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Austroraptor cabazai, un nuevo dinosaurio carnívoro de la
Patagonia.
Publicado
en
Paleo. Año
7.
Numero 34. Febrero de 2009.
Como se anuncia a
las estrellas de Hollywood en las grandes galas, investigadores del
Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de Buenos
Aires (MACN) presentaron en esa institución el esqueleto de uno de
los mas grandes “raptores” que existieron, el Austroraptor
cabazai, un dinosaurio que habitó la Patagonia hace unos 70
millones de años. Fernando Novas, paleontólogo y principal autor del
trabajo publicado en la última edición de la revista de divulgación
Proceedings of the Royal Society of London, fue quien presentó, ante
un auditorio repleto, una reconstrucción en tamaño real del animal,
cuyos restos fueron encontrados en Bajo de Santa Rosa, un área
protegida ubicada a unos 150 kilómetros al sur de la ciudad de
Lamarque, en Río Negro, donde se levanta un importante yacimiento
paleontológico.
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Novas
confiesa que su sorpresa fue grande cuando dieron con el
dinosaurio: “Nosotros estábamos buscando fósiles de restos
carnívoros y dimos con una figurita de las más difíciles,
porque en la pirámide alimentaría hay muchos más herbívoros
que carnívoros”. Una cabeza baja, pero muy larga, armada con
numerosos dientes de pequeño tamaño, brazos delanteros muy
cortos y unos 5 metros de longitud diferencian al
Austroraptor cabazai del resto de los dinosaurios
conocidos en el mundo. |
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Al grito de
“¡Hay una garrita, hay una garrita!”, el paleontólogo
argentino –especialista en este tipo de hallazgos– anunciaba
en diciembre de 2002 al grupo de investigadores que lo
acompañaban que habían encontrado una especie única en el
mundo y desconocida hasta ese entonces. Este dinosaurio,
miembro de la familia de los dromaeosaurios, que incluye a
los raptores, y de los cuales el Velociraptor
es el más veloz, es considerado uno de los más grandes
depredadores de su tiempo. El lugar donde se encontraron sus
restos está rodeado de una serie de bajos, depresiones
gigantescas en el terreno donde actualmente afloran rocas
pertenecientes al fin de la era de estos grandes animales. |
Para los
investigadores del Museo Argentino de Ciencias Naturales, una
pequeña garra curvada y puntiaguda, encontrada en el lugar de la
excavación, muy diferente a las garras de dinosaurios herbívoros
–que tienen un tipo de pezuña más redondeada–, fue la primera
evidencia de que estaban ante un hallazgo importante. Además, esta
información determinó que el dinosaurio era carnívoro. “Hasta ese
momento sólo conocíamos dinosaurios herbívoros, pero a partir del
trabajo realizado en Río Negro pudimos conocer al que se comía a
esos dinosaurios”, agregó el investigador del Conicet. Por último,
no pudo ocultar su felicidad por el hallazgo y admitió: “No sólo
pudimos encontrar un nuevo ejemplar sino también logramos
representar sus dimensiones en tamaño real”.
Pisadas
humanas de Claromecó serían las más antiguas de América.
Publicado
en
Paleo. Año
7.
Numero 34. Febrero de 2009.
Las huellas
fósiles de hombres y animales fueron descubiertas por un pescador.
Tendrían una antigüedad de 29 mil años, lo que reinstala el debate
sobre la teoría de Florentino Ameghino, para quien los pobladores
primitivos cohabitaron con grandes mamíferos en el continente.
Las huellas
humanas y de animales del yacimiento Las Patas, en la costa
bonaerense de Claromecó, tienen unos 29 mil años, lo que las
convertiría en las más antiguas de América, según estudios
arqueológicos.
Esa antigüedad
fue confirmada por el Instituto de Geocronología y Geología
Isotópica de la Universidad de Buenos Aires, que estudió tres
huellas humanas y una de megaterio -una especie de oso perezoso
gigante del Pleistoceno - halladas en un sitio rocoso, a 12
kilómetros de Claromecó, en la zona de El Caracolero.
