Ultimas Noticias de Paleontologia: Fósiles de un armadillo
Pampatherium en el Pleistoceno de Brasil. / Descubren un bosque
petrificado del Periodo Pérmico. / Silene stenophylla, una especie de
planta del Pleistoceno fue revivida. / Apteribis, estudio revela su
linaje y la tonalidad de una singular ave extinta. / Guaibasaurus
candelariensis, el Dinosaurio que murió en posición de ave. / Hallan en
Aldama restos de Tiranosaurio rex, primera evidencia en Mexico. / Hallan
en Sudáfrica los nidos del dinosaurio Massospondylus más antiguos. /
Samrukia nessovi, una enorme ave del Cretácico. / Los Ictiosaurios
tuvieron mejor diversidad en el limite Jurasico-Cretacico. / Descubren
los fósiles sirenios más antiguos y completos de Europa. /
Nyasasaurus parringtoni, el dinosaurio mas primitivo
hallado en Africa.
Publicado
en Paleo.
Año 10. Numero 81. Diciembre de 2012.
Los fósiles pertenecen a un reptil que vivió en el Triásico medio.
El
dinosaurio
más antiguo o su pariente más cercano conocido era del
tamaño de un perro labrador, aunque su cola medía más de metro y medio,
y vivió diez millones de años antes de lo que se pensaba hasta ahora,
según un estudio realizado por un equipo internacional de
investigadores.
Los
científicos llegaron a esta conclusión tras analizar unos huesos
fósiles que llevaban décadas en los estantes de dos museos, el
de Historia Natural de Londres y el Museo Sudafricano de Ciudad
del Cabo.
"Si el
recién bautizado
Nyasasaurus parringtoni no es el dinosaurio más
antiguo, entonces es su pariente más cercano hallado hasta
ahora", señala el biólogo Sterling Nesbitt de la universidad de
Washington, autor principal del estudio, publicado en Biology
Letters.
Según el estudio,
los fósiles pertenecen a un reptil que vivió en el Triásico medio, entre
10 y 15 millones de años antes que el eoraptor y el herrerasaurio, los
dinosaurios más primitivos de finales del período Triásico (hace entre
230 y 225 millones de años.
Un nuevo estudio concluye que el ave gigante Diatryma
era herbívora.
Publicado
en Paleo.
Año 10. Numero 81. Diciembre de 2012.
Un equipo de
investigadores de Washington (E.E.U.U.) ha estudiado icnitas del pájaro
gigante Diatryma, descubiertas en 2009. Estudios anteriores han sugerido
que el animal era un depredador carnívoro o carroñero, pero el nuevo
estudio apoya la teoría de que en realidad era herbívoro.
El ave no voladora Diatryma medía unos 2 metros de altura y tenía una
enorme cabeza con un pico grande. El estudio, publicado en la revista
Paleontology, ha analizado un conjunto de huellas del Eoceno Inferior,
que forman parte de la Formación Chuckanut en el noroeste de Washington.
El equipo llegó
a la conclusión de que los rastros muestran claramente que los
animales no tenían garras largas, sino más bien las uñas cortas.
Según los investigadores este es un argumento en contra de que
la ave cogiera a sus presas y utilizara las garras para
mantenerlos cerca.
Los primeros paleontólogos que estudiaron los fósiles de
Diatryma concluyeron que el pájaro gigante era un depredador
debido a su tamaño, la enorme cabeza y el pico grande.
Además, los
primeros restos de Diatryma que se encuentraron en los EE.UU.
estaban junto a fósiles de minúsculos caballos y otros pequéños
mamíferos pequeños, lo que para algunos científicos
significaba que estos debían haber sido presas de las aves.
Sin embargo, Diatryma también tenía patas relativamente cortas,
lo que lleva a otros a sugerir que no podía correr lo
suficientemente rápido para capturar a sus presas, por lo que
era un herbívoro.
Un análisis más
detallado ha mostrado que el ave no tenía un gancho en el extremo de su
pico, una característica que se encuentra en todas las rapaces que les
ayuda a sostener la presa.
La conclusión del nuevo estudio de que el animal no tenía garras añade
fuerza a la hipótesis de que su dieta era herbívora. Para ellos un
escenario más probable sería que el Diatryma utilizara su pico para
comer follaje, frutos y semillas de los bosques subtropicales en los que
vivía.
Asombrosa complejidad social en una comunidad de
graptolites de casi 500 millones de años.
Publicado
en Paleo.
Año 10. Numero 80. Diciembre de 2012.
Se ha descubierto algo
inaudito en un conjunto de restos fósiles que ha pasado más de un siglo
guardado en un museo.
El equipo del geólogo Jan Zalasiewicz de la Universidad de Leicester en
el Reino Unido ha identificado indicios reveladores de la gran capacidad
de organización social que tuvieron los graptolites, animales extintos
desde hace mucho tiempo.
Contra todo pronóstico,
esos organismos de hace casi 500 millones de años desarrollaron
funciones especializadas, con división de labores, y los distintos
especialistas cooperaban para construir sus moradas, de un modo que
recuerda bastante a cómo una empresa de construcción se vale de un
equipo de albañiles, enyesadores y carpinteros para construir y
acondicionar edificios.
Los restos
fósiles de la colonia de graptolites fueron encontrados por
geólogos del siglo XIX en Escocia.
Estos restos
no muestran a los animales propiamente dichos, sino sólo a las
conexiones que hubo entre ellos; es algo parecido a no encontrar
los cuerpos de alpinistas muertos pero sí las cuerdas que antes
mantenían junto al equipo de alpinistas.
El análisis detallado
del equipo de Zalasiewicz apunta a que los animales de la colonia tenían
una sofisticada división de labores, en la que diferentes miembros de la
colonia asumían tareas diferentes. Este conjunto asombroso de fósiles,
en palabras de Zalasiewicz, muestra una sofisticada cooperación
prehistórica, preservada en piedra.
Parece lógico suponer que un elemento clave en el éxito evolutivo que
estos animales tuvieron durante bastante tiempo debió ser esta capacidad
de colaboración.
Tal como subraya Mike Howe, responsable de las colecciones de fósiles
del BGS (British Geological Survey) y coautor del estudio, el nuevo
descubrimiento demuestra que las colecciones guardadas en museos son un
tesoro científico, en el cual fósiles recogidos mucho tiempo atrás
pueden seguir alimentando nuevos hallazgos científicos.
Hallan una veintena de restos de un dinosaurio
hadrosaurio en Espinau.
Publicado
en Paleo.
Año 10. Numero 80. Diciembre de 2012.
Lleida. (Europa
Press).- Un equipo de paleontólogos del Institut Català de Paleontologia
(ICP) han hallado una veintena de restos de dinosaurio en el marco de
una excavación que se realiza desde la semana pasada en el yacimiento
cretácico de Espinau, en la Noguera (Lleida).
Según un
comunicado, con este hallazgo ya son más de 200 los restos óseos
de dinosaurios hadrosaurios encontrados en esta localidad, ya
que esta es la tercera campaña de excavación que se lleva a
cabo.
Los restos
encontrados en la campaña 2012 son mayoritariamente vértebras de
cola de hadrosaurio, un conjunto fósil que completa otros huesos
largos como tibias, húmeros y fémures que se habían recuperado
en este yacimiento en campañas anteriores.
Las excavaciones se
prolongarán hasta el 21 de septiembre con unas buenas expectativas para
ampliar los restos encontrados.
Este yacimiento,
descubierto por unos aficionados a la paleontología, amplía el registro
fósil de dinosaurios en Catalunya, sumándose a los del Berguedà -Fumanyà-,
Alt Urgell -Coll de Nargó- y Pallars Jussa -Conca de Tremp-.
Xenoceratops foremostensis nueva especie de
dinosaurio ceratópsido.
Publicado
en Paleo.
Año 10. Numero 79. Diciembre de 2012.
Científicos canadienses
han encontrado un nuevo dinosaurio, que tiene cuernos y es herbívoro. La
nueva especie, que fue identificada a través de unos fósiles hallados en
la localidad de Alberta (Canadá), ha sido bautizada como Xenoceratops
foremostensis y, según han explicado los investigadores, ofrecerá nueva
información sobre la evolución temprana de los ceratópsidos, el grupo de
los grandes dinosaurios con cuernos de cuerpo, entro los que se incluye
el Triceratops.
El trabajo,
publicado en el 'Canadian Journal of Earth Sciences', apunta que
este animal medía aproximadamente 20 metros de largo y pesaba
más de 2 toneladas. Entre sus características destacan un pico
de loro con dos cuernos, por encima de sus ojos, y un volante
grande que sobresale de la parte posterior de su cráneo con dos
enormes picos. El autor principal de la investigación, Michael
Ryan, ha apuntado que "hace 80 millones de años, los dinosaurios
con cuernos experimentaron una explosión evolutiva en el norte
del continente americano".
En este sentido, ha
indicado que el Xenoceratops "muestra que incluso los ceratópsidos más
antiguos geológicamente tuvieron picos masivos en sus escudos de la
cabeza y que su ornamentación craneal sólo se volvería más elaborada
dentro de una nueva especie, como evolución".
Para uno de los
investigadores del proyecto, David Evans, esta nueva especie "ofrece
nueva información sobre la evolución temprana de los ceratópsidos" ya
que el registro fósil temprano de este tipo de dinosaurios es "escaso".
"Este descubrimiento pone de relieve cuánto más hay que conocer sobre el
origen de este grupo tan diverso", ha apuntado.
Científicos confirman el hallazgo de tejido orgánico
de dinosaurio.
Publicado
en Paleo.
Año 10. Numero 79. Diciembre de 2012.
Científicos de Palo
Alto Research Center y la Universidad de Carolina del Norte confirmaron
la presencia de células de hueso de dinosaurios de tejido ósea (osteocitos),
lo que confirma la posibilidad de preservación de células orgánicas por
decenas de millones de años.
El análisis fue
obtenido de las células de hueso originales de un Tyrannosaurus Rex de
67 millones de años, extraídas en el 2005 y de un Brachylophosaurus
canadensis de 80 millones de años, extraídas en el 2007, según publica
la revista Bone.
Según la
doctora Mary Schweitzer, de la Universidad de Carolina del
Norte, la investigación ha determinado que las células de la
médula ósea son realmente las células reales y no el resultado
de contaminantes. Un descubrimiento que ha llegado acompañado de
la presencia de ADN, aunque como dicen los científicos, no hay
secuencias de ADN de dinosaurio para poder compararlo.
Este hallazgo
no sólo permite a los científicos conocer más sobre los reptiles
prehistóricos, sino que ayudará en el futuro en la búsqueda de
nuevas fórmulas para la preservación de tejidos de organismos
vivos. Las primeras menciones sobre la supuesta presencia del
tejido orgánico en las células de dinosaurios aparecieron hace
20 años cuando la paleontóloga estadounidense Mary Schweitzer
estudiaba una pieza ósea de un dinosaurio bajo microscopio y
encontró células sanguíneas.
El hecho parecía
imposible ya que los restos orgánicos no podían sobrevivir en el proceso
de fosilización, según los expertos. Sin embargo, con el paso del tiempo
numerosas pruebas indicaron que las formaciones esféricas fueron
realmente células rojas de sangre de Tyrannosaurus rex que murió hace 67
millones de años. diariocorreo.pe
Hallan fósil de marsupial gigante diprotodonte en el
Pleistoceno de Australia.
Publicado
en Paleo.
Año 10. Numero 78. Diciembre de 2012.
Los restos fosilizados
de un diprotodonte, un marsupial gigante del tamaño de un rinoceronte
que habitó la Tierra en la era del Pleistoceno, fueron
hallados en el norte de Australia, informaron hoy medios
locales.
El esqueleto fosilizado fue descubierto por un trabajador en una granja
ganadera situada a 10 horas en coche de la ciudad de Darwin,
en el Territorio Norte, y fue entregado hace un mes a las autoridades
australianas, según la agencia local AAP.
Los restos,
los primeros de un diprotodonte descubiertos en el Territorio
Norte, no
incluyen el cráneo pero sí las costillas, cadera, espina dorsal
y patas traseras. Adam Yates, del
departamento de Ciencias Terrestres del Museo de Australia
Central, espera que el descubrimiento ayude a despejar la
incógnita en torno a la desaparición de estos animales, que
algunos expertos creen que fue causada por el ser humano,
mientras otros creen que se debe a otros factores.
"Cualquier yacimiento de la era del hielo en el norte tropical de
Australia es muy, pero muy raro", comentó Yates, quien considera que la llegada de los
seres humanos a Australia "es significativa" para explicar la extinción
de la megafauna de la isla-continente.
El
diprotodonte era un marsupial de la era del Pleistoceno quecaminaba en
cuatro patas y se parecía en apariencia al wombat,
aunque tenía el tamaño de un rinoceronte o un hipopótamo.
Estos animales de unos tres metros de largo y unos dos metros de altura
tenían un par de incisivos salidos pero eran herbívoros y habitaban en
los bosques abiertos y llanos semiáridos de Australia.
Encuentran fósiles de dinosaurio
Pegomastax africanus.
Publicado
en Paleo.
Año 10. Numero 77. Diciembre de 2012.
La nueva especie encontrada tenía espinas como un puercoespín y dientes
afilados, a pesar de solo comer plantas y frutas.
Científicos descubrieron un nuevo dinosaurio
con espinas similares a las de un puercoespín y un par de filosos
colmillos, a pesar de solo comer plantas
El
nuevo dinosaurio, llamado Pegomastax
africanus, o "mandíbulas gruesas de África", medía solo 60
centímetros y pesaba menos que un gato doméstico. Sus
restos fueron extraídos de una roca de 200 millones de años de
Sudáfrica.
"Creo
que las púas lo hacían verse más grande de lo que era" señaló Paul
Sereno, paleontólogo y autor del estudio publicado en ZooKeys,
al
Dicovery News. "Su
mayor defensa podría haber sido su velocidad para escapar"
agregó.
Sereno estudió
los restos, que pertenecieron a una sola especie descubierta
entre una colección de fósiles de la Universidad de Harvard.
Sereno identificó al animal como un
heretodontosaurio.
Este grupo de
herbívoros incluyen algunos de los primeros dinosaurios en
multiplicarse por el planeta.
En esos
tiempos, el supercontinente Pangea había comenzado recién a separarse entre dos partes, norte y
sur, y esto llevó a los heterodontosaurios a dividirse entre especies del
norte, que poseían dientes triangulares, y especies del sur,
como el Pegomastax, con coronas de dientes más altas.
El
Pegomastax tenía una mandíbula de una
pulgada de largo, un pico similar al de un loro, un par
de dientes caninos, y dientes más largos por detrás. Los dientes
frontales y posteriores operaban como tijeras que se afilaban cada vez
que la mandíbula se cerraba.
Basándose en la
forma en que los dientes del animal se juntan al masticar,
además de su forma y el patrón de uso, Sereno cree
que el cráneo de 3 pulgadas estaba adaptado para conseguir fruta, y no para desgarrar la piel de otros animales."(... ) los
dientes están hechos para escarbar, para morder en peleas con
otros de su especie o para defenderse ocasionalmente, pero no
para alimentarse".
Si bien
hasta ahora se desconoce qué carnívoros se alimentaba del Pegomastax,
este pequeño dinosaurio vivió en un ecosistema con otras especies de
herbívoros mucho más grandes, tales como el Massospondylus.
El cocodrilo marino Plesiosuchus en el Jurásico de
Asturias.
Publicado
en Paleo.
Año 10. Numero 77. Diciembre de 2012.
En el V Congreso del Jurásico de España,
celebrado en el MUJA en septiembre de 2010, el equipo de investigación
del museo presentó un trabajo en el que se describía un diente de
cocodrilo del Jurásico Superior de La Griega (Formación
Tereñes, Kimmeridgiense) que se asignó al
género Dakosaurus(DinoAstur, 15-10-2010).
El diente llamó la
atención del paleontólogo británico Mark T. YOUNG, que en ese momento
estaba realizando la revisión del género Dakosaurus, puesto que al
estar muy bien conservado permitía caracterizar la dentición de la
especie Dakosaurus manselii,que es a la que más se parecía.
Dakosaurus manselii
fuedescrita
originalmente por John Whitaker HULKE en 1870 como Steneosaurusmanselii,
posteriormente Richard OWEN en
1884 la asignó al nuevo género Plesiosuchus,
renombrándola como
Plesiosuchus manselii, y un año después,
en 1885, Arthur Smith WOODWARD asignó la especie al género Dakosauruscomo Dakosaurus
manselii, nombre que se ha mantenido desde entonces y hasta
este trabajo, en el que se ha recuperado el género Plesiosuchus.
En el trabajo
que ahora publica la revista PloS ONE y en el que
colabora el equipo de investigación del MUJA, Young
et al.
(2012) reestudian los materiales originales de Dakosaurus
maximus, conservados en el Museo Estatal de Ciencias
Naturales de Stuttgart (Staatliches
Museum für Naturkunde Stuttgart), y Plesiosuchus
manselii, pertenecientes al Museo de Historia
Natural de Londres (Natural
History Museum).Ambas especies pertenecen al grupo
de los cocodrilos marinos
geosaurinos. En el trabajo se extrae información
de los premaxilares, maxilares, mandíbulas y dientes de ambas
especies sobre su modo de
alimentación, que guarda
semejanza con el de las ballenas asesinas
(orcas) actuales.
Finalmente, se ha visto
que Dakosaurus manselii
no pertene realmente al género
Dakosaurus sino a otro género, recuperando el
nombre de
Plesiosuchus,
que llevaba más de 125 años en desuso.
