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Descubren fósiles de un dinosaurio carnívoro en
Neuquén.
Publicado
en
Paleo. Año
6.
Numero 30. Mayo de 2008.
Las osamentas
tienen cien millones de años de antigüedad. Los paleontólogos creen
que es un cementerio del Cretácico.
Un equipo de
paleontólogos rescató los fósiles de un dinosaurio carnívoro de más
de 100 millones de años cuyos restos estaban enterrados en un campo
ubicado en cercanías de la localidad de Añelo.
La osamenta del
animal -que pertenece al grupo de los Abelisaurus- estaba enterrada
entre compactadas areniscas rojas y grisáceas en una zona cubierta
por vegetación achaparrada. Por ese lugar desolado sólo transitan
las chivas del puestero Raúl Urrutia y las camionetas de las
empresas petroleras. A pocos metros de este dino se detectaron
huesos de otro dinosaurio carnívoro y ya se habían registrado
fósiles de un enorme herbívoro que fue rescatado hace algunos años.
Por la cantidad
ejemplares registrados allí la zona puede definirse como un
cementerio del período Cretácico.
Entre los huesos
más importantes, los investigadores encontraron buena parte del
cráneo del carnívoro, una mandíbula, filosos dientes y las garras.
La bestia habría alcanzado los seis metros de largo, los dos de
alto, y tenía un cráneo de más de 40 centímetros.
"Por la
importancia de este hallazgo, más los dinosaurios asociados que
hemos encontrado podemos decir que hay trabajo de investigación para
mucho tiempo. Creemos que estamos ante un yacimiento fosilífero muy
importante", sostuvo el paleontólogo Juan Porfiri, quien dirigió los
trabajos de excavación.
Porfiri trabaja
en el Centro Paleontológico Los Barreales y desde allí se mudó a
Aguada Pichana, una zona ubicada a unos 25 kilómetros de la
localidad de Añelo.
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Porfiri trabaja
en el Centro Paleontológico Los Barreales y desde allí se mudó a
Aguada Pichana, una zona ubicada a unos 25 kilómetros de la
localidad de Añelo.
El aviso sobre
la presencia de los huesos se lo dio Raúl Urrutia, quien vive con su
esposa Dora en un puesto ubicado en las cercanías. Los fósiles
aparecieron dentro de la formación Candeleros donde hace algunos
años el paleontólogo Jorge Calvo rescató los huesos de
Ecrixinatosaurus, otro dino carnívoro. |
Con Porfiri
trabajaron los técnicos del museo Carmen Funes, Isaías Soto, Eduardo
Montes, Ernesto Valenzuela, Jorge Campos, Adrián Garrido y Patricio
Saldivia. También estuvieron Raúl Ortiz y Eduardo Giancaterino, del
Instituto de Formación docente de General Roca; y Diego Rosales, del
centro Los Barreales. También se sumaron al rescate los
paleontólogos Calvo y Doménica Santos.
"Este nuevo
dinosaurio pertenece al grupo de los Abelisaurios, uno de los grupos
de dinosaurios carnívoros más diversos de Patagonia. Medía unos seis
metros de largo y dos de alto, poseía filosos dientes con pequeños
dentículos, aguzadas garras y se caracterizaba por caminar sobre sus
patas traseras", explicó Porfiri.
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"Las
investigaciones preliminares demuestran que podría tratarse de una
especie desconocida hasta el momento", agregó el investigador quien
ahora deberá continuar con el trabajo de laboratorio, donde obtendrá
más precisiones.
Durante los
trabajos de extracción se movieron grandes muchas rocas y se
rescataron bloques gigantes que pesaban más una tonelada.
<<< Trabajo de campo extrayendo un dinosaurio
carnívoro. Imagen ilustrativa. |
Este 'dino'
estaba asociado a restos de otro dinosaurio herbívoro del grupo de
los Rebbachisáuridos de pequeño porte. Los restos encontrados fueron
depositados en la colección del Lago Barreales que dirige Jorge
Calvo, conocido como Proyecto Dino.
Fuente: Editorial
Rió Negro y Grupo Paleo.
Encontraron en Neuquén fósiles de dos dinosaurios
Sauropodos.
Publicado
en
Paleo. Año
6.
Numero 30. Mayo de 2008.
Un equipo de
paleontólogos rescató los restos en lo que sería la desembocadura de
un extinto río del período Cretácico, a unos veinte kilómetros de la
localidad neuquina de Rincón de los Sauces.
Según se informó,
el descubrimiento se produjo en una zona conocida como Loma de los
Jotes, muy cerca del yacimiento hidrocarburífero Puesto Hernández.
El hallazgo fue protagonizado por paleontólogos locales que
trabajaron junto a especialistas de la Universidad de Zaragoza
(España) y del Museo de Ciencias Naturales de La Plata.
Las piezas -de alrededor de 90 millones de años- se corresponden con
las de por lo menos dos dinosaurios saurópodos, pero las precisiones
se conocerán recién al cabo de los trabajos de laboratorio, cuando
se limpien los materiales hallados.
