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Gigantes Prehistóricos del Periodo Paleoceno.

El Paleoceno, es la primera y más corta de las cinco divisiones del periodo terciario dentro del cenozoico en la escala de tiempos geológicos; abarca el intervalo transcurrido entre 65 y 56,5 millones de años atrás, y es definida, como las épocas posteriores, según la proporción de especies modernas de moluscos encontradas en los registros fósiles.

El paleoceno marca el paso final en la desmembración del supercontinente ancestral Pangea que empezó a separarse en los comienzos del mesozoico temprano. Los movimientos de la tectónica de placas separaron finalmente la Antártida de Australia; en el hemisferio norte, el fondo marino en expansión del Atlántico norte ensanchado alejó Norteamérica de Groenlandia. Al haber desaparecido los dinosaurios al final del cretácico, el periodo precedente, la vida mamífera empezó a dominar en la Tierra. Los principales mamíferos que aparecieron fueron los marsupiales, los insectívoros, los lemures, los creodontos (ancestro carnívoro común de todos los félidos y los cánidos) y animales ungulados primitivos a partir de los cuales fueron evolucionando diversos grupos (como los caballos, los rinocerontes, los cerdos y los camellos).

América África Europa Asia Oceanía
Diatryma   Paramys Coryphodon Waiman
Oxyaena   Phenacodus    
Purgatorius   Miacis    
Palaeoryctes        
Plesiadapis        

Teilhardina

       
Champsosaurus        
Titanoboa        
Cerrejonisuchus        
Cerrejonemys        
Barylambda        
Guarinisuchus        
Pantolambda        
Carbonemys        

Diatryma gigantea.  Cope, 1876.

Diatryma Diatryma Diatryma Diatryma Diatryma Diatryma Diatryma Diatryma Diatryma Diatryma Diatryma Diatryma Diatryma

   

América del Norte y Europa. En los primeros años de la era de los mamíferos, después de que todos los dinosaurios habían desaparecido, surgieron algunos animales muy extraños. Durante un tiempo, entre hace 65 y 40 millones de años, los carnívoros más grandes de parte de Europa y América del Norte fueron aves que no volaban. La Diatryma (=Gastornis) alcanzaba más o menos el tamaño de un hombre y tenía una gran cabeza con enormes mandíbulas. Atrapaba todo tipo de animales pequeños y medianos; fácilmente podía haber capturado alguno de los primeros caballos, como el Hyracotherium, que vivió en la misma época. Es conocido a partir de una buena cantidad de restos fósiles, pero la más clara imagen del ave proviene de unos cuantos especímenes completos de la especie G. giganteus. Estas eran generalmente aves muy grandes, con grandes picos y cráneos enormes superficialmente similares a las depredadoras "aves del terror" de Sudamérica (fororrácidas). La mayor especie conocida, G. giganteus podía alcanzar el tamaño de las mayores moas, con una altura máxima de cerca de 2 metros. Se sospecha que varias colecciones de huellas fósiles (icnitas) pertenecen a Gastornis. Una de estas fue reportada de fines del Eoceno en el yeso de Montmorency y de otras localidades de la cuenca de París en el siglo XIX, desde 1859 en adelante. 

Oxyaena lupina. Cope, 1874.

Oxyaena Oxyaena Oxyaena Oxyaena Oxyaena Oxyaena Oxyaena Oxyaena Oxyaena Oxyaena Oxyaena Oxyaena Oxyaena

    

Colorado, Wyoming (USA) y Francia. Los principales mamíferos carnívoros que vivieron al principio de la era de los mamíferos fueron creodontes como la Oxyaena. Estos animales probablemente se veían más bien como los gatos y perros salvajes modernos, pero no están directamente emparentados con sus formas modernas. Los creodontes eran más primitivos en varias características. Sus piernas, por ejemplo, eran más cortas, lo que significa que no podían correr tan rápido como los carnívoros modernos, y las muñecas y garras eran menos avanzadas. Las garras de los creodontes eran curiosas estructuras con forma de gancho hendido que en el animal vivo probablemente estuvo cubierto por una vaina córnea, como las garras de los carnívoros modernos. También tenía cinco dedos en cada pata, una característica primitiva comparada con los cuatro dedos de los gatos y perros modernos. Además, los creodontes probablemente tenían un pobre sentido del oído. La Oxyaena tenía un cráneo parecido al del gato con el hocico corto y largos colmillos para desgarrar carne, así como molares con una forma triangular puntiaguda especialmente modificados para cortar carne y romper huesos. El cuerpo era largo y flexible y la cola larga. Las piernas cortas y las patas planas estaban mejor adaptadas para moverse rápidamente en el bosque, ocultándose entre los árboles, que para correr en pastizales abiertos. La Oxyaena y sus parientes cercanos sólo se conocen en el Paleoceno y el Eoceno de América del Norte y Europa, donde cazaban herbívoros más pequeños como el Hyracotherium. Las presas más grandes correspondían a los mesoníquidos, enormes carnívoros de cráneo grande. Aunque la Oxyaena no era mayor que el glotón norteamericano, tenía parientes tan grandes como un oso.

Purgatorius ceratops. Van Valen & Sloan, 1965.
Purgatorius Purgatorius Purgatorius Purgatorius Purgatorius Purgatorius Purgatorius Purgatorius Purgatorius Purgatorius Purgatorius

          

Montana, USA. Los humanos pertenecen a la orden de mamíferos Primates (que significa "primero"). Este grupo incluye a los monos con y sin cola y a formas primitivas como los lémures, los loris y los tarseros. Los primates en realidad fueron uno de los primeros grupos de mamíferos modernos que sobresalieron. Un solo diente del Cretácico tardío de Montana, Estados Unidos, ha sido identificado como Purgatorius, si ello es correcto, mostraría que los primeros animales parecidos a los lémures, nuestros antepasados más distantes, ya existían en la época de los dinosaurios. Por supuesto no se puede pensar en cavernícolas en los días de los dinosaurios, ¡pero al menos los primates más antiguos pudieron ver un dinosaurio!. El Purgatorius no era rival para ningún dinosaurio. Era un animal pequeño que probablemente se parecía a una ardilla, como sugieren los restos de sus parientes cercanos del Paleoceno y el Eoceno. De ellos hay cráneos completos que muestran características clave de los primates, como los ojos grandes (que necesitaban para ver de noche) y el gran cerebro. Los pequeños dientes muestran que el Purgatorius se alimentaba con una dieta mixta de pequeños animales, hojas y frutas. Debe haber vivido sobre todo de insectos, a los que capturaba moviéndose silenciosamente entre las ramas de los árboles. Probablemente ahí se hallaba a salvo de los carnívoros, y dependía de su pequeño tamaño y de sus hábitos huraños para protegerse.