A partir de ese dato, deberán hacerse más análisis y contrapruebas
científicas para certificar la antigüedad determinada por el
mencionado instituto. De ratificarse, "estaríamos en presencia del
descubrimiento paleontológico y arqueológico más importante de
América en cuanto a la presencia del hombre en el continente y su
convivencia con grandes mamíferos que habitaron en el período
Pleistoceno", dijo el arqueólogo y docente de Azul Miguel Mugueta.
"Sin dudas que esto reaviva el debate en la ciencia arqueológica y
la paleontología, sobre la antigüedad del hombre en América o ’en el
Plata’, como decía Florentino Ameghino, y su convivencia con los
animales del Pleistoceno", comentó.
En el
yacimiento, siguió, "se encuentran tres pisadas humanas asociadas a
una gran cantidad de huellas y marcas de megafauna; esto es,
mamíferos de gran porte que pesaban más de una tonelada y que
convivieron con los primeros grupos humanos", como indicaba la
teoría Ameghino, que fue muy desacreditada "Las pisadas en la roca
es como si se hubieran hecho en la arena, hasta se notan dedo por
dedo. Las medidas se corresponden a pisadas de una mujer o niño, un
calzado tipo número 34-35", precisó Mugueta. El científico dijo que
toda esa zona "era una gran laguna o lago que estaba conectada al
mar y que era recorrida por esos grupos humanos
cazadores-recolectores.
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Huella humana (Imagen de archivo) |
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Incluso,
ahora se aguardan análisis de polen de esa época para
corroborar si es flora de agua dulce o salada", acotó.
También señaló que el yacimiento de Claromecó "es similar a
los hallados en Monteverde (Chile), Piedra Furada (Brasil) y
Old Crown (Estados Unidos)". La edad de las huellas,
explicó, es coincidente "con una glaciación que unió en un
puente terrestre de hielo al continente asiático con Alaska,
que consolidó aquella teoría de que el poblamiento de
América se dio por grupos migratorios que pasaron de Asia a
América por el estrecho de Bering". |
Al respecto,
planteó: "Si hace 30 mil años pudieron pasar esos primeros hombres y
recién entraron a Alaska, ¿vinieron corriendo a Claromecó, o pasaron
antes, o bien los fechados para Alaska pueden tener un error de
algunos miles de años?".
El arqueólogo
afirmó que el yacimiento Las Patas "tiene que ser patrimonio no sólo
de ese balneario o del país, sino de toda la humanidad". "No hay
que olvidar -apuntó- que las pisadas asociadas a grandes mamíferos
del Pleistoceno era en realidad lo que planteaba Florentino Ameghino,
y su teoría evolucionista tan desacreditada por los científicos de
Estados Unidos, ahora vuelve a cobrar vigencia a la luz del nuevo
fechado de estas huellas". De todos modos, aclaró que "no hay duda
que con sólo una datación en Las Patas se hace insuficiente para
proponer un correlato en el marco de las teorías sobre el
poblamiento temprano de nuestro continente".
Por último advirtió que "debemos tener en cuenta que no sería la
primera vez que ’se caen’ las hipótesis y las teorías en vigencia
para dar paso a nuevas interpretaciones". "Debemos atender que en
las ciencias sociales lo cuantitativo es variable y que el paso a
nuevas explicaciones e hipótesis alimentan el debate y la discusión
profesional para comprender mejor nuestro pasado", finalizó.
Restos
de un Megaterio en la localidad bonaerense de
Claromecó.
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Paleo. Año
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Numero 34. Febrero de 2009.
Los restos de lo
que pareciera ser un megamamífero de hace más de 8000 años antes del
presente, fueron hallados en un sitio cercano a Claromecó, por un
turista juninense, identificado como Juan Lemos. El hombre quien
confió el lugar preciso del avistaje de un gran hueso, dio lugar al
chequeo -in situ- del arqueólogo Miguel Mugueta y de la directora
del Ente Descentralizado, María Angélica Souto, quienes concurrieron
a dicho espacio.