Los científicos, encabezados por Leonardo Filipi y Leonardo Salgado,
trabajaron durante una semana y al cabo de ese período rescataron
las piezas de los dinosaurios, uno que midió unos doce metros y otro
que alcanzó por lo menos los veinte metros de largo.
"Hay muchas piezas y en muy buen estado de conservación. Vamos a
tener que volver a este lugar para avanzar con el rescate y con la
investigación de su geología. Al parecer sería el final de un río
donde se amontonaron los huesos", explicó Filipi.
El especialista señaló: "Hay dos fémures muy diferentes entre sí,
también vértebras caudales y dorsales. Son muchos fósiles que ahora
debemos estudiar en el laboratorio".
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Filipi es el director del museo de Rincón de los Sauces y Salgado
investigador de la Universidad Nacional del Comahue (UNC).
Junto a ellos estuvieron el paleontólogo de la Universidad de
Zaragoza Iñaki Canudo y los científicos Alejandro Otero, del Museo
de Ciencias Naturales de La Plata, más los becarios Ignacio Cerda,
Pablo Gallino y Mariela Fernández.
"Por la cercanía a la localidad íbamos y veníamos todos los días
durante la semana que duró el rescate. Estamos muy conformes con el
resultado y por la forma en que se trabajó", explicó Filipi. |
Los investigadores sumaron un total de 30 "bochones" de yeso de casi
una tonelada de peso en los cuales se trasladaron los fósiles hasta
el museo.
Las empresas YPF (que opera el rea Loma de los Jotes) y OPS (que
facilitó un transporte) colaboraron con el operativo a partir del
cual se sumaron las piezas de dos nuevos "dinos" saurópodos al museo
rinconense que a esta altura suma una colección de 15 animales de
este tipo.
"Es llamativo que no aparezcan terópodos (dinosaurios carnívoros)
pero a la vez es una suerte que sean saurópodos porque los estamos
conociendo muy bien", explicó Filipi.
El año pasado, a unos 15 kilómetros, Filipi participó del rescate de
los restos de un dinosaurio de 30 metros de largo y con él había
decenas de dientes de carnívoros.
Investigación
que aporta nuevos datos en Paleontología
Esta
investigación ha contado con once investigadores repartidos en los
tres escenarios jurásicos los que participan en este proyecto, en
colaboración con los paleontólogos argentinos Leonardo Salgado
(Universidad de Comahue y Leonardo Filippi (Rincón de los Sauces) y
sus equipos. El yacimiento donde se han realizado los
descubrimientos se denomina Loma de los Jotes (jotes es equivalente
a buitre) y se encuentra en un área de explotación petrolífera de la
compañía Repsol-YPF, que también ha colaborado en el proyecto, en la
localidad de Rincón de los Sauces (Neuquén).
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Durante dos
semanas, los equipos de investigación han recuperado vértebras
dorsales, costillas, vértebras de la cola, huesos de los miembros
delanteros, traseros y también partes de la cintura pélvica. Estos
huesos pertenecen a dos dinosaurios saurópodos distintos, uno de
ellos (al menos) es una especie sin describir. Algunos de
los huesos se encontraban parcialmente articulados, como son
los huesos de la cadera y de la pata delantera, lo que
indica que sufrieron muy poco transporte antes de fosilizar.
Ese pequeño transporte se demuestra por que los huesos
largos presentan orientaciones preferentes (las costillas se
encontraban todas alineadas).
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El depósito en que han
quedado los fósiles es el lecho de un antiguo río del Cretácico
Superior, aproximadamente con una antigüedad de 80 millones de años.
Con estos nuevos
datos que surgen de analizar los restos de estos vertebrados fósiles
que vivieron en la época del Jurásico Superior en los diferentes
continentes, se avanza en el objetivo de determinar en qué momento
exacto se separaron los continentes, unidos hace millones de años en
un único territorio denominado Pangea.
Editorial Rio
Negro, Infobae y Grupo Paleo.
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Recuperan fósiles de un Estatus seguini |
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del Pleistoceno de Miramar.
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Publicado
en
Paleo. Año
6.
Numero 30. Mayo de 2008.
El Museo Municipal
“Punta Hermengo” dio a conocer el hallazgo de varios restos fósiles
pertenecientes a un armadillo de la familia de los eutatinos, que en
la actualidad no tienen representantes vivientes.
Estos enormes
armadillos tenían el caparazón poco abombado y el escudo escapular
no estaba bien diferenciado. El nombre de esta familia se debe al
género en cuestión, el Eutatus seguini, que vivió
entre el Plioceno tardío y el Holoceno temprano, del actual
territorio pampeano.
Posiblemente los
armadillos fueron los primeros edentados que ingresaron a la actual
Sudamérica desde algún sitio del antiguo continente de Gondwana.
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Al igual que los
armadillos actuales, Eutatus seguini, poseía un
escudete de placas óseas en su cráneo, conocido también como
escudete cefálico. Su coraza dorsal es robusta, y poseía unas 33
bandas móviles que cubrían las dos terceras partes del caparazón.