El diente del MUJA
también se redescribe, y se asigna a cf.
Plesiosuchus
manselii,
siendo la primera cita del género Plesiosuchus
fuera de Inglaterra.
Reconstrucción del
aspecto en vida que muestra los tamaños máximos de los cuatro
geosaurinos presentes a finales del Kimmeridgiense-principios del
Tithoniense en Europa occidental.
Huellas dentales permiten identificar especie
familiar de los moluscos del Período Cámbrico.
Publicado
en Paleo.
Año 10. Numero 76. Diciembre de 2012.
La
huella dental de pequeños invertebrados fósiles, que pacían en los
fondos marinos hace 500 millones de años, permitió al cabo de una larga
investigación encontrar su familia lejana formada por caracoles,
conchas, calamares y otros moluscos modernos.
Durante
décadas los científicos se perdieron en conjeturas sobre el lugar de los
wiwaxia y odontogriphus, fósiles que remontaban al período cámbrico
medio en el árbol de la evolución de las especies. ¿Eran moluscos
primitivos, primos de las lombrices o una especie completamente separada
desaparecida hace tiempo sin dejar descendencia?
Gracias a un análisis detallado de su extraño aparato dental con
un microscopio electrónico, un investigador de la Universidad de
Toronto (Canadá), Martin Smith, piensa haber resuelto el enigma.
"Su cavidad bucal es la que se parece más a la rádula, una
especie de cinta que se encuentra en casi todos los moluscos y
que les sirve para alimentarse", indicó a la AFP el biologista,
que publica el resultado de su investigación en la revista
británica Proceedings of the Royal Society Broadora.
"Mi
nueva reinterpretación de sus 'dientes' muestra que se trata de moluscos
primitivos", afirma Smith. Los moluscos -pulpos, ostras, mejillones y
todo tipo de gasterópodos- engloban decenas de miles de especies, por lo
cual en cantidad son la segunda ramificación animal. Sin embargo se
conoce muy poco sobre los comienzos de su evolución.
Odontogriphus ("enigma dentado" en griego) era una especie de gusano
chato achatado que podía medir 15 cm de largo, mientras que Wiwaxia,
cuya longitud iba de 1 mm a 5 cm, estaba cubierto de espinas y placas
duras. Esos fósiles fueron hallados en los esquistos de Burgess, en las
Montañas Rocallosas de Canadá, donde se habían depositado durante el
cámbrico medio hace 505 millones de años.
Para
estudiar esos fósiles, Martin Smith utilizó un microscopio electrónico
que aporta una resolución mil veces superior a la de un microscopio
clásico, lo que le permitió "distinguir muchos más detalles" en la
cavidad bucal que sus predecesores. Las reciente evoluciones
tecnológicas permiten estudiar fósiles grandes con un microscopio
electrónico sin dañarlos, lo que no era posible hasta hace pocos años.
El biólogo canadiense concluyó que sus observaciones sobre
wiwaxia y odontogriphus muestran que tenían entre dos o tres
filas de dientes de tamaño similar, entre 17 y 33, con dientes
más pequeños en los bordes. Esos dientes funcionaban
probablemente de la misma manera que en los moluscos modernos,
haciendo movimientos de vaivén alrededor de la lengua.
"No veo como se puede seguir dudando de que se trata de
moluscos", afirma tajante el investigador. Queda por determinar
si esos fósiles son los antepasados directos de los actuales
moluscos o una especie de "tía vieja" que se quedó "solterona".
En el
cámbrico existía de modo verosímil una gran cantidad de especies
similares que vivían al lado de los wiwaxia y de los odontogriphus, pero
teniendo en cuenta que las especies distintas no se pueden reproducir
entre ellas, sólo una pudo haber constituido la raíz de los caracoles y
las babosas.
Odontogriphus y wiwaxia eran quizás los antepasados de los moluscos
"pero es más probable que fueran miembros de una familia cercana,
posiblemente una tía del linaje que desembocó en todos los moluscos",
dice Smith.
Hallados dos nuevos huevos fósiles de aves gigantes en
los yacimientos de Órzola.
Publicado
en Paleo.
Año 10. Numero 76. Diciembre de 2012.
El equipo de
investigadores y especialistas en paleontología, dirigidos por Antonio
Sánchez Marco, experto en aves fósiles y doctor del Instituto Catalán de
Paleontología 'Miguel Crusafont' de Barcelona, halla nuevos huevos
fósiles de ratites (especie antecesora de la familia del avestruz que ya
entonces, hace más de 90 millones de años, perdieron su capacidad de
vuelo) en los yacimientos situados al norte de Lanzarote, en la zona
conocida como Valle Grande, a un kilómetro aproximado de la localidad de
Órzola.
Este equipo de
paleontólogos y especialistas se encuentra en la isla trabajando en el
proyecto “Nacimiento del Neógeno continental de Órzola-Famara” desde el
pasado 3 de agosto, en el que ha colaborado el Cabildo de Lanzarote, a
través del Servicio de Patrimonio Histórico que tutela Juan Antonio de
la Hoz, impulsando nuevamente esta prospección paelontológica y las
investigaciones junto al Instituto Catalá de Paleontología y la
Universidad Autónoma de Madrid.
Esta es la tercera
intervención que se lleva a cabo en esta zona del norte de la isla,
dando así continuidad a las campañas de investigación desarrolladas en
2010 y en 2011 con el anterior proyecto “Yacimientos del Mioceno
Superior de Órzola - Famara”, en el que se realizaron importantes
hallazgos en las excavaciones.
En anteriores prospecciones se encontraron varios cientos de fragmentos
de huevos de ratites, ofidios y galápagos, entre ellos dos huevos
enteros y varios fragmentados de ratites, dos moldes de huevos enteros y
fragmentados de esta misma especie con presencia de poros; huevos y una
vértebra de serpiente (boa) que muy posiblemente sea autóctona del
lugar; múltiples fragmentos de huevos de tortuga; gasterópodos
terrestres fósiles y muestras de los diferentes niveles estratigráficos
de los yacimientos.
Estas pasadas investigaciones paleontológicas se llevaron a cabo en las
zonas del norte del Risco de Famara, en las conocidas como Valle Chico,
Valle Grande y Gusa, y en sedimentos del Mioceno Superior, por lo que
las antigüedad de los restos, según el director del proyecto, “podrían
alcanzar una cifra entre 5,3 y 6 millones de años”.
En esta nueva campaña
de investigación de 2012 se han encontrado otros dos huevos fósiles, uno
prácticamente entero y otro más fragmentado, que junto con los
anteriores hallados en las pasadas excavaciones de 2011 serán
trasladados al Instituto de Paleontología de Barcelona para que sean
estudiados, escaneados y analizados. El director del Proyecto, Antonio
Sánchez, no descarta que alguno de los que se han encontrado enteros
“contenga incluso algún embrión fosilizado en su interior”.
El director del proyecto paleontógico ratificó también esta mañana que
“la existencia de los huevos podrían datarse de entre 5 y 6 millones de
años” y que “no existe constancia en ninguna otra parte del mundo de que
haya avestruces de esta especie (ratites) en las islas surgidas de la
corteza oceánica, como es el caso de Lanzarote, salvo en las grandes que
han formado parte de un continente, como Australia, Nueva Zelanda, que
se configuran a partir de un proceso de deriva de una parte
continental". Así, Sánchez Marco especificó que el misterio de la
procedencia de estas aves -características del continiente africano-,
“seguirá estando vigente hasta que no se hallen otros restos de la misma
especie que permitan analizar dicha evolución en la isla”.
Asimismo, explicó que
durante las expediciones llevadas a cabo en Lanzarote “se han estudiado
los procesos paleoclimáticos y biogeográficos que rodean el desarrollo
de aves gigantes en condiciones de insularidad, de la flora y demás
fauna que le acompañan, a través de los hallazgos de otros fósiles
encontrados”, como el de los huevos y fósiles de tortuga o la columna de
reptil, calificada también por este investigador de “autóctona de la
isla”. El presidente del Cabildo de Lanzarote, Pedro San Ginés, quien acudió
esta mañana, junto con el consejero del Área de Patrimonio Histórico,
Juan Antonio de la Hoz, el consejero de Economía y Hacienda, Luis Arráez,
y la jefa del Servicio de Patrimonio, María Antonia Perera, a visitar
las excavaciones del yacimiento de Valle Grande, agradeció especialmente
el trabajo desarrollado por los investigadores y voluntarios de la isla
que han estado trabajando duramente estos días en las excavaciones, e
incidió en la importancia de apoyar las investigaciones que engloban “un
misterio que despierta un extraordinario interés científico
internacional y que entronca con el origen propio de las islas
Canarias”.
Hasta el día de hoy,
especificó el presidente de la Institución, “nadie ha sido capaz de
explicar cómo es posible que unas aves cuyos huevos datan de hace más de
5 y 6 millones de años y cuyos antecesores más inmediatos perdieron su
capacidad de vuelo hace unos 90 millones de años, pudieron llegar aquí,
si las islas emergen -las más antiguas Fuerteventura y Lanzarote- hace
unos 20 millones de años”.
Una singularidad más de
la isla que, según Pedro San Ginés desde el Cabildo pretenden poner en
valor, “como un atractivo más para aquellos que tengan intereses en este
tipo de cuestiones”.
En esta campaña, además del equipo de investigadores y especialistas
desplazados hasta la isla y los técnicos del Cabildo de Lanzarote, han
colaborado en las excavaciones voluntarios residentes y miembros de
Senderismo Lanzarote.
El interés científico por estos yacimientos se inicia cuando se
localizan cáscaras de huevos en Órzola que son estudiadas por dos
investigadoras alemanas (Rothe 1964, 1974; Sauer and Rothe, 1972). Estas
especialistas en cáscaras de huevo ya habían trabajado en el continente
africano, Asia y Madagascar) y las atribuyen a dos Ratites, Struthio y
un Aepyornítido (aves elefantes) indeterminado.
Con posterioridad, dos
especialistas holandesas estudiaron los gasterópodos de Órzola
Gittenberger & Ripken (1985) quienes encontraron Zootecus insulares y
describieron cuatro especies nuevas: Pupoides orzolae, Theba orzolae,
Leptaxis orzolae y Canariella orzolae.
Estos gasterópodos se encuentran en el mismo paquete estratigráfico que
los huevos de aves y tortugas objeto de estudio.
Los yacimientos más interesantes son: Valle Chico, a 40 m.s.n.m. con una
estratigrafía de proyección vertical compuesta por un depósito eólico
antiguo con fragmentos de algas y caparazones marinos que fueron
desplazados por el viento desde la orilla de la antigua playa y se
encajaron en un lugar donde adquieren el máximo desarrollo, alcanzando 7
metros de alto y situado actualmente entre dos coladas basálticas de
varios metros de desarrollo que se han datado cifrándose la superior en
5.3 millones de años y la inferior en 6, justo al final del Mioceno.
Valle Grande se
estaciona a 48 m.s.n.m. al sur de Valle Chico en una ladera inclinada
cubierta por derrubio que impide conocer fácilmente su composición.
Las aves gigantes de Lanzarote viven en un periodo de transformaciones
geográficas en todo el globo que conlleva cambios radicales en las áreas
de distribución de los animales y vegetales y la desaparición masiva de
muchas especies. El paso del Mioceno al Plioceno experimenta
fluctuaciones en la temperatura media de los océanos, aunque
conservándose la tendencia al enfriamiento que comienza en el Mioceno
medio, hace unos 14 millones de años.
Hallan fósil del tiburón más pequeño conocido del
Cretácico de España.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 75. Septiembre de 2012.
El pequeño tiburón
fue dado a conocer esta semana, dentro de una exposición especial en
el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha.
Investigadores
españoles presentaron un fósil de tiburón de agua dulce hallado en
la provincia de Cuenca (centro de España) de 125 millones de años y
4,5 centímetros de longitud, que lo convierten en el escualo más
pequeño conocido. "Pablito", como fue bautizado cariñosamente por
sus descubridores, fue hallado en el yacimiento del Cretácico
Inferior de Las Hoyas (Cuenca), uno de los más importantes del mundo
de este periodo geológico junto a los de Jehol en China.
El pequeño
tiburón fue dado a conocer esta semana, dentro de una
exposición especial en el Museo de las Ciencias de
Castilla-La Mancha, con la que se conmemoran los 25 años de
excavaciones en Las Hoyas.
Tras cuatro años de investigaciones desde que fuera hallado,
el fósil pudo ser contemplado por primera vez por las
personas que visitaron la muestra, aunque para tuvieron que
mirarlo a través de un ordenador conectado a un microscopio
para verlo con detalle, indicó Efe.
Su tamaño es su
rasgo más llamativo, los 4,5 centímetros que mide desde el principio
del morro hasta el final de la cola lo convierten en el tiburón más
pequeño conocido en la Tierra, tanto en el registro fósil como en
los actuales, destacó el paleontólogo de la Universidad Autónoma de
Madrid, Francisco José Poyato.
Para dar una referencia de su tamaño, explicó que una cría de
Etmopterus, el menor de los tiburones actuales, mide 11
centímetros al nacer, es decir unas dos veces y media el tamaño de "Pablito",
que no era un recién nacido. Otro hecho excepcional es que está
entero, subrayó Poyato, que indicó que los tiburones no suelen
fosilizar porque no tienen tejido óseo, solo lo tienen en los
dientes y en las escamas, el resto es cartílago.
Pero las condiciones en Las Hoyas "son tan extraordinarias" que
permitieron que fosilizase un tiburón entero, incluso con
impresiones de la piel, de las escamas y de músculo, destacó el
paleontólogo que lleva 25 años en el equipo investigador del
yacimiento. Explicó que no se ha podido identificar la especie a la
que pertenece, porque "es tan juvenil que los rasgos de especie no
se han formado todavía ni en los dientes ni en las espinas
dorsales".
En cualquier caso, Poyato subrayó que es "un animal muy pequeñito en
tamaño pero enorme en cuanto a información, por todo lo que preserva
de estructuras blandas, del esqueleto y por todo lo que nos enseña
del modo de reproducción y de crecimiento en la historia de los
tiburones".
Encuentran un cráneo completo de oso de casi un
millón de años en Atapuerca.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 75. Septiembre de 2012.
La campaña de
excavaciones que finaliza el próximo 25 de julio ya ha dado algunos
frutos. El equipo de Investigación de Atapuerca han presentado hoy
los nuevos hallazgos, entre los que destaca el cráneo completo de
oso (Ursus dolinensis)
en el nivel TD4 en la Gran Dolina de entre 900.000 y un millón de
años de antigüedad.
El yacimiento de la
Gran Dolina en Atapuerca (Burgos) guardaba desde hace cerca de un
millón de años el cráneo de un oso (Ursus
dolinensis), el primero que se encuentra de esta
nueva especie en el mundo. En la campaña de excavaciones 2012, que
comenzó el 17 de junio, los arqueólogos y paleontólogos han hallado
además herramientas de piedra de 370.000 años, y, como adelantaba
SINC la semana pasada, ocho nuevos individuos de hace 4.3000 años en
un sepulcro colectivo en la Cueva de El Mirador.
Los nuevos
restos fósiles aportan “nuevas pistas para poder definir
esta especie”, ha declarado a SINC el arqueólogo Jordi
Rosell, de la Universidad Rovira i Virgili y del Instituto
Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES).
Es una
especie que parece que estaría muy cercana del ancestro
común entre los osos pardos actuales (Ursus
arctos) y el gran oso de las cavernas (Ursus spelaeus).
“El oso utilizaba
las cuevas para hibernar, de hecho hemos encontrado actividades de
hibernación y algunos zarpazos en la pared, pero no competía
directamente con los carnívoros”, aclara Rosell, responsable del
nivel TD4 en la Gran Dolina, quien señala también que los restos
fósiles descubiertos podrían pertenecer a animales viejos que mueren
durante este período o a cachorros.
Según los
científicos, el cráneo completo de Ursus dolinensis
hallado durante esta campaña permitirá clarificar la posición de
esta especie en el árbol evolutivo de los osos. Su comparación con
otros yacimientos euroasiáticos servirá para conocer su expansión
territorial por Europa, y si fue una especie endémica de la Sierra
de Atapuerca y de la Península Ibérica.
En el nivel TD10.2
de la Gran Dolina, los científicos han seguido encontrando restos de
370.000 años de antigüedad de bisontes, lo que confirma el “absoluto
predominio” de estos fósiles. Pero a estos se suman restos que
apuntan a un uso prácticamente exclusivo del sílex, que confirmaría
“una extrema especialización tecnológica”, totalmente desconocida
hasta ahora en Atapuerca.
En la base
del nivel de los bisontes han aparecido además bifaces,
instrumentos característicos del período Achelense (hace
entre 700.000 y 100.000 años) que también se han hallado en
el yacimiento vecino de Galería, y también en la Sima de los
Huesos.
Con este
descubrimiento los arqueólogos pretenden relacionar los
datos de las tres cavidades donde aparece esta tecnología
para definir el uso que se dio a cada uno de estos espacios.
El objetivo final es conocer las formas de vida de los
grupos de Homo heidelbergensis.
Durante la
presentación de los hallazgos hoy, los codirectores del Proyecto
Atapuerca, José María Bermúdez de Castro, Eudald Carbonell y Juan
Luis Arsuaga han señalado que gracias a los trabajos iniciados hace
10 años, se ha llegado ya a los niveles basales en la Gran Dolina.
De este modo, todos los niveles fértiles desde el punto de vista
arqueopaleontológico han sido ya sondeados y se tienen datos sobre
cuál es la dinámica general en cada uno de ellos.
