PaleoArgentina Web. Hallan restos de un mamífero que depredaba dinosaurios. Encuentran restos de Stegotetrabelodon. Un Mamut congelado. Fosiles de Ailuropoda microta. Descubren Gryposaurus monumentensis. Arcantiodelphys marchando, un marsupial del cretácico de Francia. Kaprosuchus, Laganosuchus y Araripesuchus, tres nuevas especies de cocodrilos halladas en el desierto de Sahara. Hallan restos de Teleoceras hicksi, un rinoceronte del Plioceno de México. Sinornithosaurus, un dinosaurio terópodos del cretácico que inyectaba veneno a sus victimas. Yacarerani boliviensis, un cocodrilo del cretácico de Bolivia. Recuperan el cráneo de una vaca marina del Plioceno de Valencia.
 
   

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Recuperan el cráneo de una vaca marina del Plioceno de Valencia.

 Publicado en Paleo. Año 8. Numero 42. Marzo de 2010.

Unos científicos valencianos han recuperado y restaurado el cráneo de la última vaca marina, que habitó en el Mediterráneo hace cuatro millones de años, en el Plioceno español. El fósil procede de un paraje de Pilar de la Horadada y está expuesto hoy en el Museo de Ciencias Naturales de Valencia. Tal como afirma el paleontólogo valenciano, Ximo Sendra, es único en España pues "hasta el momento se habían descrito en el Eoceno y Mioceno de España restos tanto craneales como postcraneales de sirenios" pero del Plioceno únicamente existían restos postcraneales que no permitían "una buena caracterización taxonómica".

Hay que decir que las vacas marinas se extinguieron en el Mediterráneo durante el cambio climático del Plioceno al Pleistoceno, que dió paso a un clima más frío, más estable y más seco de forma brutal. Por ello, el cráneo ahora citado pertenece al último ejemplar de vaca marina que vivió en el Mar Mediterráneo, cuando este ecosistema reproducía las características de una zona subtropical, con altas temperaturas, abundantes precipitaciones, agua caliente y altamente salinizada. Hoy las vacas marinas, y sus parientes, los manatíes nadan en Florida, Guatemala, Costa Rica, Puerto Rico y Australia, por citar algunos ecosistemas con clima húmedo y caluroso.

Están en peligro de extinción y sufren el acoso de los furtivos, que los cazan por su carne con sabor a cerdo. Son mamíferos marinos, herbívoros, miden de 3 a 5 metros, y pesan entre 300 y 500 kilos. En su momento, el hallazgo se debió a un encuentro casual, efectuado a finales de 1992 por las hermanas Ana y Soledad Nuñez, en el paraje denominado Rambla del Río Seco, en Pilar de la Horadada. Sin embargo, el carácter "excepcional" del fósil ha sido valorado ahora, después de varios años de estudio y de colaboración de tres especialistas.

Los numerosos fragmentos recuperados se trasladaron al Departamento de Geología de la Universitat de València, donde se procedió a la restauración y montaje del cráneo. Una vez preparado, quedó depositado en el Museo Paleontológico de Valencia, tras una cierta polémica con las autoras del hallazgo respecto a la propiedad del mismo. En la actualidad, se halla expuesto en el Museo de Ciencias Naturales. Este fósil fué estudiado por el propio Sendra, el doctor Plinio Montoya, que certificó las medidas del cráneo y la doctora Margarita Belinchón, Directora del Museo Natural de Ciencias Naturales de Valencia (sito en Viveros).

La vaca marina hallada en Pilar de la Horadada, explica el investigador Ximo Sendra, pertenece al orden de los sirenios, catalagado por Illiger en 1811. Este grupo es de los menos conocidos hasta la actualidad (junto con los cetáceos) en el registro fósil general, especialmente en nuestro país.

Hoy sólo quedan vivos dos géneros del orden: Trichechus y Dugong. Los cráneos de estos dos géneros, pese a mantener en común la estructura masiva, presentan una forma diferente. Trichechus tiene una morfología craneal estrecha y alargada, frente al cráneo más ancho y corto que poseen los Dugong. Evolutivamente, están emparentados con los antepasados de los elefantes, solo que esta rama evolutiva se adaptó a vivir en el mar, aunque también son herbívoros, de ahí que se les denomine Vacas Marinas y tienen un caracter muy pacífico.