En cada mandíbula
poseía de 9 a 10 dientes, los cuales utilizaba para comer carne en
descomposición, huevos, larvas, caracoles y algunos tallos.
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Construían grandes
galerías subterráneas, con cámaras amplias para proteger sus crías.
Su cráneo era alargado. Sus patas eran cortas y robustas, protegidas
por unas enormes falanges ungueales o garras, las cuales, eran
justamente utilizadas para cavar.
El material fósil
extraído al sur de la ciudad de Miramar, fue descubierto por Daniel
Boh, titular institucional y por Mariana de Boh, integrante de la
asociación amigos del museo.
Durante los
trabajos de laboratorio, se pude separa de los sedimentos, varios
restos óseos del esqueleto, como vértebras, fragmentos mandibulares,
huesos largos, fragmentos de la coraza entre otros.
Este armadillo
vivió durante el Pleistoceno, hace algo menos de 1 millón de años
antes del presente. En pocos días el material será incorporado en la
exhibición de paleontología del Museo.
Más información e
imágenes en
www.museodemiramar.com.ar
Intentarán recuperar fósiles de dinosaurios en
Tucumán.
Publicado
en
Paleo. Año
6.
Numero 30. Mayo de 2008.
En el Museo Carlos
Ameghino de Rió Negro, se prepara un viaje a la provincia norteña
para traer de vuelta restos de dinosaurios.
En la entidad,
se organiza la participación de la entidad en una reunión de museos
y directores de Cultura que se hará en Roca a instancias de Armando
Gentili.
La conducción del
Museo Provincial Carlos Ameghino se prepara para viajar a Tucumán
para recuperar los fósiles de dinosaurios, entre ellos, los restos
de un hadrosaurio, que hace muchos años se llevaron para su
exhibición en esa provincia y todavía no regresan a Cipolletti.
No es la única
iniciativa que está por realizar el museo provincial. También se
prepara su participación en una reunión de museos de la provincia,
municipales y de coleccionistas que quieran hacer público su
material que se realizo en General Roca el 25 de abril, a donde
también han sido invitados los directores de Cultura de los
municipios de Río Negro.
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Así lo informó el
titular del museo cipoleño, Carlos Muñoz, quien dijo que sólo faltan
definir algunos detalles para su traslado hasta Tucumán. El material
rionegrino fue transportado hasta esa provincia norteña por el
conocido paleontólogo Jaime Powell. Incluye también huevos de
dinosaurios y restos de una placa dérmica que tienen un valor
científico considerable.
Las piezas más
significativas son, sin embargo, los restos del hadrosaurio.
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Éstos
constituían una familia muy particular, caracterizadas por sus
mandíbulas muy especializadas para su alimentación herbívora. En la
jerga paleontológica, se los conoce como “dinosaurios de pico de
pato”.
En cuanto al
encuentro en General Roca, Muñoz dijo que ha sido convocado por el
responsable de Cultura provincial Armando Gentili, quien días atrás
estuvo en el museo Ameghino para dialogar con su titular y ponerlo
al tanto de la trascendente reunión.
Muñoz ponderó la
labor que está llevando a cabo Gentili, en particular, la
colaboración que está dando al Ameghino, cuyo desarrollo está
dispuesto a respaldar.
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Devuelven cuatro toneladas de
fósiles |
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extraídos
ilegalmente de Argentina. |
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Publicado
en
Paleo. Año
6.
Numero 30. Mayo de 2008. |
Un camión
fuertemente custodiado por Interpol atravesó en las últimas horas
EE.UU. de costa a costa. Su punto de partida fue California; su
destino, Washington, donde lo esperaba un avión Hércules del
Ejército Argentino. Su cargamento, "el principal golpe al
contrabando internacional de bienes culturales de la historia", se
entusiasma el secretario de Cultura de la Nación, José Nun. Después
de todo, se trata de cuatro toneladas de fósiles animales y
vegetales que fueron robados de la Argentina y que regresarán al
país en once contenedores.
Todo comenzó en febrero de 2006, cuando una llamada anónima alertó a
Interpol de que en un hotel de Tucson, Arizona, se estaba realizando
una feria de paleontología con un stand con fósiles identificados
como argentinos, en venta. Rápidamente se pusieron en contacto con
la Secretaría de Cultura, que corroboró la denuncia, y se
secuestraron las piezas con la ayuda de la Oficina de Inmigración y
Aduanas de Estados Unidos.
Tras una investigación minuciosa a lo largo de 2006 ("que nos tenía
muy ansiosos", confesó Nun), se determinó prima facie , ya
que no hay sentencia aún, que las piezas habían sido transportadas
desde distintos puntos de la Patagonia hasta Catamarca, donde una
empresa minera que exportaba la piedra rosada que se usa para los
frentes de edificios (rodocrosita) había escondido en las cajas a
los fósiles y que así habían sido sacados del país durante tres años
y medio. No hay detenidos por el hecho.
