticias del mundo
Paleo Hemeroteca
Paleo Glosario
 

 

 

 

 

 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 
 
 
 

 

 

 
 
 
 
 

 
Grupo Paleo
PaleoArgentina
Agregar a Mis Favoritos 
Presentación
Objetivos
Colaboraciones
Copyright 
Política de privacidad 
Declaración de responsabilidad 
Aviso Legal
 

Buscanos en

como

 
Introducción
PaleoGuia
Precámbrico
Paleozoico
Triasico 
Jurasico
Cretácico
Paleoceno
Eoceno
Oligoceno
Mioceno
Plioceno
Pleistoceno
Holoceno
 
 
Pioneros en el Mundo
Videos Paleontológicos
Paleopalinología
Animatronica
Wallpaper
Evolución
Paleontólogos Kids
Museos del Mundo
Paleo Divulgación
Noticias del mundo
Paleo Hemeroteca
Paleo Glosario
 

 
 
 
 
 
 
 

Desea informar un error o aportar información al sitio web: grupopaleo@gmail.com

Aviso Legal 

 

 

 

 

 

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Introducción
PaleoGuia
Precámbrico
Paleozoico
Triasico 
Jurasico
Cretácico
Paleoceno
Eoceno
Oligoceno
Mioceno
Plioceno
Pleistoceno
Holoceno