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Noticias Paleontológicas Nacionales del año 2003:

Descubren numerosas huellas fósiles en Sierra Barrosa.

Los sedimentos de la localidad de Sierra Barrosa , ubicada en la zona este de la Provincia de Neuquen (Argentina), han revelado unas huellas de terópodos avianos (con características de aves) que caminaron por Patagonia hace unos 80 millones de años, según informaron los paleontólogos Rodolfo Coria del Museo ‘’Carmen Funes’’ la localidad de Plaza Huincul, Neuquen y los Canadienses Philip Currie y David Everth del Museo ‘’Tyrell’’ de Alberta. Este sitio preserva tres tipos de huellas de dinosaurios : dos de dinosaurios avianos y uno de dinosaurio no aviano, la cual no fue dejada por un ave, sino por algún carnívoro de talla media según indicaron las fuentes. La importancia de este hallazgo realizado en norpatagonia es que es uno de los registros de huellas de aves más antiguos que se conozcan en esta parte del hemisferio sur. Los paleontólogos han bautizado a estas huellas con el nombre de Barrosopus slobodai, que significa “huella de la barrosa”. (Fuente: Diario Rió Negro - Juan Manuel Morales).

Hallan en Chubut huellas del primer mamífero Jurasico de Sudamerica.

Ciento sesenta millones de años atrás, en lo que es hoy la árida región central de la provincia de Chubut, un lago de cuarenta kilómetros de ancho albergaba peces, tortugas acuáticas, sapos y cocodrilos bastante diferentes de los que hoy conocemos. En las orillas de este inmenso lago, esquivando las pisadas de dinosaurios como el Patagosaurus o el Tehuelchesaurus, transcurría la vida de un pequeño animal del tamaño de un roedor. En noviembre de 2000, un equipo de paleontólogos del Museo Egidio Feruglio, de Trelew, desenterró, a siete kilómetros al oeste del pueblo de Cerro Cóndor, Chubut, los restos de la mandíbula de este diminuto animal al que apodaron Asfaltomylos patagónico . Su estudio -cuyos resultados fueron publicados en la última edición de la revista Nature- reveló que estos restos fósiles constituyen la primera huella de la presencia de mamíferos en lo que es hoy América del Sur. "El mamífero que encontramos es el primer mamífero del período Jurásico hallado en América del Sur -dijo el paleontólogo alemán Oliver Rauhut, uno de los autores del hallazgo-. Nuestro entendimiento de la evolución de los mamíferos de la era Mesozoica (los dos primeros tercios de la historia de los mamíferos) se basa casi exclusivamente en fósiles del hemisferio norte; por lo tanto, todo nuevo hallazgo en el hemisferio sur frecuentemente resulta en sorpresas." Esta vez, la sorpresa reside en los tres molares de la mandíbula del Asfaltomylos que presentan una estructura mucho más moderna que la de sus contemporáneos (mamíferos y reptiles) del hemisferio norte. El hallazgo brinda sustento a la teoría que afirma que "los mamíferos del hemisferio sur representan una línea evolutiva independiente de la evolución de los mamíferos modernos en el hemisferio norte", explicó este licenciado en paleontología en la Universidad Libre de Berlín. Así las cosas, el Asfaltomylos no sería entonces un ancestro de los mamíferos modernos, sino de los monotremas , una primitiva familia de mamíferos, como el equidna, cuya peculiaridad es que sus integrantes ponen huevos. "Esta es una contribución relevante en lo que hace a la información de la distribución mundial de los primitivos mamíferos -opinó el paleontólogo argentino Rodolfo Coria, del Museo Carmen Funes, en Plaza Huincul-. En términos óseos, hasta ahora no se sabía nada sobre la presencia de mamíferos del jurásico en América del Sur." "El Jurásico es un período crucial en la historia del planeta, ya que fue testigo de la diversificación de muchos grupos importantes de vertebrados modernos y del comienzo de la separación el supercontinente denominado Pangea. Ambos eventos sentaron las bases para la evolución de las modernas faunas terrestres", apuntó Oliver Rauhut. Sin embargo, es muy poco lo que se sabe sobre la evolución de los vertebrados durante ese período en el hemisferio sur. En Chubut, por ejemplo, el prestigioso paleontólogo argentino José Bonaparte halló restos de dinosaurios durante los años setenta, pero desde entonces se han realizado pocas campañas de investigación en la zona. Desde septiembre de 2000, Rauhut y otros expertos del Museo Egidio Feruglio (Pablo Puerta y Edgardo Ortiz-Jaureguizar) exploran sistemáticamente la zona. "Ni bien comenzamos, la riqueza de esas rocas fue evidente: en los primeros diez días de trabajo encontramos restos de peces, sapos, tortugas, cocodrilos, reptiles voladores dinosaurios y esta mandíbula con tres dientes de mamífero", recordó Rauhut, para quien Chubut representa "una ventana hacia el Jurásico que es única en América del Sur". "Los dientes de los mamíferos más primitivos eran como cuchillos: sólo servían para cortar; en cambio, los del Asfaltomylus sumaban una nueva función -explicó Rauhut, ante la pregunta por la singularidad de la mandíbula fósil-. Al permitir desmenuzar la comida, podían comer no sólo insectos sino también plantas." Lo curioso es que estas cualidades dentarias sólo fueron alcanzadas por los mamíferos del hemisferio norte cuarenta millones de años después, en el período Cretácico. Pero hay algo aún más desconcertante en este hallazgo. En palabras de Rauhut, "mientras el éxito de los mamíferos modernos en el hemisferio norte ha sido generalmente atribuido a la estructura de sus dientes, mamíferos con dientes muy parecidos aparecieron mucho antes en el hemisferio sur, pero sin embargo no tuvieron el mismo éxito, e incluso los actuales sobrevivientes de este grupo (los monotremas) no tienen dientes". ¿Por qué los mamíferos del hemisferios sur, a pesar de presentar una dentadura moderna en términos evolutivos, no tuvieron el mismo éxito que sus congéneres del hemisferio norte? Para Rauhut, es la pregunta que plantean ahora estos hallazgos. El énfasis puesto en los dientes del Asfaltomylos no es menor, sugirió el doctor Francisco Goin, del Museo de Ciencias Naturales de La Plata. "La casi totalidad de los mamíferos que poblaron la Tierra en los últimos 65 millones de años deriva de formas ancestrales cuyos molares poseen una forma denominada tribosfénica (como la del Asfaltomylos) -explicó-. Esta resultó ser muy exitosa, y sucesivas adaptaciones en esta estructura dentaria son las que permitieron el surgimiento de mamíferos carnívoros, herbívoros y frugívoros".

