PaleoArgentina.  Biografia de Lorenzo Parodi, Auguste Bravard, Egidio Feruglio y Friedrich Von Huene.
 
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Egidio Feruglio y sus aportes a la Paleontología Patagónica.

Tomado de: Magnussen Saffer, Mariano (2011). Egidio Feruglio y sus aportes a la Paleontología Patagónica. Paleo, Revista Argentina de Paleontología. Boletín Paleontológico. Año 9. 58: 28-30. marianomagnussen@yahoo.com.ar

Fue un naturalista, geólogo, y docente italiano. Doctor en ciencias naturales. Nació el 1 de Septiembre de 1897 en Felletto Umberto, Provincia de Udine, Italia. Egidio Feruglio se doctoró en 1920, a los veintidós años en Ciencias Naturales, en la Universidad de Florencia y luego fue designado geólogo en la oficina Hidrográfica y en el Departamento Químico Agrario de Venecia, para pasar poco después a actuar como ayudante geólogo en la Universidad de Cagliari.

En este período se dedicó especialmente a estudios y levantamientos geoagrológicos, geológicos, hidrológicos y glaciológicos en los Alpes, los Apeninos y en la isla de Cerdeña, y dictó las clases prácticas de la cátedra a la que estaba adscripto.

En 1925, viene a Argentina, y se incorporó como geólogo ayudante a la "Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales", hasta 1928, realizando viajes de estudio en las provincias de Salta, Jujuy, Mendoza, Río Negro, Chubut y Santa Cruz, para la búsqueda y el levantamiento geológico de yacimientos petrolíferos.

Luego de un viaje de un año a Italia, donde realizó estudios de fósiles en el instituto Geológico de la Universidad de Bolonia, volvió a Argentina, para continuar sus investigaciones al frente de las comisiones geológicas de YPF destacadas en la Patagonia y en la provincia de Salta. De 1932 hasta 1934 estuvo nuevamente en Italia, incorporado al Instituto Geológico de la Universidad de Bolonia, en la cual dictó paleontología, se dedicó al estudio de fósiles, y efectuó levantamientos en los Alpes Orientales.

De vuelta en Argentina en 1934, reanudó sus trabajos y estudios como jefe de las exploraciones geológicas que realizaba YPF en la Patagonia. En 1937, pasó a la Dirección General en Buenos Aires, y de allí efectuó viajes de estudio y levantamiento en Corrientes, Mendoza, Neuquén, Río Negro, Patagonia y Tierra del Fuego. A mediados de 1940, fue adscripto a la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, con la misión de organizar el Instituto del Petróleo y dictar el curso de mineralogía y geología en la Escuela de Agronomía.

En 1941, se incorporó definitivamente a la Universidad. Desde entonces siguió desempeñando el cargo de director del Instituto del Petróleo, y dictando en él las cátedras de geología y petrología. Además de los trabajos y estudios directamente relacionados con los cargos desempeñados, efectuó por su cuenta exploraciones en Uruguay, en la Cordillera del lago Argentino (conjuntamente con el padre Alberto M. De Agostini) y viajes a las provincias de Córdoba, San Juan, La Rioja, etcétera, a Chile austral y central, y al Brasil.

Autor de un centenar de publicaciones sobre geología, paleontología y fisiografía, editadas en Italia y en la Argentina, e ilustradas en parte con mapas geológicos. Su principal contribución científica se refiere a la región véneta en su patria, y a la Patagonia. Colaboró en diversas revistas europeas y argentinas. Fue miembro de la Academia Nacional de Ciencias y correspondiente y socio de varias instituciones científicas nacionales y extranjeras.

Por ello, a más de 50 años de su muerte, la ciudad Trelew en la Provincia de Chubut, el Museo Paleontologico mas importante de la Patagonia, lleva su nombre en honor a este gran científico, definitivamente incorporado a la historia de Argentina. Falleció en su ciudad natal, en 1954.

Bibliografía Sugerida

Babini, J. 1954. La evolución del pensamiento científico en la argentina. Ediciones La Fragua. Buenos Aires. 250 pp.