Palaeoryctes puercensis. Matthew 1913.

Palaeoryctes Palaeoryctes Palaeoryctes Palaeoryctes Palaeoryctes Palaeoryctes Palaeoryctes Palaeoryctes Palaeoryctes

   

América del Norte (Nuevo México). Tenia 12.5 cm de longitud Un cráneo en buen estado de conservación demuestra que Palaeoryctes debió de tener un aspecto parecido al de la musaraña actual, con un cuerpo reducido y elegante, y un hocico puntiagudo, provisto de dientes pequeños, útiles para aplastar insectos. Si bien se alimentaba sobre todo de insectos, probablemente escarabajos y orugas, es posible que consumiera una gran variedad de alimentos, incluidos los vertebrados pequeños. Un ser con una dieta tan generalizada debe de haberse encontrado en condiciones de evolucionar hacia otros tipos más especializados y, por más sorprendente que pueda parecer, es posible que Palaeoryctes o algún familiar cercano se hayan convertido en los grandes mamíferos carnívoros del principio del Terciario, los creodontos.

Plesiadapis tricuspidens. Gervais 1877.

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América del Norte y Europa. Los primates se caracterizan por sus manos y pies preparados para aprehender, el cerebro grande y los ojos con campos de visión superpuestos. El grupo incluye formas primitivas, como los lémures, y otras avanzadas, como los simios y los humanos. A comienzos del paleoceno aparecieron mamíferos similares a los primates, como el Purgatorius, de América del Norte, pero aún se discute si estos animales eran primates o no. Algunos primates verdaderos del paleoceno y del eoceno se parecían a los lémures, mientras que otros eran más similares a las musarañas arborícolas. Los lémures, los lémures enanos y los lórises son los únicos sobrevivientes de los grupos de primates más primitivos. Otro importante grupo de primates primitivos fue el de los adápidos, que vivió en el eoceno, el oligoceno y el mioceno en África, Europa, Asia y América del Norte. Los plesiadápidos fueron un grupo de primates primitivos conocidos por el Plesiadapis del paleoceno y el eoceno en América del Norte y Europa. El Plesiadapis tenía dedos de manos y de pies preparados para asir y una larga cola. Probablemente se viera como una cruza entre un lémur y una ardilla. Como tantos otros primates primitivos, los plesiadápidos tenían incisivos prominentes parecidos a los de los roedores. Quizá masticaban la madera para extraer larvas o para llegar a la savia.

Teilhardina magnoliana.  Beard, 2008.

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Mississippi, Estados Unidos. Esta criatura extinta pesaba alrededor de 28 gramos, medía 7,5 centímetros y comía insectos y bayas. Un científico estadounidense ha desenterrado los restos del primate conocido más antiguo que vivió en Norteamérica. Al hacerlo, ha podido determinar el camino que siguieron estos pequeños representantes del grupo de mamíferos que incluye a lemures, monos, simios y personas para acceder hasta el 'nuevo continente'. Basándose en un conjunto de dientes de un primate, desenterrado en Mississippi y que procede de hace 55,8 millones de años, el paleontólogo Christopher Beard, del Museo Carnegie de Historia Natural en Pittsburgh, asegura que la especie llegó a través de un puente de tierra ahora desaparecido que conectaba Siberia y Alaska. El minúsculo emigrante ha sido llamado 'Teilhardina magnoliana', según el artículo que ha publicado su descubridor en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS). "Para su tiempo, debía ser el animal más listo que había en su entorno. Pero eso no significa que tuviera profundos pensamientos, ironiza Beard. Los primates poseen uñas en sus dígitos en vez de garras. Los primates tienen ojos que miran hacia adelante y proporcionan visión estereoscópica, en lugar de ojos a cada lado de la cabeza como los perros o los caballos. Los primates casi siempre poseen cerebros relativamente más grandes que otros animales. La criatura, que vivía en los árboles, debía tener pensamientos bastante prácticos e inmediatos, y probablemente sus únicas preocupaciones eran su próxima comida (bichos, frutas y bayas), alejarse de los lagartos y otro instinto básico: '¿Dónde están las chicas?'. El animal no es antepasado de los monos del Nuevo Mundo, pero podría compartir linaje con un primate primitivo denominado Tarsiers que aún vive en el sudeste asiático, según comenta Beard. El Estrecho de Bering, por donde se cree que pasó el animal desde Asia hasta América, también permitió hacer este recorrido a los primeros humanos que vivieron en América, según creen muchos científicos. Eso explicaría por qué, al igual que este pequeño primate y los monos asiáticos, también los indígenas de Siberia y las tribus americanas comparten vínculos genéticos.

Barylambda faberi. Patterson, 1933.

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América del Norte. Barylambda es un género extinto de mamíferos pantodontos que vivió del Paleoceno Medio al Paleoceno Superior. Como otros pantodontos, Barylambda era un pesado plantígrado con cinco dedos en cada pie. Actualmente se reconocen tres especies de Barylambda. Barylambda se extinguió a finales del Paleoceno, con el advenimiento de Coryphodon, un género de pantodonto más grande y avanzado. En vida, Barylambda probablemente se parecía a un rinoceronte con una cabeza pequeña y una larga y bien desarrollada y patas similares a las de un oso. Las vértebras de la cola era inusualmente grandes; el animal puede haber sido capaz de erguirse y apoyarse sobre sus patas traseras y su cola para poder alcanzar la vegetación alta. Debido a la apariencia generalizada de sus dientes, la presencia de bien desarrollados dientes caninos solo en los machos, la superficie desgastada y los bordes cortantes en los molares, y la pesada constitución del animal sugieren que era un herbívoro. Medía cerca de 2.5 metros de largo con un peso de unos 650 kilogramos, un tamaño similar al de un poni. Barylambda era grande incluso para un pantodonto, ya que su tamaño probablemente de los carnívoros contemporáneos. La criatura probablemente era similar en forma y ecología a los perezosos terrestres o a los tapires, ramoneando en el follaje y en la vegetación suave.