Hallan un Dinosaurio con espinas a pocos kilómetros de Trelew.

Un dinosaurio con espinas en su lomo que no tiene antecedentes ni aún nombre científico fue traído al Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Trelew después de su hallazgo hace casi 2 años. "Sabíamos que era un ejemplar raro pero no hasta este punto", le dijo Daniel Menghini, técnico del museo que trabaja en la reconstrucción del animal. Se sabe que vivió hace 160 millones de años en el período jurásico medio, sobre el cual no existen muchas referencias en el mundo. "Sólo China y Madagascar tienen restos de este período que aún es un misterio", aseguró Menghini. Los científicos del museo aseguran que están frente a un nuevo género y especie de dinosaurio. "Las espinas que tiene en el lomo nacen de una prolongación de sus vértebras dorsales", dijo Rubén Cúneo, director del museo. Se trata de un animal cuadrúpedo y herbívoro cuyos restos fueron encontrados en diciembre del 2000 en el paraje Cerro Chivo, 380 kilómetros al oeste de Trelew, en plena meseta patagónica, donde permanentemente soplan vientos de 80 kilómetros por hora. El rescate de los primeros restos que ya están en el Feruglio tardó mas de un año. Y otro tanto habrá que esperar para su exhibición. El operativo costó 40 mil pesos. El museo no contaba con ese dinero y la provincia organizó un juego tipo raspadita al que denominó "Rescate". Así juntó la plata para las expediciones. Los restos del dinosaurio sin nombre fueron traídos a Trelew en tres bochones de arpillera y yeso. Ya están en los talleres del museo donde un equipo científico le quita cuidadosamente las rocas de alrededor. La exhibición de este dinosaurio inaugurará una nueva sala, el año que viene. Cerro Chivo es un paraje desolado. Su dueño, Daniel Meza, fue quien encontró los restos a 1200 metros de altura. Allí colocó una estaca antes de avisar a la dirección del museo. "Fue un descubrimiento importante cuyos alcances aún desconocemos", dijo Cúneo. Y agregó: "En el lugar también hay restos de otros dos dinosaurios carnívoros, tortugas, peces, ranas, sapos, un cocodrilo y otros microvertebrados". También un pterosaurio (reptil volador), el primero conocido del período jurásico medio. El parque jurásico que encontramos es inmenso. Tiene 80 kilómetros de largo por 20 de ancho.

Rescatan un esqueleto de Dinosaurio a 40 kilómetros al sur del volcán Auca Mahuida.