La principal
aportación es que, según el registro de industria lítica
documentado, se puede afirmar la presencia humana continua en todo
el tramo del Pleistoceno inferior de este yacimiento (hace entre un
millón de años y 800.000 años).
Como adelantó la
semana pasada SINC, en la Cueva del Mirador, los arqueólogos han
desenterrado los restos de al menos 8 nuevos individuos en un
sepulcro colectivo de hace unos 4.300 años, donde se llevaban ya
exhumados los restos de un mínimo de 12 individuos.
Los nuevos
restos aparecen amontonados, dispuestos de forma aleatoria,
algunos dispersos y otros en conexión anatómica, lo que
indica un uso prolongado del sepulcro y la práctica de
desplazar los restos óseos hacia el perímetro de la cámara
sepulcral para depositar en la parte central a los nuevos
cadáveres, al estilo de las cámaras dolménicas. La
excavación de 2012 ha permitido también confirmar que los
cadáveres eran depositados sobre el suelo, sin sepultar, y
que ninguno de ellos muestra evidencias de haber sido
perturbado por la acción de los carnívoros.
Según los
científicos, esta última evidencia permite deducir que la boca del
sepulcro estaba cerrada, “muy probablemente por una estructura de
madera”. “Sería difícil explicar por qué ninguno de los huesos
presenta mordeduras de carnívoro, que habrían accedido a los
cadáveres expuestos atraídos por el olor”, concluyen.
Carnívoros enterrados en una trampa de la naturaleza.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 75. Septiembre de 2012.
Una
trampa de la naturaleza ha permitido conservar en muy buen estado la
extraordinaria fauna que hace nueve millones de años vivió en el
territorio que hoy ocupa Madrid. El tesoro que encierra el Cerro de
los Batallones, considerado el mayor yacimiento de
carnívoros del mundo, va saliendo a la luz poco a poco, campaña a
campaña.
Las
excavaciones de este año concluyen este lunes, 30 de julio, tras
cuatro semanas de trabajo. Uno de los principales hallazgos de esta
temporada ha sido una pieza dental (el primer molar inferior o
carnicero) que confirma que en esta zona vivió el 'abuelo' del oso
panda rojo ('Ailurus fulgens'). Se trata de un animal de tamaño
mediano y dieta vegetariana, que actualmente sólo se encuentra en el
Himalaya.
Los
investigadores ya habían hallado en anteriores campañas algunos
huesos del esqueleto de este pariente madrileño del panda rojo, pero
la pieza dental encontrada en la campaña de 2012 les ha
proporcionado mucha más información (la dentición equivale al carné
de identidad del animal). El descubrimiento servirá para completar
la rama evolutiva de 'Ailuridae', una familia muy rara en el
registro fósil de la que, sin embargo, ya se habían encontrado
ancestros con 15 millones de años de antigüedad en otros yacimientos
de Madrid (en la Estación Imperial y en Príncipe Pío), como explicó
Jorge Morales Romero, director de las excavaciones y paleontólogo
del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), durante la visita
que realizamos al Cerro de los Batallones.
Junto a
esta pieza dental se ha hallado una cabeza de rinoceronte y
decenas de piezas, que se unen a los miles de fósiles
desenterrados desde 1991, cuando se descubrió este
yacimiento por casualidad, durante los trabajos de
extracción de sepiolita de la empresa minera Tolsa. Las
excavaciones, financiadas por la Comunidad de Madrid
desde el año 2000, están lideradas por investigadores del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
A
lo largo de estos años se han encontrado restos de mastodontes,
rinocerontes, tigres con dientes de sable, hienas primitivas,
jirafas con cuatro cuernos, tortugas gigantes…
Animales de todo tipo, pero sobre todo carnívoros, quedaron
atrapados en un sistema de cavidades naturales que actuó como una
trampa para los animales.
El
conjunto del Cerro de los Batallones comprende nueve sitios de
interés paleontológico. De los 10 hoyos que se encontraron (y que
han sido numerados del uno al 10) sólo uno de ellos no tenía fósiles
de animales. Según explica Jorge Morales, es que la erosión haya
destruido muchas otras cavidades. Sin embargo, el registro de estos
nueve yacimientos, que la Comunidad de Madrid declaró Bien de
Interés Cultural en 2001, "han convertido al Cerro de los Batallones
en un centro de documentación paleontológica excepcional a nivel
mundial", asegura.
Hay varias
razones que hacen que estos yacimientos sean singulares: "Se
originaron como consecuencia de un proceso geológico llamado
'piping' o tunelación, que consiste en la formación de
cavidades en sedimentos de tipo detrítico. La otra razón es
que funcionaron como trampas de los vertebrados que vivían
en el entorno hace nueve millones de años. En general las
partes inferiores de las cavidades atraían a los carnívoros,
que eran más ágiles y tenían facilidad para entrar. En estos
hoyos se formaron también lagos efímeros, con mucho barro,
en donde los animales que iban a beber quedaban atrapados,
sobre todo los de gran tamaño, como rinocerontes, jirafas o
mastodontes", continúa.
Y
así fue como se acumularon estos fósiles durante un periodo que pudo
durar entre 100.000 y 500.000 años, explica Morales mientras varios
estudiantes de paleontología sacan un rinoceronte de Batallones 10.
Otra de las particularidades de este yacimiento, según el
investigador del CSIC, es la gran
acumulación de jirafas, algo muy poco frecuente.
"Iban a beber y quedaban atrapadas en los hoyos, como otros
herbívoros". Pero lo más sorprendente es que se hayan hallado tantos
carnívoros.
El
paleontólogo Juan Abella subraya que "lo habitual en un yacimiento
convencional es encontrar entre el 10 y el 15% de carnívoros, que es
lo que hay en un ecosistema actual. En 'Batallones 3' [una de los
nueve cavidades en las que se han hallado fósiles], sin embargo, el
99% de los animales eran carnívoros, lo que nos indica que pudieron
quedar atrapados.La carne
atraía más carne", explica delante de una
tortuga gigante y del fósil semienterrado de un gran félido,
parecido a un tigre con dientes de sable.
Estos
animales son, sin duda, las estrellas de la amplia colección
de fósiles. En el Cerro de Batallones vivían los temidos
félidos con dientes de sable 'Promegantereon' y 'Machairodus'
(dos géneros distintos), que se extinguieron hace unos
11.000 años. Manuel Salesa, investigador del Museo Nacional
de Ciencias Naturales, es el encargado de estudiar los
dientes de sable hallados en el yacimiento: "Estos félidos
inmovilizaban a la presa, mordían con sus afilados dientes y
cortaban los vasos sanguíneos y la tráquea.
El
animal se desmayaba porque perdía el riego sanguíneo y moría de
forma inmediata. Era un método más eficaz que el de los actuales
félidos, pues este sistema les evitaba tener que mantener
inmovilizada a la presa durante varios minutos", explica mientras
sostiene una espectacular mandíbula fosilizada.
La
fauna que pobló esta zona hace nueve millones de años recuerda a la
que en la actualidad habita en la sabana africana. Jorge Morales
señala la dificultad de encontrar un paralelismo del ecosistema en
el que vivieron estos animales con un paisaje actual, ya que han
pasado nueve millones de años, aunque sí ve algunas similitudes con
la sabana: "Por clima y vegetación sería parecido, aunque la
asociación de carnívoros y herbívoros sería un poco diferente. Sí
tendríamos grandes herbívoros (elefantes, jirafas, rinocerontes),
como en la sabana, y sobre todo encontraríamos unas asociaciones de
carnívoros muy variadas, con muchísimos
depredadores de todo tipo. En este aspecto sí que
hay una clara analogía con el funcionamiento de las sabanas
actuales", asegura.
Algunos de los fósiles encontrados se exhiben en el Museo
Arqueológico Regional, en Alcalá de Henares, pero la mayor parte de
ellos está siendo investigada en el MNCN. Aunque el yacimiento no
está abierto al público, la Comunidad
de Madrid planea construir un centro de interpretación para
visitantes, según explicó Javier Hernández,
viceconsejero de Cultura y Deportes, durante su visita al yacimiento
la pasada semana. Hasta ahora, la Comunidad ha invertido unos
500.000 euros en las excavaciones del Cerro de los Batallones.
Los pastizales más antiguos habrían existido en
Chile.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 75. Septiembre de 2012.
Científicos
estadounidenses analizaron los dientes de fósiles de especies
prehistóricas de roedores sudamericanos, incluyendo los restos de la
chinchilla más antigua conocida, y concluyeron que uno de los
posibles alimentos de estos animales fue el pasto.
Los investigadores
se centraron en dos especies descubiertas en lo que es actualmente
un valle fluvial en los Andes chilenos. Se estima que los roedores
vivieron en el lugar hace 32,5 millones de años. Los ejemplares son
los segundos más antiguos hallados en Sudamérica. Un fósil de roedor
de 41 millones de años fue encontrado recientemente en Perú, pero
las nuevas especies de Chile tienen dientes diferentes.
El análisis de los
molares de los fósiles hallados en Chile indica que los roedores
vivieron en zonas cubiertas por pastos en esta localidad al menos 15
millones de años antes del surgimiento de pastizales en el resto del
planeta.
John Flyn,
curador de mamíferos fósiles y decano de la escuela de
posgrado Richard Glider en el Museo de Historia Natural de
Estados Unidos, ha venido explorando con sus colegas la
historia fósil de los Andes chilenos durante 25 años.
"El nuevo fósil de
chinchilla aporta evidencia de que los antiguos roedores, al
igual que otros mamíferos sudamericanos, se adaptaron
mediante mecanismos evolutivos a una dieta abrasiva"
John Flynn, Museo de Historia Natural de Estados Unidos. Los
investigadores han descubierto cientos de restos, incluyendo
las nuevas especies, en el valle del Río Tinguiririca, un
área cercana a la frontera entre Chile y Argentina. En el
pasado se pensaba poco probable que existieran fósiles en el
lugar debido a la abundancia de rocas volcánicas.
"El nuevo fósil de
chinchilla aporta evidencia de que los antiguos roedores, al igual
que otros mamíferos sudamericanos, se adaptaron mediante mecanismos
evolutivos a una dieta abrasiva. Esto sucedió antes de que en otros
continentes caballos, ovejas y otros grupos de animales lograran
adaptaciones similares para masticar pastos duros", señaló Flynn.
Los roedores son
conocidos por sus incisivos, que usan para morder. Pero son los
molares los que distinguen a las nuevas especies, especialmente la
corona, la parte de los dientes cubierta protegida por un esmalte de
larga duración. Mientras los roedores peruanos tienen molares con
una corona que se extiende sólo hasta el borde de la encía, uno de
los fósiles chilenos tiene coronas que se extienden por debajo de la
encía, lo que permite al animal masticar alimentos duros como el
pasto.
"Los dientes de la
chinchilla de Tinguiririca repiten un patrón hallado visto en muchos
herbívoros extintos de Sudamérica, como el Notoungulates. Este
patrón es conocido como hipsodontia", explicó Ornella Bertrand, otra
de las investigadoras.
Los
mamíferos que se alimentan de sustancias abrasivas están
sujetos a un rápido desgaste de sus dientes. Muchas de estas
especies tienen dientes con coronas especialmente altas, o
sea, dientes que se extienden más de lo habitual por fuera
de la línea de las encías, proporcionando mucho material
adicional para el desgaste. Estos dientes, como los de las
vacas y ciervos, se denominan hipsodontes. En algunas
especies, los dientes hipsodontes continúan creciendo
durante toda la vida del animal (por ejemplo, muchas
especies de roedores de la subfamilia Arvicolinae, familia
Muridae).
La hipsodontia se
interpreta generalmente como una adaptación que surgió en respuesta
a ecosistemas con pastos. La condición opuesta, o sea dientes de
corona baja, como los de los seres humanos, se denomina braquidonte.
La edad de los
fósiles y las coronas altas de los ejemplares hallados indica que el
valle del Río Tinguiririca fue un área de pastizales antes de que la
zona fuera sepultada por la ceniza de erupciones volcánicas.Las
nuevas especies indican que hubo una diversificación explosiva en
América del Sur cuando esta región era una isla, antes de la
formación del istmo de Panamá hace 3,5 millones de años.
"La isla continente
de Sudamérica fue una tierra de oportunidades evolutivas para los
ancestros de las chinchillas y otros roedores caviomorfos", señaló
otro de los autores del estudio, Darin Croft, de la Universidad Case
Western Reserve, en Ohio. "Estos extraordinarios roedores llenaron
una sorprendente variedad de nichos ecológicos", agregó el
científico.
Los
caviomorfos incluyen a muchas especies como el capibará. Se
cree que los antepasados de estos animales llegaron a
Sudamérica desde África cruzando el Atlántico, que era
entonces mucho más angosto, flotando en diversos materiales.
Los nuevos
especímenes de Chile tienen los nombres científicos de Andemys termasi
y Eoviscaccia
frassinettii. En Andemys termasi,
el primer término, indicador del género, significa "roedor
de los Andes" y el segundo hace alusión a una localidad
conocida como Termas del Flaco.
El nombre Eoviscaccia frassinettii
es en honor a Daniel Frassinetti, reconocido científico quien fuera
jefe de paleontología del Museo Nacional de Historia Natural de
Chile.
El estudio fue
publicado en American Museum
Novitates, una revista del Museo de Historia Natural de
Estados Unidos.
Nuevas contribuciones sobre el plumaje de Sciurumimus.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 74. Septiembre de 2012.
Todavía no se
conocía un ejemplar de megalosaurio emplumado, hasta que ahora un
equipo alemán ha analizado los restos fósiles de un ejemplar,
llamado Sciurumimus, que vivió durante el Jurásico Superior, y que,
probablemente, poseyó protoplumas muy sencillas, como finos pelos.
El hallazgo sugiere que todos los dinosaurios pudieron tener
plumaje.
Lo han bautizado como Sciurumimus por su cola espesa, en honor a las
ardillas del género Sciurus. Sus restos fósiles muestran que pudo
estar cubierto de plumas filamentadas, parecidas a pelillos. Este
joven dinosaurio es el primer caso de megalosaurio emplumado que se
ha descrito.
El ejemplar vivió
en el Jurásico Superior, hace entre 154 y 135 millones de años, se
descubrió en una cantera del pueblo alemán de Painten y se expone en
el museo municipal de Bürgermeister Müller, en la región de Baviera
(Alemania).
Los
restos fósiles de pluma en este animal contribuyen a “llenar
un vacío en el conocimiento de la evolución temprana de uno
de los grupos de dinosaurios depredadores más importantes”,
dice a SINC Oliver Rauhut, paleontólogo de la Universidad
Ludwig Maximilian de Múnich, afiliado a la Colección Estatal
de Paleontología y Geología de Baviera.
Según ha
publicado Rauhut y su equipo de investigadores alemanes en
Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), el buen
estado de conservación del fósil indica que tenía una calavera
grande y las patas traseras cortas. Las plumas más finas se
distribuirían por debajo del vientre y sobre las vértebras dorsales,
y tendría plumas por todo el cuerpo.
Sus plumas filamentadas le quitan la exclusiva a sus primos, los
celurosaurios, que hasta ahora era el único grupo de terópodos
emplumados que se conocían. Los terópodos son un suborden de los
dinosaurios saurisquios, ancestros de los actuales pájaros,
caminaban a dos patas y eran carnívoros.
Las
protoplumas de Sciurumimus son muy parecidas a la de los
filamentos de los dinosaurios ornitisquios, el otro gran
orden de herbívoros. “Nuestro hallazgo es relevante en el
árbol genealógico de los dinosaurios depredadores, pero
también en su origen común con el resto –dice Rauhut–. Ahora
tenemos evidencias de que los dinosaurios no celurosaurios
también tenían protoplumas. Puede que todos los dinosaurios
las tuvieran”. Las plumas de este predador no le permitieron
volar, según los investigadores, y su principal función fue
el aislamiento térmico. La capa solo tiene sentido si estos
animales fueron endotérmicos, un indicio más de que estos
animales eran de sangre caliente.
La investigación
ha contado con la participación de Mark Norell del Museo de Historia
Natural de Nueva York (EE UU), uno de los principales expertos en el
estudio de los dinosaurios emplumados de China. (Fuente: SINC)
Hallan en el sur de Chile herramientas humanas de
hace más de 14.000 años.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 74. Septiembre de 2012.
Un grupo de
arqueólogos y antropólogos chilenos hallaron en una excavación del
sur del país austral varias piedras que, según sus indagaciones,
fueron herramientas creadas y usadas por seres humanos que habitaron
el lugar hace más de 14.000 años.
Las piezas, encontradas por científicos de la Universidad Católica
de Temuco y de la Universidad Austral de Chile (UACh) en un
yacimiento paleontológico cerca de la ciudad de Osorno, situada 940
kilómetros al sur de Santiago, se caracterizan por tener filos
retocados destinados a cortar o hacer incisiones.
"Son
desprendimientos de roca con un golpe intencional bastante simple
que evidencian que están retocadas y eso significa que se trata de
un artefacto producto de un ser humano. Nos da la idea que en esa
época ya está habiendo diversidad cultural", explicó a Efe Ximena
Navarro, arqueóloga de la UACh.
El
hallazgo tuvo lugar de manera accidental en 2010 mientras un
grupo de paleontólogos estudiaban los restos fosilizados de
gonfoterios, unos antepasados de los elefantes actuales que
habitaron la zona y que presumiblemente eran cazados por las
comunidades humanas de la zona. Los artefactos serían una de
las evidencias más antiguas de la existencia de humanos en
América. Según los investigadores, este grupo sería
contemporáneo al que se halló en la excavación de Monte
Verde, en Puerto Montt, emplazado también en el sur de
Chile, donde se encuentra el yacimiento arqueológico más
antiguo del continente.