El investigador de
Azul, dijo una vez observado los restos que "los huesos hallados
pertenecerían a un conjunto óseo correspondiente a la megafauna que
convivió con los primeros grupos cazadores recolectores bonaerenses
a fines de pleistoceno, principios del holoceno, equivalentes a unos
10.000 años antes del presente. Hay que investigar más, Mugueta,
advirtió además que habría que hacer más estudios y una excavación
sistemática organizada del lugar porque se trata "posiblemente de
una de las primeras vértebras correspondientes a lo que sería la
cola de un megaterio", un perezoso que vivía en las pampas.
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El
arqueólogo afirmó los restos encontrados en el sitio cercano
a localidad "se encuentran en buen estado y son una pieza
importante". En esta misma línea evaluó que sería "aún más
importante si se hallaran artefactos liticos que hubiesen
servido en su momento para faenar o despostar el animal", ya
que estos eran parte de la dieta de los grupos humanos de
cazadores que llegaban a la costa de lo que era por aquel
entonces, Claromecó, en busca de estos grandes animales,
subrayando que en aquella época esta misma zona estaba
revestida de pantanos, y muchos arroyos, los cuales eran
atravesados tras las huellas de los grandes animales que
eran cazados para la alimentación de los nómades de
entonces. |
"A mi parece que a
esta altura Claromecó va convirtiéndose -poco a poco- en una
localización donde las evidencias arqueológicas, paleontológicas y
sobre todo las de los asentamientos humanos en la provincia de
Buenos Aires puedan haber tenido lugar en esta zona, lo cual lo
convierte para la ciencia arqueológica en una zona preferida",
estimó Mugueta.
Asimismo el experimentado arqueólogo destacó que este sitio "es una
zona donde trabaja el colega Mariano Bonomo; que dedica su
investigación a un período posterior a la aparición de la megafauna
y que derivaría el curso de este estudio recién hallado, a
profesionales especializados en megafauna". Por cuanto consideró que
"sería fundamental" que Bonomo (a quien se comprometió públicamente
de informar sobre este hallazgo) esté atento a este tema.
En este sentido
llamó a cuidar este tipo de yacimientos, muchos de los cuales son
fáciles de destruir porque "perderíamos evidencia de aquellos
primeros pobladores de la provincia de Buenos Aires y también un
poco más, porque estamos frente a yacimientos de los primeros grupos
prehistóricos de nuestro país", declaró. Por su parte, María
Angélica Souto, no dio vueltas para explicar su entusiasmo ante el
hallazgo y la posibilidad de que Claromecó tenga "un antes y un
después de éstos últimos descubrimientos".
Fuente: LvdP.
Recuperan el tubo caudal de un enorme gliptodonte en Miramar.
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Numero 34. Febrero de 2009.
Recientemente el
Museo Municipal Punta Hermengo de la ciudad de Miramar ha puesto en
exhibición una nueva e interesante pieza fósil perteneciente a un
antiguo y gigantesco espécimen que habitó estas llanuras hace miles
de años.
Se trata del escudo
articulado, también llamado «tubo caudal», que recubría la cola de
un Gliptodonte (Glyptodon reticilatus), un gran
mamífero pariente lejano de los actuales peludos o mulitas pero de
casi dos toneladas de peso y tres metros de largo. Eran como un
tanque ya que sus caparazones eran extremadamente sólidas y estaban
compuestas por centenares de placas con forma de flor que son
comunes de hallar en las playas de la zona, puesto que el mar
erosiona los antiguos acantilados que contienen los restos
prehistóricos.
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Fue hallado
en cercanías de la desembocadura de un arroyo a unos 10
kilómetros al sur de la localidad de Mar del Sud que a su
vez dista 17 kilómetros de Miramar. En el mismo lugar ya
fueron encontradas partes de otros animales gigantescos
contemporáneos al nombrado, durante las diversas
expediciones que organiza el Museo. El lugar del hallazgo
tiene una probable antigüedad de 200.000 años y seguirá
siendo explorado para seguir rescatando el rico material
prehistórico que contiene. |
El trabajo de
campo fue realizado por Mariana y Daniel Boh con el apoyo científico
del Paleontólogo Francisco Prevosti, del Museo de Ciencias Naturales
Bernardino Rivadavia de la ciudad de Buenos Aires. Puesto que en el
sitio se encuentran evidencias de depredación por parte de
aficionados que, a veces, destruyen los fósiles para extraerlos,
recordamos que los mismos se encuentran protegidos por Ley Nacional
y Ordenanza Municipal y su descubrimiento debe ser denunciado al
Museo.