Champsosaurus gigas. Erickson, 1972.

Champsosaurus Champsosaurus Champsosaurus Champsosaurus Champsosaurus Champsosaurus Champsosaurus Champsosaurus

     

Canadá y Francia. Los campsosaurios a primera vista parecen cocodrilos. Vivieron en los ríos y lagos del medio oeste de América del Norte y parte de Europa durante los últimos millones de años de la era de los dinosaurios y el principio de la era de los mamíferos. Champsosaurus, sin embargo, no era un cocodrilo. El cráneo y el esqueleto, al examinarlos en detalle, resultan mucho más primitivos y parecen compartir características con los antepasados del Pérmico de dinosaurios, cocodrilos y lagartijas. Era un buen nadador, puesto que tenía una cola larga y aplanada, que le permitía impulsar el cuerpo bajo el agua al moverla de un lado al otro. Las patas eran amplias y en forma de remo, y debió usarlas para nadar y como timón. El hocico largo y estrecho, con hileras de dientes afilados, es igual al de los cocodrilos que comen peces. Fueron obviamente muy exitosos durante algún tiempo, ya que son los animales más comunes que se encuentran en ciertos depósitos de dinosaurios.

Titanoboa cerrejonensis. Jason Head et al. 2009.

Titanoboa cerrejonensis Titanoboa cerrejonensis Titanoboa cerrejonensis itanoboa cerrejonensis Titanoboa cerrejonensis

Cerrejón, Colombia. Hace sesenta millones de años, en las selvas tropicales, se escurría un monstruo entre la penumbra como jamás lo ha concebido el hombre. Habían transcurrido cinco millones de años desde la extinción de los dinosaurios y la Tierra experimentaba una nueva era, en la que el calor y la humedad se hacían casi insoportables en las zonas tropicales. En la selva se registraban temperaturas medias anuales que oscilaban entre los treinta y los treinta y cuatro grados centígrados. Este monstruo era una serpiente que era tan ancha como un tronco humano. Pesaba más de una tonelada -en concreto, unos 1.250 kilos- y alcanzaba una longitud de trece metros, similar a la de un autobús escolar. Se trataba de una boa tan poderosa, que entre sus presas se contaban los cocodrilos de la época, unos depredadores también terribles, y las tortugas gigantes, cuyos sólidos caparazones se quebraban ante un abrazo terriblemente poderoso y mortal.Los restos fósiles de este reptil se han encontrado en Cerrejón, una mina a cielo abierto en Colombia, que no es otra cosa que una ventana al pasado, cuando la selva más antigua de Sudamérica se formó hace entre 58 y 60 millones de años. Titanoboa cerrejonensis, el nombre científico del monstruo, dejó aquí sus restos fósiles en forma de enormes vértebras, a partir de las cuales se ha deducido su longitud y peso. Jason Head, el autor principal que describe el hallazgo en la revista Nature, es un paleontólogo de la Universidad de Toronto en Mississauga. Ha trabajado con expertos del Instituto Tropical del Smithsonian en Panamá como Carlos Jaramillo, y colegas como Johnattan Bloch, conservador del Museo de Historia Natural de Florida, para explicar la existencia de esta gigantesca serpiente, tan larga como un tiranosaurio; la más grande conocida hasta la fecha, y el vertebrado más grande de la Tierra en esa época después de la desaparición de los dinosaurios? si exceptuamos las fabulosas criaturas marinas que surcaban los mares de hace sesenta millones de años. Titanoboa era un reptil enorme, pero al fin y al cabo un reptil de sangre fría. Su tamaño gigantesco es una señal clara de que aquel trópico estaba más caliente que el actual, creen los expertos. De otra manera, es improbable que hubiera alcanzado ese tamaño.  Si tienes la sangre fría ?al contrario que muchos dinosaurios, que probablemente podían regular la temperatura de sus enormes cuerpos? ser tan grande es una desventaja, puesto que pierdes más calor proporcionalmente a lo grande que seas. Si examinas la distribución de los animales de sangre fría en la actualidad, los más grandes se encuentran en los trópicos. Es aquí donde hace más calor. Se hacen más pequeños conforme se alejan de la línea del ecuador. No cabe duda que Titanoboa fue un depredador terrible en un mundo posterior a los dinosaurios, un digno sucesor del temible tiranosaurio; un gigante de tiempos remotos.

Cerrejonisuchus improcerus.  Hastings et al., 2010.

Cerrejonisuchus improcerus Cerrejonisuchus improcerus Cerrejonisuchus improcerus Cerrejonisuchus improcerus

     

Cerrejón, Colombia. Un remoto antecesor de los cocodrilos que vivió hace sesenta millones de años en el norte de Colombia. Los paleontólogos de la Universidad de Florida, que describen su hallazgo en el último número del "Journal of Vertebrate Paleontology", descubrieron fósiles de la nueva especie en El Cerrejón, una de las mayores minas de carbón a cielo abierto del mundo, donde hace tres años fueron encontrados restos de la Titanoboa. Su estudio es el primero que describe un fósil cocodriloforme en esa zona. Los especímenes estudiados indican que la especie, bautizada "Cerrejonisuchus improcerus", sólo alcanzaba un largo entre 1,83 y 2,13 metros, lo que la convertía en una presa fácil para la enorme serpiente, de más de 13 metros de largo y 1,25 toneladas de peso. Su pequeño tamaño fue "toda una sorpresa" en comparación con los reptiles gigantes que vivían durante la época del Cretáceo Tardío. Aunque el Cerrejonisuchus no está directamente relacionado con los cocodrilos modernos, desempeñó un importante papel en la evolución temprana de los ecosistemas de la selva tropical suramericana. Los dirosáuridos medían unos 5 metros y medio y tenían hocicos en forma de pinza para capturar peces. Pero el hocico del Cerrejonisuchus era mucho más corto, lo que según los científicos indica que su dieta era mucho más variada e incluía seguramente ranas, lagartos, serpientes pequeñas y posiblemente mamíferos. Esto revela un nivel inesperado de diversidad entre los dirosáuridos, cuya evolución es más compleja de lo que se creía, según los investigadores.