El Metaxiterium valenciano está más próximo evolutivamente al dugong, que en la actualidad vive en aguas tropicales de Australia. Esta vaca marina se suma a las abundantes citas de sirenios, representados por varias especies, en el Plioceno circunmediterráneo, que ha detallado Sendra en sus estudios. El investigador de la Unidad de Paleontología del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva, ya había recuperado hace años, como publicó Levante-EMV, otro ejemplar de vaca marina en Crevillent, de edad más antigua, datada hace 8 millones de años en el Mioceno, que no tenía cráneo. El área de Pilar de la Horadada formaba parte durante el Plioceno inferior (Plioceno I) de la llamada Cuenca del Mar Menor, en una zona litoral relativamente superficial. Sendra, que ha excavado el yacimiento paleontológico, explica que la serie estaba básicamente formada por "calcarenitas pliocénicas -areniscas con muchos restos fragmentados de invertebrados como los moluscos, erizos, etc.-, con diferentes contenidos de arcillas y margas en niveles discontinuos que no se llegan a diferenciar en estratos".

 


Arcantiodelphys marchando, un marsupial del cretácico de Francia.

Publicado en Paleo. Año 8. Numero 42. Marzo de 2010.

Los paleontólogos suelen decir que el continente europeo es Terra ignota en lo que se refiere a la historia de los primeros mamíferos que lo habitaron. Son muy escasos los restos de esta clase de vertebrados que se han encontrado del Cretácico y, por ello, cuando uno sale a la luz se considera un pequeño tesoro. Este es el caso de unas cuantas piezas dentales que han sido desenterradas en el departamento francés Charente-Maritime, al este del país, bajo cinco toneladas de sedimentos.

Según sus descubridores, pertenecen a un pequeño marsupial que vivió hace 99 millones de años, por lo que, aseguran, podrá dar importantes pistas sobre los mamíferos que ocuparon Europa antes de la gran extinción que tuvo lugar al final del Cretácico, hace unos 65 millones de años. Es, según aseguran, "uno de los más viejos y primitivos marsupiales conocidos en el mundo" y, desde luego, el mas antiguo representante europeo de los modernos terios (subclase de mamíferos cuyo embrión se desarrolla en el interior del útero, en lugar de en el huevo).

Los dientes de este ejemplar fueron localizados por un equipo de paleontólogos del Museo de Historia Natural (CNRS) francés y de la Universidad de Rennes 1. Pertenecen, según el estudio que publican en la revista 'Proceedings of National Academy of Science' (PNAS) a un marsupial de la especie que han bautizado como 'Arcantiodelphys marchandi'. Entre las aportaciones de estos fósiles dentales mencionan que ayudarán a mejorar el conocimiento sobre la historia de los marsupiales en general, que hasta ahora sólo ha sido conocida a través de los restos encontrados en Norteamérica. Es más, consideran que podría confirmar las relaciones que hubo entre la fauna de estas dos grandes áreas continentales durante el Cretácico medio, cuando creen que pudo existir una gran paleoprovincia euroamericana.

Por otro lado, también dan nueva información sobre las rutas de dispersión que siguieron estos pequeños mamíferos, que pudieron transcurrir entre Asia y Europa, y no desde Norteamérica hacia este continente, como parecían indicar los fósiles hasta ahora.

 


Kaprosuchus, Laganosuchus y Araripesuchus, tres nuevas especies de cocodrilos halladas en el desierto de Sahara.

Publicado en Paleo. Año 8. Numero 42. Marzo de 2010.

Un cocodrilo de seis metros de largo y tres juegos de colmillos tan grandes como los de un jabalí salvaje moderno vagó hace millones de años -incluso "galopando" por tierra- en el norte de Africa, anunciaron los investigadores. Aunque esta criatura aterrador (Kaprosuchus saharicus, apodado "BoarCroc" o "Cocodrilo-jabalí", encontrado en Níger) comía carne, no muy lejos habitaba otro tipo de cocodrilo recientemente descubierto, con un hocico ancho y llano como panqueque que se alimentaba de pescados. 