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Las
piezas habían sido sacadas directamente de los yacimientos y
no habían sido robadas de museos ni de particulares. "Eso es
peor, porque desarticula la posibilidad de estudiar todo el
sitio arqueológico y analizarlas en su contexto", sentenció
Nun.
La causa
por contrabando atravesó diferentes juzgados y hoy está en
el Juzgado Federal en lo Penal y Económico N° 2. Una vez
producido el secuestro de las piezas -entre las que se
destacan varios huevos de dinosaurio-, éstas fueron
trasladadas a Riverside, California. |
Nun se comunicó,
entonces, con la ministra de Defensa, Nilda Garré, para comenzar el
operativo rescate de las piezas arqueológicas. "Tuvimos mucha
suerte, porque justo había un avión Hércules reparándose en Canadá,
que podía llevar el cargamento, dado que tenía que volver a la
Argentina de cualquier manera. De otra manera, habríamos tenido que
pagar el flete de un avión hasta los Estados Unidos", dijo aliviado
el funcionario.
El Hércules tenía previsto regresar a la Argentina vía Washington,
por lo que hubo que enviar por tierra el material recuperado hasta
allí. Con el apoyo de la embajada de EE.UU. en la Argentina, la
embajada en Washington (en particular, el embajador, Héctor Timerman,
y el agregado cultural, Marcelo Sira) se logró que el traslado lo
hiciera de forma gratuita la compañía norteamericana UPS.
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"Pero en Riverside, el tema -continuó el secretario de
Cultura- era quién se hacía responsable de los fósiles. El
camionero no podía ser. Finalmente, mediante la intervención
de la embajada, se acordó primero que el FBI alertara a los
estados por los que el camión iba a pasar y, finalmente, que
la Interpol se pudiera hacer cargo de custodiar el
traslado".
Se
estima que el avión Hércules, cuya reparación aún está
demorada, llegará al aeropuerto de El Palomar con toda su
preciosa carga y las piezas serán trasladadas al Museo de
Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, donde un equipo de
paleontólogos comenzará el proceso de identificación de cada
una de ellas. "Es un hecho que marca un hito", se alegró Nun.
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Fuentes de
Cultura indicaron que, al tratarse de bienes no comerciables, es muy
difícil establecer el valor de las piezas. Claramente, huesos y
huevos no son tan atractivos como los cuadros impresionistas que se
recuperaron en París años atrás.
Fuentes: Juana
Libedinsky de la Redacción de LA NACION e ilustrado por Grupo Paleo.
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Investigan la extinción de los mamíferos
sudamericanos |
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hace 65 millones de años. |
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Publicado
en
Paleo. Año
6.
Numero 30. Mayo de 2008. |
El estudio es
llevado adelante por científicos del Museo de La Plata, Argentina
que indagan acerca de los fenómenos geológicos que provocaron la
desaparición de los dinosaurios y de los mamíferos de la región en
forma casi simultánea. El trabajo será publicado en el capítulo de
un libro de varios autores.
Pumas, huemules,
carpinchos, monos capuchinos, comadrejas y otros mamíferos que
habitan en Sudamérica no son, en realidad, originarios de este
continente. Algunos, como los pumas y huemules, derivan de
antepasados norteamericanos que atravesaron América Central cuando
ésta terminó de formarse hace unos 3 millones de años; otros, como
los carpinchos y capuchinos, derivan de ancestros africanos que
cruzaron el Atlántico hace algo más de 30 millones de años;
finalmente, las comadrejas también derivan de antepasados
norteamericanos, pero que llegaron a nuestro continente mucho antes,
hace unos 65 millones de años, casi al mismo tiempo que los
dinosaurios se extinguían.
Antes de esa fecha,
que marca el fin de la Era Mesozoica y el comienzo de la Era
Cenozoica, en Sudamérica existieron otros mamíferos, hoy extintos,
que convivieron muchos millones de años con los dinosaurios.
Inexplicablemente, con la desaparición de estos seres descomunales
también se produjo la de los antiguos mamíferos sudamericanos.
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Este
hecho, que no se observa en América del Norte, inquieta
hasta el día de hoy a muchos científicos, entre ellos a
especialistas del Museo de La Plata, que investigan cuáles
fueron los fenómenos geológicos que causaron esa extinción,
al tiempo que los “bisabuelos” de las comadrejas llegaban
desde Norteamérica. Un cambio climático global es una de las
hipótesis más fuertes entre las posibles causas de la
extinción. La investigación es llevada adelante por expertos
de la división Paleontología Vertebrados del Museo local,
específicamente, por los paleontólogos Rosendo Pascual, y
Edgardo Ortiz Jaureguizar. |
El resultado del
trabajo se transformará próximamente en un capítulo del libro
Origins and evolution of Cenozoic South American mammals (editado
por Marcelo Tejedor y Alfred Rosemberger), que formará parte de la
colección de libros Vertebrate paleobiology and paleoantropology
book series, editada en Estados Unidos por Eric Delson y Ross Mac
Phee.