Cerrejonemys wayuunaiki. Cadena et al. 2010.

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Colombia. En lo que es hoy la zona minera de El Cerrejón hace 55 millones de años vivieron grandes serpientes, cocodrilos y tortugas. Cerrejonemys wayuunaiki es una nueva especie de tortuga descubierta en ese sitio de la península de la Guajira por científicos del Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales en Panamá. Sabemos que la especie vivió hace 55 millones de años y que es el pariente más cercano de las actuales tortugas que habitan en los ríos Orinoco, Magdalena y Amazonas. Un ejemplo de éstas es la tortuga Charapa. Habría vivido en el llamado Paleoceno tardío, solo cinco millones de años después de la extinción de los dinosaurios. Aunque es difícil de establecer, se cree que los restos hallados pertenecían a un individuo adulto. Medía un metro de largo por unos 54 centímetros de ancho.

Carbonemys cofrinii.  Cadena et al. 2012.

Carbonemys cofrinii Carbonemys cofrinii Carbonemys cofrinii Carbonemys cofrinii Carbonemys cofrinii Carbonemys cofrinii

      

Colombia. El fósil, descubierto por paleontólogos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte en Estados Unidos, recibió el nombre de Carbonemys cofrinii, que significa tortuga de carbón, en referencia a la mina de carbón en la que fue hallado en el norte de Colombia, en el llamado Cerrejón. El cráneo tiene 24 cms de largo y la caparazón 172, una medida similar a la altura del estudiante de doctorado de la universidad estadounidense que descubrió los restos, Edwin Cadena, autor principal del estudio publicado en la revista Journal of Systematic Palaeontology. Cerrejón está en el norte de Colombia, casi en el centro de una península que sale en el Mar Caribe. Es la mina a cielo abierto de carbón más grande en el mundo y hay unos huecos gigantes donde se extrae el carbón. El lugar donde vivía Carbonemys era muy similar a un bosque tropical actual como los bosques cercanos a los deltas del Orinoco y Amazonas, pero era mucho más diverso. Y una de las grandes diferencias es que era mucho más caliente, entre cuatro y seis grados más caliente que un bosque tropical actual. Carbonemys es diferente a todas las otras tortugas de su grupo por el cráneo, que tiene una configuración de los huesos totalmente diferente. El paleontólogo colombiano explicó que en las tortugas hay dos grandes grupos, las pleurodiras, que retraen el cuello lateralmente, escondiéndolo dentro de la caparazón en forma lateral, y las criptodiras, que retraen el cuello en una misma dirección.


Paramys adamus. Dawson and Beard 1996.

Paramys Paramys Paramys Paramys Paramys Paramys Paramys Paramys Paramys Paramys Paramys Paramys Paramys Paramys

    

Estados Unidos y Europa. Si se cuenta el número de ratas y ratones que viven en todas partes, probablemente el grupo de mamíferos más común sobre la tierra en nuestros días sea el de los roedores. Sin embargo, los roedores no son el grupo más antiguo de mamíferos modernos, puesto que surgieron hace sólo 55 millones de años. Uno de los primeros roedores fue el Paramys, un animal de tamaño moderado que probablemente se parecía un poco a las ardillas. El cuerpo es largo y flexible, y la larga cola bien pudo tener pelo esponjado en el animal vivo. Las manos y los pies tienen largas garras que tal vez se usaron para trepar a los árboles. El Paramys muestra características primitivas en los dientes. Los roedores quizá deben su éxito al par de incisivos en forma de cincel; éstos se usan para roer la madera y otros materiales duros de las plantas, además de las planchas de madera de las casas y la madera y las cuerdas de los barcos. El Paramys tenía esos notables dientes, pero estaban redondeados en lugar de tener forma de cincel y carecían de las características que les permiten a los roedores modernos afilar los dientes.

Conflicto antarcticus. Tambussi, C. et al. 2019.

Vista del cráneo y pico articulado de Conflicto antarcticus, del Paleoceno temprano. Restos fósiles varios de Conflicto antarcticus, hallado en la Antártica Argentina. Reconstrucción en vida. Por  H. Santiago Druetta.

Científicos estudiaron un fósil antártico que permite conjeturar que este tipo de boca apareció evolutivamente temprano en las aves Anseriformes. En el año 2007, investigadores del Instituto Antártico Argentino encontraron en la isla Marambio, al Noreste de la Península Antártica, el esqueleto casi completo de una nueva especie de ave que vivió hace 65 millones de años durante el Paleógeno Temprano. Luego de varios años de preparación y estudio del fósil,  el hallazgo fue presentado en Zoological Journal of the Linnean Society. El estudio determinó que el fósil analizado pertenece a un nuevo género y especie basal de Anseriformes (patos, cisnes y gansos) de una familia aún indeterminada. Se lo denominó Conflicto antarcticus en virtud de la conflictiva posición filogenética, debido a que sus características son diferentes a las de otras aves conocidas. Los Anseriformes actualmente habitan ambientes acuáticos y se considera que la explotación de los cuerpos de agua continentales proporcionó la base para la formidable diversificación de este grupo. A diferencia de la mayoría de las Neoaves acuáticas que son carnívoras-como los macaes y los somormujos, los anseriformes se alimentan de plantas o pequeños invertebrados acuáticos. Para ello cuentan con unas laminillas en el pico que les permite filtrar su alimento. Al analizar este esqueleto fósil, los científicos pudieron determinar que Conflicto antarcticus, a juzgar por la forma y las proporciones de los huesos pectorales y del ala, sin dudas tenía capacidad de volar. Aunque no se encontraron los tarsometatarsos ni las falanges (huesos del miembro posterior), los restos óseos que se conservaron de estas extremidades muestran que tenía patas alargadas. Sin embargo, aunque pertenece al grupo de los Anseriformes, su apariencia no concuerda con la de los patos o gansos. Conflicto antarcticus tenía un cuerpo grácil y estilizado, con miembros alargados, como se observa en los flamencos, pero poseía un cráneo similar al de un pato, aunque con un pico más delgado. Conflicto antarcticus, al estar representado por un material tan completo y bien preservado es posiblemente el más importante registro de un ave no marina del Paleoceno del hemisferio sur. Según evidencias sedimentológicas y de otros fósiles, Conflicto antarcticus habría habitado un ambiente cálido y húmedo que se caracterizaba por bosques templados donde la temperatura media anual terrestre osciló entre 9 y 15°C.