Esta última especie encontrada en Níger y Marruecos ha sido llamada Laganosuchus thaumastos, pero los científicos se refieren familiarmente a ella como "PancakeCroc" ("Cocodrilo-panqueque"). Para sorpresa de los científicos, en la misma región vivió un familiar relativamente pequeño, de un metro (tres pies) de largo, con dientes parecidos a los de un conejo para mascar plantas y larvas: el Araripesuchus rattoides, que los investigadores llaman "RatCroc" o "Cocodrilo-rata", encontrado en Marruecos.

Los investigadores Paul Sereno de la Universidad de Chicago y Hans Larsson de la Universidad de McGill en Montreal dieron detalles el jueves de las tres especies nuevas, junto con nuevos ejemplos fosilizados de dos cocodrilos antiguos ya conocidos. Ambos ofrecieron una conferencia de prensa organizada por National Geographic Society, que patrocinó la investigación. "

Estas especies abren una ventana en un mundo de cocodrilos completamente diferente a los seres vivos en los continentes del (hemisferio) norte", dijo Sereno en alusión a los animales raros que vivían en un continente del hemisferio sur hace 100 millones de años, conocido como Gondwana.

Los investigadores indicaron que estos cocodrilos eran capaces de "galopar" en tierra para cazar, además de bucear en el agua que existía en la región. "Mis cocodrilos africanos parecían haber tenido tanto piernas ágiles para avanzar por tierra como una cola versátil para avanzar por el agua", escribió Sereno en un artículo para la revista National Geographic. "Sus talentos anfibios del pasado pueden ser la clave para entender cómo florecieron y, al final, pudieron sobrevivir tras la era de los dinosaurios", agregó.

Los nuevos hallazgos son detallados en la revista ZooKeys así como en la revista National Geographic. El canal National Geographic en inglés preparó un documental sobre los descubrimientos.

 


Hallan restos de Teleoceras hicksi, un rinoceronte del Plioceno de México.

 Publicado en Paleo. Año 8. Numero 42. Marzo de 2010.

Expertos mexicanos en paleontología identificaron como pertenecientes a la especie de rinocerontes 'Teleoceras hicksi'  fósiles que fueron encontrados en el estado de Jalisco, un lugar donde habitaron hace poco más de 4,5 millones de años, dijo a Efe el responsable de la investigación. "Cuando supimos que nadie había estudiado los fósiles nosotros tomamos la iniciativa y hoy estamos describiendo por primera vez una especie que solamente se había identificado en Estados Unidos", declaró el científico Rubén Guzmán Gutiérrez.

Restos de la especie habían sido encontrados hasta ahora en Nebraska, Colorado y Texas, pero jamás en México, donde estaban en la región jalisciense de Tecolotlán. Guzmán, jefe del Departamento de Paleontología de la Secretaria de Turismo de Aguascalientes, centro de México, sostuvo que los fósiles que hoy se encuentran en los museos Regional y de Paleontología de Guadalajara fueron hallados a fines de los años sesenta en región jalisciense de Tecolotlán.

En la década de los setenta se mostraron al público "sin ningún tipo de especificación relevante acerca de la especie", algo que se ha subsanado ahora al determinar cuál es la especie a la que corresponden, aseguran fuentes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). El que hay en México es un cráneo casi completo de 'Teleoceras hicksi' pieza que además de Guzmán Gutiérrez estudiaron los científicos Gerardo Carbot Chanona, del Museo de Paleontología Eliseo Palacios Aguilera en Chiapas, y Javier Juárez Woo, del Museo de Paleontología de Guadalajara.


"El tipo 'Teleoceras hicksi' era de hábitos anfibios. Vivió en zonas de clima tropical húmedo y se alimentaba de pastos", afirmó Rubén Guzmán. Esta especie es de mediano tamaño y con cuernos mucho más pequeños que los de las especies actuales. A los rinocerontes 'Teleoceras hicksi' se les ubica en el cuarto período geológico de la Era Cenozoica, época en la que surgieron numerosas especies vegetales encontradas en estados mexicanos como Chihuahua, Guanajuato, Sinaloa, Michoacán, Chiapas, Morelos, Hidalgo y Estado de México, detallaron los paleontólogos del INAH.