Camacho, H. 2004. Día del geólogo. Boletín Carnotaurus Nº 51: pp3

Egidio Feruglio. Wikipedia.

Magnussen Saffer, Mariano (2009). Reseña histórica de la evolución de la Ciencia Paleontológica en la Republica Argentina desde 1772 a 1910. Paleo, Boletín Paleontológico. Año 7. 41: 07-09.

SPENCER, F., 1990, Piltdown. A Scientific Forgery, Oxford University Press, London.

 

Auguste Bravard. Un interprete de los procesos geológicos y su influencia en el desarrollo de la paleontología.

Tomado de; Magnussen Saffer, Mariano (2010). Auguste Bravard. Un interprete de los procesos geológicos y su influencia en el desarrollo de la paleontología. Paleo, Boletín Paleontológico. Año 8. 46: 10-12. marianomagnussen@yahoo.com.ar 

Augusto Bravard. Nació en Auvergne (Francia) a principios del siglo XIX. Poco se sabe de la vida de Augusto Bravard en los tiempos previos a su llegada a la Argentina. Diplomado de ingeniero, se dedicó a la explotación de las minas de plomo en distintas regiones de su país, y, a través de esta tarea, se hizo de una importante colección geológica que vendió al Museo de Londres.

Esto lo decidió a encarar una carrera autodidacta como geólogo y paleontólogo. Más tarde, en Clermont Ferrant, en la función de ingeniero municipal, Bravard se especializó en las investigaciones de arqueología histórica, y redactó numerosos escritos que publicaría en nuestro país. A mediados de la década de 1830, Bravard competía con personas como Lartet y Croizet en la adquisición de las mejores colecciones paleontológicas que posteriormente se vendían a museos públicos y privados. Así se logró vincular con Cuvier y con Lauvillard. Como otros coleccionistas, Bravard destinaba recursos procedentes de su principal ocupación y gran parte de su tiempo en la formación de colecciones.

Como d´Orbigny, Bonpland y Burmeister, Augusto Bravard fue uno de los importantes naturalistas extranjeros que tomaron a la Argentina como país de adopción y lugar de desarrollo de sus respectivas carreras científicas, fascinados en buena medida por la gran cantidad de fósiles que se podían desenterrar de estas tierras.

Bravard llegó al país probablemente en 1853, instalándose en Buenos Aires. Continuó aquí con el coleccionismo de fósiles, tal como lo hacía en su país natal. Hizo sus primeras investigaciones en la Boca del Riachuelo y la Recoleta, en el área metropolitana, logrando reunir una buena colección de mamíferos fósiles del Pleistoceno temprano y medio que en 1854 vendió al British Museum of Natural History, y también recolecto numerosos fósiles en los terrenos terciarios marinos de las barrancas del Paraná.

Por estos trabajos, le fue ofrecida la dirección del Museo Nacional de aquella ciudad, creado por Urquiza en 1854, y en el que sucedería al belga Du Graty. Instalado ya en Paraná, incursionó en temas básicos de geología general, incluyendo estratigrafía, paleontología y génesis sedimentaria.

Bravard continuó sus expediciones en Entre Ríos, y más tarde marchó a Mendoza, donde permaneció solo algún tiempo, ya que fue comisionado para estudiar los terrenos auríferos de las sierras de Córdoba. La orden, impartida por el presidente Urquiza, la recibía en calidad de Inspector General de Minas, cargo que había recibido en 1857 

Los aportes geológicos de Bravard están fuertemente influidos por las ideas del geólogo escocés Charles Lyell (1797-1875), quien, basándose en el concepto del Actualismo de James Hutton (1726-1797), lo lleva al “más extremo y dogmático” del Uniformitarismo (Harrington, 1973: 305). Estos conceptos, al igual que el concerniente al enorme lapso temporal involucrado por los procesos geológicos, distaban mucho de tener un consenso generalizado en la época de Bravard, aún fuertemente influida por la antigüedad bíblica atribuida a la Tierra.