La familia de los dinosaurios patagónicos ha sumado un nuevo integrante: el Aucasaurus garridoi. Paleontólogos del Museo Carmen Funes de Plaza Huincul, Neuquén, y del Museo de Historia Natural de Los Angeles, Estados Unidos, publicaron en el último número del Journal of Vertebrate Paleontology la descripción de un dinosaurio carnívoro desconocido hasta ahora, que solía pasearse hace 80 millones de años por las cercanías de donde se encuentra hoy esa ciudad neuquina. "Si bien todavía no hemos calculado con precisión su peso, estimamos que este dinosaurio, que medía aproximadamente siete metros de largo y dos de alto, debió haber sido relativamente liviano: debe haber pesado alrededor de tres toneladas", dijo Rodolfo Coria, paleontólogo a cargo del Museo Carmen Funes y primer autor del estudio. Los restos fósiles del Aucasaurus hallados en marzo de 1999, en la localidad fosilífera apodada Auca Mahuevo, a 40 kilómetros al sur del volcán Auca Mahuida, se encuentran entre los de los ejemplares de dinosaurios argentinos más completos que se conocen. "Está completamente articulado y sólo le falta el extremo de la cola -apuntó Coria-. Aunque el cráneo está un poco aplastado, restaurarlo es sólo cuestión de paciencia "El descubrimiento del Aucasaurus es significativo para el conocimiento de la fauna del cretácico patagónico -señaló Luis Chiappe, jefe del Departamento de Vertebrados, del Museo de Historia Natural de Los Angeles y segundo autor del estudio-. No sólo porque adiciona una especie de dinosaurio que no se conocía previamente, sino porque el Aucasaurus preserva varias partes del cuerpo que no eran bien conocidas en otros abelisaurios ." Los abelisaurios constituyen un grupo de dinosaurios carnívoros que poblaron el supercontinente denominado Gondwana, que luego se fragmentó en lo que hoy es América del Sur, Africa, Madagascar, India, Australia y Antártida. "Una de las características distintivas de este grupo es que poseían distintas formas de ornamentación en sus cráneos -señaló Coria-. Así como el Carnotaurus tenía dos poderosos cuernos encima de los ojos, el Majungatholus un solo cuerno en la frente y el Abelisaurus dos imponentes arcos superciliares, el Aucasaurus poseía dos pequeñas protuberancias arriba de los ojos que no llegaban a ser cuernos."El porqué de estas formas de ornamentación craneana en los abelisaurios es todavía un misterio. "La presencia de cuernos es característica de animales herbívoros, no de carnívoros como el Aucasaurus -apuntó este especialista en vertebrados-. Su objetivo no es tanto la defensa (que en todo caso es una consecuencia de la presencia de estas estructuras) sino llamar la atención a la hora de la reproducción; quizás ésa era también la función que cumplían en estos dinosaurios." De lo que sí están seguros los paleontólogos es que el Aucasaurus debió haber sido un predador muy activo. "Tenía miembros posteriores muy poderosos que seguramente le permitían desarrollar una buena velocidad -comentó Coria-. El Tiranosaurio rex, cuya principal limitación para correr era el peso, alcanzaba los 35 kilómetros por hora; al Aucasaurus, que es un 50% más pequeño, no le hubiera costado correr a esa velocidad." De lo que poco se sabe todavía es de las características del hábitat de este nuevo dinosaurio patagónico. "Es poco lo que sabemos -afirmó el paleontólogo-: el esqueleto se encontró en lo que fue una laguna poco profunda, pero de gran extensión regional; eran aguas calmas y estacionadas, aunque muy bien oxigenadas ya que encontramos numerosos restos de crustáceos de agua dulce rodeando el esqueleto." Actualmente, Coria y sus colegas del Museo Carmen Funes trabajan en la preparación de la totalidad de los restos fósiles del Aucasaurus que les permitirá realizar una descripción aún más completa y detallada del animal.

El Giganotosaurus tenía un olfato más fino que el del Tiranosaurus.

En la Argentina, el estudio del cráneo de los dinosaurios -más precisamente de un área denominada basicráneo - es aún hoy un campo de investigación prácticamente virgen. A la falta de interés en el tema expresado por la comunidad paleontológica internacional, en nuestro país se le suma la falta de acceso a la aparatología necesaria para emprender su estudio.  Cuenta Rodolfo Coria, director del Museo Carmen Funes de Plaza Huincul, Neuquén, que el estudio mediante tomografía computada del basicráneo de un ejemplar de Giganotosaurus carolinii hallado en esa provincia en 1993 debió ser realizado en Canadá, ya que "en las clínicas privadas donde disponían de esta tecnología me decían que no podían hacerlo, porque mi giganotosaurio no estaba afiliado a ninguna prepaga y ni siquiera contaba con obra social". Los estudios del basicráneo del giganotosaurus de Coria constituyen los primeros en su tipo realizados a un dinosaurio argentino. Estos revelan que los lóbulos olfatorios del dinosaurio carnívoro más grande conocido a la fecha estaban más desarrollados que los de su equivalente en el hemisferio norte, el famoso Tiranosaurus rex . Sin embargo, la comparación de ambos basicráneos revela que este último habría tenido lóbulos ópticos más desarrollados que los del dinosaurio patagónico. "Esto sugiere que el giganotosaurus habría tenido un sentido del olfato más fino y desarrollado que el tiranosaurus, pero una vista menos eficiente -plantea Coria-. Uno puede suponer que el giganotosaurus estaría mejor adaptado para la caza nocturna", actividad para la cual un buen sentido del olfato resulta de mayor utilidad que la vista. Los resultados del estudio se publican en la edición de enero del Journal of Vertebrate Paleontology. "La tomografía computada nos permitió introducirnos adentro del cráneo sin destruirlo ni alterarlo, para estudiar la morfología del cerebro", comenta el paleontólogo argentino. La descripción anatómica resultante permitió a Coria y a su colega canadiense Philip Currie, del Royal Tyrrell Museum of Paleontology, comparar el basicráneo del giganotosaurus con los de otros dinosaurios carnívoros patagónicos. "Encontramos caracteres compartidos con otros dinosaurios argentinos, como el carnotaurus y el abelisaurus -cuenta Coria-. Lo que genera varios interrogantes ya que estos dinosaurios pertenecen a familias diferentes, aunque quizá no sean tan distintas. En nuestro estudio abrimos la discusión sobre estos parentescos." Por otro lado, la tomografía computada permitió determinar que el cerebro del giganotosaurus, que se pudo ver presentaba la forma y el tamaño de una banana, no llegaba a un volumen de un litro; bastante poco para un animal de más de 12 metros de largo que pesaba seis toneladas. "Aun así, el cerebro del giganotosaurus sería ligeramente mayor que el del tiranosaurus, lo que confirma al dinosaurio patagónico como el dinosaurio carnívoro más grande del mundo", afirma Coria. A pesar de que esconden en su interior un importante caudal de información sobre la evolución de los dinosaurios, el estudio de los basicráneos de estos reptiles prehistóricos siguen siendo relegado. ¿Dónde reside la importancia en términos evolutivos del estudio de esta región del cráneo? "El basicráneo es una parte muy interesante del esqueleto de estos animales, porque no ha cambiado mucho desde las formas ancestrales que hace 200 millones de años dieron origen a los dinosaurios hasta las más recientes, a diferencia de los huesos de las patas que sí se han modificado -explica Coria-. Los mamíferos, por el contrario, se han especializado en sofisticar su basicráneo y mantener los huesos de las patas sin grandes modificaciones." "Es muy interesante incorporar a nuestros estudios este tipo de información basada en caracteres evolutivos", concluye el paleontólogo.