"Esto significa
que había otras zonas, otras áreas cercanas en el sur de Chile que
fueron habitadas por los primeros pobladores", dijo Navarro, quien
señaló que este descubrimiento abre nuevas vías para desvelar
algunos interrogantes sobre cómo vivían los primeros habitantes que
llegaron a América por el estrecho de Bering.
La investigación confirmaría que estos pobladores formarían parte de
una de las primeras oleadas migratorias procedentes de Asia, ya que,
según la experta, cruzar el continente de la actual Alaska hasta
llegar a Chile les podía demorar bastantes miles de años.
Según las primeras hipótesis, en comparación con los habitantes de
Monte Verde, se denota una cierta evolución en el tratamiento de las
herramientas que, a falta de confirmación, se usarían para cortar
huesos y carne y fabricar otros artefactos.
"Utilizaban mejor materia prima, como basaltos de grano
medio, un tipo de roca volcánica, y nódulos de obsidiana,
que ellos habían seleccionado de algún río, lo que significa
que hay un mejor reconocimiento de los recursos", argumenta
Navarro. "Eran seguramente una sociedad de cazadores
recolectores con una mayor amplitud de apropiación de
recursos como bayas o semillas, y probablemente cazaban
animales enfermos de manera que los acorralaban y los
dejaban morir", agrega Navarro para explicar las
característica de estos pobladores.
El hecho que los
habitantes abandonaran estas herramientas viene a demostrar, según
la investigación, que Osorno, a diferencia de otras excavaciones
como la de Monte Verde donde se ubicó un campamento, era una zona
destinada exclusivamente a la obtención de comida.
"Es un sitio de carroñeo, seguramente para la recolección de
recursos faunísticos, ya que existe la posibilidad que estén
recolectando frutos. Lo que parece que estaban haciendo era tomar
guijarros de un río cercano golpeándolo y dejándolo ahí", apunta la
científica.
Acanthodes bronni, y la evolución de los primeros
vertebrados con mandíbulas.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 74. Septiembre de 2012.
El ancestro
común de todos los vertebrados con mandíbulas de la Tierra tenía la
apariencia de tiburón, como indica el análisis del cráneo de un
fósil de pez, de 290 millones de años de antigüedad, que ha
intrigado por mucho tiempo a los paleontólogos, según ha publicado
en la revista 'Nature' un equipo de investigadores.
La nueva
investigación sobre Acanthodes bronni, un pez de la
era Paleozoica, arroja luz sobre la evolución de los primeros
vertebrados con mandíbulas y ofrece una visión nueva del último
ancestro común antes de la separación entre los primeros tiburones y
los peces óseos, el linaje que finalmente incluiría a los seres
humanos.
"Parece ser que Acanthodes es la mejor visión que
tenemos de las condiciones del último ancestro común de los peces
óseos y los tiburones", afirma el doctor Michael Coates, profesor de
Biología de Organismos y Anatomía en la Universidad de Chicago, y
autor principal del estudio. Coates señala que "que los primeros
peces óseos se parecían mucho a los tiburones, y no al revés".
El grupo de
los gnatóstomos -que significa "boca con mandíbula"-,
incluye decenas de miles de especies vivas de vertebrados,
desde peces y tiburones, a aves, reptiles, mamíferos y seres
humanos. Los peces cartilaginosos, que hoy en día incluyen a
tiburones, rayas, y quimeras, se separaron de los peces
óseos hace más de 420 millones de años. Sin embargo, poco se
sabía acerca de la apariencia del último ancestro común de
los seres humanos, las rayas, y los tiburones blancos.
Coates y sus colaboradores, Samuel Davis y John Finarelli,
encontraron la respuesta a este misterio en los acanthodians,
peces extintos que dejaron atrás sólo pequeñas escamas y
espinas de la aleta. Sin
embargo, armados con nuevos datos sobre la apariencia de los
primeros tiburones y peces óseos, los investigadores
rexaminaron fósiles de Acanthodes bronni, la
especies mejor conservada de acanthodians.
Davis creó moldes
de látex muy detallados de las muestras que revelan el interior y el
exterior del cráneo, proporcionando un conjunto de datos nuevos y
valiosos para la evaluación de la anatomía del cráneo y la
mandíbula, así como la organización de la circulación sensorial, y
el sistema respiratorio de la especie. Según Coates, "exploramos
cráneos, si es posible, porque son una fuente excepcional de
información anatómica. Son mucho mejores que las escamas, los
dientes o las espinas de la aleta, que, por sí mismos, tienden a
ofrecer una señal confusa sobre las relaciones evolutivas".
El análisis de la
muestra, junto con tomografías computarizadas de los cráneos de los
primeros tiburones y peces óseos, llevó a los investigadores a una
revaluación sorprendente de la historia que el Acanthodes
bronni nos cuenta sobre los vertebrados con mandíbulas.
"Cuanto más lo miraba, más similitudes encontraba con los
tiburones", afirma Coates. Sin embargo, el análisis de las
relaciones evolutivas de Acanthodes bronni sigue
conectando esta especie con los primeros peces óseos.
No
obstante, los análisis fueron un paso más allá. Mediante más
de 100 caracteres morfológicos, los investigadores
cuantificaron el parecido entre los primeros peces con
mandíbulas. Acanthodians en su conjunto, incluyendo los
primeros miembros del pasado evolutivo de los seres humanos,
parecen agruparse con los tiburones de la antigüedad. "Los
ancestros comunes de todos los vertebrados con mandíbulas se
asemejaban a los tiburones", afirma Finarelli, de la
Universidad College de Dublín
Por otro lado,
algunas especies de acanthodians resultaron ser tiburones
primitivos, mientras que otras eran parientes del ancestro común de
los tiburones y los peces óseos -este resultado explica la
colocación de acanthodians en la historia de los vertebrados.
Además, el análisis
demostró que todos estos primeros miembros de gnatóstomos modernos
están claramente separados de lo que ahora parecen ser los
vertebrados más primitivos con mandíbulas: unos peces acorazados
llamados placodermos. "Parece que hay una distinción fundamental
entre los placodermos y todos los otros vertebrados con mandíbulas",
señala Finarelli. Esta nueva revisión del linaje de los primeros
vertebrados con mandíbulas permitirá a los paleontólogos profundizar
en los misterios evolutivos más profundos.
Hallan huellas fósiles de aves de la Antártica de
hace 48 millones de años.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 73. Julio de 2012.
Un grupo de
investigación chileno halló sesenta huellas fósiles correspondientes
a aves que hace más de 48 millones de años habitaron en la
Antártica, cuando ese territorio estaba unido al continente, informó
el Instituto Antártico Chileno (INACH).
La investigación,
publicada este mes en la revista Antarctic Science, entrega
relevantes antecedentes que, según los científicos, permiten
reconstruir el entorno antártico antes que se separara hace 23
millones de años de la plataforma continental, donde actualmente se
encuentra la Patagonia.
Se trata de
huellas de aves similares a zorzales, caranchos (halcones) y
patos que se encontraron en la isla Rey Jorge, la mayor de
las islas Shetland del Sur en la Antártida,
confirmó INACH. El descubrimiento, realizado por el
científico chileno Héctor Mansilla, revela información sobre
las características de una zona que hace millones de años se
asemejaba a los pantanos costeros de
Magallanes,
en la Patagonia chilena. De hecho, la investigación estima
que el lugar donde se encontraron los fósiles podría
corresponder a la orilla de un lago que se situaba dentro de
un valle montañoso con sucesivas ondulaciones.
"Tenemos restos de
tallos de plantas que viven en estos ambientes, y tenemos también
ondulaciones dejadas por el agua en el sedimento y gotas de lluvia o
paleogotas", explicó Mansilla.
Entre las huellas
halladas destaca el primer registro en la Antártica de Avipeda, una
especie similar al carancho, que se caracterizaba por tener el dedo
hacia atrás y garras.
La Antártica se
separó del continente americano hace unos 23 millones de años tras
la formación del mar Drake y, según los científicos, es probable que
hace 3 millones de años pudieran encontrarse árboles en zonas libres
de hielo.
El análisis de
estas muestras se hicieron en los laboratorios de la INACH y contó
con la colaboración de investigadores extranjeros como la experta en
huellas de aves de la Universidad Nacional de Río Negro (Argentina),
Silvina de Valais, y el geólogo alemán Wolfgang Stinnesbeck, de la
Universidad de Heidelberg.
Huellas del dromeosáurido son halladas en Toro
Toro, Bolivia.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 73. Julio de 2012.
Un nuevo
descubrimiento pone a Bolivia en lo más alto de la paleontología
en Sudamérica. Tras seis años de una investigación, se
estableció que en Toro Toro (norte de Potosí) existen huellas de
un dromeosáurido (carnívoro bípedo) que habitó esa parte del
país hace 70 millones de años.
Un equipo
conformado por paleontólogos bolivianos y argentinos,
encabezados por del doctor Sebastián Apesteguía, estudiaron
minuciosamente las huellas encontradas en Toro Toro el año 2006
y demostraron científicamente que corresponden a un dinosaurio
del tipo dromeosáurido.
Este reptil, que
se calcula que medía aproximadamente dos metros de longitud y un
metro de altura, se caracterizaba por tener una filosa garra,
parecida a una hoz, ubicada en uno de los dedos de sus patas, la que
utilizaba para cazar a sus presas.
El dromeosáurido
era carnívoro, una de sus peculiaridades era la velocidad con la que
podía movilizarse, el ataque a sus presas no era de manera
individual, sino más bien grupal. Las últimas reconstrucciones sobre
la morfología de estos animales muestran a un dinosaurio con el
cuerpo completamente emplumado, no es de extrañar que, en algunas
investigaciones, se mencione a esta especie como antecesora de las
aves actuales.
De
acuerdo con los resultados de la investigación, en Toro Toro
se encontraron diez huellas del dromeo- sáurido, ubicadas
en planchones cercanos a esa población potosina. Cada uno de
los rastros tiene una dimensión promedio de 22 centímetros
de largo y 15,9 cm de ancho. Apesteguía, en su informe
presentado a la revista científica argentina Ameghiniana,
describe que cada pata tenía tres dedos, el del medio se
caracterizaba por ser el más grande, mientras que el segundo
era más corto y el tercero era el que poseía la filosa garra
en forma de una hoz.
Sin embargo, en
las huellas encontradas en Toro Toro no se registra el tercer dedo,
precisamente porque este dinosaurio lo tenía suspendido, debido a la
garra para cazar.
Estas nuevas
huellas certificadas son las únicas de su especie halladas en
Sudamérica. Anteriormente, en Argentina se identificaron huesos de
este animal, lo que permitió establecer su forma y tamaño. Ahora, el
descubrimiento realizado en Toro Toro permite conocer el
comportamiento de estos animales cazadores.
La investigación
comenzó el año 2006, cuando Apesteguía, junto con Giovanni Ríos
Cordero, presidente de la Fosilbol, organismo vinculado a los
estudios paleontológicos, y el investigador chuquisaqueño, Omar
Medina, se trasladaron hasta Toro Toro.
Una vez en el
lugar, este equipo observó numerosas variedades de rastros,
pertenecientes a dinosaurios terópodos (bípedos carnívoros),
saurópodos (cuadrúpedos cuellos largos), anquilosaurios (cuadrúpedos
acorazados) y, en particular, las huellas del dromeosáurido. Llamó
la atención de los investigadores la rareza de esos rastros. “Para
mí, fue la primera vez que las vi e, inmediatamente, Sebastián
decidió tomar un molde en yeso de la huella. Ese material fue
llevado a Argentina y después de seis años se confirmó que se
trataba de un dromeosáurido. Para ello, se incorporó al equipo la
reconocida paleontóloga Silvina de Valais”, manifestó Medina.
Yacimiento.
El Parque Nacional de Toro Toro se encuentra al norte del
departamento de Potosí, provincia Charcas y su “puerta de
ingreso” es la ciudad de Cochabamba, porque sólo les separan
138 km de distancia.
Al lugar
se puede acceder vía terrestre por el camino empedrado
Cochabamba-Cliza-Ansaldo-La Viña-Toro Toro. Este recorrido
demanda unas cuatro horas porque la ruta es empinada. Otra
forma de llegar es por vía aérea porque también posee una
pista de aterrizaje.
El área de Toro
Toro es conocida como el ayllu Turu Turu Pampa (planicie de barro
traducido al castellano).
En temporada de
lluvias, acceder al lugar es muy difícil, precisamente porque el
terreno es inestable y accidentado. Étnicamente corresponde a la
gran región de Sierra Andina del Norte Potosí.
Referencias
sobre el parque
El Parque
Nacional Toro Toro fue creado mediante DS 22269 del 26-07-1989 y Ley
1370 del 13-11-1992.
Ocupa la región
de Valles Secos Mesotérmicos del Norte de Potosí. La región es
típicamente montañosa con profundos cañones, valles y caídas de
agua. Se caracteriza por su belleza escénica. Asimismo se hallan
huellas de dinosaurios y zonas con abundantes fósiles. Por otro
lado, el parque alberga sitios arqueológicos.
En la cantera
hay 2.000 pisadas de dinosaurios
Según las
investigaciones, en el Parque Nacional de Toro Toro existen
alrededor de 2.000 pisadas de dinosaurios, entre ellos los
saurópodos, anquilosaurios, terópodos y dromeosáuridos
En el parque,
considerado el más pequeño de Bolivia (166 km2), se hallan
yacimientos pa- leontológicos con una incalculable riqueza, ya que
se encontraron más de diez zonas paleontológicas, entre las que se
destaca el cementerio de tortugas de Molle Cancha, que tiene una
antigüedad de 50 millones de años. Esta cantera se consolida con
nuevas especies de fauna y flora, después de la extinción de los
dinosaurios, dando paso a la era de los primeros mamíferos. Esta
área potosina es conocida por poseer las cavernas más profundas del
territorio nacional.
Por su
profundidad, la de Umajalanta se convirtió en un gran atractivo
turístico, porque en el lugar existen peces ciegos, debido a la
total ausencia de luz en el interior de las cavernas.
Hallan fósiles de reptiles marinos en Cuba.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 73. Julio de 2012.
Según noticias de
Xinhua, todos los restos de reptiles marinos conocidos que habitaron
el Caribe durante el período Jurásico fueron localizados hasta la
fecha en la cordillera de Guaniguanico, provincia cubana de Pinar
del Río, se anunció este lunes, día 11, a la prensa local.
Según noticias de
Xinhua, todos los restos de reptiles marinos conocidos que habitaron
el Caribe durante el período Jurásico fueron localizados hasta la
fecha en la cordillera de Guaniguanico, provincia cubana de Pinar
del Río, se anunció este lunes, día 11,a la prensa local. En ese
macizo de la provincia cubana más occidental fueron localizados
yacimientos paleontológicos de relevancia para el estudio de esas
criaturas que datan de la era Mesozoica, informó el presidente de la
Sociedad Cubana de Geología, el doctor en Ciencias Manuel Iturralde.
El científico,
quien se especializa en buscar las huellas de antiguos saurios,
afirmó que en el valle de Viñales y zonas aledañas "en territorio
pinareño- se han hecho los principales hallazgos, por lo general en
áreas de colecta al pie de los mogotes, donde el relieve es suave y
ondulado". Explicó que los reptiles gigantes se establecieron en el
Caribe después de la llegada de los ammonites y peces, de los cuales
se alimentaban. De este modo -dice el especialista- las costas
pantanosas se poblaron de tortugas acuáticas y en el mar abierto
pululaban los pliosaurios como el gran Peloneustes,
los cocodrilos oceánicos como el Geosaurus, los
plesiosuarios de cuello largo (Vinalesaurus caroli) y
los nadadores de mayor velocidad (ictiosarios).
En Cuba,
estos fósiles se encuentran sobre todo en la Sierra de los
Organos, mayormente en Viñales y sus alrededores, donde se
han encontrado huesos aislados y fragmentados. Durante
prolongadas excavaciones en la zona se han recuperado
vértebras, fragmentos de huesos largos, partes de cráneos,
pero nunca un esqueleto completo. Iturralde explicó a la
prensa que a diferencia de los hallazgos en el Reino Unido,
Francia y Argentina - es posible encontrar esqueletos casi
enteros- la identificación de las especies cubanas resulta
más difícil, pues apenas se hallan pequeños pedazos de cada
ejemplar.
En las
rocas marinas de Pinar del Río han aparecido algunos
vestigios fosilizados de animales terrestres, entre ellos
dinosaurios, que posiblemente habitaron las costas de
Laurasia, antigua masa de tierra del hemisferio norte. El
primero que descubrió los rastros de aquellos reptiles en
Viñales -160 kilómetros al oeste de La Habana- fue el
naturalista cubano Carlos de la Torre y Huerta, a comienzos
del siglo XIX.
Estudiosos de
varios países participaron en investigaciones recientes en la isla
antillana gracias a una colaboración entre el Museo Nacional de
Historia Natural de Cuba y sus homólogos en La Plata(Argentina),
París (Francia), y el Museo Americano de Historia Natural de Nueva
York, en Estados Unidos. Iturralde anunció que "próximamente"
saldrán al mercado dos libros suyos sobre los reptiles gigantes del
Caribe primitivo, ambos en proceso editorial.
Dijo que esa
información fue compilada también en un CD-ROM editado por la
Empresa de Tecnologías de la Información y Servicios Telemáticos
Avanzados (Citmatel), el cual ya está disponible en bibliotecas del
país caribeño.
Notharctus tenebrosus, un primate norteamericano extinto con fuertes
garras.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 72. Julio de 2012.