Por otra parte, debe destacarse que el aporte estrictamente paleontológico de Bravard se limita a listados donde crea numerosos nombres específicos, y aun genéricos especialmente para los vertebrados, sin acompañarlos de una descripción; ciertamente, esos nombres carecen actualmente de validez nomenclatural. Sin embargo, algunos de los mamíferos fósiles nominados por Bravard fueron reconocidos ya en el siglo XIX como de valor estratigráfico. Tal es el caso del “Typotherium”, nombre dado a un ungulado nativo extinto que frecuentemente se encontraba en los sedimentos del Pleistoceno inferior y medio que afloraban en la costa del Río de la Plata, en la actual ciudad de Buenos Aires. Este mamífero fue descrito formalmente por el geólogo y paleontólogo francés Marcel de Serrés con el nombre de Mesotherium. Adolf Doering utilizó al “Typotherium como fósil característico de su “Piso pampeano inferior” , criterio que compartieron Kaspar Jacob Roth y Florentino Ameghino.

Resultaron de su corta estadía en la Argentina tres publicaciones fundamentales: “Observaciones geológicas sobre diferentes terrenos de transporte en la hoya del Plata”, “Estado físico del territorio. Geología de las pampas”, publicado en “Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires”, ambas de 1857, y “Monografía de los terrenos marinos terciarios de las cercanías del Paraná”, publicada en 1858. A ellos se agrega el “Mapa geológico y topográfico de los alrededores de Bahía Blanca” (1857) y un catálogo enumerativo: “Catalogue des especes danimaux fósiles recueillies dans lAmerique du Sud de 1852 a 1860” (1860).

Auguste Bravard murió trágicamente en ocasión del terremoto que devastó la ciudad de Mendoza el 20 de marzo de 1861. Su última colección permaneció en la Argentina y tras su muerte el Estado Argentino la adquirió en 1866 para destinarla al Museo Nacional Argentino que se fundaría anexo a la Academia y Facultad de Ciencias Matemáticas y Físicas de Córdoba. Finalmente su colección fue depositada en el Museo Público de Buenos Aires que dirigía el sabio Carlos Germán Conrado Burmeister (1807-1892).

Bibliografía Sugerida.

Ameghino, F., 1889. Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina. Actas de la Academia Nacional de Ciencias de la República Argentina en Córdoba, 6; 1027 pp.

Borrello, A. V., 1970. Augusto Bravard, precursor de la cartografía geológica argentina. Boletín Academia Nacional de Ciencias, Córdoba, 48: 455-460.

Bravard, A., 1857 a. Observaciones geológicas sobre diferentes terrenos de transporte en la hoya del Plata. Biblioteca del diario La Prensa, Buenos Aires.

Bravard, A., 1857 b. Geología de las pampas. En Territorio, Estado Físico del Territorio, Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires, tomo primero. Imprenta de la Tribuna, 22 pp.

Bravard, A., 1858. Monografía de los terrenos marinos terciarios de las cercanías del Paraná. Imprenta del Registro Oficial, Paraná, 107 pp.

Cione, A. L. y Tonni, E. P., 2005. Bioestratigrafía basada en mamíferos del Cenozoico superior de la provincia de Buenos Aires, Argentina.

Doering, A., 1882. Informe oficial de la Comisión Científica agregada al Estado Mayor General de la Expedición al Río Negro. Entrega 3, 3ra. parte, Geología, pp. 401-430; Buenos Aires.

Eduardo P. TONNI , Ricardo C. PASQUALI y José H. LAZA. Auguste Bravard y su Contribución al Desarrollo de las Ciencias de la Tierra en la Argentina

Tonni, E .P. y Pasquali, R. C., 2006. Alcide d’Orbigny in Argentina: the beginning of stratigraphical studies and theories on the origin of the «pampean sediments». Earth Sciences History 25 (2): 215222.

 

Lorenzo Parodi.

 Las ideas ameghinianas y sus polémicos hallazgos.