La obra es el
comienzo de un estudio sobre el origen y la evolución de los
mamíferos en el mesozoico sudamericano y, entre sus autores, se
cuenta con la participación de investigadores de distintas
especialidades de nuestro país y del exterior. El libro aparecerá en
2009, cuando se cumpla el 150º aniversario del libro El origen de
las especies, de Charles Darwin.
“En nuestro
capítulo indagamos sobre cuáles fueron los fenómenos geológicos que
hicieron que, en el momento que estaban desapareciendo los
dinosaurios, también se extinguieran los mamíferos nativos”, explicó
Pascual, que además es profesor emérito de la UNLP (y que hace pocos
días fue designado investigador emérito del Conicet) en una charla.
El experto señaló
que mientras ese fenómeno ocurría se producía la invasión de nuevos
mamíferos que provenían de la región geográfica que hoy conocemos
como América del Norte, pero que en ese entonces no estaba
configurada como en la actualidad. “Todos los mamíferos que hoy
tenemos (con la probable excepción de los edentados -las mulitas,
perezosos y osos hormigueros- que podrían tener un origen
sudamericano, africano o incluso antártico... pero esa es otra
historia) son emigrantes de América del Norte”, aseguró.
Por qué se extinguieron los mamíferos de América del Sur es uno de
los grandes interrogantes de los paleontólogos.
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Entre
las hipótesis más aceptadas por los científicos está la de
un cambio climático de gran magnitud que modificó totalmente
las condiciones ambientales.
“Las
hipótesis son varias, pero en síntesis fue un fenómeno
climático, seguramente de orden astronómico, un cambio
climático global que produjo una alteración de los ambientes
y de la vida dependiente de esos ambientes”, sostuvo
Pascual.
El
especialista señaló como una de las posibles causas la
deriva continental. Se denomina así al fenómeno por el cual
las placas continentales y oceánicas que forman la corteza
terrestre se desplazan a razón de algunos centímetros al
año. Este movimiento se debe a que las placas flotan sobre
el manto terrestre, más denso y caliente, como consecuencia
del calor producido en el núcleo del planeta. Esto crea una
serie de corrientes ascendentes de rocas fundidas, que salen
a la superficie en zonas delgadas de la corteza
fracturándolas y derramándose hacia los lados, de modo que
empujan a las placas alejándolas entre sí. |
Así, por ejemplo,
América del Sur y Africa, antes unidas, se alejan desde hace más de
130 millones de años. Por otra parte, cuando una placa oceánica
choca con una continental, la primera se hunde debajo de la segunda,
formándose de este modo en el borde del continente una cadena
montañosa, como la Cordillera de los Andes. Este fenómeno, llamado
subducción, es el causante de muchos terremotos y erupciones
volcánicas, como la que hace pocos días cubrió de cenizas Esquel y
zonas aledañas.
Pascual resaltó que
la Tierra es un “motu perpetuo”. “Se está moviendo, fragmentando y
derivando continuamente”, expresó.
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Y
agregó que en el capítulo del libro analizarán la
interacción de las causas que contribuyeron a la extinción
de los mamíferos sudamericanos.
“El
biólogo León Croizat decía que la vida y la Tierra se
desarrollaron en conjunto. Yo diría en conjugación, porque
hay una interdependencia mutua”, consideró.
El
profesor Pascual explicó que existe una división geográfica
en distintos ambientes, como pradera, desierto y monte,
entre otros. “Esa división produce un tipo de vida. En suma,
hay una conjunción, una interdependencia. Uno está adaptado
para una determinada función dentro de un determinado medio.
La biodiversidad de las especies es gracias a la diversidad
de los ambientes”, analizó. |
Añadió que el
“movimiento perpetuo” de la Tierra produjo una variación de la vida.
“Un dinosaurio como los que nos muestra el registro fósil
seguramente no podría vivir ahora porque las condiciones climáticas
y ambientales que existieron hace más de 65 millones de años ya no
existen más. Y el hombre también va a desaparecer cuando cambien las
condiciones a las que está adaptado”, concluyó.
Fuente: Victoria
Verza, Diario Hoy La Plata. Ilustrado por
Grupo Paleo.
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El imponente Valle de los Titanos.
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Mas de una docena de dinosaurios en Patagonia
Argentina. |
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Publicado
en
Paleo. Año
6.
Numero 30. Mayo de 2008. |
Hay un
auténtico botín científico celosamente guardado en la piedra, en
tierras al sur de Roca. Las excavaciones sorprenden a los 18
paleontólogos y técnicos que trabajan desde hace más de dos años.
Hasta ahora son 16 titanosaurios mezclados con carnívoros que
podrían haber sucumbido en un cataclismo. Pero también otras
especies.
La manada de
titanosaurios estaba intranquila. Sólo los cachorros marchaban
confiados, bien arrimados. Algo andaba mal: había un herido en el
grupo y el peligro se olía en el aire por kilómetros. Ese brote de
sangre llamaba a las bestias de dientes sobrecogedores, siempre al
acecho, buscando un buen alimento entre los débiles.