"La investigación se hace tantos años después porque no hay apoyo y tampoco suficientes paleontólogos, y estamos seguros de que todavía hay mucho por descubrir", agregó Guzmán Gutiérrez. Además del espécimen del museo, el investigado e identificado plenamente, en Teleoceras hay vestigios de otros cinco rinocerontes que están siendo investigados. Para los científicos mexicanos la nueva información sobre el 'Teleoceras hicksi' es una gran "contribución al conocimiento científico y paleontológico de México".

 


Sinornithosaurus, un dinosaurio terópodos del cretácico que inyectaba veneno a sus victimas.

 Publicado en Paleo. Año 8. Numero 42. Marzo de 2010.

Ni lo veían llegar. El monstruo, un antecesor de las aves rapaces del tamaño de un pavo, saltaba desde la rama de un árbol y se acercaba a su presa por la espalda, posiblemente un pequeño dinosaurio o un ave. En un instante, se abalanzaba sobre ella, las fauces clavadas alrededor del cuello de la sorprendida víctima. Y aquí viene lo más increíble: los dientes incrustados en la carne inoculaban un potente veneno. La presa entraba rápidamente en estado de shock, pero, todavía viva, podía ver atolondrada cómo estaba siendo devorada por su verdugo. Este terrible depredador, denominado Sinornithosaurus, vivió hace 128 millones de años en China. Es el primer miembro del linaje de las aves modernas venenoso como una serpiente. Los científicos nunca habían visto nada semejante.

«Es un ave venenosa se mire por donde se mire», afirma el paleontólogo Larry Martin, profesor de la Universidad de Kansas y autor, junto a científicos chinos, del estudio sobre el animal, que aparece publicado esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) . El descubrimiento «fue una auténtica sorpresa para nosotros y creemos que causará un gran impacto», asegura. El Sinornithosaurio (que significa pájaro lagarto chino), es un pariente cercano del Velociraptor y del Microraptor, un ave con cuatro alas.

Vivía en los bosques prehistóricos del noreste de China, repletos de animales como otras aves primitivas y dinosaurios, un ecosistema realmente rico y exótico donde nuestro protagonista podía encontrar gran variedad de alimento, especialmente piezas pequeñas.

Su veneno actuaba muy rápido. Cuando mordía a sus presas, éstas entraban en estado de shock, lo que reducía la posibilidad de que se defendieran o emprendieran la huida. Sin embargo, las víctimas se daban cuenta de su fatal destino, porque no morían enseguida. Podían ver cómo sus miembros eran despedazados hasta que se les escapaba su último suspiro. La muerte era cruenta. Los investigadores han encontrado en la cara del animal unas depresiones especiales en las que podría haber albergado las glándulas venenosas. Éstas estaban conectadas por una larga depresión lateral a una serie de largos y acanalados dientes en la mandíbula superior. Este sistema, que parece hecho para cazar pájaros, es similar al que tienen las serpientes modernas, por lo que ambas especies también podrían estar emparentadas.

 


Yacarerani boliviensis, un cocodrilo del cretácico de Bolivia.

  Publicado en Paleo. Año 8. Numero 42. Marzo de 2010.

El Yacarerani boliviensis (“primer yacaré de Bolivia”, en guaraní) fue descubierto por el paleontólogo argentino Fernando Novas. El hallazgo confirma que los cocodrilos prehistóricos fueron mucho más variados y extraños que sus parientes actuales. El descubrimiento, efectuado en rocas de unos 80 millones de años aflorantes en la zona central de Bolivia, fue realizado por Novas en compañía de su esposa Roxana Lo Coco y del paleontólogo uruguayo Alvaro Mones cuando exploraban afloramientos cretácicos en el Parque Nacional Amboró, ubicado a unos 50 kilómetros al oeste de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

Los fósiles encontrados incluyen dos esqueletos de cocodrilo con sus cráneos y cinco huevitos que formarían parte de un nido. Novas contó que “el hallazgo del Yacarerani fue increíble”. Era agosto de 2002 y el paleontólogo se encontraba de viaje en plena selva amazónica. Debido a la espesa cubierta vegetal, “era casi imposible identificar allí algún fósil en las rocas”, contó el especialista. “Pero en un momento nuestro paseo atravesó el cauce seco de un arroyo en el que podía verse la capa de areniscas rojas que subyacía al resto de la selva.