Por Mariano Magnussen. Fundación de Historia Natural Félix de Azara. Laboratorio Paleontológico del Museo de Ciencias Naturales de Miramar “Punta Hermengo”. Grupo Paleo. marianomagnussen@yahoo.com.ar

Fragmento del articulo publicado originalmente: Magnussen Saffer, Mariano. (2022). Lorenzo Parodi.  Las ideas ameghinianas y sus polémicos hallazgos. Paleo Revista Argentina de Divulgación Paleontológica. Año XV numero 152: 31 - 36.

Fue sin dudas, uno de los personajes más emblemáticos de principios del siglo XX, con grandes aportes a la ciencia y otros brutalmente cuestionados y dudosos, fue Don Lorenzo Parodi (1857-1932), un inmigrante italiano que llego a la argentina en 1874. No sabía leer ni escribir, solamente firmar. No hablaba castellano, sino una mezcla de ese idioma y del dialecto Genovés.

Era un vecino popularmente conocido de la villa balnearia de Mira Mar (actualmente conocida como ciudad de Miramar, en la provincia de Buenos Aires, Argentina). Su contribución a la ciencia trascendió fronteras, aunque fue negado durante décadas por los polémicos hallazgos que realizo en el litoral marítimo bonaerense.

Parodi también poseía una "chacra-museo" en lo que es hoy día, la Diagonal R. Mitre. Allí, don Lorenzo, exponía temporalmente sus hallazgos paleontológicos y arqueológicos, hasta que eran trasferidos a Buenos Aires o La Plata.

Fue un hombre del pueblo, simpático y franco, con ciertos rasgos de viveza “criolla”, aunque esta característica generalmente se atribuye a los genoveses. Se dedicaba a coleccionar fósiles en la provincia bonaerense que luego se los vendía o entregaba al Museo de Historia Natural de Buenos Aires, y a otros Instituciones.

Durante la primera década del siglo XX se radica en la localidad de Necochea, en donde ya había comenzado a realizar hallazgos de origen bioarqueológico.

Posteriormente contrae enlace con doña Concepción Bustos, de cuya unión nacieron sus hijos, Lorenzo Julio (1890- 1969) y Rodolfo (1903-2004), posteriormente ellos fueron grandes figuras en la paleontología nacional.

En 2021, el paleontólogo Eduardo Tonni, publico un libro titulado “Los Parodi, un siglo de protagonismo en la paleontología de vertebrados”. Allí el autor aclara muy bien quien es cada “Parodi” y como atribuyeron a la ciencia, ya que, generalmente en la literatura científica, se los confunde a Lorenzo, con Lorenzo Julio, y a estos con Rodolfo. Incluso, Rogelio Oscar Parodi (1921-2004), también conocido como “Toto”, nieto del patriarca Lorenzo, quien, en una forma menos preparada, colectaba fósiles en Miramar, generando interesantes aportes.

Estas cuatro generaciones, a veces también se los asocia a otros “Parodi” dentro de distintas ramas de la investigación científica y técnicas, pero sin parentesco demostrable.

Los primeros hallazgos arqueológicos de Lorenzo Parodi, fueron realizados en el Partido de Necochea, aunque anteriormente ya había recuperado una buena cantidad de fósiles de animales en el Cuaternario.

Para la recién iniciada década de 1910, la familia Parodi – Bustos ya se encontraban viviendo en Miramar.  Realizando recorridos por la costa y médanos en busca de restos fósiles. Lorenzo, conoce a José María Dupuy, hijo del cofundador de Miramar, que, a pesar de su acomodada situación económica, era subprefecto de la ayudantía marítima, asistiendo los bañistas en la temporada estival. Dupuy, también era un naturalista, aunque no alcanzo una fama reconocida, pero realizo muchos aportes al Museo de Historia Natural de Buenos Aires y al Museo de La Plata, con restos fósiles, material arqueológico y grandes mamíferos marinos que aparecían sin vida en la playa. Además, desde 1912, tenía su pequeño museo (el primero en la región) en una habitación construida especialmente para este fin, en el edificio de la ayudantía marítima de prefectura, ubicado en el ingreso de la antigua rambla de madera. Esto forjo una importante amistad entre Dupuy y Parodi, colaboración mutua y gusto por las ciencias naturales.