Mas información en:
www.museodemiramar.com.ar
Fósiles de lobos marinos en el sitio arqueológico del Alfar.
Publicado
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Paleo. Año
7.
Numero 34. Febrero de 2009.
Está llamado a
constituirse en un referente arqueológico, cultural y patrimonial de
suma importancia para el Partido de General Pueyrredon (Mar del
Plata, Provincia de Buenos Aires) e incluso a ubicarse como uno de
los más sorprendentes en la arqueología nacional por la información
que contiene
Las
investigaciones arqueológicas que continúa realizando la Universidad
Nacional de La Plata (UNLP) en el arroyo Corrientes siguen arrojando
resultados realmente asombrosos. La primera y hasta el momento única
datación otorgó al sitio arqueológico Alfar una antigüedad de 5.700
años.
Recordemos que este sitio se encuentra a escasos 600 metros de
la costa sobre las márgenes del mencionado arroyo, que en
oportunidad de las obras realizadas para la Cumbre de las Américas
en 2005 el museo arqueológico Guillermo Magrassi solicitó la
intervención del Instituto de Cultura de la provincia de Buenos
Aires y de la UNLP ante la aparición de instrumental confeccionado
en piedra y restos fósiles que los trabajos de las máquinas viales
sacaban a la superficie.
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El
equipo encabezado por el doctor Mariano Bonomo y los
arqueólogos Diego C. León y Eduardo Apolinaire realizó la
investigación durante casi un mes de 2006 descubriendo
artefactos líticos como raspadores, instrumentos cortantes,
lascas, núcleos, bola de boleadora y otros realizados en
cuernos de ciervo. La mayor cantidad de fósiles corresponden
a lobos marinos (Otaria y Arctochephalus)
y otros como guanacos (Lama guanicoe), venados
de las pampas (Ozotocerus), ñandúes (Rhea),
pingüinos (ident), quirquinchos (Chaetophractus),
tucu mucus (Ctenomys) etc. |
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Imagen de Archivo. |
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Alfar presenta
importantes particularidades con respecto a otros del sudeste
bonaerense:
• Constituye uno de los pocos sitios que cercanos a la costa
marítima está en estratigrafía, es decir en profundidad, lo que
permite lecturas de sedimentos y su relación con los materiales
hallados, que los sitios de superficie no admiten.
• La llanura bonaerense hasta el momento no poseía sitios datados
entre los 4000 y 6000 años por lo tanto algunos investigadores
conjeturaban que durante esos milenios se había producido un
despoblamiento general de esta región. Alfar indiscutiblemente marca
que los primeros grupos humanos estuvieron presentes en esos tiempos
remotos.
• Alfar está llamado a constituirse en un referente arqueológico,
cultural y patrimonial de suma importancia para el Partido de
General Pueyrredon e incluso a ubicarse como uno de los más
sorprendentes en la arqueología nacional por la información que
contiene. Sólo superado por el sitio La Olla (Monte Hermoso) de 7000
años aproximadamente, Alfar es único en toda la costa bonaerense por
las características descriptas.
• En principio nadie discutiría que el símbolo de Mar del Plata es
el lobo marino. Precisamente la datación del sitio se realizó sobre
un colmillo de este mamífero, más las huellas de corte en diferentes
huesos y otros con señales de haber sido asados en fogones, nos
indican que este noble animal nos acompañó y sirvió para nuestra
subsistencia desde épocas ancestrales.
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Alfar se
halla dentro del ejido urbano -y si corresponde el término-
tal vez milagrosamente se ha salvado de las alteraciones
humanas.