El insecto alado más antiguo del Carbonífero Tardío de Argentina.

Recientemente se dio a conocer por medio de la prestigiosa revista Ameghiniana de la Asociacion Paleontologica Argentina, el hallazgo del insecto alado fósil más antiguo de la Republica Argentina. El mismo proviene de sedimentos (sedimentitas) de origen lacustre de la parte baja de la Formación Guandacol, que aflora en el Cerro Guandacol al sudoeste de la Provincia de La Rioja, y corresponde a uno de los ejemplares de Protodonata más completos hallados hasta el momento en América del Sur, donde pueden observarse ambos pares de alas articuladas al tórax, un par de protoalas, parte de la cabeza y el abdómen. Por las características observadas, el ejemplar probablemente corresponde a un nuevo género y especie de la familia Eugeropteridae Riek. Por su posición estratigráfica y la megaflora asociada a este ejemplar (referible a la Biozona de Asociación NBG), el nivel fosilífero puede ser ubicado en la parte más baja del Carbonífero Superior (probablemente Namuriano superior).

Descubren en la Provincia de Chaco una nueva especie de Gliptodonte.

Se dio a conocer a Chacus paskensis, como un nuevo género y especie de Glyptodonte sobre la base de restos hallados en sedimentos Cuaternarios de la localidad de Avia Terai, Provincia de Chaco. Se trata de enormes armadillos sin bandas móviles en su caparazón, reconociéndose mas de 35 géneros y especies, los cuales varían en forma y tamaño. Los mas grandes pesarían mas de una tonelada y tendrían el tamaño de un automóvil. La ornamentación de la coraza dorsal y del tubo caudal permite incluirlo dentro de los Sclerocalyptinae Sclerocalyptini, diferenciándose de los otros miembros de la mencionada tribu por el mayor tamaño, la coraza dorsal de aspecto más globular, el menor tamaño de la escotadura caudal y la presencia de dos grandes depresiones ubicadas debajo de los nasales. Este nuevo gliptodonte fue hallado asociado a otros dos Sclerocalyptini: uno de ellos es referido a Sclerocalyptus ornatus (Owen), y el otro a Sclerocalyptus sp.; a partir de esto, se infiere una antigüedad cuaternaria para los sedimentos portadores. La presencia de este nuevo gliptodonte Sclerocalyptini permite postular la posible existencia de un particular ámbito paleozoogeográfico para la región Chaqueña oriental. Estos gigantescos herbívoros se extinguieron durante el Holoceno medio - superior, es decir, hace unos 7 mil años.

Hallan en Patagonia nuevos restos fósiles de Tortugas.

El hallazgo de restos fósiles pertenecientes a distintos vertebrados parece ser cada día mas frecuente en el sur Argentino. Otro género de tortuga de cuello largo como las que en la actualidad podemos observar en los rios Misioneros y Amazónicos, se dio a conocer hace poco tiempo por un grupo de paleontólogos. Se trata de Hydromedusa Wagler, conocido a partir de fragmentos aislados de caparazón procedentes de un nivel estratigráfico de la Formación Cañadón Hondo (Eoceno inferior), aflorantes en Patagonia centro-oriental. El holotipo consiste en una placa nucal con un escudo cervical (extravertebral) situado por detrás del primer par de escudos marginales, condición autapomórfica presente en las especies vivientes de Hydromedusa. Varios caracteres presentes en esta especie extinguida (como el primer escudo vertebral ancho extendido sobre los extremos póstero-lateral de la primer placa periférica, la posición y proporción del duodécimo par de escudos marginales, el radio de escudos femoral/anal sugieren una diferenciación específica de las especies vivientes. La asignación al genero Hydromedusa de restos fragmentarios aislados de placas periféricas provenientes de la Formación Salamanca (Paleoceno inferior) cuya antigüedad seria de 10 millones de años el registro de este género en América del Sur.

Aduana impide un fabuloso contrabando de restos fósiles en Ezeiza.