En aquellos tiempos, se estaban buscando evidencias de los hombres primitivos en todo el mundo, y se trabajaba en la elaboración de una secuencia en la que se ponía a cada uno de los hallazgos su lugar en el tiempo. Además, hacía unas décadas se había hallado restos muy importantes de Neanderthal, en Alemania. Todos los países del primer mundo (incluyendo Argentina que era una potencial mundial para entonces), querían tener la cuna de la humanidad en su país.

Con el orgullo ingles herido por los hallazgos en Alemania, los británicos presentaron unos restos, mitad humano, mitad mono. Fue llamado el hombre de Piltdown, conocido por ser uno de los mayores fraudes en la historia de la paleoantropología, principalmente porque se creyó verdadero durante más de 40 años, desde que se anunciara su descubrimiento en 1912 hasta 1952, que se demostró el fraude. A pesar que la corrección la hicieron los mismos científicos, algunas religiones lo siguen usando de pretexto para atacar la ciencia, la teoría de la evolución darwiniana y afianzarse en el creacionismo.

Mientras tanto, Florentino Ameghino visito al menos, en tres oportunidades la zona de Miramar y alrededores en 1908, publicando un potentoso trabajo sobre la geología y paleontología de las formaciones sedimentarias de este amplio sector de la costa. Junto a su hermano Carlos y a Lorenzo Parodi realizó varios viajes más a este sector de la costa bonaerense centrándose fundamentalmente en el área de Miramar con el estudio del “hombre fósil”, la teoría sostenía que el hombre se había originado en las pampas argentinas, y que varias localidades de la costa bonaerense tenían restos humanos y material lítico de edad Terciaria.

Las publicaciones de Florentino Ameghino atrajeron la atención de una parte importante de la comunidad científica en las primeras décadas del siglo XX, y luego de su muerte (en 1911) su hermano Carlos Ameghino se ocupó de continuar el trabajo en la zona. La figura de Lorenzo Parodi (y su hijo Lorenzo Julio Parodi) cobró cada vez más notoriedad, y a este primero, se le atribuyen la mayor parte de los controvertidos hallazgos de este periodo relacionados al “Hombre de Miramar” y el “origen pampeano de la humanidad”.

Lorenzo, el patriarca, trabajo en un comienzo de jardinero, abandonando esa actividad para cumplir sus tareas como empleado extraordinario o también llamado “naturalista viajero “del Museo Nacional de Buenos Aires, pagándole un sueldo de 200 pesos moneda nacional con fondos propios del museo capitalino, y con residencia permanente en Miramar.

La función que debía cumplir Parodi, era la de vigilar, explorar toda la zona, y observar las barrancas de la costa atlántica para detectar alguna pieza arqueológica o resto fósil incrustado en las misma, por encargo del entonces director del Museo, Carlos Ameghino (hermano de Florentino).

De acuerdo a las instrucciones dadas por Carlos Ameghino, debía dejar el objeto en el lugar donde asomaba, avisando por telégrafo a éste, a fin de enviar personal para su extracción.

Posteriormente se recuperaron una gran industria lítica o de piedra, es decir, rocas de cuarcitas o rodados costeros de origen volcánico, que fueron utilizadas para la confección de instrumental de piedra, como boleadoras de roca y hueso de megafauna, yunques, hachas, punteros en hueso, pesos de redes, escorias de fogones entre otros, recuperados de los yacimientos arqueolíticos y osteolíticos de Miramar, entre 1880 y 1919, en lo que hoy, es el ingreso al Bosque del Vivero Dunicola, en donde estuvo implantada la vieja Baliza. Estos restos, se le atribuyó a una antigüedad mayor. Ameghino los utilizo como otra prueba de la presencia del hombre Terciario.

El descubrimiento más extraordinario fue realizado por el mismo Lorenzo Parodi en 1914, y fue conocido como "el fémur de toxodonte flechado", lo que confirmaba tempranamente la hipótesis ameghiniana, de que el humano americano había coexistido con la megafauna. En este contexto, Carlos Ameghino planteó sus dudas en la revista Physis (1918) y expresó que Parodi fue el único que descubrió todos los yacimientos que conocían los investigadores, de cierta manera despegándose de la figura de Parodi, aunque siempre lo respaldo en público.