Ni bien comenzó la
estampida, sobrevino la catástrofe. Ni frágiles ni voraces, ni
carnívoros ni herbívoros, sobrevivieron a un destino de sepultura.
Parece un
improvisado campamento en el desierto. Hay 18 hombres y mujeres
-casi todos italianos- tendidos sobre tierra y jarilla, bajo un sol
que por suerte no calcina como hace unas semanas. Tampoco el viento
los intimida. Al fin y al cabo varios de ellos son paleontólogos.
Unos pican el suelo
arcilloso, otros cincelan lo que al ojo del profano son apenas
piedras. Mazas, palas, pinceles y espátulas completan el arsenal.
Todos siguen tan
deslumbrados como en el momento en que supieron que estaban frente a
uno de los mayores cementerios de titanosaurios de la Patagonia.
Hasta hora hallaron restos de 16 dinos distintos de esa especie, y
son muchos más. No sólo eso. Hay dientes de dinosaurios carnívoros
que delatan una repentina aparición hostil.
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¿Cómo se
explica semejante acumulación de huesos diversos y
desordenados, todos juntos sepultados hace unos 87 millones
de años?.
Un evento
catastrófico, cuyas características aún no se puede precisar
(tal vez una inundación o una avalancha), pudo haber
sorprendido a estos descomunales reptiles.
Tan
impresionante y rico es el hallazgo que aún no puede
concluirse dónde terminará. Por lo pronto saben que la
excavación más superficial realizada en los promontorios de
la meseta árida revelan apenas la punta del iceberg: |
" Un yacimiento que
probablemente tenga kilómetros y kilómetros de extensión, con
fósiles de titanosaurios y también carnívoros que pertenecieron al
final del período Cretácico y que -según la teoría más considerada-
sucumbieron por un cataclismo.
" Más abajo en la
pendiente, otros huesos describen habitantes más viejos en por lo
menos 120.000 años respecto del descubrimiento anterior.
" Y en la parte más
baja de la superficie, en la base de las elevaciones, ejemplares
mucho más antiguos aún. Hasta ahora hallaron restos de crías.
" Pero hay una
diversidad mayor que excede a los dinos: fósiles de tortugas,
vegetales y dientes de peces de agua dulce. Todo esto fue bautizado
como el Valle de los Titanos, al sur de Roca. Fuimos a verlo.
Un cementerio de gigantes en el Valle de los Titanos.
Con paciencia
oriental, los paleontólogos italianos y sus ayudantes, algunos de
ellos argentinos, redibujan a pala y cincel la genealogía de los
grandes dinos que reinaron en el suelo rionegrino. Un sendero
recorre las distintas cuadrículas con excavaciones. Las herramientas
van dando forma al inmenso rompecabezas fósil. A tan sólo dos
semanas de iniciada la segunda etapa de la campaña, el equipo halló
la fuerte concentración de titanosaurios de diversos tamaños, que
descansan bajo tierra uno al lado del otro a nivel superficial.
Los expertos no
salen de su asombro. "Es una acumulación extraordinaria porque los
huesos aparecen enteros y en muy buen estado de preservación",
apunta el italiano Giulio Pavia -profesor de la Universidad de
Turín- mientras pincel en mano barría la arena sobre una pieza de
saurópodo frente a sus ojos ávidos de información que permita
interpretar cómo vivían y se comportaban estos seres del Cretácico.
Otro experto de
primer nivel, Walter Landini -profesor de Paleontología e
investigador de la Universidad de Pisa- nos muestra y explica cada
pieza encontrada. En buen castellano dice que el año próximo
volverán para intensificar la investigación. Subraya la riqueza
científica y educativa que para esta región y toda Argentina
proporciona este descubrimiento.
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Pavia,
Landini y otros expertos italianos pertenecen a la Red
Italiana de Museos Pangea, que con instrumental muy
avanzado, trabajó junto a la Fundación Patagónica de
Ciencias Naturales en la prospección y búsqueda de esta
antiquísima maravilla.
"Desde el
punto de vista paleontológico esto no es habitual, es un
reservorio único en la Patagonia", explica Pablo Chafrat,
roquense y el más joven de los integrantes. |
Las piezas
obtenidas en los cuatro puntos de excavación elegidos confirman la
potencialidad del yacimiento. El excepcional amontonamiento fósil
incluso dificulta la extracción porque los elementos están
sobrepuestos.
"Este lugar nos
sorprende todo el tiempo porque a medida que vamos avanzando en la
montaña, va apareciendo el material", cuentan con entusiasmo los
paleontólogos.
Un evento catastrófico.
El hallazgo desafía
la lógica de los investigadores, quienes se debaten entre múltiples
teorías respecto a las causas de la desaparición de los gigantes.
Una de las conjeturas más firmes indica la ocurrencia de un gran
cataclismo, como lo puede haber sido una inundación inaudita, que
cubrió el área.