Los seis tambores estaban a punto de ser embarcados en un par de aviones: cinco tenían a Suecia como destino; el otro, a Estados Unidos. De acuerdo con la declaración de la empresa de comercio exterior que había realizado los trámites de envío, en el interior de cada uno de esos bultos había diversos minerales de escaso valor. Es más: se especificaba que el precio de todo era de 287 dólares. Pero la gente de la Aduana de Ezeiza sospechó y revisó todo. Ahí saltó que en realidad alguien se estaba llevando del país diferentes piezas paleontológicas, como el cráneo de un mamífero de 20 millones de años de antigüedad. La maniobra, según aclaró ayer Mario Das Neves, titular de la Aduana, se trata de un delito. Por ley, en la Argentina está prohibido exportar piezas prehistóricas. "Lo que se intentó hacer cuadra directamente en la figura del contrabando", explicó el funcionario. Todos los tambores —cinco son de plástico color azul y el otro es de mimbre— iban a ser embarcados el jueves pasado en dos aviones diferentes. Antes, la gente de la Aduana controló en las bodegas en las que estaban guardados que todos los papeles de su envío estuvieran en regla. Ahí, según explicaron las fuentes consultadas, surgió una primera sospecha: la empresa de comercio exterior que realizó el despacho estaba siendo investigada por el supuesto contrabando de piezas paleontológicas. Un inspector, entonces, abrió uno de los tambores plásticos. Y ahí surgió que debajo de unas piedras había unas piezas fosilizadas que tenían la apariencia de huevos. Un poco más abajo, se encontró un cráneo. Se abrió entonces el resto de los bultos. En todos el panorama era similar.De inmediato se dio aviso al juez en lo Penal Económico Julio Cruciani y al Museo Argentino de Ciencias Naturales. Mientras el juez ordenaba el secuestro de todos los tambores, el Museo envió a Ezeiza a los paleontólogos Alejandro Kramarz (especialista en vertebrados) y Pedro Gutiérrez (especialista en plantas fósiles) para que dictaminaran de qué eran esos fósiles. Un rato más tarde, los expertos establecieron que esos que se quería hacer pasar como "minerales varios" se trataban en realidad de fragmentos de cáscara de huevos de dinosaurios, fragmentos de huesos de dinosaurios, cráneos de mamíferos extinguidos, fragmentos de corazas de gliptodontes  y ejemplares de invertebrados marinos fósiles parientes de los erizos de mar. De acuerdo con distintos especialistas consultados, el valor de todas las piezas secuestradas rondaría los 30.000 dólares. Casi todas las piezas estaban envueltas en hojas de diarios de Río Negro y Chubut. Se supone que todas las piezas que se secuestraron fueron encontradas precisamente en esas dos provincias y en el norte de Santa Cruz. Encontrarlas, sin embargo, no es cuestión de suerte. "No es que uno va caminando y encuentra un hueso de dinosaurio. Acá estamos hablando de gente, probablemente paleontólogos, que excavaron en determinados lugares para robarse esto de la Argentina", explicó el director del Museo de Ciencias Naturales, Edgardo Romero. A la empresa de comercio exterior que tramitó la exportación de las supuestas piedras se le quitó de manera temporaria su permiso para operar. Hasta ahora no hay ningún detenido por el caso, pero ayer en el Juzgado de Cruciani se evaluaba la posibilidad de pedir la detención del hombre de nacionalidad sueca que despachó los tambores.

El Dinosaurio mas grande del mundo vuelve a Plaza Huincul.

En Plaza Huincul provincia de Neuquen las piezas del dinosaurio más grande del mundo se están montando. La tarea la está llevando a cavo el personal del el Museo ‘’Carmen Funes ‘’ de Plaza Huincul. Se trata de una copia a escala natural del el animal en vida, que hubiera alcanzado los 40 metros de longitud y los 16 metros de altura. Todo comenzó con el Museo de Atlanta , Estados Unidos. Aquí se expuso por primera vez al mundo la réplica del Argentinosaurus, la cual se exhibe actualmente en el hall de la casa norteamericana. El acuerdo establecido era que el Museo ‘’Carmen Funes’’ se quedara con todos los moldes para construir futuras copias.  Es por eso  que ya hace mas de un mes que se comenzó la construcción del verdadero gigante patagonico que vivió en el hemisferio sur hace algo mas de 70 millones de años, durante el Periodo Cretácico, junto a otras bestias carnívoras como el Giganotosaurio. Asi mismo, Argentinosaurus fue un gran sauropodo (dinosaurios de cuello y cola larga y de andar en cuatro patas.Se han utilizado 2.400 Kilos de resina, 300 Kilos de silicona importada, 600 Kilos ‘rowing’, 60 Kilos de pregel y unos 80 kilos de vaselina sólida. Son once personas que se dedican de manera exclusiva a la preparación de los huesos. La réplica tendrá una longitud de unos 38 metros y unos 16 metros de alto y será exhibida por primera vez en Argentina en los próximos meses.

Hallaron restos fósiles de un nuevo Megaterio en Neuquen.

Recientemente se dio a conocer un nuevo hallazgo paleontológico en norpatagonia, sobre los laterales de un cañadón ubicado en El Cajón Almanza (en la zona de Loncopué) se han encontrado los restos fósiles de un gran mamífero extinto llamado Megatherium americanum. El descubrimiento estuvo a cargo de un equipo conformado por miembros del Museo ‘’Olsacher’’ de la localidad de Zapala y de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata. Este descubrimiento es el cuarto registrado en la provincia y es el segundo que se halla en la zona de Loncopué. Los dos registros anteriores fueron encontrados: en las cercanías del Río Limay y el otro en pleno centro de la ciudad de Neuquen en1998 cuando se estaba cavando para construir las bases de un edificio, cuyos restos hoy se hallan exhibidos en el Museo de Geología y Paleontología del Comahue. La campaña duro aproximadamente cuatro días y entre los fósiles rescatados podemos citar un húmero, un radio, una parte del talón y la primera vértebra cervical. Según Sergio Cocca, director del Museo de la localidad de Zapala, los restos fueron arrastrados por el agua hasta llegar al lugar donde fueron hallados (así lo atestigua la presencia de sedimentos aluvionales). Los restos del animal serán sometidos a una prueba de carbono 14 para poder saber con mayor exactitud su edad (un poco mayor a los 10 mil años). Este animal se halla emparentado con los perezosos actuales, que viven colgados en los árboles de las selvas misioneras y amazónicas, con la diferencia que Megatherium tenia unos cuatro metros de altura cuando se paraba sobre sus patas traseras y podía pesar mas de cinco toneladas. Fue un megamamifero muy común durante el Pleistoceno.