El tipo de roca me recordaba a las famosas ‘Capas con Dinosaurios’ de la provincia de Neuquén, con la diferencia de que a ambos lados del cauce del arroyo se encontraba la espesura de la selva”, relató Novas.

Su colega Alvaro Mones lo alentó a sacar una foto del paisaje que se apreciaba desde ese punto y al dejar su mochila en el suelo vio una pequeña mandíbula repleta de dientes que yacía empotrada en la roca. “Los huesos eran de color crema, por lo que resaltaban nítidamente de la matriz rojiza que los contenía. Al arrodillarnos para apreciar más de cerca de qué se trataba, nos percatamos de que había más huesos alrededor. No podíamos creer la suerte que habíamos tenido: descubrir los huesos y dientes de una criatura prehistórica en plena selva, un sitio que, acostumbrado a la árida estepa patagónica, jamás hubiera elegido para buscar fósiles”, explicó. El nuevo cocodrilo es un representante de los notosuquios, un linaje extinguido de cocodrilos que prosperó en América del Sur, Africa y Madagascar a fines de la era de los dinosaurios.

A diferencia de los cocodrilos vivientes -todos ellos de hábitos acuáticos-, los notosuquios poseían cabezas altas con los ojos orientados lateralmente y las fosas nasales proyectadas hacia delante, rasgos que revelan que se trataba de reptiles que llevaban una vida en tierra firme. Los Yacareranis adultos no superaban los 80 centímetros de largo y, aparentemente, vivían en grupos. Es muy probable que construyeran galerías para refugiarse y depositar sus huevos. Lo más llamativo de su anatomía era su dentición, formada por dientes de forma y disposición muy compleja, muy diferentes de los dientes cónicos y sencillos de los cocodrilos vivientes.

El Yacarerani poseía en el extremo de su hocico un grupo de dientes puntiagudos y proyectados hacia adelante que recuerdan a los incisivos de un conejo. Hacia atrás, su boca estaba equipada con dientes parecidos a muelas, provistos de tubérculos aptos para cortar y triturar. Se ignora si se alimentaba sólo de pequeños animales (por ejemplo, artrópodos y crías de otros vertebrados) o si en su dieta también incluía vegetales.

Según Novas, está muy difundida la idea de que los cocodrilos son “fósiles vivientes” cuyo aspecto y costumbres variaron muy poco a lo largo de su evolución. Sin embargo, la paleontología demuestra que hacia fines de la era de los dinosaurios los cocodrilos fueron muy abundantes en tierra firme y cumplieron roles ecológicos muy dispares. Algunos fueron carnívoros que compitieron con los dinosaurios por conseguir alimento, en tanto otros tuvieron el aspecto de corpulentos armadillos. La importancia del Yacarerani es que amplía todavía más el abanico de adaptaciones de los cocodrilos, al demostrar que también eran pequeños animales con dientes muy raros y complejos cuyas costumbres resultan difíciles de dilucidar.

 


Hallan restos de un mamífero que depredaba dinosaurios.

Comía sus huevos y también podía capturarlos vivos. Es el carnívoro de su clase más grande conocido en la Era Mesozoica. El animal hallado era capaz de alimentarse de los ejemplares más pequeños de los saurios.

Hace 130 millones de años, en Liaoning, una provincia al noreste de China, vivió un mamífero de más de un metro de longitud y unos 14 kilos de peso que tenía mandíbulas y dentadura lo suficientemente fuertes para capturar a sus presas vivas. Tanto como para engullirse un dinosaurio pequeño a la hora del almuerzo o de la cena.

Al menos, esto es lo que se desprende del hallazgo de dos fósiles muy bien conservados por un grupo de paleontólogos chinos, que se expondrán a partir de mayo en el Museo de Historia Natural de Nueva York. Es la evidencia de que aun en los tiempos en que los dinosaurios reinaban sobre la Tierra, también había animales capaces de alimentarse de ellos.

Al menos, de los dinosaurios más pequeños y de los bebes de los saurios más grandes.

En un artículo aparecido ayer en la revista Nature, los doctores Hu Yaoming y Wang Yuanqing, investigadores del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Pekín, informan el hallazgo del esqueleto de un joven dinosaurio Psittacosaurus en el estómago de un mamífero que ya se conocía, el Repenomamus robustus , que medía medio metro de longitud y llegaba a pesar unos 4 kilos. Los científicos, al principio, creyeron que se trataba de una cría del mamífero. Pero no. Había sido su última cena.