Un estudio
realizado por investigadores de la Universidad de Florida, ha
analizado un hueso del dedo del pie de un primate extinto de América
del Norte, que muestra características asociadas a la presencia de
uñas y garras de aseo.
El estudio,
publicado en la revista 'PLoS ONE', plantea preguntas acerca de un
trabajo realizado en 2009, que documenta la falta de garras de aseo
en otra especie de primate, un eslabón en el linaje de simios, monos
y seres humanos.
El coautor
del estudio, Jonathan Bloch ha explicado que el primate de
47 millones de años, Notharctus tenebrosus, claramente tenía
una garra de aseo en su segundo dígito -sorprendentemente,
la garra era algo aplastada, como un clavo. Según el
investigador,"Notharctus puede proporcionar evidencia de que
las uñas se desarrollan a partir de este grupo de primates,
o que, por otro lado, las garras se desarrollaron a partir
de las uñas en este grupo".
Por su parte, la
coautora Stephanie Maiolino ha afirmado que la presencia o ausencia
de una garra de aseo se ha utilizado anteriormente para clasificar a
los grupos de primates: los seres humanos, los simios y los monos
tienen uñas, mientras que los lémures tienen garras de aseo en el
segundo dígito. Además, apunta que "las uñas pudieron ser el punto
de partida, y las garras de aseo se desarrollaron a partir de éstas
como un rasgo funcional".
Los
resultados plantean cuestiones acerca de un estudio
realizado en 2009, que describe la extinción de la especie
de primates Darwinius masillae, clasificada en
el mismo grupo que primates extintos de la especie
Notharctus. Anteriormente, se pensaba que
Darwinius poseía una uña en su segundo dígito, en
lugar de una garra de aseo, lo que llevó a los
investigadores a plantear la hipótesis de que estos primates
antiguos pertenecían a un grupo más estrechamente
relacionado con monos, simios y humanos, que con el de los
lémures.
Wighart Von
Koenigswald, profesor de Paleontología en la Universidad de Bonn, en
Alemania, y coautor del estudio de 2009, afirma no estar de acuerdo
con algunas de las conclusiones del estudio actual, aunque sus
investigaciones más recientes sobre el primate Darwinius muestran que es probable que éste también tuviera una garra de
aseo, como los lémures.
Ostafrikasaurus crassierratuss, un nuevo dinosaurio del Jurásico de
Tanzania.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 72. Julio de 2012.
Estos días se ha
puesto en acceso libre un trabajo en el que se describe un nuevo género y
especie de dinosaurio
espinosáurido del Jurásico Superior de Tanzania
basado en dos dientes aislados recuperados a principios del siglo XX,
que ha sido bautizado como Ostafrikasaurus crassierratuss.
Este trabajo había
sido publicado el 23 de enero de 2012, pero no había tenido en ese
momento mucha repercusión, al tener la revista en la que se publica,
Oryctos, poca
difusión en papel. Ambos dientes proceden de las excavaciones
realizadas por las expediciones
alemanas en 1909-1912, y se conservan desde entonces
en el Museo de Historia Natural de Berlín (Museum
für Naturkunde der Humboldt-Universität zu Berlin).
La primera
descripción de los dientes fue realizada por Werner Janensch en 1925,
que los había asignado unos años antes a una nueva especie que
denominó Labrosaurus(?)
stechowi JANENSCH
1920.
Los dos dientesde Ostafrikasaurus
proceden de distintos
yacimientos de Tendaguru (Janensch 1925: págs, 86,
87): el holotipo (MB.R.1084) viene de la “localidad Om” del Miembro
Upper Dinosaur (Tithoniense) de la Formación
Tendaguru, y el paratipo (MB.R.1091) procede de un
nivel más antiguo del Miembro Middle Dinosaur (Kimmeridgiense
superior) de dicha formación.
Buffetaut (2012)
reconoce que dos de los nueve dientes de L.(?) stechowi de Janensch son de espinosáurido y no de ceratosáurido, y crea
para ellos el nuevo género y especie: Ostafrikasaurus crassiserratus
BUFFETAUT 2012, que significa “lagarto del este de África de sierra
gruesa”.
Según Buffetaut
(2012) es el
espinosáurido más antiguo que se conoce actualmente.
No obstante, se
comenta sobre si el taxón es valido o no, y sobre si es un
espinosáurido o un ceratosáurido en estos paleoblogs:
Theropoda:
Ostafrikasaurus, spinosauride da Tendaguru (26-4-2012),
Ostafrikasaurus,
ceratosauro da [dilemma filosofico] Tendaguru (26-4-2012),
Ostafrikasaurus
– Finale: Spinosauride, Ceratosauride, entrambi, uno o nessuno?
(27-4-2012).
Dinosaur Tracking:
The mysterious teeth of
Ostafrikasaurus(30-4-2012).
Ichthyostega, demuestra como aprendieron a caminar
los vertebrados.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 71. Julio de 2012.
Un equipo de
investigadores británicos del Royal Veterinary College y de la
Universidad de Cambridge publican hoy en Nature un estudio que
muestra cómo los primeros vertebrados lograron salir del mar para
empezar a moverse en tierra firme hace casi 400 millones de años. Un
hito que llevó después al desarrollo de toda clase de especies
terrestres, incluída la nuestra.
Hace 360 millones
de años, en el Devónico, la Tierra era muy diferente de la que
conocemos hoy. Dos supercontinentes, Gondwana y Euroamérica, se
apiñaban en un solo hemisferio dejando al océano todo el resto del
planeta. Mucho tiempo después esas dos masas de tierra se unirían
para formar Pangea, el supercontinente único que hace unos 200
millones de años, terminó por "romperse" en los cinco continentes
actuales.
Tampoco la vida, en aquél tiempo lejano, se parecía a la que podemos
ver hoy a nuestro alrededor. La inmensa mayor parte de las especies
vivas no eran terrestres, sino marinas. Los continentes estaban
dominados por enormes escorpiones, ciempiés, ácaros y libélulas de
casi un metro de longitud, dueños absolutos de los bosques y otros
recursos vegetales que empezaban a extenderse como un manto sobre
las tierras emergidas.
A
finales del Devónico, además, la vida misma en la Tierra se
vio sometida a una de las pruebas más duras de toda su
historia. En apenas un puñado de millones de años, el 85% de
todas las especies vivas desaparecieron en una de las
mayores extinciones que se conocen.
La vida
en el mar, la más extendida, se llevó la peor parte en una
catástrofe cuyo origen sigue siendo incierto, aunque se cree
que, igual que sucedió en otros periodos de extinción
masiva, la causa pudo ser el impacto de un gran meteorito.
Sin embargo, hace
360 millones de años, a finales del Devónico, se produjo un hecho de
la máxima importancia. Algunos vertebrados marinos, los tetrápodos,
empezaron a asomar fuera del agua y a arrastrarse torpemente por
tierrafirme. Ellos fueron los pioneros y los precursores de todos
los vertebrados que, con el paso del tiempo, se fueron desarrollando
por todo el planeta, terminando con la era de los grandes
artrópodos.
Por supuesto, en el periodo de transición entre el agua y la tierra,
aquellas criaturas tuvieron por fuerza que adaptarse a unas
condiciones absolutamente diferentes. Moverse por el agua no es lo
mismo que hacerlo en tierra, y requiere de profundas adaptaciones
anatómicas.
Cómo lograban desplazarse aquellos primeros anfibios ha constituido,
hasta ahora, un misterio de difícil solución. Pero el estudio
dirigido por Stepanie E. Pierce y el profesor John R. Hutchinson,
del Royal Veterinary College, y por Jennifer A. Clack, de la
Universidad de Cambridge, ha conseguido por fin arrojar luz sobre la
cuestión.
Los investigadores analizaron la capacidad de movimientos de las
extremidades de Ichthyostega, quizá el primero de los
vertebrados capaz de desplazarse en tierra firme, y han conseguido
realizar una reconstrucción tridimensional del esqueleto completo de
este animal, que vivió a finales del Devónico, hace 360 millones de
años.
En palabras de
Stepanie Pierce, "Nos ha llevado tres años de intenso trabajo, y con
un material fósil muy difícil, pero por fin hemos conseguido ver
cómo se mantenía unido el esqueleto de un Ichthyostega
y cómo debió de moverse el animal. Resulta muy excitante, ya que nos
permite examinar al detalle cómo los antiguos vertebrados llevaron a
cabo la monumental transición que es necesaria para pasar de nadar a
caminar"
Para
probar cómo "funcionaban" las extremidades de
Ichthyostega, el equipo de investigadores escaneó
decenas de fósiles procedentes de diversos especímenes y
"separó" digitalmente los huesos de la roca que los rodeaba.
Después, cada hueso fue colocado exactamente en el lugar de
la anatomía correspondiente y manipulado para comprobar cuál
era su auténtico rango de movimientos.
En palabras de
Clack, "nuestra reconstrucción demuestra que la vieja idea, la que
se ve en los libros y en los museos, de que Ichthhyostega
se parecía y se movía como una salamandra grande, es incorrecta".
Comparando los datos obtenidos en su simulación con los movimientos
reales de cinco especies actuales (salamandras, cocodrilos,
ornitorrincos, focas y nutrias), los científicos se dieron cuenta de
que tanto los hombros como las articulaciones de las caderas de Ichthyostega limitaban extraordinariamente su posibilidad
de movimiento, lo que significa que el animal no debió de caminar
por tierra de una forma habitual. El estudio, además, reveló que las
patas traseras de Ichthyostega eran incapaces de rotar
a lo largo de su eje mayor, algo crítico para la locomoción de los
actuales animales terrestres.
Este hecho implica
que estos primeros animales terrestres no eran capaces de caminar
bien usando sus cuatro patas, y que se desplazaban quizá de la misma
forma en que lo hacen las focas actuales: es decir, usando sus dos
extremidades delanteras como si fueran muletas para impulsar el
resto del cuerpo. Las patas traseras, probablemente sólo cumplían
funciones de apoyo y equilibrio del resto del cuerpo.
Según los investigadores, tuvo que pasar mucho tiempo para que las
extremidades traseras de Ichthyostega adquirieran la
capacidad de rotación (algo que, sorprendentemente, sí que tienen
las aletas de muchos peces) y pudieran, por lo tanto, ser utilizadas
para caminar como lo hacen los anfibios actuales.
El siguiente paso será realizar modelos similares con el resto del
esqueleto de esta extraordinaria criatura, para llevar así a cabo
análisis biomecánicos mucho más detallados y responder, de paso, a
nuevas y acuciantes preguntas. Por ejemplo, ¿Cómo evolucionó la
capacidad de los vertebrados para correr?
Nimbadon lavarackorum, un marsupial gigante del
Mioceno.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 71. Julio de 2012.
Los
nimbadon pesaban más de 70 kilogramos y tenían garras poderosas para
trepar por los troncos adoptando un método similar al de los koalas
actuales
Los
nimbadon, unos marsupiales extintos que tenían el tamaño de una
oveja y antecesores de los wombat, poblaron las copas de los árboles
australianos hace unos 15 millones de años, informaron hoy fuentes
académicas.
El
nimbadon, que pesaba más de 70 kilogramos de peso y tenía garras
poderosas, era un "animal muy hábil" que "que habría adoptado un
método para trepar los troncos de los árboles similar al de los
koalas actuales", dijo la jefe de la investigación Karen Black de la
Universidad de Nueva Gales del Sur (NSW, por sus siglas en inglés).
Sus descendientes lejanos son los actuales wombat, unos
marsupiales terrestres de un metro de largo, con patas
cortas y muy agresivas cuando se sienten amenazados.
El nimbadon, que solía movilizarse en manada como el canguro
contemporáneo, se alimentaba de frutos localizados en la
copa de los árboles de los bosques tropicales australianos y
fue un agente importante en la dispersión de las semillas en
la era del Mioceno.
Su
habilidad para trepar árboles le permitió al gigantesco marsupial
"reducir la competencia por las fuentes de comida con otros
herbívoros, entre ellos el canguro, y escapar de sus depredadores
como los leones marsupiales", agregó la científica australiana en un
comunicado de prensa de la Universidad de NSW.
Black, quien presentará hoy en Sídney las primeras conclusiones de
este estudio que aún no ha sido publicado, trabajó en este estudio
con Aaron Camens de la Universidad de Flinders University, así como
Mike Archer y Sue Hand de la Universidad de Nueva Gales del Sur.
El
equipo científico se centró en el estudio una gran cantidad de
fósiles de los "Nimbadon lavarackorum" (nombre científico), de todas
las edades, hallados hace varios años en una cueva del yacimiento
arqueológico Riversleigh, en el noroeste del estado australiano de
Queensland.
Estos fósiles permitieron a los investigadores estudiar en detalle
el desarrollo del cráneo, del cerebro de estos gigantescos animales
y su comportamiento, así como de los cambios ambientales que
afectaron el ecosistema australiano en la prehistoria, agregó el
comunicado.
Carbonemys cofrinii una tortuga gigante que vivió en Colombia en el
Paleoceno.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 70. Julio de 2012.
Los restos de una tortuga gigante que vivió hace 60 millones
de años fueron hallados en lo que es hoy territorio colombiano.
El fósil,
descubierto por paleontólogos de la Universidad Estatal de Carolina
del Norte en Estados Unidos, recibió el nombre de Carbonemys
cofrinii, que significa tortuga de carbón, en referencia a
la mina de carbón en la que fue hallado en el norte de Colombia, en
el llamado Cerrejón.
El cráneo tiene 24 cms de largo y la caparazón 172, una medida
similar a la altura del estudiante de doctorado de la universidad
estadounidense que descubrió los restos, Edwin Cadena, autor
principal del estudio publicado en la revista Journal of Systematic Palaeontology.
"Cerrejón está en
el norte de Colombia, casi en el centro de una península que sale en
el Mar Caribe. Es la mina a cielo abierto de carbón más grande en el
mundo y hay unos huecos gigantes donde se extrae el carbón. Gracias
a esos huecos podemos ver los fósiles", dijo el paleontólogo
colombiano desde Carolina del Norte a BBC Mundo. Los restos de la
tortuga gigante fueron hallados en el mismo sitio donde se encontró
Titanoboa cerrejonensis, la serpiente más grande
descubierta hasta ahora.
El lugar
donde vivía Carbonemys "era muy similar a un
bosque tropical actual como los bosques cercanos a los
deltas del Orinoco y Amazonas, pero era mucho más diverso. Y
una de las grandes diferencias es que era mucho más
caliente, entre cuatro y seis grados más caliente que un
bosque tropical actual", explicó Cadena".
"Lo interesante del Cerrejón es que se trata de la primera
vez en el registro fósil en que podemos entender como era
todo el ecosistema, no sólo los animales sino también las
plantas porque tenemos fósiles de plantas, hojas, frutos,
incluso polen y esporas". El desarrollo de especies de gran
tamaño o gigantismo fue por diversos factores.
"Es muy difícil
pensar que sólo hubo una razón por la cual estos animales
desarrollaron un gigantismo. En primer lugar, Cerrejón es una de las
primeras localidades que conocemos justo después de la extinción de
los dinosaurios. E incluso Cerrejón no está muy lejos de donde
ocurrió el impacto en México que causó la extinción."
La desaparición de los dinosaurios significó que las tortugas ya no
tenían esos grandes predadores, porque "seguramente los ancestros de
estas tortugas vivieron al mismo tiempo que los dinosaurios y
tuvieron que competir por espacio y por comida o tratar de evadir
ataques".
El segundo factor es que las tortugas, serpientes y cocodrilos en
Cerrejón competían entre sí por espacio y alimento. Si el predador
crecía la presa también tuvo que crecer para poder sobrevivir y
ambas continuaron aumentando su tamaño en una secuencia de eventos,
explicó Cadena a BBC Mundo.
"Todo esto ayudado por un ingrediente grande que es la temperatura,
que en los reptiles es fundamental porque dependen de la temperatura
exterior para funcionar bien. En mi opinión el gigantismo es el
resultado de una combinación de esos tres grandes factores". Mordida
potente Los restos fueron hallados en 2007, pero estudiarlos llevó
años. Los fósiles tienen características únicas.
"Carbonemyses diferente a todas las otras tortugas de su grupo por el
cráneo, que tiene una configuración de los huesos totalmente
diferente", explicó Cadena. El paleontólogo colombiano explicó que
en las tortugas hay dos grandes grupos, las pleurodiras, que retraen
el cuello lateralmente, escondiéndolo dentro de la caparazón en
forma lateral, y las criptodiras, que retraen el cuello en una misma
dirección.
La tortuga gigante era una pleurodira, pero era diferente a todas
las otras tortugas de su grupo. "Todos los vertebrados tenemos en la
parte del frente el hueso prefrontal y el hueso postorbital. En Carbonemys estos dos huesos tienen un gran contacto, que
en las otras tortugas no está presente. Ese contacto, acompañado de
un hueso maxilar robusto, hacía que la mordida fuera muy potente y
fuera fácil atacar cocodrilos". Cadena ha presentado su trabajo a niños en Colombia y Estados
Unidos. En Cerrejón organizó actividades con los chicos de la
escuela de la mina llevándolos al campo a buscar fósiles. El
investigador valora la gran oportunidad de "fascinar a los niños
cuando miran el tamaño de los fósiles. Nunca habían pensado que una
tortuga pudiera ser tan grande".
"Es una parte de la paleontología en la que sientes que puedes hacer
algo por la sociedad, no sólo describir una especie que va a quedar
en un museo". Cadena asegura que es crucial "abrir la mente de los
niños. En Colombia algo fundamental es valorar la biodiversidad y lo
que estamos haciendo con este descubrimiento es casi que mostrar la
historia de la biodiversidad, por qué el bosque tropical es tan
diverso, enseñar a valorar toda la historia hasta llegar a lo que
tienen hoy".