Presentan nuevas especies en las XIX Jornadas de Paleontología de Vertebrados.

Se realizaron las XIX Jornadas de Paleontología de Vertebrados. Paleontólogos Argentinos presentaron en sociedad varias especies hasta ahora desconocidas. Son dinosaurios carnívoros y herbívoros hallados en San Juan y Neuquén. Todavía no tienen nombre pero ilustran la evolución de la fauna prehistórica local. Un dinosaurio de tan sólo un metro de largo solía pasearse por lo que es hoy el Valle de la Luna, en San Juan, persiguiendo insectos; otro más grande, de dos metros, prefería alimentarse de la vegetación que crecía cerca del actual lago Los Barreales, en Neuquén; a un tercero bastante más imponente, de casi seis metros de largo, también de Neuquén, pero de Plaza Huincul, le habría gustado comerse a los dos primeros. Claro que ese festín jamás llegó a celebrarse. Estas tres nuevas especies de dinosaurios argentinos -tan nuevas son que aún carecen de nombre- pertenecen a ecosistemas distantes entre sí en el tiempo y en el espacio. Pero que finalmente se dieron cita en las XIX Jornadas Argentinas de Paleontología de Vertebrados, que se realizaron en el mes de mayo en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de Buenos Aires. En conjunto, las especies de dinosaurios presentadas en las jornadas -posibles gracias al apoyo de ChevronTexaco- aportan nuevos elementos que ayudan a comprender la evolución de la fauna que habitó nuestro país hace varios millones de años. Este es el caso, por ejemplo, del dinosaurio presentado en sociedad por Fernando Novas, investigador del Laboratorio de Anatomía Comparada del Museo y director de las jornadas. "Es un carnívoro pequeñito, de casi un metro de largo, que habitó el Valle de la Luna hace 230 millones de años -comentó-. Conocíamos otros depredadores de ese valle, pero con una anatomía muy primitiva y distinta de la de los dinosaurios que predominarían varios millones de años después." Según Novas, "este dinosaurio que se alimentaba de insectos y pequeños vertebrados nos ayuda a cerrar ese hiato morfológico. Representa, además, los primeros pasos de un linaje de gigantes carnívoros como el Giganotosaurus, que pesaba seis toneladas y medía más de 12 metros, que, como vemos ahora, tuvo comienzos mucho más modestos". Una nueva especie presentada en las jornadas por Rodolfo Coria, director del Museo Carmen Funes, de Plaza Huincul, es un buen ejemplo de lo que vendría después. "Con noventa millones de años de antigüedad, este dinosaurio carnívoro hallado en el Cerro Bayo Mesa, a 30 kilómetros de Plaza Huincul, es un pariente de tamaño mediano (medía entre cinco y seis metros de largo) del Carnotaurus o del Aucasaurus -señaló Coria-. Es una versión más liviana, esbelta y ágil de este último, que medía siete metros de largo y pesaba tres toneladas." El estudio de los restos del animal, desenterrados hace tres años por Coria y su colega canadiense Phil Currie, es la primera contribución de la joven Ariana Paulina a la paleontología Argentina. Otro nuevo representante de la fauna neuquina del mesozoico es el dinosaurio presentado en las jornadas por Jorge Calvo, de la Universidad del Comahue. Los restos fueron hallados en un riquísimo yacimiento fósil de 90 millones de años, ubicado a orillas del lago Los Barreales. En los catorce meses de trabajo de campo que han realizado allí (la excavación paleontológica más extensa de América del Sur), Calvo y sus colegas han desenterrado dinosaurios carnívoros, herbívoros, tortugas, cocodrilos, peces e incluso hojas de árboles perfectamente conservadas. "Es un ecosistema completo del mesozoico", asegura Calvo. En ese contexto, agrega, "este pequeño dinosaurio de no más de dos metros de largo, pico córneo, que se paraba sobre sus patas traseras, habría cubierto un nicho ecológico: la vegetación baja". Diego Pol, paleontológo Argentino que cursa su doctorado en el Museo Americano de Historia Natural, de Nueva York, presentó un análisis de las relaciones de parentesco de los cocodrilos prehistóricos Argentinos con sus pares de Brasil, África, Madagascar y Mongolia. Claro que los cocodrilos que hace ochenta millones de años vivían en la Patagonia distan bastante de sus parientes actuales. "Eran animales exclusivamente terrestres, y por eso carecían de las adaptaciones que luego desarrollaron para el agua -explicó Pol-. El hocico, en vez de ser aplanado y con los agujeros de la nariz elevados, era chato y con los agujeros adelante, al igual que los ojos, por lo que se parecía más al de un perro que al de un cocodrilo." El andar de estos extintos animales patagónicos también se ha perdido. "Se desplazaban erectos, sobre sus cuatro patas, sin arrastrar la panza como los cocodrilos de hoy en día-agregó Pol-. Eran más gráciles y elongados." Pero no por eso dejaban de ser cocodrilos, primitivos, sí, pero igualmente intimidantes.