Se
convierte en algo que actúa como un valor agregado que se
encuentra en el extremo sur del predio otorgado por la
Municipalidad para la construcción del museo Magrassi
transformándolo en museo in situ. |
El sitio seguirá
siendo explorado a mediano plazo por los científicos, por lo tanto
no es de descartar nuevos datos, materiales y el avance en los
indicios de cómo era nuestra vida cotidiana hace decenas de siglos
en el espacio que hoy constituye la ciudad de Mar del Plata.
Mas información en
www.museomagrassi.org.ar
Hallan en Neuquén restos fósiles en plena vía pública.
Publicado
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7.
Numero 34. Febrero de 2009.
Los huesos del
ejemplar prehistórico fueron encontrados por un operario mientras
derribaba una loma para abrir una calle, en un barrio cercano al
casco de la ciudad. Habría más piezas enterradas en la zona. El
hallazgo causó sorpresa en propios y extraños, debido al inusual
escenario en el que se produjo, y motivó la intervención de
paleontólogos del museo de El Chocón, que prefirieron no arriesgar
un cálculo sobre la antigüedad de las piezas.
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"No es
tan inusual, porque la ciudad está salpicada de lugares
donde se encontraron fósiles de valor paleontológico, pero
sorprende el hallazgo y más éste, que parece estar en muy
buen estado", explicó el director de Patrimonio Cultural de
la provincia, Juan Isasi.
Según
publicó el diario Río Negro, el equipo de paleontólogos
había descubierto un tramo de medio metro de una pieza que,
tras los estudios de rigor, técnicos de la Universidad
Nacional del Comahue confirmaron que se trataba de un
dinosaurio. |
"Terminar de
limpiarlo y extraerlo podría demandarnos por lo menos varios dias.
La cuestión es si hay más huesos, y ojalá así sea, y entonces habrá
que seguir trabajando", comentó Juan Canale, quien con el también
paleontólogo Alejandro Aluza y los técnicos Gloria González y
Rogelio Zapata, asumieron la tarea de extraer las piezas. El
especialista admitió que "la expectativa" es trabajar sobre lo que
ya se encontró, aunque aclaró que "si luego aparecen más (piezas),
mejor, pero será la yapa". El hallazgo se produjo una días atrás,
cuando el maquinista de la empresa encargada de la apertura de la
calle Alderete, a la altura del 1800, del barrio Sapere, distinguió
que ese elemento blancuzco que se destacaba entre al arcilla rojiza
no era una piedra común, y dio el alerta.
"No es raro que nos ocurra esto. Después de tantos años de trabajar
en movimiento de tierra uno ya reconoce lo que es una piedra, y que
es un hueso. Se aprende a distinguir entre arena, arcilla, ripio
lavado, en fin, uno sabe cuando un cuerpo tiene algo de particular",
dijo Arnaldo Parra, operario de la empresa Eduardo Salud, que lleva
a cabo los trabajos. "A partir de ese momento activamos los
mecanismos para estos casos. Hicimos las comprobaciones y como
nuestro paleontólogo, Rodolfo Coria, se encuentra en la Antártida,
convocamos a la gente de El Chocón, quienes de inmediato nos dieron
su colaboración" , señaló el experto.
Fuente: Diario Rió Negro y Grupo Paleo. Facilitado a nuestro grupo
de correo por Yasmani Ceballos Izquierdo.
Panphagia protos, un nuevo dinosaurio omnívoro del
triasico argentino.
Publicado
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Paleo. Año
7.
Numero 34. Febrero de 2009.
Restos fósiles
hallados en Argentina corresponden a un dinosaurio omnívoro que
vivió hace 228 millones de años, considerado el ancestro más antiguo
de los herbívoros gigantes y un eslabón perdido con los carnívoros.
"Se trata de un
omnívoro, es decir que comía de todo, que es un eslabón perdido
entre los dinosaurios carnívoros y los herbívoros gigantes de cuatro
patas", afirmó Oscar Alcober, director del Museo de Ciencias
Naturales de la provincia de San Juan, 1.200 km al oeste de Buenos
Aires. Alcober dijo que "ésta es una pieza muy importante en el
rompecabezas sobre el origen de los dinosaurios".