Cadena espera volver a la mina a colectar más fósiles y también
investigar si lo mismo que pasaba en el Cerrejón tenía lugar en
otros lugares más distantes. "Para mí no hay nada más emocionante
que ir al campo, que ir a estos lugares y descubrir fósiles que
nadie en este planeta ha visto o imaginado que existían. Poder
revelarlos al mundo no tiene precio", dijo el paleontólogo a BBC
Mundo.
"La idea ahora es volver al Cerrejón, porque creo que la historia de
este lugar no es un caso cerrado y hay tortugas y serpientes más
grandes que no hemos descubierto aún".
Crocodylus thorbjarnarsoni un cocodrilo gigante
del Pleistoceno de Kenya.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 70. Julio de 2012.
Medía más de 8 metros de largo, vivía en el Este de África hace
más de 2 millones de años y era capaz de tragarse a un hombre de
un bocado
Podia tragarse
a un hombre de un bocado vivió hace entre 2 y 4 millones de años
en Kenia. Su aspecto era similar al de su pariente el cocodrilo
del Nilo, pero mucho más masivo, como si hubiera tomado
esteroides, lo que lo convierte, según los científicos que lo
han descubierto, en el cocodrilo más inmenso
de todos los tiempos. El
Crocodylus thorbjarnarsoni, como ha sido
bautizado, superaba los ocho metros de
longitud y hacen falta cuatro hombres para levantar su
cabeza fosilizada. El hallazgo aparece publicado en la revista
Journal of Vertebrate Paleontology.
«Es el
cocodrilo más grande conocido», asegura Christopher
Brochu, de la Universidad de Iowa (EE.UU.). «Pudo haber
superado los ocho metros de largo. En comparación, el
mayor cocodrilo del Nilo registrado tenía 6,4 metros y
la mayoría son mucho más pequeños». Brochu reconoció la
nueva especie cuando estudiaba unos fósiles hace tres
años en el Museo Nacional de Kenia en Nairobi. Algunos
de estos fósiles fueron hallados en yacimientos donde
habían sido realizados importantes descubrimientos de
fósiles humanos. El cocodrilo «vivía al lado de nuestros
antepasados, y es probable que se los
comiera», apunta Brochu.
Según el
investigador, aunque los fósiles no contienen evidencias de que
estos encuentros mortales ocurrieran, los
cocodrilos suelen comer todo lo que puedan tragar, y los
humanos de esa época medían poco más de 1,20 metros.
«Los cocodrilos
eran más grandes que los actuales y nosotros éramos más pequeños,
por lo que probablemente no hacía falta que mordieran demasiado»,
dice Brochu.
El
investigador cree que los encuentros
entre humanos y estas bestias pudieron ser habituales,
ya que el hombre primitivo, como otros animales,
tenía que buscar agua en los ríos y lagos donde estos
reptiles estaban al acecho. Esta no es
la primera vez Brochu ha hecho un descubrimiento que implica
fósiles procedentes del este de África. En 2010, publicó un
artículo sobre el hallazgo de un
cocodrilo con cuernos devorador de hombres llamado Crocodylus anthropophagus, un animal relacionado
con su más reciente descubrimiento.
Brochu cree que el
Crocodylus thorbjarnarsoni no está directamente
relacionado con el cocodrilo del Nilo de hoy en día. Esto sugiere
que el cocodrilo del Nilo es una especie bastante
joven y no es un antiguo «fósil viviente», como mucha gente
cree.
Styriofelis vallesiensis,una
nueva especie de felino que vivió en Madrid en e Mioceno.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 70. Julio de 2012.
Un equipo de
paleontólogos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) ha
encontrado una nueva especie de felino en los yacimientos del Cerro
de los Batallones, en Madrid, y aporta nuevos datos sobre la
evolución de los pequeños felinos europeos del Mioceno superior.
El Centro de los Batallones es un cerro testigo localizado al sur de
la Comunidad de Madrid cuyos yacimientos paleontológicos han
proporcionado la mejor colección de carnívoros de la era Terciaria
en España. De forma casual, durante la explotación de una mina de
sepiolita, se descubrió una inusitada acumulación de carnívoros
fósiles con una antigüedad de 9 millones de años. Hasta ahora se han
identificado nueve cavidades generadas por la erosión de la
sepiolita, como consecuencia del flujo de agua a través de sus
fracturas, que ha dado lugar a una topografía similar al karst.
Entre
los mamíferos carnívoros hallados en los yacimientos se
encuentran anficiónidos -un grupo ya extinguido a medio
camino entre los perros y los osos-, martas, mofetas,
ailúridos - unos carnívoros arborícolas que son parientes
primitivos del panda rojo-, hienas, osos, félidos de dientes
de sable y dos especies de felinos de pequeña talla: uno del
tamaño del gato montés y otro de la talla de un lince
caracal. A la pregunta de por qué el 98% de los fósiles
encontrados en el primer yacimiento estudiado (Batallones-1)
corresponden a carnívoros, cuando en la naturaleza no se da
esa proporción, los paleontólogos responden que
probablemente este yacimiento constituyera una trampa
natural.
Se piensa que
existiría una grieta o cavidad en la que quedarían atrapados los
herbívoros, que constituirían así el cebo que atraería
posteriormente a sus depredadores.
El estudio de los pequeños felinos encontrados en dos yacimientos
del Cerro de los Batallones ha permitido a un equipo de
paleontólogos del Museo Nacional de Ciencias Naturales y del Museo
de Historia Natural de París esclarecer la sistemática y la
filogenia de este grupo, así como describir una nueva especie. Las
conclusiones de esta investigación han aparecido en la revista
Journal of Systematic Palaeontology.
Según los
investigadores la muestra fósil permite entender mejor la evolución
de estos pequeños gatos a principios del Mioceno superior,
justamente antes de la separación entre el linaje de Felis del resto de felinos que probablemente ocurrió en el Plioceno
inferior. Se propone una nueva especie Styriofelis
vallesiensis que presenta una dentición más primitiva que la
observada en el resto de felinos de pequeño tamaño, con presencia de
dos pequeños premolares de leche retenidos en el adulto, un rasgo
ausente en cualquiera de las especies de felinos actuales. Por otra
parte, se plantea un nuevo nombre genérico Pristifelis
para incluir a Felis attica, ya que esta especie no
sólo difiere notablemente de S. vallesiensis, sino
también de las especies actuales incluidas en el género Felis.
"Aunque los
pequeños felinos eran mucho menos comunes en la muestra de
Batallones-1 que sus parientes los félidos de dientes de sable, los
restos fósiles que han aparecido incluyen además de elementos
postcraneales, cráneos y mandíbulas, raramente hallados en otros
yacimientos", comenta el paleobiólogo del MNCN Manuel Salesa, que
añade: "Nuestra nueva propuesta taxonómica plantea la existencia
durante el Mioceno de una mayor diversidad de felinos que la
estimada hasta la fecha. Además, con la creación del género
Pristifelis el género Felis se restringiría a los taxones
más recientes. Asimismo, se apreciaría una continuidad entre los
felinos del Mioceno medio y los correspondientes a los períodos
Vallesiense y Turoliense del Mioceno superior". (Fuente: MNCN)
Pseudoloris cuestai. Han descubierto una nueva
especie de primate fósil.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 69. Mayo de 2012.
Una nueva especie
de primate ha sido encontrada en Soria y bautizada como
Pseudoloris cuestai. Sus restos fósiles dentales, hasta 22
piezas en general muy completas, pertenecen a la colección del
Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), donde
trabajan sus descubridores.
Pseudoloris
cuestai habría sido un primate medio dentro de su género y
se diferencia claramente de los restos encontrados en las cuencas
pirenaicas como P. isabenae de Capella (La Ribagorza aragonesa), P.
parvulus de Sossís (el Pallars Jussà catalán) o P. pyrenaicus de
Sant Jaume de Frontanyà (el Berguedà catalán).
Estas diferencias
dan más fuerza a la teoría de que las faunas de mamíferos de las
cuencas occidentales de la Península Ibérica eran muy endémicas, tal
y como ya lo mostraba el hallazgo de otras especies de
perisodáctilos, artiodáctilos, roedores y primates adapiformes como
el género Mazateronodon, descrito por los mismos investigadores en
el año 2010.
Las
diferentes especies extintas de Pseudoloris
eran primates pequeños, de unos 40 gramos, y tendrían un
modo de vida similar a los actuales gálagos: de vida
nocturna y con una dieta que incluiría insectos y otros
pequeños animales. La proporción de insectos en su dieta
sería más importante que en otros pequeños primates, como
los adapiformes. Pseudoloris tendría algunos
rasgos morfológicos muy parecidos a los actuales tarsios.
Esta
nueva especie del género Pseudoloris ha sido
bautizada en honor del paleontólogo Miquel Ángel Cuesta
Ruiz-Colmenares de la Universidad de Salamanca, en
reconocimiento a sus trabajos en vertebrados del Eoceno en
España.
Los primeros restos
de Pseudoloris documentadas en la Península Ibérica se
deben a Miquel Crusafont, en 1967, cuando identificó restos de Pseudoloris parvulus en Sossís, y describió dos nuevas
especies P. reguanti a partir de restos fósiles de
Sant Cugat de Gavadons y P. isabenae de Capella.
Los tres
investigadores que firman este artículo, Raef Minwer-Barakat, Judit
Marigó y Salvador Moyà, han publicado en los últimos meses otros
trabajos sobre primates adapiformes y omomiformes, que representan
las formas más antiguas del orden de los primates y que fueron
abundantes y variadas en el hemisferio norte durante todo el Eoceno.
En junio de 2010,
estos investigadores publicaron en la revista Journal of Human
Evolution la descripción de Mazateronodon endemicus,
un nuevo género de primate adapiforme, descrito a partir de restos
recuperados en el yacimiento de Mazaterón en Soria. En octubre del
mismo año se publicaba en la revista American Journal of Physical
Anthropology una nueva especie primate, Pseudoloris pyrenaicus,
esta vez a partir de los restos fósiles recuperados en Sant Jaume de
Frontanyà (Berguedà).
Pocos meses más
tarde, en abril de 2011 y otra vez en el Journal of Human Evolution,
se publicaba la descripción del primate adapiforme Anchomomys
frontanyensis, a partir de la dentición más completa de este
género en el mundo recuperada también en St. Jaume de Frontanyà.
El yacimiento de Mazaterón se encuentra situado a unos 40 kilómetros
al sudeste de Soria (Castilla y León), en la Cuenca de Almazán. Su
secuencia fosilífera es la más antigua de esta cuenca, de hace unos
40,5 millones de años. En este yacimiento se han recuperado los
restos de fauna más ricos de todo el Eoceno continental de la Cuenca
del Duero: se han identificado hasta 27 vertebrados, que incluyen
peces, tortugas, cocodrilos, perisodáctilos, artiodáctilos, primates
y roedores.
Destacan las tres
formas de primates encontradas hasta ahora: Mazateronodon
endemicus, restos de un adapiforme mayor asignado de manera
tentativa a Adapis, y las 22 restos que se presentan en este estudio y
que han permitido describir la nueva especie Pseudoloris cuestai.
Hallan en Uruguay y Brasil embriones de reptiles más
antiguos.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 69. Mayo de 2012.
Un equipo internacional
de científicos halló en Uruguay y Brasil los embriones de reptiles
fósiles más antiguos nunca estudiados y cuya edad alcanza los 280
millones de años. Los embriones de estos reptiles acuáticos, denominados
mesosauros, son 60 millones de años más viejos que los que hasta la
fecha se tenía constancia, informó hoy el Centro Nacional francés de
Investigaciones Científicas (CNRS).
El estudio,
publicado en la revista científica "Historical Biology", revela,
además, nuevas informaciones sobre el modo de reproducción de
los mesosauros, aunque no llega a esclarecer si eran vivíparos
(el embrión se desarrolla dentro de la hembra) u ovíparos (se
desarrolla en un huevo). Los expertos del equipo fueron Graciela
Piñeiro, Profesora Adjunta del Departamento de Evolución de
Cuencas (Facultad de Ciencias de Montevideo); Michel Laurin, del
CNRS, la doctora uruguaya Melitta Meneghel y Jorge Ferigolo, de
la Fundación Zoobotánica de Rio grande del Sur en Porto Alegre.
Estudiaron en Iratí,
suroeste de Brasil, los especímenes en gestación, y demostraron que los
mesosauros que poblaban este territorio retenían los embriones en el
útero durante la mayor parte del desarrollo embrionario. Por ello los
investigadores creen que pueden tratarse de ejemplares vivíparos.
En Mangrullo, en el
noreste de Uruguay y también en la cuenca del Paraná, el mismo equipo de
científicos exhumó 26 especímenes de mesosauros adultos asociados todos
bien a embriones o a individuos muy jóvenes que datan de la misma época
que los fósiles brasileños. El hallazgo "es difícil de interpretar, pero
probablemente se tratan, en la mayor parte de los casos, de embriones en
el útero, lo que apoya la tesis de que eran vivíparos", explican los
científicos del CNRS.
No obstante, los
expertos también encontraron un huevo aislado que matiza la opción del
viviparismo, y sugiere que los mesosauros de Uruguay ponían huevos en un
estado avanzado de desarrollo que debían hacer eclosión poco después,
por lo que sustentaría la tesis del oviparidad.
Yutyrannus huali,mayor dinosaurio que tuvo plumas.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 69. Mayo de 2012.
Tres
esqueletos hallados en China han revelado que el dinosaurio más
grande con plumas pesaba más de una tonelada, era más
pequeño que su pariente el Tiranosaurio Rex y vivió en el Cretácico
inferior, informa la revista Nature.
Los huesos, encontrados en la provincia de Liaoning (noreste de China),
pertenecieron a un adulto y dos crías, de una especie prima de los
grandes tiranosaurios, que un equipo de científicos chinos y canadienses
han
bautizado como Yutyrannus huali ("bello tirano con plumas", en una
mezcla de latín y mandarín).
Los
paleontólogos saben desde hace más de una década que algunos pequeños
dinosaurios tuvieron plumas parecidas a las de los pájaros
gracias al hallazgo de varios fósiles en esta región china, pero el
descubrimiento anunciado hoy indica que existió al menos una especie de
gran tamaño que también las tenía.
Mientras que
las dos crías debieron pesar alrededor de media tonelada, el
ejemplar adulto alcanzó
los 1.400 kilos y nueve metros de largo, unas
dimensiones que le convierten en el animal con plumas más grande
que se conoce, vivo o extinto.
Su tamaño era
"considerablemente menor" que el de su primo cercano, el
Tiranosaurio Rex, pero cuarenta veces más grande que el mayor
dinosaurio con plumas encontrado hasta ahora.
El
Yutyrannus distaba mucho de lucir un plumaje como el de las aves
actuales; sus plumas "eran simples
filamentos y se parecían más a las de un pollito moderno que a las
plumas rígidas de un ave adulta", detalló Xu Xing, autor
principal del artículo e investigador del Instituto de Paleontología y
Paleoantropología de Vertebrados de Pekín.
Los
expertos consideran que las plumas cumplían una función aislante, ya que
su escasez y el gran tamaño del dinosaurio descartan
totalmente que pudiese volar.
Precisamente, el hallazgo de estos esqueletos es importante porque
respalda la teoría de que las plumas primitivas
pudieron servir como aislamiento en lugar de para volar.
Descubren los huevos de dinosaurio más grandes del mundo
en Chechenia.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 69. Mayo de 2012.
Un equipo de obreros y
geólogos en Rusia han anunciado el descubrimiento en la región de
Chechenia de un promedio de 40 huevos de dinosaurio fosalizados que
serían los mas grandes del mundo.
“Hemos encontrado unos 40 huevos hasta ahora, pero todavía pueden haber
muchos más debajo de la tierra”,dijo Said-Emin Dzhabrailov, geólogo en
la Universidad del Estado Checheno, según informó Reuters.
El hallazgo se
dio cuando un grupo de trabajadores estaba picando una ladera
para construir un camino, cerca de la frontera con Georgia, en
las montañas del Caúcaso. Inmediatamente los geólogos se dieron
cuenta de que las formas lisas y ovaladas, de consistencia
similiar a la piedra y que miden más de 25 centímetros podían
ser fósiles de huevos de dinosaurio.
Dzhabrailov
señaló que es necesario que se realicen estudios paleontológicos
para determinar la especie de dinosaurio que los habría puesto.
El gobierno regional de
Chechenia, en búsqueda de limpiar su violenta reputación de la región,
está estudiando la posibilidad de convertir el lugar en zona de reserva
y atraer turistas.
Hallan fósiles de un gran pingüino llamadoKairuku que vivió en Nueva Zelanda.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 68. Mayo de 2012.
Unos restos fosilizados
de uno de los pingüinos más grandes, de un 'elegante' ejemplar de 1,3
metros de altura, fueron hallados en Nueva Zelanda, anunciaron
científicos.
Este pingüino 'gigante'
vivió hace 27 a 24 millones de años, cuando Nueva Zelanda estaba en su
mayor parte bajo el agua y estaba constituida por afloramientos rocosos
aislados, que les ofrecían a estos animales protección contra los
depredadores y abundancia de alimentos, dijeron los investigadores.
Los primeros
rastros de los pingüinos, llamados 'Kairuku' –palabra maorí para
denominar al nadador que regresa con la comida– fueron
encontrados en un acantilado en Waimate, en la Isla Sur, en
1977, por el paleontólogo Ewen Fordyce, de la Universidad de
Otago.