Catastrófica Perdida Patrimonial en el Museo de Ciencias Naturales Ángel Gallardo de Rosario.

Un incendio de grandes proporciones destruyó gran parte de un histórico edificio de la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, Republica Argentina, cuya construcción tenia mas de 110 años de antigüedad, donde funcionan el Museo Provincial de Ciencias Naturales Ángel Gallardo, la Facultad de Derecho y la Escuela Normal N° 2, causando una verdadera "catástrofe cultural y educativa", y sin que se registraran pérdidas humanas. El Museo de Ciencias Naturales y la Facultad de Derecho de Rosario quedaron prácticamente destruidos por las llamas que se habrían originado por bombas de estruendo arrojadas durante una marcha gremial estatal en la tarde del día Martes primero de Julio. Se trata del edificio de los ex Tribunales de Rosario, emplazado frente a la Plaza San Martín, donde también se encuentra otro edificio importante: el de la ex Jefatura de policía y donde actualmente funciona la sede del gobierno provincial en Rosario. El fuego se inició poco antes de las 14 hs en la base de la cúpula del edificio, donde anidaba la mayor colonia de murciélagos de esta ciudad, y se logró controlar recién cerca de las 16.30 hs, tras una intensa tarea de los bomberos de Rosario y de localidades de la región que prestaron colaboración. Todos los testimonios atribuyen el comienzo del incendio a elementos de pirotecnia lanzados por sectores gremiales, tras el paso de una caravana protesta de empleados estatales que marcharon por las calles céntricas de la ciudad en reclamo de mejores salarios. El Museo Provincial de Ciencias Naturales quedó destruido en un 90 por ciento de sus instalaciones y la pérdida de sus colecciones de unos 10 mil especimenes fue total. Se destruyo toda las colecciones de Zoología, Botánica, Paleontología, Mineralogía y demás, entre ellas una amplia e irrecuperable colección de animales taxidermisados. El vicegobernador de la Provincia, Marcelo Muniagurria, presente en el lugar, manifestó sentirse de "luto" por la magnitud del incendio y manifestó que la situación era "tristísima". Por su parte, la directora del Museo Gallardo, Margarita Ferioli, dijo que el hecho era una "verdadera catástrofe cultural y educativa" y que a parte de perderse prácticamente todas las colecciones, también se perdió la Biblioteca, material de laboratorio, administración y material tecnológico. Fue increíble como las llamas tomaron rápidamente todas las instalaciones. En el sector en que funcionaba el Museo de Ciencias Naturales, se derrumbaron ambas plantas destruyéndose todo en su interior. Miles de alumnos y personas que pasaban por el lugar intentaron rescatar todo lo posible, pero las llamas no dieron tiempo a reacción alguna. Hoy es uno de los días más tristes de nuestra historia cultural y educativa", dijo la funcionaria provincial del Museo.

Monotrematum sudamericanum. Un Ornitorrinco Sudamericano.

El hallazgo de un ornitorrinco en la provincia de Chubut anima a los investigadores Argentinos a confirmar la teoría de la unión de la Patagonia y Australia en épocas remotas. Si bien el descubrimiento data desde hace unos años atrás, ahora mas que nunca se comenzaron a cerrar varias teorías. Los restos fósiles fueron descubiertos en el Golfo San Jorge en sedimentos de 63 millones de años por un grupo dirigido por el Doctor Rosendo Pascual, del Departamento de Paleontología de Vertebrados de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, e indicarían que la región Sur de nuestro país tuvo alguna conexión continental con Australia, ya que se trata de un animal de aguas dulces para el cual el océano hubiera sido infranqueable. El ornitorrinco, pertenece al grupo de monotremas (del griego mono, uno y trema, orificio), nombre que hace referencia a que poseen una sola abertura externa, la cloaca, para la excreción y la reproducción. Se reproduce por huevos pero es un mamífero con pelos y glándulas mamarias. En los ornitorrincos actuales los dientes de los ejemplares jóvenes son sustituídos, cuando llegan a adultos , por placas córneas. La forma de estos dientes juveniles es similar a la de sus antepasados, incluyendo al descubierto en la Patagonia por el equipo de investigadores de la Universidad Nacional de La Plata. La presencia de un ornitorrinco determina que en algún momento la Patagonia tuvo climas cálidos y húmedos, muy diferentes a los fríos y secos que se viven hoy en el sur argentino. Explican los científicos que este descubrimiento es una prueba más del mantenimiento de una conexión entre América del Sur y Australia en tiempos geológicos relativamente recientes. No debe olvidarse que estos continentes, junto con África, la Antártida, la India y Madagascar formaron parte del Supercontinente de Gondwana cuya fragmentación se había iniciado más de 50 millones de años antes.

Los Patos se originaron en el Hemisferio Sur.

El estudio de los restos fósiles de un ave de antigüedad cretácica hallada en el sector Antártico Argentino, permite a investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de La Universidad Nacional de La Plata, reforzar la hipótesis sobre el origen de los patos en el Hemisferio Sur. Los restos fósiles fueron descubiertos por personal del Instituto Antártico Argentino, en la Isla Vega ubicada al oeste de la península Antártica. El espécimen estaba incluido en una concreción de sedimentos de aproximadamente 70 millones de años de antigüedad y constituye el registro más antiguo para la familia extinguida Presbyornithidae. Los presbiornítidos fueron aves de patas largas, vadeadoras y coloniales, tradicionalmente descriptas como un mosaico evolutivo, combinando caracteres en el esqueleto post-craneano de los modernos chorlos y flamencos con un cráneo de pato. Son considerados como miembros del linaje ancestral a partir del cual derivaron los patos vivientes. La presencia del ave cretácica de Antártida permite reforzar la hipótesis de los Anseriformes en el Hemisferio Sur.