Monotrematum sudamericanum. Pascual, 1992. 

Cráneo de Ornitorrinco del Paleoceno de Australia. Copia de la colección del Museo de Miramar.

Molar de Monotrematum, procedente de Patagonia. (*) Reconstrucción de Monotrematum. (*)

Mamífero Monotrema. Es el primer mamífero monotrema hallado fuera de Oceanía. El diente fue descubierto en 1992 por un equipo de investigadores del Museo de La Plata dirigidos por el Dr. Rosendo Pascual, en la localidad de Punta Peligro, Provincia de Chubut, Argentina. Su antigüedad es de 62 millones de años. Con respecto a su apariencia, suponemos que era semejante al ornitorrinco Australiano, debido a que no se han hallado restos más significativo, y por ello no podemos hacer una  reconstrucción fidedigna. Hay una explicación geológica a la presencia de un mamífero tan primitivo en la patagonia Argentina. Durante el Cretácico tardío el "Monotrematum sudamericanum" emigro desde Australia a Sudamérica por medio del continente Antártico, debido a su proximidad y un clima relativamente templado.  Las coronas molares son a juicio de Pascual demasiado parecidas a las de Obdurodon sp., compuestas por dos lóbulos en forma de V. No obstante la diferencia de tiempo en la que vivieron uno y otro género, y el mayor tamaño de los fósiles sudamericanos (casi el doble que los australianos) y el período en que vivieron (los obdurodon corresponden principalmente al oligoceno y mioceno) hace que fueran clasificados en géneros distintos desde que se descubrieron. El hallazgo fósil consiste en dos dientes de la mandíbula inferior y otro de la superior, pertenecientes a un animal próximo al actual ornitorrinco.


Epidolops ameghinoi. Paula Couto 1952.

Cráneo de Epidolops ameghinoi, recuperado recientemente en Brasil.  (*) Rama mandibular de Epidolops ameghinoi (*) Posible aspecto de Epidolops. (*)

Mamífero Marsupial. Es un género extintos de la subfamilia de los Marsupiales. Los representantes de la familia Polydolopidae, al cual pertenece Polydolops, son marsupiales paleógenos hallados en la Provincia del Chubut (Argentina), Chile Central y la Península Antártica. Están representados en el registro fósil principalmente por restos dentarios, cráneos y mandíbulas. En cuanto a las características paleobiológicas, la masa corporal de los polidolópidos oscilaría entre los 60g y los 3,5kg y debieron tener una dieta variada, principalmente frugívora, aunque pudiendo alimentarse también de frutos duros y semillas, o incluso de insectos. Por último, la extinción de los polidolópidos debió estar relacionada a los cambios climáticos acaecidos para fines del Eoceno y comienzo del Oligoceno, período durante el cual el sur de América del Sur y la Antártida sufrieron una fuerte disminución en la temperatura así como también una progresiva desertificación.


Eoastrapostylops riolorense. Soria y Powell 1981.

Cráneo de Eoastrapostylops riolorense, del Paleoceno de Tucumán. Copia del Museo Punta Hermengo de Miramar.

Vista del cráneo y mandíbula de Eoastrapostylops riolorense. Copia del Museo Punta Hermengo de Miramar.

Posible aspecto del primitivo meridiungulado Eoastrapostylops riolorense.  (*).

Mamífero meridiungulado. Fue un mamífero herbívoro extinto que pertenece al meridiungulados sudamericanos. Vivió en el Paleoceno Superior (hace aproximadamente 59-56 millones de años) y sus restos fósiles fueron encontrados en el Norte de Argentina. Este animal debe haber sido pequeño. Su cráneo tenía solo 9 centímetros de largo y la longitud total probablemente excedía solo medio metro. Eoastrapostylops tenía un hocico corto; Los caninos, aunque bien desarrollados, aún no se habían transformado en grandes colmillos, y los huesos nasales no se habían retrasado (esto indica la ausencia de una probóscide, típica de formas posteriores). Los dientes de Eoastrapostylops recuerdan los de animales que vivieron en períodos posteriores, como Trigonostylops. Eoastrapostylops riolorense se describió por primera vez en 1981, a partir de fósiles encontrados en la formación Río Loro, en la Reserva natural Aguas Chiquitas, de la Provincia de Tucumán en Argentina. Los autores de la descripción identificaron de inmediato las características de un astrapoterio primitivo en fósiles, y establecieron así la familia Eoastrapostylopidae. Investigaciones más recientes han puesto de manifiesto notables similitudes entre la región auditiva de Eoastrapostylops y la de los condíricos arcaicos y los litópteros, mientras que las estructuras de la oreja no son en absoluto similares a los astrapoterios posteriores como Trigonostylops y Astraponotus. Estas investigaciones indicarían, por lo tanto, que Eoastrapostylops era un representante basal de meridiungulados, diferenciados antes de la separación entre astrapoterios, piroterios y notoungulados.

Kawasphenodon peligrensis. Apesteguia et al. 2014.

Cráneo ilustrativo de Esfenodonte.

Aspecto de un Esfenodonte. (*).