Muy cerca de esos fósiles, a los paleontólogos chinos los aguardaba otra sorpresa: los restos de un mamífero el doble de grande del anterior, de más de un metro de longitud y unos 14 kilos de peso que, según la reconstrucción, se habría parecido al lobo, tigre o demonio de Tasmania, un marsupial (un mamífero no placentario, como el canguro) de Australia. Es el Repenomamus giganticus, el mamífero más grande del período cretácico de la Era Mesozoica, a cuyo término -hace 65 millones de años- se extinguieron los dinosaurios.

"No es novedad la coexistencia mamíferos-dinosaurios -afirma el doctor Gustavo Gillato Yané, investigador del Conicet y profesor de paleontología de vertebrados del Museo de Ciencias Naturales de la Plata-. Lo novedoso es que los mamíferos mesozoicos conocidos eran de un tamaño relativamente pequeño, no más grandes que un gato. Pero había también dinosaurios muy pequeños que los mamíferos podían atacar en forma directa o bien consumir sus huevos."

El investigador agrega que "los mamíferos mesozoicos no eran solamente insectívoros: los había también piscívoros y carnívoros."

Para el doctor Fernando Novas, investigador del Conicet y experto en el tema, "la importancia de este descubrimiento es que incrementa hacia arriba el rango de tamaños que los mamíferos desarrollaron durante la Era Mesozoica".

Novas agregó que, de este modo, al comprobarse que dos grupos de vertebrados contemporáneos, los dinosaurios y los mamíferos, establecieron mayores interacciones ecológicas, "se logra una perspectiva más realista: hubo algunos mamíferos (por ejemplo, el Repenomamus ) que depredaban algunos dinosaurios hervíboros ( Psittacosaurus ) -afirma Novas-. Y, a la inversa, muchos dinosaurios se alimentaban de pequeños mamíferos con aspecto de ratas, que era el tipo de mamíferos que predominaba en ese entonces. Y hoy ocurre algo parecido: los dinosaurios vivientes (las aves) incluyen hábitos carnívoros, como, por ejemplo, las águilas, que capturan ratas, al mismo tiempo que existen mamíferos depredadores, como el zorro, que se alimenta de palomas y pájaros".

El nuevo hallazgo, ¿significa destronar a los dinosaurios de su sitial de superpredadores? "De ningún modo -dice Novas-. A pesar de que el nuevo hallazgo documenta que los mamíferos cretácicos podían capturar y engullir dinosaurios, no modifica la característica más importante de aquellos remotos ecosistemas terrestres: los dinosaurios fueron los superpredadores; no hubo mamífero de ese entonces que alcanzara el tamaño de un Tyrannosaurus rex. Los mamíferos debieron esperar unos 10 millones de años después de la extinción de los dinosaurios para alcanzar el tamaño de un tapir o un búfalo."

Fuentes: Nature – Paleontología de Argentina Web Site.

 


Encuentran restos de Stegotetrabelodon,

un elefante del Mioceno de España.

Publicado en Paleo. Año 4. Numero 19. Septiembre de 2006.

Los restos del animal, que posee cuatro colmillos de dos metros, fueron hallados cerca de Elche y podrían desvelar una nueva especie.

Paleontólogos del Museo Paleontológico de Elche (MUPE) excavarán entre julio y octubre de 2006 en el sur de Alicante los restos de un elefante prehistórico completo de 8,5 millones de años que, con cuatro colmillos, podría pertenecer a una especie nueva.

El coordinador del equipo de excavaciones, el paleontólogo Enrique Peñalver, informó de que podría tratarse de un ejemplar de Proboscidio del género   hallado en un yacimiento del sur de la provincia de Alicante.

Se trata de un animal de tamaño similar a un elefante africano actual pero con cuatro colmillos o defensas, de unos dos metros de longitud cada una de ellas. Este ejemplar parece ser que vivió durante el periodo Mioceno, concretamente en la fase Vallesiense de esta época glaciar. En el yacimiento se encuentra el animal completo aunque algo disperso, según Peñalver.