El científico formó
parte de la expedición que hace tres años halló los restos en el
Parque Ischigualasto-Valle de la Luna, al noroeste del país, donde
se realizaron las investigaciones para determinar su naturaleza. La
noticia fue difundida por Alcober y Ricardo Martínez, jefe del área
paleontológica del Museo, otro miembro de aquella expedición,
simultáneamente con su publicación en la revista científica digital
estadounidense Plos One. La información que se tenía, hacaa suponer
que el antepasado más antiguo de los gigantes herbívoros, cuyos
fósiles se habían encontrado, era el
Satrurnalia tupiniquim,
hallado en
Brasil e
investigado en 1999,
pero el descubrimiento de
Ischigualasto
echa por tierra lo que se creía.
"Elegimos
difundirlo así para contar con el aval de la comunidad científica. Y
elegimos la revista Plos One porque es un medio 'on line', lo que
favorece la democratización de las ciencias", contó Alcober.
Argentina atrajo la
mirada del mundo científico al convertirse en un 'Parque Jurásico' a
finales de los años 80, cuando fueron descubiertos en la provincia
de Neuquén, al sudoeste del país, fósiles del Argentinosaurus
huinculensis, el herbívoro más voluminoso que se conoce, de
40 metros de largo. En 1993, fueron encontrados los restos del
Giganotosaurus carolinii, el dinosaurio carnívoro más
grande del mundo, entre decenas de hallazgos en yacimientos que aún
están bajo exploración.
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El eslabón
perdido fue bautizado 'Panphagia protos' y se
trata del nexo primitivo entre los bípedos carnívoros y los
gigantes herbívoros de cuatro patas, denominados saurópodos,
que vivieron en los períodos jurásico y cretácico de la era
mesozoica. |
"Panphagia
significa en griego 'que come de todo' y protos 'el primero'",
indicó el científico. A diferencia de sus sucesores, el 'Panphagia
protos' tenía 1,5 metros de extensión y 30 centímetros de
alto, y era omnívoro, con una dentadura adaptada para alimentarse
tanto de carne como de vegetales. "Cuando estudiamos su mandíbula
vimos que era más frágil y que sus dientes no eran como los de los
carnívoros tradicionales", dijo Alcober.
La estructura ósea
del omnívoro refleja también una transición entre las dos especies.
El director del Museo de Ciencias Naturales indicó que el hallazgo
permitió situar 35 millones de años antes el origen de los
saurópodos, que "antes se establecía en 205 millones de años atrás y
ahora descubrimos que es de 240 millones de años". "Tuvimos la
suerte de tener casi el 45% del esqueleto y una variedad de todas
las partes, por lo cual la reconstrucción fue bastante fácil y muy
rica en información, porque a veces sólo encontramos un hueso",
agregó.
La expedición
científica fue financiada por el canal de televisión japonés TV
Tokio, que filmó el hallazgo de los fósiles en el parque
Ischigualasto, conocido como 'cuna de dinosaurios'. "Los japoneses
soñaban con el hallazgo de un gran dinosaurio, como el
Argentinosaurus. Buscaban algo de gran tamaño, no se
imaginaban que algo valioso también podía ser chiquito", señaló
Alcober.
Fuente: Martinez R. N., Alcober O. A. (2009) A Basal Sauropodomorph
(Dinosauria: Saurischia) from the Ischigualasto Formation (Triassic,
Carnian) and the Early Evolution of Sauropodomorpha.
PLoS ONE 4(2):
e4397.
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Tiranotitán chubutensis, un gigantesco carnívoro,
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que da nuevas teorías sobre la gran extinción. |
Son los restos fósiles de un carnívoro que desapareció 95 millones
de atrás. Este descubrimiento abre la hipótesis de que hubo
extinciones previas a la masiva que se registró hace 65 millones de
años.