Reptil, Esfenodonte. Los esfenodontos o rincocéfalos son un orden de saurópsidos (reptiles), que incluye un solo género actual, Sphenodon, con tres especies, conocidas con el nombre común de tuátaras, limitadas a Nueva Zelanda. A pesar de ello, se conocen numerosos géneros extintos, ya que se trata de un linaje que se remonta al Mesozoico. Kawasphenodon peligrensis, es conocido por un fragmento de la mandíbula, que procede del Paleoceno de la localidad fosilífera de Punta Peligro, de la formación geológica conocida como Salamanca. Eran carnívoros y su dieta consiste en insectos, caracoles, lagartos, huevos y crías de aves. Existieron hace ya 200 millones de años, a la par de los dinosaurios. En esas épocas habitaban el supercontinente de Gondwana habiéndose distribuido, según parece, desde el área que hoy corresponde a América del Sur pasando por la Antártida hasta Australia. Al separarse de Australia por deriva continental, Nueva Zelanda se convertiría en el único reducto actual de Sphenodontidae, motivo por el cual se califica a estos animales como fósiles vivientes. Entre los numerosos caracteres que se han conservado sin modificar durante 200 millones de años se hallan dos fosas temporales completas, un ojo pineal bien desarrollado (el orificio pineal era muy patente en los primeros diápsidos) y las vértebras de tipo anficelo con intercentros. Es el único reptil actual cuyos machos carecen de hemipenes (órgano copulador), sino que copulan a través de sus cloacas.


Lorosuchus nodosus. Pol y Powell, 2011.

Cráneo de Lorosuchus nodosus del Paleoceno de Tucumán. Museo de Ciencias Naturales Miguel Lillo. (*) Aspecto probable de Lorosuchus. (*)

Reptil, Sebécido. Lorosuchus es un género extinto de mesoeucrocodilio sebécido conocido de la provincia de Tucumán en el noroeste de Argentina. Lorosuchus es conocido a partir del holotipo PVL 6219, un cráneo casi completo articulado hallado con la mandíbula inferior restos fragmentarios del esqueleto. Fue recolectado en el extremo sur del Alto de Medina, cerca del Lago El Cadillal en la Formación Río Loro, que data de las edades del Tanetiano o Selandiano entre mediados a finales del Paleoceno, hace entre 55.8 a 61.7 millones de años. Lorosuchus se caracteriza por una combinación única de características, incluyendo cinco autapomorfias como un borde narial elevado y la presencia de una cresta sobre los márgenes anteromediales de ambos premaxilares. filogenéticamente, Lorosuchus es reconocido actualmente como el sebécido más basal conocido. Lorosuchus fue nombrado por Diego Pol y Jaime E. Powell en 2011 y la especie tipo es Lorosuchus nodosus. El nombre del género se deriva de Loro en referencia a la formación Río Loro e la cual se halló a Lorosuchus, y suchus, es una forma latinizada del término griego souchos, a su vez derivado del dios egipcio Sobek. El nombre de la especie se debe a la ornamentación particular de la superficie dorsal del cráneo, a cual se parece a la del arcosauriforme basal Proterochampsa con el que no estaba cercanamente relacionado.


Peligrochelys walshae. Sterli and de la Fuente 2013.

 

Cráneo de meiolaniforme, semejante a Peligrochelys, en el Museo de La Plata.

 

Reconstrucción del aspecto de meiolaniforme. (*).

Reptil. Se trata de una tortuga terrestre con cuernos, anillos caudales y estuches recubriendo la cola. Peligrochelys walshae, fue hallado en Punta Peligro, en la provincia de Chubut, en afloramientos de la Formación Salamanca (Paleoceno). Representado tanto por elementos craneanos como postcraneanos (parte del esqueleto). Los meiolánidos (Meiolaniidae) son una familia extinta de grandes tortugas. Inicialmente se pensaba que la familia era originaria de Australia; sin embargo, debido al descubrimiento de meiolaniformes sudamericanos, como Crossochelys del Eoceno y Trapalcochelys del Cretácico Superior de Argentina (de la misma edad que Patagoniaemys), se cree que la familia apareció antes de la división de Gondwana, durante el Cretáceo medio. Las tortugas actuales de mayor parentesco con este género corresponden a los criptodiros de América del Sur. Resulta notable la similitud de estas tortugas a los dinosaurios anquilosaurios y a los mamíferos gliptodontes.


Hydromedusa cf. casamayorensis. De La Fuente & Bona, 2002.

Fósil de Hydromedusa (calco). Museo Municipal Ciencias Naturales Punta Hermengo de Miramar. Reconstrucción de Hydromedusa sp . (*)

Reptiles Chelidae. Estas tortugas halladas recientemente, provienen de niveles compuestos por sedimentos epiclasticas depositadas por canales fluviales. Los restos identificados, los cuales aun se encuentran en estudio, corresponden a una nueva especie de tortuga prehistórica de "cuello largo". El hallazgo comprende de cinco individuos articulados y semi- articulados. Uno de ellos presenta el cráneo completo y articulado. Las características de este taxón, es la presencia de la columna cervical formada por ocho cervicales. Las ramas mandibulares se encuentran separadas por la sínfisis. Apertura narium interna en el cráneo, y la cintura pélvica conectada por sutura con el ultimo par de placas pleurales y la pigal del caparazón. Morfológicamente se asemejan a los especies vivientes de la familia Chelidae, las cuales, son comunes en los ríos de las Provincias Argentinas de Misiones y Entre Ríos. Su alimentación estaría basada principalmente en pequeños peces, anfibios moluscos y pequeños mamíferos y aves que se acercaban a los espejos de agua de la época. El material procede del Paleoceno inferior del Cerro Hasen, Provincia de Chubut. No seria raro encontrar representantes emparentados durante la Era Mesozoica.


Guarinisuchus munizi. Barbosa, et al, 2008.

Guarinisuchus Guarinisuchus Guarinisuchus Guarinisuchus Guarinisuchus Guarinisuchus Guarinisuchus Guarinisuchus

       

Recife, Brasil. Es un género extinto de crocodiliano marino que existió a principios del período Paleoceno, hace cerca de 62 millones de años en Brasil. La especie tipo es G. munizi. Los fósiles de este reptil fueron encontrados en una cantera de calizas en Poty, próxima a la ciudad de Recife, por José Antônio Barbosa, de la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE), Alexander Kellner, del Museo Nacional de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ) y Maria Somália Sales Viana, de la Universidad Estatal Vale do Acaraú (UVA) de Sobral-Ce. El nombre científico del género, Guarinisuchus es derivado de una palabra del idioma indígena tupí, que significa "guerrero" añadido al griego suchos, que traduce "cocodrilo", mientras que el nombre de especie, munizi, es en honor de Geraldo da Costa Barrosa Muniz, tutor de la profesora Somália Viana.