En esta línea, el coordinador indicó que estos animales llegaron a la actual Península Ibérica procedentes del continente africano “a través del estrecho de Gibraltar que, por aquel entonces, no estaba cubierto por el mar”, a lo que añadió: “invadieron España y Europa, así como la provincia de Alicante, que era un área muy cálida pero que tenía también cursos de agua, por lo que presentaba un paisaje similar a las actuales partes áridas de Africa”.

Por su parte, el director del MUPE, José Manuel Marín, afirmó que este importante hallazgo servirá para ampliar las investigaciones y la información que se tiene actualmente sobre ese periodo geológico. En ese mismo yacimiento ya se hallaron en el pasado restos de animales de la misma época, como tigres de dientes de sable, tortugas de gran tamaño y puercoespines prehistóricos, a los que se une ahora los restos de este gran elefante.

Para llevar a cabo este proyecto, el MUPE ha recibido una subvención de 50.000 euros del Servicio Valenciano de Empleo (Servef), que servirá para contratar durante cuatro meses a seis paleontólogos.

El apoyo del Servef se enmarca dentro del programa Emorga, que subvenciona planes de empleo para organizaciones sin ánimo de lucro.

Una vez que concluya la excavación en octubre, comenzará a organizarse el material recogido para realizar una exposición en el MUPE, con el objetivo de divulgar este importante hallazgo y dinamizar el turismo cultural de esta zona.

Por otra parte, Marín anunció que el MUPE y el Museo Arqueológico Nacional de Níger firmarán a finales de verano un protocolo para desarrollar una serie de actuaciones de colaboración entre ambos países. Estas se traducirán en la creación de un museo, en luchar contra los expolios y efectuar nuevas excavaciones.

Las reuniones previas para esta colaboración se han mantenido con el primer ministro de ese país y con el ministro de Cultura, y también se contempla la posibilidad de que estudiantes de ciclo superior puedan llegar becados a España.

Otro aspecto importante que recogerá el protocolo es la creación de una red de museos encaminada a luchar contra el expolio y la piratería patrimonial en ambos países. Según Marín, en este proyecto se implicarán universidades como la Universidad de Alicante, la Miguel Hernández de Elche, así como la de Lisboa, Valencia y el Museo de Ciencias de Los Angeles.

Ligado a este mismo proyecto, un equipo de paleontólogos españoles, portugueses y estadounidenses prepara una nueva expedición a Níger, concretamente al mismo lugar donde aparecieron restos de importancia en una primera campaña de excavaciones del MUPE.

Fuentes: Valenciana Editorial Interactiva S.L. y PaleoArgentina Web.

 


Un nuevo ejemplar de Mamut congelado.

Publicado en Paleo. Año 5. Numero 27. Septiembre de 2007.

Ni el frío ni 40.000 años han servido al Mamut encontrado en Rusia para desintegrarse. Alexei Tijonov, el científico ruso que lo estudia, asegura que este hallazgo les abre las puertas para ampliar el mapa genético de especies extinguidas en la Edad de Hielo.

La hembra que murió a los seis meses, ha conseguido mantenerse casi intacto hasta el descubrimiento de Yuri Khudi, el cazador. Luyba, que así le llamó su descubridor en honor a su esposa, mide 85 centímetros de altura,130 centímetros desde el tronco a la cola, y su peso oscila los 50 kilos.

En cuánto se confirmó que era un Mamut, y no un reno muerto como si creía en un principio, se avisó al Instituto Zoológico de la Academia de Ciencia rusa. Allí los científicos propusieron futuros estudios moleculares, genéticos o microbiológicos, pero dejaron de lado la idea de la clonación. Ya que sus células no se encuentran intactas.

El Museo Zoológico de San Petersburgo es el próximo destino de Luyba, en el que se encontrará con un macho de su misma especie, descubierto hace 30 años también en Rusia.

Fuentes. EFE y PaleoArgentina Web.

 

 

Recuperan en China restos fósiles de

Ailuropoda microta o Panda pigmeo.

Publicado en Paleo. Año 5. Numero 27. Septiembre de 2007.

Un grupo de antropólogos de la Universidad de Iowa anunció el descubrimiento en China del cráneo de un panda de tamaño enano, el antecesor más antiguo conocido de estos animales, según informó la publicación "Proceedings of the National Academy of Science" (PNAS).