El terreno del
descubrimiento -deducen- "es una formación geológica que
evidentemente era una gran cuenca sedimentaria, una planicie al
nivel del mar, con un importante hundimiento, donde un evento
catastrófico posibilitó sepultar tremenda cantidad de animales".
Otros expertos, en
ocasión de los descubrimientos en Los Barreales (Neuquén), han
planteado la posibilidad de que una gran crecida -o varias de ellas-
haya arrastrado especies vivas y muertas a una especie de resumidero
donde se amontonaron. Los saurópodos, por cuestiones que tienen que
ver con su descomunal tamaño y peso necesitaban estar en el agua o
contacto inmediato con ella.
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Y donde
ellos estaban había depredadores, fauna ictícola y
carroñeros.
Los
especialistas que trabajaron en este hallazgo del "Valle de
los titanos" explican que para que se concrete la
fosilización de un hueso es fundamental que rápidamente
quede enterrado bajo tierra y sedimentos, tal como ocurre
cuando se produce una avalancha, un desmoronamiento o una
gran crecida. El agua ayuda a barrer los minerales que se
asientan en las celdillas de los restos y sustituye el
material orgánico por otro inorgánico. |
Una piedra con la
forma del hueso original es lo que se obtiene al final de este largo
fenómeno natural de reemplazo molecular e intercambio mineral. Hoy
están trabajando en la recuperación de un esqueleto fósil del género
Laplatasaurus, de gran porte, que se encuentra en excelentes
condiciones.
También fueron
extraídos restos fósiles de tortugas, vegetales, dientes de peces de
agua dulce y un ejemplar juvenil de saurópodo (el dinosaurio
herbívoro de mayor tamaño conocido).
No obstante,
todavía quedan piezas de algunos ejemplares no clasificados aún
debido a su inesperada aparición. Tal es el caso de un
Saltasaurus, que se suma al Abelisaurus
encontrado en la zona en 2005 y que se exhibe actualmente en el
flamante Museo Patagónico de Ciencias Naturales.
Pero aparecieron
dos familias más de carnívoros que no estaban registradas ni para
este lugar ni para este evento". ¿Los acechadores y verdugos de los
titanos? Eso creen.
El comienzo de una gran historia.
El equipo estima
que serán necesarios más de 20 años para terminar de descubrir los
secretos escondidos en la piedra. Los primeros vestigios y
fragmentos encontrados son sólo "la punta del iceberg", ya que la
roca también oculta fósiles varios niveles más abajo.
Por la fragilidad
de los materiales que se manipulan, la paleontología es una tarea
cuidadosa que obliga a perpetuar la detención del tiempo. El primer
paso consiste en identificar los terrenos geológicos. Si bien existe
instrumental que facilita la labor, el ojo entrenado de los expertos
puede detectar señales naturales en los suelos. "Hay indicadores
cromáticos en el terreno", precisó Juan Carlos Salgado, director del
Museo Patagónico de Ciencias Naturales (frente al monumento de la
manzana), quien reveló que en este caso, un camino de tierra rojiza
en la montaña fue lo que indicó el área donde descansan los restos.
Una vez delimitado
el espacio, desde un parapente a unos 50-100 metros de altura,
operado desde la tierra, se tomaron muestras fotográficas aéreas
para contar con un mapa de imágenes que permita ubicar puntos con
Sistema de Posicionamiento Global (GPS).
Luego, con la ayuda
de un georadar se midieron las diferencias de densidad de la roca,
en la cual, una vez cumplidas todas estas fases previas, los
técnicos se pusieron a excavar de forma exhaustiva y a rellenar una
"cuadrícula en la cual se van mapeando los huesos según cómo van
apareciendo", explicó Salgado.
Antes de ser
extraídas, las piezas son endurecidas con una preparación de laca y
solvente, que evita que los restos se desgranen y se quiebren.
Posteriormente, éstos se envuelven en papel, arpillera y yeso, con
los que se obtienen "bochones" (huesos compactados en bloques de
yeso), que permiten trasladar el material sin dañarlo.
Una vez en el
laboratorio, estos "bochones" se cortan para separar y limpiar las
muestras, que finalmente están en condiciones de ser exhibidas en el
flamante Museo en Roca, para cumplir su función didáctica.
Así, los fragmentos
de estas maravillas de millones años podrán ser disfrutados.
Fuente:
LORENA FAATH y VERÓNICA ROIG, Diario Rio Negro. Ilustrado por Grupo
Paleo.
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El Meteorito que extinguió a los Dinosaurios
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habría
provocado un Tsunami en Neuquén. |
Por Gabriel
Stekolschik - Centro de Divulgación Científica - FCEyN. Enviado a
nuestro grupo de correo por Laura Ruben.