Con los años, Fordyce
descubrió restos más completos e invitó en 2009 al especialista de la
Universidad de Carolina del Norte, de EEUU, Dan Ksepka para que lo
ayudara a reconstruir el animal. Ambos expertos determinaron que el ave
era mucho más grande que el mayor de los pingüinos modernos, el
emperador, que alcanza hasta un metro, y pesaba hasta 60 kilos, el doble
que el emperador.
Kairuku era un
ave elegante para los estándares de pingüinos, con un cuerpo
delgado y aletas largas, aunque tenía piernas y pies cortos y
gruesos", dijo Ksepka. Fordyce dijo que esta ave de gran tamaño
estaba adaptada para poder nadar más y bucear más profundo que
sus pares actuales. El científico no sabe exactamente por qué se
extinguieron estos pingüinos prehistóricos, pero estima que el
cambio climático o la depredación de delfines y focas podrían
explicar su desaparición.
Los hallazgos fueron
publicados en la última edición de la revista Journal of Vertebrate
Paleontology. En 2010, los científicos informaron del descubrimiento de
un ejemplar fosilizado de pingüino de 36 millones de años que se estima
medía 1,5 metros de altura.
Hallan pulgas gigantes del Jurasico de China.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 68. Mayo de 2012.
Científicos franceses han hallado en China los fósiles más antiguos de
pulgas que se conocen, unos parásitos "gigantes" en comparación con los
actuales, según recoge la revista británica
Nature.
El equipo de André Nel, entomólogo del Museo de Historia Natural de
París, encontró nueve fósiles en las provincias chinas de Daohugou,
Mongolia Interior y Liaoning, que datan de dos
épocas diferentes, el Jurásico medio (hace 165 millones
de años) y del Cretácico inferior (entre 145 y 99 millones de años). En
una época en la que la Tierra estaba habitada
por dinosaurios y grandes reptiles, el hallazgo prueba
que el tamaño de las pulgas también era visiblemente mayor: el cuerpo de
las hembras podía medir entre 14 y 20,6 milímetros y el de los machos
entre 8 y 14,7 milímetros. Podían llegar a medir hasta dos centímetros,
ahora miden de media 3,5 milímetros.
Estas
dimensiones contrastan con las de las pulgas actuales, que
oscilan entre 0,8 y 5 milímetros, y miden de media 3,5
milímetros. Los restos encontrados, tanto de hembras como de
machos, muestran que tenían un abdomen
largo y ancho, una cabeza relativamente
pequeña, patas largas y una antena pequeña y compacta, pero
carecían de alas.
Su rasgo más
sorprendente es su boca
(con forma de sifón alargado), con la que
perforaban la piel de sus anfitriones, más larga en las hembras
que en los machos y visiblemente menor que la de las pulgas de
hoy en día. Conservan también algunos rasgos primitivos, en
particular unas patas
traseras no aptas para saltar. Los
investigadores creen que evolucionaron de la mosca escorpión.
Estas características sugieren a los investigadores que las pulgas
gigantes evolucionaron a partir de la mosca escorpión, una especie alada
que habitó en el Cretácico inferior, que tenía una boca similar para
alimentarse del néctar de las flores y que se extinguió con la aparición
de insectos modernos como los mosquitos o las hormigas.
"La boca y los genitales de las moscas escorpión macho son muy
similares a los de las pulgas gigantes, lo que apoya la teoría de que
ambas especies están relacionadas y que las pulgas gigantes son moscas
escorpiones que evolucionaron para alimentarse de sangre", explica Nel.
Con motivo de esa adaptación, las pulgas perdieron sus alas y disminuyó
el tamaño de su antena y de sus ojos.
El
descubrimiento ha aportado también nueva información sobre la evolución
en la elección de sus víctimas ya que, en un primer momento, estos
parásitos
podrían haberse alimentado de la sangre de dinosaurios con plumasy con posterioridad pasaron a los mamíferos y las aves.
"A
medida que estos grandes dinosaurios se extinguieron, desaparecieron
también las pulgas gigantes, mientras que las modernas se desarrollaron
probablemente durante el Cretácico tardío, a la par que los mamíferos",
explica el investigador. Sin embargo, el motivo de que su tamaño se
redujese tanto permanece sin resolver.
"Quizá adaptarse para poder saltar fue una mejor solución evolutiva que
tener un cuerpo grande", especuló Nel.
Descubren un antepasado jurasico de los cocodrilos en Inglaterra.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 68. Mayo de 2012.
Científicos británicos anunciaron el descubrimiento de una nueva especie
de cocodrilo, un antepasado de los ejemplares modernos de agua salada
que vivió hace 130 millones de años tras escindirse de los dinosaurios.
El hallazgo se
produjo a partir de un cráneo fosilizado que un experto encontró
por casualidad en 2007 en los alrededores de los pantanos de
Swanage, pueblo costero del condado de Dorset, Inglaterra, según
confirmó el principal responsable de la investigación, Mike
Benton.
Durante cinco
años, investigadores de la Universidad de Bristol examinaron
minuciosamente este cráneo, de un metro de longitud y en buen
estado de conservación, y lo compararon con muestras de otros
especímenes.
Finalmente declararon que se trataba de una nueva especie de cocodrilo.
Científicos encuentran fósiles de Aguascalientia
panamaensis, un camello en Panamá.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 68. Mayo de 2012.
El
hallazgo reciente de fósiles muestra que pequeños camellos con
grandes hocicos deambularon por la selva tropical de Panamá hace
unos 20 millones de años.
Un
estudiante de doctorado de geología de la Universidad de Florida
encontró los fósiles de camello cuando analizaba el sedimento de una
zona de obras en el Canal de Panamá.
Also Rincón dijo el miércoles que él y otros
investigadores nunca esperaron encontrar un antiguo
camello. La especie no tiene joroba, a diferencia de los
actuales rumiantes y una de las dos especies encontradas
al parecer se levantaba en dos patas, según lo reportado
por los científicos en la revista especializada Journal
of Vertebrate Paleontolog. Rincón y un grupo de
científicos de Panamá, Estados Unidos y el Instituto
Smithsonian de Investigaciones Tropicales también
reportaron haber hallado fósiles de marlines, tortugas y
caballos. "Nunca esperamos encontrar aquí un camello",
dijo Carlos Jaramillo, del Instituto Smithsonian y
coautor del artículo en la gaceta. "Realmente es una
sorpresa"
Los
científicos creen que los animales, que tenían dientes similares a los
de los cocodrilos, posiblemente medían un metro (tres pies) de altura.
"Eran como perros pequeños", indicó Jaramillo.
Los
investigadores creen que los camellos, Aguascalientia panamaensis
y Aguascalientia minuta, posiblemente utilizaron
sus afilados dientes para masticar follaje exuberante y fruta. El
hallazgo está despertando dudas sobre hace cuánto tiempo se creó el
istmo y el descubrimiento de un fósil de mamífero puede ayudar a los
científicos a entender mejor qué sucedió cuando las Américas del Norte y
el Sur finalmente se conectaron.
Geólogos y paleontólogos han seguido las huellas de los trabajadores que
están completando un proyecto de expansión a cinco años en el canal
valuado en 5.200 millones de dólares para que puedan navegar por él
buques modernos de carga que son más grandes.
Aunque es un país relativamente pequeño, Panamá tiene gran
importancia científica porque sirve como el puente terrestre que
une al continente.
Cuando se creó esta puerta entre los continentes, hubo un cambio
global en los mares: los océanos Pacífico y Atlántico se
separaron y comenzó un gran intercambio de animales, llevando a
algunas especies a la extinción y otras a adaptarse.
Las
obras brindan una oportunidad única para que los investigadores excaven
y preserven fósiles enterrados en el sedimento que normalmente es
difícil de exponer por estar debajo de un extenso follaje tropical.
Los
científicos pensaron durante mucho tiempo que el istmo se creó hace 3,5
millones de años, pero ahora han descubierto especies de camellos que
vivieron en el área unos 17 millones de años antes
Fósiles de un armadillo Pampatherium en el Pleistoceno de
Brasil.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 67. Marzo de 2012.
El nuevo ejemplar de
Pampatherium (Bestia de la Pampa) fue reconstruido a
partir de los fósiles de huesos de su cráneo y de otras partes del
cuerpo descubiertos en una caverna en el municipio de Aurora de
Tocantins.
Un equipo de
paleontólogos de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro (UniRio)
descubrió el fósil de un armadillo gigante en Tocantins, estado del
norte de Brasil con parte de su territorio en la Amazonía. El fósil es
de un ejemplar de Pampatherium (Bestia de la Pampa),
especie de armadillo gigante que ya había sido descrita en el siglo XIX
a partir de restos hallados en el sur de Brasil y en Argentina.
El hallazgo
del fósil, que fue reconstruido a partir de los fósiles de
huesos de su cráneo y de otras partes del cuerpo descubiertos en
una caverna en el municipio de Aurora de Tocantins, demostró que
esta región del norte de Brasil se asemejaba hace 20.000 años a
la Pampa, informó la Fundación de Apoyo a la Investigación en el
Estado de Río de Janeiro (Faperj), que financió el proyecto.
Ello debido a que este tipo de animal estaba adaptado a
ambientes secos y fríos, como los de los ecosistemas de climas
amenos y de vegetación de gramíneas similares a las pampas que
hoy se extienden al sur de Brasil y en Argentina.
El fósil que
descubrimos está lejos de ser el mayor de la especie. Pero estamos muy
entusiasmados porque consideramos que es el primer ejemplar descubierto
de un animal joven de la especie", afirma el paleontólogo Leonardo
Avilla, investigador del Laboratorio de Mastozoología de la UniRio y que
coordinó la expedición. "Los primeros análisis que hicimos nos
permitieron concluir que el cráneo no estaba completamente formado, lo
que indica que era de pocos años", agregó. Avilla agregó que nunca
habían sido encontradas evidencias de este animal prehistórico en un
local tan al norte de Brasil.
La hipótesis
de que la región norte de Brasil tenia las características de la
actual Pampa la refuerza la presencia de fósiles de mamíferos
carnívoros extintos en Tocantins que aún son encontrados en el
sur del país, como el gato montés. Pese a que es considerado
como un ejemplar joven, el animal encontrado pesaba cerca de 80
kilos y tenía 2,5 metros de largo. Tales medidas son muy
superiores a las de las actuales especies de armadillos, la
mayor de las cuales pesa hasta 30 kilos y mide hasta 1,3 metros
de largo.
Los investigadores
consideran que el armadillo gigante convivía en el territorio
correspondiente hoy a Tocantins con la Macrauquenia, un pariente de las
llamas actuales parecido con el camello y provisto de una pequeña
trompa. Los fósiles de este animal tan sólo han sido hallados en la
Patagonia y en los Andes. "Creemos que los grandes herbívoros no
consiguieron adaptarse al aumento de la temperatura y de la humedad en
esas regiones. El oso, que se alimentaba de ellos, también desapareció.
Los jaguares sobrevivieron porque tienen una alimentación más
diversificada", según el especialista.
En la misma caverna
de Aurora de Tocantins en que fue hallado el fósil del armadillo gigante
también fueron descubiertos restos de otros mamíferos herbívoros
prehistóricos, de un jaguar y de un oso de tres metros.
Descubren un bosque petrificado del Periodo Pérmico.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 67. Marzo de 2012.
El bosque petrificado
está tan bien conservado que los investigadores lo llaman la "Pompeya
del Pérmico". Ha sido descubierto bajo una mina de carbón en China. En
su día, el bosque fue sepultado por ceniza volcánica y conserva árboles
de hasta 25 metros de altura.
Un
bosque petrificado de 1.000 metros cuadrados y congelado en el tiempo,
tal cual estaba hace 300 millones de años cuando una lluvia de ceniza
volcánica lo dejó enterrado y congelado en el tiempo.
Los científicos lo han encontrado bajo una mina de carbón en la región
china de Mongolia interior, cerca de la ciudad de Wuda y publican el
hallazgo en Proceedings of the National Academy of Sciences.
El estudio,
presentado por el paleobotánico de la Universidad de Pensilvania
Hermann Pfefferkorn y varios investigadores chinos, permitirá
estudiar la flora la flora del período Pérmico con una precisión
jamás soñada por los botánicos, hasta el punto de que han lo
bautizado como la "Pompeya del Pérmico".
"Está
maravillosamente conservado", asegura Pfefferkorn. "Podemos llegar allí
y encontrar una rama con sus correspondientes hojas, y después
encontramos otra rama, y otra, y otra. Y entonces encontramos el tronco
del mismo árbol. Eso es realmente emocionante".
El lugar contiene seis grupos de árboles de distintas especies y algunos
ejemplares de hasta 25 metros de altura. Los más pequeños conservan
incluso las hojas, las ramas y el cono intacto, están casi completos.
En la época
en que la ceniza volcánica sepultó este bosque, las placas
continentales aún se estaban moviendo entre sí formando el
supercontinente Pangea. La tierra se acumulaba en torno al
ecuador y el clima era tropical. El estudio de estos fósiles
permitirá investigar también sobre el clima de la época y
aprender más sobre los patrones de cambio climático actuales.
"Es como Pompeya",
asegura el paleobotánico, "Pompeya nos permite echar un vistazo en la
cultura romana... El hallazgo es similar. Es una cápsula del tiempo y
nos permite interpretar mucho mejor lo que pasó antes y después de ese
período".
Silene stenophylla, una especie de planta del Pleistoceno
fue revivida.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 67. Marzo de 2012.
Era un
tesoro de la era glacial, una
madriguera que contenía
frutas y
semillas varadas en el permafrost
siberiano durante más de 30.000 años. De los
tejidos de las frutas, un equipo de científicos rusos logró
recrear una planta, en un
experimento pionero que prepara el
camino para el renacimiento de otras especies.
La
Silene stenophylla es la planta más vieja que haya sido regenerada,
dijeron los científicos. Además es fértil y produce flores blancas y
semillas viables.
El
experimento prueba que el permafrost, la capa permanentemente congelada
en los niveles superficiales del suelo de las regiones muy frías, sirve
como depósito natural de formas de vida ancestrales, dijeron los
científicos, que publicaron sus resultados en el número del martes de la
revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences.
"Consideramos esencial continuar los estudios del permafrost en busca de
genes de poblaciones ancestrales, vidas anteriores, que hipotéticamente
han desaparecido de la Tierra", dijeron los científicos en el artículo.
Investigadores canadienses habían regenerado previamente plantas más
jóvenes a partir de semillas encontradas en lugares similares.
Svetlana Yashina, del Instituto de Biofísica Celular de la
Academia de Ciencias de Rusia, dijo que la planta regenerada es
muy similar a su versión moderna, que aún abunda en la misma
área en el nordeste de Siberia. "Es una planta muy viable y se
adapta muy bien", dijo a The Associated Press en una entrevista
telefónica desde la ciudad rusa de Pushchino, donde está su
laboratorio. Yashina confió que el equipo pueda proseguir sus
trabajos y regenerar más especies de plantas. El equipo de
estudiosos rusos recuperó las frutas tras examinar decenas de
madrigueras fosilizadas ocultas bajo depósitos de hielo en la
margen del río Kolima, en Siberia, entre sedimentos de entre
30.000 y 32.000 años
Los
sedimentos estaban firmemente cimentados y a menudo cubiertos
completamente de hielo, lo que hacía imposible la filtración de agua,
creando una cámara natural de congelación completamente aislada de la
superficie.
"Las
ardillas cavaron la tierra congelada para construir sus madrigueras, que
tienen el tamaño de una pelota de fútbol, colocando paja primero y luego
pelaje animal para crear una cámara perfecta de almacenamiento", dijo
Stanislav Gubin, uno de los autores del estudio. "Es un criobanco
natural".
Las plantas germinadas en argentina tras 500 años.
La semilla es la parte
de la planta que es más apta para resistir el paso del tiempo y, según
la especie, pueden ser viables por mucho tiempo si las condiciones de
conservación son favorables.
En la década del 60 del siglo pasado, el investigador argentino Eduardo
Cigliano encontró semillas de Achira de 530 años de antigüedad en un
sitio arqueológico en Santa Rosa de Tastil, en Salta, y se las llevó al
entonces profesor de fisiología Eduardo Sívori, de la Universidad de La
Plata.
Finalmente, en 1968 se publicó en Nature el caso de esta planta que había logrado ser
germinada. El investigador Jorge Crisci recordó este caso a la Agencia CTyS
diciendo que “durante mucho tiempo, en la Cátedra de Fisiología Vegetal
de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad
Nacional de La Plata, se conservó viva a esa planta".
Al respecto, el ingeniero Casal indicó que correspondían a semillas de
Achira, una planta que se usa de manera ornamental hasta hoy en día.
Apteribis,estudio revela su linaje y la tonalidad de una
singular ave extinta.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 67. Marzo de 2012.
Valiéndose de plumas
con una antigüedad de entre 700 y 1.100 años, pertenecientes a una
especie de ibis hawaiano, extinguida hace ya tiempo, se ha conseguido
determinar la ubicación de esta ave (Apteribis sp.) en el
árbol genealógico evolutivo de las ibis.
Estas plumas son el único plumaje hallado de las aves prehistóricas
extintas que habitaron las islas de Hawái.
Encontradas
junto con un esqueleto casi completo, las plumas han conservado
la estructura microscópica necesaria para que los ornitólogos
Carla Dove y Storrs Olson, del Museo Nacional de Historia
Natural, dependiente del Instituto Smithsoniano, en Estados
Unidos, hayan logrado clasificar con certeza a esta ave como
pariente cercana de la Eudocimus albus y la
Eudocimus buber.