Eduardo Tonni, en su libro, hace una muy buena observación. Carlos Ameghinno le escribe a Parodi, comentándole que el Museo Nacional buscaba hacer recortes, y que seguramente, no le van a poder pagar. Casualmente, tres semanas después, Carlos Ameghino y Parodi encuentran el fémur del Toxodon chapadmalensis, pero Carlos nunca lo vio “flechado”, pues, cuando Carlos vuelve Buenos Aires, se entera de la nueva observación de Parodi.

Más tarde, una comisión de prestigiosos científicos de la época, se trasladan a unos 5 kilómetros al nordeste de Miramar, en la barranca costera próxima al arroyo Las Brusquitas, donde se hallaron varios artefactos líticos, entre ellos una baleadora y un cuchillo de sílex, lo que determinaba que el hombre habito esta zona los últimos dos millones de años. El protagonista de estos hallazgos, era nada más y nada menos que Lorenzo Parodi. Algunos de los investigadores sospechaban que los objetos fueron enterrados en el sitio, posteriormente a la formación de la capa, dejando varios documentos con sus observaciones. Entre ellas, mencionan, que los artefactos líticos, eran totalmente iguales a aquellos encontrados en yacimientos de superficie o en dunas, cuya antigüedad no supera los 1400 años. Pareciera, que Lorenzo dejaba de ser un hombre de confianza.

Parodi fue un hombre muy astuto, recuerdan algunas personalidades con las que tuvo trato directo.  Aprovechaba la curiosidad de los visitantes, queriendo conocer el lugar donde aparecieron los restos del "hombre Terciario", propuesto años antes por el sabio Florentino Ameghino, y que tanta repercusión tuvieron en los medios gráficos. A tal fin, los llevaba al lugar en un pequeño coche de su propiedad, un sulky en realidad, y solía indicarles que cavaran en determinado lugar donde generalmente aparecía algún objeto lítico, alguna bola o sílex tallado. Lo cual acrecentaba sus ganancias, sirviendo de cicerone a las personas que se encontraban visitando el balneario de Miramar.

El paseo lo complementaba con una visita a su chacra, donde poseía un improvisado museo con elementos recuperados en los alrededores del poblado, entre ellos grandes fósiles de perezosos extintos, gliptodontes, huesos de ballenas, y restos culturales del hombre primitivo, como boleadoras, puntas de flechas entre otros. Apenas comenzado la década de 1910, Mira Mar, ya tenía dos museos para visitar, y cuyos protagonistas fueron fundamentales para la ciencia.

<<<Humanos cazando un toxodonte. Ilustracion Daniel Boh.

Con el correr de los años, los arqueólogos demostraron que las ideas propuestas por Florentino Ameghino y sus seguidores respecto a la antigüedad de los seres humanos en nuestras pampas no eran correctas. Sosteniendo la mala interpretación en la antigüedad de algunos terrenos estudiados por aquel entonces, sumándole algunos intentos de fraude para apoyar la teoría ameghiniana y generar recursos económicos para los exploradores viajeros.

Más allá de ello, Florentino, dejo una riquísima bibliografía mundialmente utilizada. La obra de los Ameghino es impresionante, ya que da base a la paleontología, la geología del hemisferio sur, y su tarea está plasmada en gran cantidad de tomos. Setenta años después, se confirma la coexistencia del hombre con la megafauna, con una antigüedad entre 12 a 8 mil años antes del presente, en donde aparecen varias bestias prehistóricas cazadas, cocinadas y consumidas por el hombre en varias localidades de Argentina y sudamericana. Los miramarenses Lorenzo Parodi y José María Dupuy, colaboraron enormemente en esta tarea, con interesantes observaciones y relatos sobre estos hallazgos, lo que se puede ver ampliado en el libro Magnussen et al, 2022.