Todo el mundo dice que los dinosaurios se
extinguieron hace 65 millones de años. Pero ese cambio no fue tan
repentino como se supone popularmente. Una nueva especie descubierta
en la Patagonia argentina da una prueba fuerte para decir que hubo
algunos reptiles prehistóricos que desaparecieron antes en el
hemisferio sur.
Se trata de un dinosaurio que fue llamado
Tiranotitán chubutensis.
Así lo llamaron porque era inmenso —medía unos 13 metros—, carnívoro
y caminó por el territorio de la actual provincia de Chubut,
Argentina. Eso fue 100 millones de años atrás, durante el Período
Cretácico de la Era Mesozoica.
"Es una especie de dinosaurio que había
desaparecido treinta millones de años antes de que se produjera la
conocida extinción masiva de dinosaurios", dijo el paleontólogo
Fernando Novas, investigador del Conicet y del Museo Argentino de
Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.
Novas fue uno de los autores de un reporte
sobre el dinosaurio que se publicó en abril en una revista
especializada de Alemania. "El Tiranotitán perteneció a la familia
de los cárcarodontosaurios que sólo se desarrollaron en el
hemisferio sur. Junto con otras especies, como los espinosaurios,
los cárcarodontosaurios se habían extinguido unos 95 millones de
años atrás".
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¿La causa? "Aún la desconocemos, pero
estimamos que hubo algún cambio climático que hizo que
también se extinguieran reptiles que vivían en los océanos",
contestó Novas. "Tampoco hay que decir que unos dinosaurios
desaparecieron y otros los reemplazaron. Otras especies sí
pasaron a predominar a partir de las extinciones de los
cárcarodontosaurios y otros".
Tiranotitán fue descubierto de a poco.
En 1994, Pablo Puerta, del Museo Paleontológico Egidio
Feruglio de Trelew, junto con los científicos australianos
Tom Rich y Pat Vickers-Rich, salieron a explorar en la zona
del centro de la provincia de Chubut.
"Salimos a estudiar los afloramientos del
Período Cretácico que hay en la zona, con la esperanza de encontrar
algún dinosaurio", contó Puerta. Pero no descubrieron nada.
Al año siguiente, insistieron. "Volvimos a la
zona y un joven voluntario, Leandro Guerrero, encontró los primeros
restos fósiles del dinosaurio. Pero no parecían muy prometedores".
Un año más tarde, retornaron. A 800 metros del
hallazgo de los otros fósiles, Puerta encontró otro ejemplar de
dinosaurio.
"Parecíamos esclavos trabajando por los
dinosaurios: como el lugar era de difícil acceso, tuvimos que
acarrear herramientas y yeso así como usar hasta máquinas viales
para abrir caminos", recordó Puerta. |
Los restos de los dos ejemplares de Tiranotitán fueron analizados por Novas, los científicos
australianos y Silvina de Valais. Contaron con fondos del Conicet,
la Agencia Nacional de Promoción Científica y Técnica, la National
Geographic Society y la Jurassic Foundation.
Cuando Tiranotitán estaba vivo, caminaba sobre sus patas posteriores
y se alimentaba de dinosaurios saurópodos.
Sus signos distintivos eran sus dientes
afilados con pequeñísimas "montañitas" y unas ciertas prominencias
en su lomo que —supone Novas— estaban rodeadas de grasa. El clima
era muy cálido y aún los casquetes polares no existían cuando
Tiranotitán asustaba por la Patagonia.
Hasta ahora, se habían descubierto fósiles de un dinosaurio de la
familia de los cárcarodontosaurios en Egipto en 1927. Un experto
alemán, Ernst Stromer, les dio el nombre en 1931.
Pero los restos fueron destruidos durante la
Segunda Guerra Mundial en 1944. En 1996, el paleontólogo
estadounidense Paul Sereno encontró en Africa del Norte otros restos
de un dinosaurio y dijo en la revista Science que se trataba de otra
especie de los cárcarodontosaurio. Ahora, Novas y su equipo
sostienen que el fósil de Sereno no se corresponde con las
características de un dinosaurio de esa familia. Sí lo hace el
Tiranotitán.
Fuentes:
Clarín – PaleoArgentina Web Site
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