Cuando los
grandes reptiles dominaban el planeta, un objeto extraterrestre del
tamaño de la isla de Manhattan atravesó la atmósfera a una velocidad
mayor que la de una bala, e impactó a la Tierra en un área costera
de la península de Yucatán conocida con el nombre de Chicxulub,
provocando una explosión equivalente a millones de bombas atómicas
del tipo de la que se arrojó sobre Hiroshima, y dejando como
recuerdo un agujero de 180 kilómetros de diámetro. Minutos después
de la colisión sobrevino el caos en todo el mundo: la temperatura se
elevó hasta los veinte mil grados centígrados ocasionando grandes
incendios; la onda del choque produjo terremotos de hasta 16 grados
en la escala de Richter, erupciones volcánicas, y olas gigantes de
más de cien metros de altura; miles de millones de toneladas de
polvo y productos químicos provenientes de las rocas evaporizadas
por el impacto se proyectaron hacia el cielo y se dispersaron por
todo el planeta causando lluvias ácidas e impidiendo el paso de los
rayos solares. Los animales más grandes no pudieron hallar refugio
alguno. La falta de fotosíntesis destruyó la flora. Una de las
consecuencias de semejante fenómeno fue la extinción en masa de
cerca del 70% de las formas de vida que existían en esa época.
Ahora, un
trabajo publicado en el último número de la revista científica
Cretaceous Research agrega un dato más a la historia: las olas del
tsunami originado en Chicxulub viajaron nada menos que 7.500
kilómetros para asolar las playas de un lugar conocido actualmente
como Bajada del Jagüel, situado en la provincia argentina de
Neuquén. "Es el sitio más lejano hasta ahora conocido en el cual se
encuentran evidencias de aquel tsunami", señala el doctor Roberto
Scasso, Director del Departamento de Geología de la Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, y uno de los autores del
estudio. Según el experto, que además es investigador del Conicet,
hay solamente dos lugares en todo el hemisferio sur en los cuales se
encontraron registros de aquel evento: "El otro sitio es Pernambuco,
en el nordeste de Brasil", indica.
El límite
de la historia
Toda la
superficie de nuestro planeta es "espolvoreada" permanentemente con
materiales que vuelan por la atmósfera y que, lentamente y a lo
largo de millones de años, se depositan y acumulan sobre los
continentes y el fondo de los océanos conformando lo que en geología
se denominan sedimentos. Estas capas de terreno pueden contarnos la
historia de la Tierra si conocemos su idioma: "Cuando se produce un
tsunami, la ola arranca una importante cantidad de material de la
playa y se lo lleva hacia adentro.
Entonces, cuando
analizamos los sedimentos marinos observamos que, entre las capas de
sedimentación normal, aparece un estrato de grano más grueso de tipo
arenoso que registra ese evento particular como un acontecimiento
instantáneo", explica el doctor Scasso. Según el geólogo, en los
tiempos del gran cataclismo el nivel del mar era alto y el Océano
Atlántico había penetrado hasta lo que hoy es Neuquén, donde "había
una línea de costa con segmentos de playas".
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El hallazgo de
una capa de tsunami (así la llaman los expertos) en tierras
neuquinas se corresponde, además, con un momento de la historia
geológica , entre el cretácico y el terciario, que los científicos
llaman el límite K/T, consistente en una franja de sedimento
característica que se encuentra en los más diversos lugares del
planeta y que refleja las consecuencias del choque del meteorito:
"En los sedimentos que marcan el límite K/T suelen encontrarse los
materiales expelidos a la atmósfera por efecto del impacto como, por
ejemplo, fragmentos de cuarzo deformados por la colisión
provenientes de la roca que recibe el impacto, tectitas (esferas de
vidrio de la piedra fundida que se enfría en la atmósfera), y una
anormal cantidad de Iridio, que es un elemento relativamente
abundante en los objetos extraterrestres", ilustra Scasso. |
El límite
del hallazgo
Si bien la capa
geológica descubierta en la cuenca neuquina coincide con el límite
K/T, el trabajo conjunto de los investigadores de la UBA y de la
Universidad de Berlín no ha logrado aun encontrar cuarzo, tectitas o
iridio en el estrato hallado, para así corroborar la hipótesis del
impacto como causa del tsunami que asoló Neuquén. No obstante, según
el doctor Scasso, varias líneas de evidencia permiten sostener esa
relación causal: "No sólo tiene todas las características de una
capa de tsunami, sino que la edad de este estrato sedimentario ha
sido confirmada por la antigüedad de los fósiles hallados en ella, y
es contemporánea al impacto; además, su estructura y su composición
en minerales hablan de la ocurrencia de un evento excepcional".
Finalmente, otro hallazgo efectuado por el equipo de científicos
agrega un nuevo argumento a favor de su hipótesis: "Inmediatamente
por encima de la capa de tsunami encontramos una "zona muerta", es
decir, un estrato relativamente escaso en fósiles que evidenciaría
las consecuencias ecológicas de un acontecimiento devastador",
sostiene Scasso.
En cualquier
caso, mientras la geología indaga en el presente para entender el
pasado y poder pronosticar el futuro, de lo que no queda ninguna
duda es que mientras los dinosaurios tomaban sol en las playas
neuquinas allá lejos y hace tiempo, un catástrofe excepcional acabó
con su reinado y permitió que los mamíferos nos hiciéramos dueños de
la Tierra.
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