En 1923, Carlos Ameghino deja el puesto de director del Museo de Buenos Aires, y es reemplazado por Martin Doello Jurado, quien decide ante tantas polémicas sobre el “Hombre de Miramar”, trasladar a Lorenzo Parodi, de Miramar a Buenos Aires como empleado de la institución. Lo que más llamo la atención, fue que, desde que Parodi se fue de Miramar, no se volvía a realizar ningún hallazgo en toda la zona, a pesar de las constantes campañas científicas hasta nuestros días.

Desde entonces, hasta su muerte, Lorenzo vivió en la localidad bonaerense de Lanús, realizando sus últimas tareas de campo en la localidad de Mercedes y Azul. Falleció en 1932, a los 75 años de edad. Su obra, sus hallazgos, las polémicas, errores, e incluso sospecha de fraude, fueron un proceso fundamental para las siguientes generaciones de paleontólogos.

Bibliografía sugerida.

Ameghino, C. (1919). Nuevos objetos del hombre pampeano: los anzuelos fósiles de Miramar y Necochea. Physis, 4, 562-563.

Ameghino, F. (1880-1881). La antigüedad del hombre en el Plata. París.

Ameghino, F. (1889). Contribución al conocimiento de los mamíferos fósiles de la República Argentina. Academia Nacional de Ciencias, 1-1027.

Boh D. y Magnussen, M. (2016). Historia del Museo Municipal “Punta Hermengo”. En J. Athor y C. Celsi (eds.), La costa atlántica de Buenos Aires, naturaleza y patrimonio cultural (pp. 603-609). Buenos Aires, Argentina. Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”.

Bonomo, M. (2002). El hombre fósil de Miramar. Intersecciones en Antropología, 3, 69-85.

Cenizo, M., Soibelzon, E. y Tonni, E. P. (2011). Protección de costas y pérdida del patrimonio paleontológico: el caso de Punta Hermengo (Miramar, provincia de Buenos Aires). Revista del Museo de La Plata, 11 (63), 1-16.

Daino, L. (1979). Exégesis histórica de los hallazgos arqueológicos de la costa atlántica bonaerense. Prehistoria Bonaerense, 95-195.

Giacchino, A., Bogan, S., Boh, D., Magnussen, M. y Meluso, J. M. 2020. La creación del Museo de Ciencias Naturales de Miramar “Punta Hermengo” y sus antecedentes (General Alvarado, provincia de Buenos Aires, República Argentina). Historia Natural (3ra serie), 9

Magnussen Saffer, Mariano. (2008). Don Lorenzo Parodi. Ciencia y polémicas sobre el origen Terciario del Hombre. Año 6 numero 32: 19 - 21.

Magnussen Saffer, Mariano. (2022). Origen, historia y destino de los Museos de Miramar. Fracasos y éxitos culturales. 110 años de aportes patrimoniales. Grupo Paleo Ediciones.

Politis, G. (2011). Nuevos datos sobre el “hombre fósil” de Ameghino. Publicación Electrónica de la Asociación Paleontológica Argentina, 12 (1): 101-119.

Tonni, E. P. y Zampatti, L. H. (2011). El “hombre fósil” de Miramar. Comentarios sobre la correspondencia de Carlos Ameghino a Lorenzo Parodi. Revista de la Asociación Geológica Argentina, 68 (3), 436-444.

Tonni, E. P. 2021. Los Parodi. Un siglo de protagonismo en la paleontología de los vertebrados. Fundación de Historia Natural Félix de Azara. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 


Friedrich Von Huene.

Un largo paso por la paleontología sudamericana.

Fragmento del articulo publicado originalmente: Magnussen Saffer, Mariano. (2009). Friedrich Von Huene. Un largo paso por la paleontología sudamericana. Año 7 numero 34: 15 - 16.

Fue un paleontólogo alemán (Turingia, 22 de marzo de 1875 - Turingia 4 de abril de 1969). Fue el paleontólogo que más especies de dinosaurios designó en toda Europa durante la primera mitad del siglo XX.