El análisis de ADN
confirma esta clasificación. Las plumas también han conservado
suficiente pigmentación como para permitir a Dove y Olson determinar que
el ave era de un color entre marrón-negro y marfil-beige.
La Apteribis sp.
es una de las dos únicas especies conocidas de ibis incapaces de volar.
Ambas están extintas. El esqueleto de la Apteribis sp. se
diferencia tanto de sus ancestros del continente que la relación del ave
con otras ibis sólo se pudo determinar a través del estudio de sus
plumas y el análisis de ADN.
Este hallazgo es muy
inusual porque las plumas no se conservan bien, de modo que a menudo se
descomponen antes de que el ave se haya fosilizado.
Guaibasaurus candelariensis, el Dinosaurio que murió en
posición de ave.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 66. Marzo de 2012.
Hoy en día, la mayor
parte de la comunidad científica no duda en considerar a las aves
vivientes como los descendientes directos de los dinosaurios que
habitaron nuestro planeta desde aproximadamente los 225 millones de años
antes del presente hasta hace unos 65 millones de años, cuando un gran
meteorito impactó sobre la tierra.
Dicho impacto
generó enormes nubes de polvo y elementos candentes, los cuales
cubrieron el cielo impidiendo la llegada de luz solar a la
superficie del planeta. Esta noche eterna, que duró
aparentemente varios miles de años logró extinguir a gran parte
de las plantas terrestres, y junto con ellas los dinosaurios.
Sin embargo, un
pequeño grupo de estos reptiles logró sobrevivir a aquel impacto
meteórico. Este grupo de dinosaurios diminutos son hoy en día conocidos
comúnmente con el nombre de aves.
A pesar de existir
abundante evidencia acerca de la similitud en los rasgos del esqueleto
entre las aves y los dinosaurios, poco se conoce acerca del
comportamiento y modo de vida de estos últimos, sin embargos los pocos
datos que se conocen nos indican que muchos dinosaurios tenían un
comportamiento semejante al de los pájaros actuales. Al igual que las
aves actuales, muchos dinosaurios empollaban a sus crías y las cuidaban
con devoción hasta que pudieran valerse por si mismas, tal como lo hacen
diversas aves actuales.
Un equipo de
investigadores de la Fundación Azara, la Universidad Maimónides, el
Museo Argentino de Ciencias Naturales y el Museo de los Dinosaurios de
Brasil hicieron recientemente un descubrimiento que permite conocer algo
más de las costumbres de los dinosaurios. Estos investigadores
estudiaron un esqueleto de un pequeño dinosaurio de la especie
Guaibasaurus candelariensis, de una antigüedad de unos
215 millones de años antes del presente. Este dinosaurio, que no
superaría los 2 metros de longitud se encuentra entre los más antiguos y
primitivos que se conocen. Sin embargo, la importancia de su hallazgo no
radica en los rasgos de su esqueleto, sino en la excelente preservación
del material extraído.
En efecto, el
ejemplar de Guaibasaurus fue hallado en cuclillas,
con las manos plegadas alrededor del cuerpo, y con el cuello
plegado hacia atrás. Esta posición de descanso es una
característica única de los animales de sangre caliente, que hoy
en día solo se encuentra en las aves y algunos mamíferos
vivientes. Las aves modernas adquieren dicha postura con la
finalidad de retener el calor de su cuerpo durante las frías
noches, en contraposición con los animales de sangre fría como
las lagartijas y cocodrilos.
Es así, que el
Guaibasaurus, al igual que las aves actuales se acuclillaría y
plegaría las manos alrededor de su cuerpo con la finalidad de retener el
preciado calor durante la noche.
Para Federico Agnolín,
de la Fundación Azara: “Este hallazgo presenta una importancia doble: no
solo nos indica que los dinosaurios dormían de la misma manera en que lo
hacen las aves vivientes, sino también constituye una prueba más que
demuestra que desde su origen los dinosaurios habrían sido animales de
sangre caliente, muy activos y de comportamiento semejante a las aves y
en contraposición con los lentos reptiles de sangre fría como los
cocodrilos y las tortugas”.
Hallan en Aldama restos de Tiranosaurio rex, primera
evidencia en Mexico.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 66. Marzo de 2012.
Por primera vez en
México, hay evidencia de que existieron Tiranosaurios rex en nuestro
país, luego que fueran encontrados tres colmillos de dicha especie en un
rancho situado en el municipio de Aldama, por lo cual se aseguró que el
estado cuenta con un gran número de elementos prehistóricos que aún no
han sido descubiertos.
El descubrimiento se realizó gracias a un turista que paseaba por el
Museo de Sitio Arqueológico "Rancho Don Chuy", quien se percató de una
extraña figura en un montículo de arcilla, la cual resultó ser un
fragmento de un colmillo de dicho dinosaurio.
Una vez
validado, se dio aviso a los demás compañeros del equipo que se
encargan de dicha área y luego de una validación se mandó a
determinar con un grupo de científicos el género y la antigüedad
de la pieza, la cual fue hallada el sábado pasado. "Es algo muy
interesante ya que en ninguna otra parte de la nación existe
información similar del Tiranosaurio rex. Sabíamos que podíamos
encontrarlo pero fue un golpe de suerte, ya que actualmente
existen de 20 a 25 presas por cada depredador", comentó Emmanuel
Ramírez Márquez, uno de los asesores del lugar.
Expresó que dicha área
contaba con 50 años de explotación ganadera, hasta que le dieron un giro
ecoturismo, lo cual lo convirtió en un parque con flora, fauna, fósiles
y con el río Conchos que pasa a 25 metros del lugar.
"Lo que se había
encontrado antes era de una especie más pequeña pero de la misma
familia. La diferencia es muy grande por la dentadura. Las fisuras son
de una especie de Sierra, pero el Tiranosaurio rex tiene una mordida más
profunda. Por lo general estamos en contacto con gente de las
universidades de la UACh, de la UNAM y de distintas partes de la
República, con quienes revisamos los hallazgos", argumentó.
Puntualizó que el diente es más ancho y frondoso, lo cual le da una
función de penetrar, rasgar y alojar bacterias, lo que lo hace poder
triturar huesos y con raíces más grandes que el tamaño de los dientes;
si quisieras romper el hueso con otro tipo de osamenta no sería posible.
"El suelo en donde se encontró está expuesto y el piso es cretácico.
Cuando caminas ahí todo lo que encuentras es del periodo, por lo que se
puede hacer una reconstrucción de cómo se vivía en ese tiempo. Esperamos
poder sacar más información pronto, hemos encontrado vertebras de
animales herbívoros y otros pequeños fósiles en el lugar", finalizó.
Hallan en Sudáfrica los nidos del dinosaurio
Massospondylus más antiguos.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 66. Marzo de 2012.
Un
espectacular hallazgo en Sudáfrica ayudará a entender el complejo
comportamiento reproductivo de los primeros dinosaurios. Un equipo
internacional de investigadores ha desenterrado diez nidos de
dinosaurios de la especie 'Massospondylus'. Según
aseguran los paleontólogos, los fósiles tienen 190 millones de
antigüedad, lo que los convierte en los más antiguos hallados hasta
ahora.
Los
detalles del descubrimiento se publican esta semana en 'Proceedings
of the National Academy of Sciences' (PNAS). Según explica a
ELMUNDO.es Robert Reisz, el autor principal de este estudio, las
excavaciones en este yacimiento del Parque Nacional Golden Gate
Highlands de Sudáfrica comenzaron en 2005 y se prolongaron durante
cinco años.
Los
dinosaurios de la especie 'Massospondylus'
estaban emparentados con los saurópodos, animales gigantes y
de cuellos muy largos, que vivieron durante el Jurásico y el
Cretácico. Los nidos hallados en Sudáfrica estaban
distribuidos en varios niveles. En cada uno había hasta 34
huevos, muchos de los cuales contienen embriones. También se
han encontrado
minúsculas huellas que corresponden a las crías.
Según destacan los investigadores, las pisadas muestran que
los pequeños dinosaurios caminaban a cuatro patas, aunque se
cree que los adultos eran bípedos.
Precisamente estas pequeñas pisadas en los nidos constituyen la
prueba más antigua de que los dinosaurios recién nacidos permanecían
en el nido durante algún tiempo. Al menos, hasta que doblaban su
tamaño.
La madre, calculan, debía medir alrededor de seis metros
mientras que los huevos tienen un diámetro de entre seis y siete
centímetros. Los huevos están dispuestos de forma ordenada en los
nidos lo que, según los paleontólogos, indica que la madre los
habría colocado cuidadosamente tras la puesta.
También
creen que la disposición de los fósiles muestra que los
dinosaurios volvían repetidamente al lugar donde estaban sus
crías, un comportamiento conocido como fidelidad al nido.
Los paleontólogos creen que debajo de las toneladas de rocas
que cubren la pared en la que fueron hallados podría
haber muchos más nidos. Los ejemplares
desenterrados vivieron durante el periodo Jurásico
inferior. En el Parque Nacional Golden Gate
Highlands de Sudáfrica se habían encontrado los embriones
más antiguos conocidos hasta ahora pertenecientes a la
especie 'Massospondylus'
Recreación de dinosaurios adultos y crías saliendo del cascarón. | J.
CsotonyiA pesar de que se han hallado abundantes registros de
dinosaurios, David Evans, coautor del estudio e investigador del Museo
Royal Ontario (EEUU), afirma que hay muy pocos fósiles que aporten
información sobre la biología reproductiva de estos animales, en
particular de los primeros dinosaurios.
Samrukia nessovi, una enorme ave del Cretácico.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 65. Marzo de 2012.
Un amplio equipo de
investigadores italianos, belgas, franceses e ingleses acaban de
publicar un trabajo en la revista científica biology letters con la
descripción de los restos de una enorme ave del Cretácico Superior de
Kazakhstan (Asia Central). Lo han nombrado como Samrukia nessovi
y proviene de niveles del Santoniense-Campaniense.
Se trata de dos
ramas mandibulares de gran tamaño (más de 275mm de longitud). El
estudio filogenético que proponen lo sitúa como un miembro basal
de Ornithuromorpha. Su gran tamaño indica que el gigantismo en
las aves se produjo también en taxones fuera de las aves
modernas, e indica la presencia de un clado de aves en el
Cretácico Superior de la cual prácticamente no se tiene
conocimiento. Estas aves compartieron el territorio con
dinosaurios y pterosaurios, quizás las veamos en la próxima
película de Parque Jurásico.
El enorme tamaño de Samrukia es significante y sorprendente. Tendría un tamaño
similar a Albatros, entre las aves voladoras, y a una avestruz, entre
las no voladoras. Su peso sería más de 50 kg, teniendo en cuenta el
tamaño de estas aves actuales. Samrukia no es el primer
ave gigantesca del Cretácico Superior, hace unos años colegas franceses
describieron algunas piezas fragmentarias, incluyendo un sinsacro de un
ave del sur de Francia que llamaron Gargantuavis.
A pesar que los
restos son fragmentarios de estas dos aves, es una hipótesis
asumible que estuvieran emparentadas como apuntan los autores de
la investigación.
Estos descubrimientos
indican que las aves neornitas no han sido las únicas que han
evolucionado hacía un gran tamaño, incluso si nos referimos a aves con
capacidad de vuelo y por tanto con grandes alas. Su significación es
importante porque las neornitas pasaron el evento del límite
Cretácico-Terciario, sin embargo las formas primitivas se extinguieron
alrededor de este intervalo. Este descubrimiento indica que estas formas
primitivas habían alcanzando un gran tamaño como luego sucedería con las
neornitas y quizás la extinción les permitió explorar los nuevos nichos
que habían dejado las aves más primitivas.
Los Ictiosaurios tuvieron mejor diversidad en el limite
Jurasico-Cretacico.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 65. Marzo de 2012.
Los ictiosaurios son un
grupo de un clado de tetrápodos marinos que se han encontrado
abundantemente en rocas del Triásico y del Jurásico, siendo más raros en
el Cretácico Inferior. Se extinguen a en el tránsito Cenomaniense –
Turoniense (Cretácico Superior). Son los “reptiles” mejor adaptados a la
vida marina, presentando unas claras convergencias morfológicas con los
actuales delfines. Su plena adaptación al agua les impediría salir a
tierra firme, por lo que toda su vida, incluyendo su nacimiento sería en
el mar. De hecho se han encontrado evidencias que serían vivíparos.
Se conocen
muchos taxones en el Jurásico Superior, sin embargo en el
Cretácico Inferior hasta hace pocos años eran prácticamente
desconocidos por lo que se consideraba que la crisis del
tránsito Jurásico-Cretácico les afectó de manera significativa.
Sin embargo en los últimos años se han descrito varios taxones
en el Cretácico Inferior que dibuja un escenario diferente. En
este contexto acaba de publicarse un estudio en la revista
PlosOne que describe el nuevo ictiosaurio del Acamptonectes
densus del Cretácico Inferior de Inglaterra y Alemania.
Acamptonectes presenta caracteres que relacionan con
Ophthalmosaurus, un género restringido al Calloviense –
Berriasiense.
Esto indica que este
grupo de ictiosaurios se diversifican en el Cretácico Inferior,
persistiendo hasta el Albiense (el menos).
Los
investigadores estudian las tasas de extinción de los ictiosaurios a lo
largo de su registro, lo que les permite afirmar que no fueron afectados
por la crisis Jurásico-Cretácico como sucedió con otros organismos.
Incluso hubo radiaciones en el Cretácico Inferior. Estos resultado
tienen importancia para la extinción en el Cretácico Superior, que
posiblemente fue más brusca de lo que se había considerado hasta el
momento.
Descubren los fósiles sirenios
más antiguos y completos de Europa.
Publicado
en Paleo. Año
10.
Numero 65. Marzo de 2012.
Los
investigadores del grupo Aragosaurus-IUCA de la Universidad de Zaragoza
han descubierto la más antigua y completa colección de fósiles de
sirenios o 'vacas marinas', de hace 45 millones de años, en el Pirineo
aragonés.
En
total, se han recuperado cerca de 550 restos fósiles de vertebrados,
algunos en conexión anatómica, entre los que destacan tres cráneos, uno
de ellos en perfecto estado de conservación, han informado desde la
institución académica en un comunicado. Las excavaciones de los
yacimientos, ubicados en el Geoparque del Sobrarbe, han sido dirigidas
por la investigadora de Aragosaurus, Ainara Badiola, con la colaboración
de Jesús Cardiel Lalueza, responsable del Museo Paleontológico de
Sobrarbe y descubridor de los yacimientos.
Los sirenios
son un grupo de mamíferos acuáticos y herbívoros o comedores de
plantas, algo que, unido a su aspecto, ha favorecido que
popularmente se les conozca como 'vacas marinas'. En el pasado,
estos mamíferos marinos eran abundantes y estaban ampliamente
distribuidos desde el oeste Atlántico hasta las costas
eurasiáticas-africanas. La trascendencia del hallazgo de los
sirenios del Geoparque radica en que, además de ser los
dugóngidos más completos y antiguos de Europa, han sido
encontrados en el dominio pirenaico, en lo que era un brazo del
océano Atlántico.
Precisamente, en un área de la que apenas se disponía de datos
paleontológicos de estos mamíferos marinos, a excepción de los fósiles
de Cataluña, y alejada del resto del dominio del antiguo gran océano
Tetis, que separaba Europa-Asia de África, y donde se han encontrado la
mayoría de estos animales (Egipto, India y Pakistán).
El
nombre 'sirenios' hace referencia a las sirenas de la mitología, aunque
su aspecto es muy diferente al descrito por los escritores griegos
clásicos, tal y como apuntó Cristóbal Colón en su diario cuando las vio
por primera vez, han indicado las mismas fuentes.
Tienen
un cuerpo fusiforme y grueso con la cintura pélvica y los miembros,
especialmente los posteriores, modificados respecto a los mamíferos
continentales. Aunque su morfología corporal es superficialmente
comparable a la de las ballenas, guardan mayor parentesco filogenético
con algunos mamíferos terrestres como son los proboscídeos.
Los resultados
obtenidos en uno de los yacimientos excavado desde 2009 "han
sido espectaculares". Entre los restos más destacables de los
550 fósiles, se hallan tres cráneos, dos enteros con dentición,
varias escápulas, húmeros y ulnas, y numerosas costillas y
vértebras de diferentes áreas del esqueleto de estos mamíferos
marinos. La mayoría de los fósiles están en periodo de
preparación para su estudio en detalle.
Los
sirenios aparecen por primera vez en el Eoceno --periodo geológico
comprendido entre 56 y 34 millones de años-- en el antiguo Tetis. Los
sirenios más abundantes y diversos durante el Eoceno provienen de
yacimientos formados en este antiguo océano, como son los miembros de la
familia Dugongidae, representados por los géneros Eotheroides,
Eosiren y Prototherium.
Los dos
primeros hacen su aparición a principios del Eoceno Medio (Luteciense) y
únicamente han sido registrados al sur y este del Tetis (Egipto e
India), mientras que el tercero, de momento sólo se ha encontrado en
afloramientos del Eoceno Superior del Norte del Tetis (Italia e Iberia).
Los
estudios preliminares parecen indicar que los restos hallados
constituyen una nueva especie, pero es necesario profundizar en las
investigaciones en marcha para conocer al sirenio dugóngido que habitó a
principios del Eoceno Medio cerca del Delta del Sobrarbe.
Los
trabajos paleontológicos en el Geoparque del Sobrarbe han sido
autorizados por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno
de Aragón y han estado cofinanciados por este Departamento, la
Universidad de Zaragoza y el Geoparque de Sobrarbe
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