Alcidedorbignya inopinata. Muizon & Marshall, 1987.

 

Bolivia. Es un género extinto de mamífero pantodonte cuyos restos han sido recuperados en estratos del Paleoceno temprano la Formación Santa Lucía, Bolivia. Siguiendo una costumbre para acuñar nombres establecida por el paleontólogo pionero argentino Florentino Ameghino, consistente en la combinación del primer nombre y el apellido de un científico destacado, el nombre del género honra al naturalista francés Alcide d'Orbigny. Alcidedorbignya es uno de los más antiguos y primitivos de los pantodontes conocidos y es el único género de ese grupo que se ha encontrado en Suramérica. Aparte del hecho de que algunos científicos han disputado la edad de la localidad tipo,  abogando por un origen asiático de los pantodontes, la propia existencia de Alcidedorbignya no contribuye a aclarar los orígenes de los de por sí enigmáticos pantodontes. Las similitudes taxonómicas indican que hubo un intercambio de mamíferos entre América del Norte y del Sur durante el inicio del Paleoceno, y el pantodonte norteamericano Pantolambda es un descendiente potencial de Alcidedorbignya.


Pantolambda bathmodon. Cope, 1882.

Pantolambda Pantolambda Pantolambda Pantolambda Pantolambda Pantolambda Pantolambda Pantolambda Pantolambda

    

Nuevo México, Norteamérica. Es un género extinto de mamíferos pantodontes que vivió durante en el período Paleoceno Medio de Norteamérica. Tenía el tamaño de una oveja y la apariencia de un felino, pero era herbívoro y poseía uñas similares a pezuñas; poseía cinco dedos en cada extremidad. Los dientes tenían estructura selenodonta, es decir que las crestas de esmalte tenían forma de media luna. Era robusto e incapaz de trepar a los árboles. Los pantodontos son los mamíferos herbívoros más antiguos que se conocen y se desarrollaron cuando apenas se habían extinguido los dinosaurios. En principio, en el Paleoceno, los pantodontos poblaban Norteamérica y Asia. Ya en el Paleoceno Inferior se diversificaron en una multitud de formas que, partiendo de animales pequeños y forzosamente omnívoros evolucionaron rápidamente a robustos animales completamente herbívoros. Las primeras especies conocidas eran del tamaño de un gato para, a comienzos del Eoceno, alcanzar un tamaño equivalente al de una vaca, llegando a ser los mamíferos de mayor tamaño en su época

Phenacodus grangeri.  Simpson 1935.

Phenacodus Phenacodus Phenacodus Phenacodus Phenacodus Phenacodus Phenacodus Phenacodus Phenacodus Phenacodus

    

Wyoming, Colorado (EU); Francia. Si se viajara en el tiempo hasta hace 60 millones de años, al Paleoceno Tardío de América del Norte, se verían pequeñas manadas de un animal parecido al caballo. Ese era el Phenacodus. Tenía el tamaño aproximado de una oveja, con patas cortas, un cuerpo largo y bajo y una pequeña cabeza. No obstante, tenía anchos dientes que sobresalían y muestran que se alimentaba de plantas, aun cuando era más pequeño y lento que un caballo moderno. El Phenacodus no era un caballo, aunque debió estar cerca de los antepasados de los caballos primitivos, como el Hyracotherium. El Phenacodus por lo general se ubica en el grupo llamado "condilartos", estos animales posiblemente se hallan cerca de los orígenes de la mayor parte de los grandes mamíferos herbívoros de hoy. El Phenacodus es primitivo en comparación con los verdaderos caballos, dado que aún tenía cinco dedos y podía doblar los pies de lado a lado. Esto sugiere que podía correr esquivando los árboles, e incluso trepar un poco, mientras que los caballos verdaderos están adaptados para correr en suelos planos. Además, el Phenacodus tenía patas más cortas que las de un caballo y su cola era mucho más larga, ya que debía usarse para el equilibrio. Finalmente, el Phenacodus tenía una pequeña cabeza con un minúsculo cerebro.

Miacis petilus. Gingerich, 1983.

Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis Miacis

   

Europa (Alemania). Tenia 20 cm de longitud. Correteando por las ramas y saltando de un árbol a otro, este animalillo debió de ser muy parecido a la marta común actual (Martes martes). La forma de sus extremidades y las articulaciones flexibles de los hombros y los codos indican que estaba bien adaptada para ganarse un lugar seguro en los árboles de los bosques pantanosos tropicales en los  que vivía. Además de parecerse físicamente a la marta común, es probable que Miacis llevara también una vida muy similar, cazando mamíferos pequeños y aves sobre la tierra y en lo alto de los árboles. Es posible que también se haya alimentado de insectos, huevos de aves y frutos. Un rasgo primitivo de Miacis era su dentadura completa, formada por 44 piezas. Es la cantidad básica de dientes que tenían los mamíferos, pero los carnívoros más avanzados perdieron muchos de ellos al evolucionar hacia formas más especializadas.

Coryphodon molestus. Cope, 1874.

Coryphodon Coryphodon Coryphodon Coryphodon Coryphodon Coryphodon Coryphodon Coryphodon Coryphodon Coryphodon

América del Norte, Europa y el este de Asia. Tenia 2,25 m de longitud. Coryphodon era un animal enorme, con "unos colmillos caninos bastante similares a los del hipopótamo, que estaban bien desarrollados sobre todo en el macho. También como el hipopótamo, es probable que Coryphodon viviera en pantanos y marismas, donde es posible que desenterrara las plantas por medio de los colmillos. Las dos crestas transversales prominentes que tenía en los molares sugieren que Coryphodon ramoneaba la vegetación de la jungla. La parte superior de la pata era más larga que la inferior, y esto le habrá proporcionado la fuerza necesaria para soportar su cuerpo tan inmenso, pero no debió de ser adecuado para correr a toda velocidad. El cerebro de Coryphodon era muy reducido y, con sus 90 g sobre un total de 500 kg, es, probablemente, la menor proporción entre el peso del cerebro y el peso del cuerpo que existe entre los mamíferos.