Fue catedrático de paleontología en la universidad de Tubinga (1901-56) y profesor de la misma disciplina hasta 1965. Junto a Robert Broon, realizó un estudio detallado sobre la fauna fósil del triásico de Karoo (Sudáfrica) en 1905 y él mismo realizó estudios sobre el triásico de Turingia (1908) y el río Nucker (1921-24) y el cretácico de la Patagonia (1919). Entre los Dinosaurios y fósiles descritos por Huene se encuentran Halticosaurus (1908), Saltopus (1910) y Altispinax (1922), todos ellos del grupo de los Terópodos.

Llegó a la Argentina en 1923 contratado por el Museo de La Plata para estudiar los restos de dinosaurios depositados en esa institución y se convirtió en un precursor del estudio de los tetrápodos mesozóicos en América del Sur. A lo largo de su vida Huene realizó fecundos trabajos sobre tetrápodos inferiores principalmente de Europa, África, Brasil, Argentina y Estados Unidos.

En 1922 el Museo de La Plata contaba con numerosos restos de dinosaurios en sus colecciones, pero carecía de un especialista idóneo en el tema, pues el Doctor Santiago Roth (1850-1924), jefe del Departamento de Paleontología de Vertebrados, ya se encontraba con un estado de salud bastante delicado. Ante tales circunstancias, entre fines del año 1922 y comienzos de 1923, el por entonces director, Doctor Luis María Torres (1878-1937), inició por intermedio del Doctor Walther Schiller (1879-1944) las gestiones para que el Profesor de la Universidad de Tübingen, Friedrich von Huene, viniera contratado para trabajar durante una temporada en la mencionada institución platense.

Una vez iniciado en el estudio de los dinosaurios descubiertos en el territorio argentino, el Profesor Huene no se limitó solamente a describir los materiales existentes en el Museo de La Plata y aceptó trabajar también con los que le fueron ofrecidos por el Museo Nacional de Historia Natural y por la Dirección de Minas y Geología de la Nación. El Profesor Huene también trabajó en nuestro país con reptiles marinos, determinó algunos materiales y dio a conocer algunos trabajos, así en 1925 publicó en la Revista del Museo de La Plata sobre los restos de un ictiosaurio

Durante el verano de 1923-1924, acompañado por los Doctores Luis María Torres y Walther Schiller y los técnicos Bernardo Eugui y Octavio Fernández, el Profesor Huene realizó exploraciones en los territorios de Río Negro, Neuquén y Chubut. Visitó en el norte de la Patagonia los yacimientos del cerro de la Policía, de donde pasó a nuestro país hermano de Chile para ampliar sus observaciones. De regreso en el territorio argentino continuó viaje por Aguada del Caño, Bajada del Chocón, Aguada de Córdoba y finalmente se dirigió a Chubut, de donde regresó a la ciudad de La Plata a fines del mes de febrero de 1924.

Poco antes de que falleciera (1968), el Profesor Huene fue visitado en su despacho de Tübingen por el Doctor José F. Bonaparte y tras su muerte fue justamente Bonaparte quien escribió una breve nota necrológica que publicó Ameghiniana, la Revista de la Asociación Paleontológica Argentina

Bibliografía Sugerida:

BONAPARTE, J.F., "Necrológica: Friedrich von Huene", Ameghiniana, 1970; 7 (2): 138, Asociación Paleontológica Argentina, Buenos Aires.

BONDESIO, P., "Cien años de la paleontología en el Museo de La Plata", Obra del Centenario del Museo de La Plata, 1977; I: 75-87, La Plata.

GIACCHINO, A. 2001. FRIEDRICH VON HUENE EN LA ARGENTINA. Artículo publicado en Ágora Philosóphica, Revista Marplatense de Filosofía, 2001.

TORRES, L.M., "Memoria del Museo de La Plata correspondiente a los años 1922 y 1923", Revista del Museo de La Plata, 1924; 1-49, La Plata.

TORRES, L.M., "Memoria del Museo de La Plata correspondiente al año 1924", Revista del Museo de La Plata, 1926; 1-18, La Plata. REIG, O.A., "La paleontología de vertebrados en la Argentina: retrospección y prospectiva", Holmbergia, 1962; 6 (17): 67-127, Buenos Aires.


 

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