Curiosamente, y a pesar de que pueda parecer contradictorio, el antepasado más antiguo del Panda gigante es un oso de tamaño enano que vivió en el sur de China hace algo más de 2 millones de años, afirmó Russell Ciochon, profesor de antropología de la Universidad de Iowa y uno de los autores del estudio.

Ciochon manifestó que el ancestro del panda, conocido como Ailuropoda microta o "Panda pigmeo", medía cerca de 90 centímetros de largo, en comparación a los más de 150 centímetros del Panda gigante tal y como lo conocemos hoy en día.

El estudio desveló que, a pesar de los años que los separan, el antepasado del panda, al igual que el actual, se alimentaba de bambú, según se ha comprobado luego de encontrar indicios de una masticación constante en el cráneo hallado.

El hallazgo de este cráneo muestra que la anatomía básica del Panda gigante se ha mantenido mayormente sin cambios durante millones de años. Este estudio es especialmente significativo porque las anteriores investigaciones, realizadas entre 1985 y 2002 a partir del hallazgo de varios huesos y dientes, no tuvieron éxito.

La Fundación Nacional de Ciencias Naturales de China y la Universidad de Iowa se encargaron de la financiación de este estudio.

 

 

Gryposaurus monumentensis, un nuevo

hadrosaurio hallado en Estados Unidos.

Publicado en Paleo. Año 5. Numero 27. Septiembre de 2007.

Una nueva especie de dinosaurio con un inusual hocico dentudo fue descubierta en un cementerio de dinosaurios en el estado estadounidense de Utah (oeste), según un estudio divulgado.

El enorme herbívoro deambuló por el planeta hace 75 millones de años, durante el último periodo cretácico, y ciertamente era el dueño de sus dominios, descollando sobre los otros dinosaurios que poblaban esa parte del oeste de Estados Unidos en esa época.

La criatura tenía una poderosa mandíbula con forma de pico, con 300 dientes capaces de cortar casi cualquier tipo de vegetación, y hasta 500 dientes de repuesto incrustados en su gigantesco maxilar, cuya parte inferior medía unos 70 centímetros de largo.

Un animal adulto podía llegar hasta los nueve metros de largo, lo que convierte a este dinosaurio-pato en uno de los mayores hadrosaurios en haber recorrido la Tierra. "Fue uno de los dinosaurios-pato más robustos de la historia", dijo Terry Gates, paleontólogo del Museo de Historia Natural de la Universidad de Utah. "Era un monstruo", agregó.

Un grupo de paleontólogos de Claremont, California (oeste) descubrió por primera vez los restos fosilizados del esqueleto del dinosaurio en 2004, en un remoto sitio del sur de Utah, en un parque natural protegido conocido como Grand Staircase-Escalante National Monument.

En 2005, paleontólogos del Museo de historia natural de la Universidad de Utah continuaron con la excavación, recuperando los bien preservados restos del esqueleto, de 90 kilos de peso.

Al esqueleto le faltaban piezas clave de la región de la nariz pero los paleontólogos pudieron hacer coincidir el esqueleto con fragmentos de nariz y otros fósiles recuperados previamente en la zona.

Los científicos suponen que la cabeza de la criatura rodó hasta una curva de un río, donde quedó parcialmente enterrada. La parte derecha de la cabeza se mantuvo expuesta a la corriente del río, desplazando varios huesos antes que quedara toda enterrada. Los investigadores bautizaron a la criatura 'Gryposaurus monumentensis', en honor a su extraño pico y el lugar donde fue encontrado.

En esta región de Utah han sido recuperados una docena de restos fósiles de dinosaurios, muchos de nuevas especies. Se han encontrado fósiles también en Montana y Alberta, Canadá, lo que sugiere que estas criaturas deambulaban más bien por áreas pequeñas, más que migrar por el continente, como pensaron alguna vez los investigadores. "Debe haber habido una barrera -posiblemente física, posiblemente ecológica- que evitó que migraran más lejos", indicó Gates, que informó sobre su descubrimiento en el Journal of the Linnean Society. "Simplemente no sabemos aún qué fue", añadió.

Fuentes; AFP y PaleoArgentina Web.

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