Waimanu manneringi. Slack et al., 2006.

Waimanu Waimanu Waimanu Waimanu Waimanu Waimanu Waimanu Waimanu Waimanu Waimanu Waimanu Waimanu

    

Oceania. Es un género de pingüino primitivo que vivió poco después de la extinción masiva del Cretácico-Terciario. Su descubrimiento ayudó a apoyar la idea de que la radiación de las Neoaves (incluyendo a muchas de las aves modernas) tomó lugar poco antes de la extinción de los dinosaurios no avianos, o que esta debió de ser extremadamente rápida en términos geológicos. Estudios de ADN, como uno particularmente extenso hecho por Hackett y sus colegas, parecen indicar esto último. Aunque era un miembro temprano de los esfeniciformes (el orden que incluye a los modernos pingüinos), Waimanu era un ave no voladora como todos sus parientes modernos. Aunque los huesos de sus alas no muestran las especializaciones extremas que los modernos pingüinos poseen para su estilo de vida acuático, parecían bien adaptadas para el buceo propulsado por sus alas, y pudo haberse parecido a un somorgujo no volador en la forma de cuerpo y tal vez a la gran alca en su manera de locomoción. Análisis de las secuencias de ADN y la antomía indican una cercana relación entre los pingüinos y los somorgujos, siendo el primer linaje especializado en la propulsión mediante sus alas y el último para la propulsión mediante sus pies. Descubierto en la Antártida en 1980, el nombre Waimanu viene del término maorí para "ave acuática". Se conocen dos especies, Waimanu manneringi de mediados del Paleoceno hace cerca de 60 millones de años y Waimanu tuatahi de finales del Paleoceno, quizás hace unos 58 millones de años.


(*) Imagen de autor u origen desconocido. Ver sobre nuestras Políticas de uso de imágenes.

 
Bibliografía Utilizada.

Agnolin, F. (2007). "Brontornis burmeisteri Moreno & Mercerat, un Anseriformes (Aves) gigante del Mioceno Medio de Patagonia, Argentina." Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales, n.s. 9, 15-25

Barbosa, José Antonio; Alexander Wilhelm Armin Kellner & Maria Somália Sales Viana (marzo de 2008). «New dyrosaurid crocodylomorph and evidences for faunal turnover at the K–P transition in Brazil». Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences 275 (1641): 1385.

Hackett, S.J. et al., (2008). "A Phylogenomic Study of Birds Reveals Their Evolutionary History." Science, 230(27): .

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Cope, Edward Drinker (1876). «On a gigantic bird from the Eocene of New Mexico». Proceedings of the Academy of Natural Sciences of Philadelphia 28 (2): 10-11.

Fassett, JE, Lucas, SG, Zielinski, RA, and Budahn, JR (2001). «Compelling new evidence for Paleocene dinosaurs in the Ojo Alamo Sandstone, San Juan Basin, New Mexico and Colorado, USA». Catastrophic events and mass extinctions, Lunar and Planetary Contribution 1053: 45-46. Consultado el 18 de mayo de 2007. 

Feduccia, Alan (1999). The Origin and Evolution of Birds (2nd edición)

Gasparini, Z. 1981. Los Crocodylia fósiles de la Argentina. Ameghiniana 18: 177-205. 

Gelfo J. N. & Pascual R. 2001. Peligrotherium tropicalis (Mammalia, Dryolestida) from the early Paleocene of Patagonia, a survival from a Mesozoic radiation. Geodiversitas 23 (3): 369-379.

Hooker, J.J., "Tertiary to Present: Paleocene", pp. 459-465, Vol. 5. of Selley, Richard C., L. Robin McCocks, and Ian R. Plimer, Encyclopedia of Geology, Oxford: Elsevier Limited, 2005.

- Magnussen Saffer, Mariano (2013). Grandes y pequeños Mamíferos del Paleoceno. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 11. 83: 17-21.

- Magnussen Saffer, Mariano (2013). Conociendo algunos Reptiles del Paleoceno. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 11. 84:21-23.

Molina, E.; Alegret, L.; Arenillas, I.; Arz, J. A.; Gallala, N.; Hardenbol, J.; von Salis, K.; Steurbaut, E.; Vandenberghe, N. y Zaghbib-Turki, D. (2006). «The Global Boundary Stratotype Section and Point for the base of the Danian Stage (Paleocene, Paleogene, "Tertiary", Cenozoic) at El Kef, Tunisia: Original definition and revision». Episodes   29 (4): 263-273.

Muizon, Christian, de; Marshall, Larry G. (1992). «Alcidedorbignya inopinata (Mammalia: Pantodonta) from the Early Paleocene of Bolivia: Phylogenetic and Paleobiogeographic Implications». Journal of Paleontology 66 (3): 499-520.

Simpson, George Gaylord (1935). «Descriptions of the oldest known South American mammals, from the Rio Chico Formation.». American Museum Novitates 793: 1–25.

Slack, K.E., Jones, C.M., Ando, T., Harrison G.L., Fordyce R.E., Arnason, U. and Penny, D. (2006). "Early Penguin Fossils, plus Mitochondrial Genomes, Calibrate Avian Evolution." Molecular Biology and Evolution, 23(6): 1144-1155.

Vajda, Vivi. "Global Disruption of Vegetation at the Cretaceous-Tertiary Boundary – A Comparison Between the Northern and Southern Hemisphere Palynological Signals" (Accessed 7/15/06)

Vizcaíno, S. F.; Blanco, R. E.; Bender, J. B. N.; Milne, N. (2011). "Proportions and function of the limbs of glyptodonts". Lethaia 44: 93.

Sullivan, RM (2003). «No Paleocene dinosaurs in the San Juan Basin, New Mexico». Geological Society of America Abstracts with Programs 35 (5): 15. Consultado el 2 de julio de 2007. 

Ver mas bibliografía utilizada para hacer la presente Pagina; AQUÍ.            Ver bibliografía de divulgación sugerida; AQUÍ.

 

Video; Planeta Milagro - El ascenso de los mamíferos.

 
 
 

Ver los principales fósiles del Paleoceno de Argentina.

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