Zupaysaurus. Una nueva especie de Dinosaurio Riojano.

Era como un diablo de paso veloz, que corría detrás de sus presas por las quebradas de la actual provincia de La Rioja, Republica Argentina. Para todo aquel desafortunado que se haya cruzado en su camino, la extraña cresta sobre su hocico y el centenar de pequeños y filosos dientes que poblaban sus temibles fauces no podían pasar inadvertidos.  A la hora de ponerle un nombre, los paleontólogos se inclinaron por Zupaysaurus. "Zupay es una palabra de origen quechua que significa diablo o demonio y que se ajusta muy bien a este dinosaurio de aspecto realmente feroz", dijo Andrea Arcucci, profesora de la Universidad Nacional de San Luis, que participó del estudio de los restos fósiles del animal hallados en 1996 en la riojana Quebrada de los Jachaleros.  En primeros dias de Julio, en el Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Rioja, Arcucci y su colega Rodolfo Coria comandarán la presentación en sociedad del Zupaysaurus rougieri, que habitó parte del noroeste argentino durante el Triasico, hace 220 millones de años. En la ceremonia se devolverán al museo los restos fósiles tomados en préstamo para su estudio, cuyos resultados se publican en el último número de la revista especializada Ameghiniana, publicada por la Asociación Paleontológica Argentina (A.P.A).  Este nuevo dinosaurio argentino presenta varios detalles atractivos para los amantes de los récords: "Es el dinosaurio carnívoro más grande del triásico y además ostenta el mayor número de dientes registrado para un dinosaurio carnívoro", apuntó Coria, director del Museo Carmen Funes de Plaza Huincul, Neuquén. La extensa y amenazante sonrisa del Zupaysaurus es un detalle que ha concentrado la atención de los paleontólogos. "Desde un punto de vista evolutivo se lo considera un carácter primitivo, mientras que el resto del animal presenta caracteres más derivados o modernos que los del resto de los dinosaurios carnívoros que vivieron en la misma época", señaló Coria.  "Está a mitad de camino entre los dinosaurios primitivos como el Herrerasaurus y los más modernos como el Alosaurus . Justamente, la familia a la que pertenece está constituida por dinosaurios que se especializaron en la locomoción, pudiendo desarrollar la velocidad de un caballo."  Con sus rasgos modernos, el aún primitivo Zupaysaurus puede ser considerado el primer tetanuro, familia que incluyó a dinosaurios carnívoros típicos del jurásico (período posterior al triásico superior, al que pertenece esta suerte de diablo) y que llega hasta nuestros días a través de sus lejanos descendientes: las aves. Pero que el tataratatarabuelo de todos los tetanuros haya asomado su hocico en el triásico propone todo un cambio de pensamiento para la paleontología.  "Su descubrimiento tira hacia atrás en el tiempo la aparición sobre la Tierra de los tetanuros -explicó Coria-. Esto, a su vez, implica tirar hacia atrás también la aparición de otras formas, como los terópodos o los saurópodos, que podrían haberse originado antes de lo que se piensa, pues se necesita mucho tiempo de evolución para pasar de una formas a otras." Por otro lado, el Zupaysaurus constituye un elemento que permite comenzar a llenar un vacío en la evolución de los dinosaurios Argentinos. "Si bien en el resto del mundo la fauna del triásico superior está muy bien representada por los distintos hallazgos realizados, en la región había un vacío muy grande", explicó Arcucci.  "Era como tener una novela en la que se pueden leer los capítulos iniciales y el final, pero faltan las páginas del medio", agregó. Con su temible sonrisa y su andar veloz, el Zupaysaurus es justamente eso: una página arrancada, pero finalmente rescatada, de la mitad del libro de la fauna prehistórica de la Republica Argentina.  

Montan al Dinosaurio mas grande del mundo en Neuquen.

Hace varios años atrás, Rodolfo Coria fue tentado por una propuesta más que interesante para un paleontólogo recién recibido, estudiar los restos del Argentinosaurus huinculensis, el dinosaurio más grande del mundo, cuyos huesos habían sido desenterrados días antes. A catorce años de su llegada a la ciudad de Plaza Huincul (Neuquen - Argentina), de 20.000 habitantes, Coria es el actual director del Museo Carmen Funes, donde  se inauguró una muestra cuya vedette es una réplica en tamaño natural del Argentinosaurus, única en el hemisferio sur, de 38 metros de largo por ocho de alto. Para quienes gustan de las comparaciones, basta con decir que cada una de sus vértebras es del tamaño de un lavarropas. Fueron inauguradas las nuevas instalaciones del Museo, que sumó dos nuevas salas: la que alberga al Argentinosaurus, junto a réplicas en tamaño real del Giganotosaurus carolinii (que con sus 12 metros de largo y cuatro de alto es el dinosaurio carnívoro más grande del mundo, superior en tamaño al famoso Tyrannosaurus rex) y de otros dinosaurios patagónicos, y una segunda dedicada a la historia local del petróleo. El Museo Carmen Funes cuenta ahora con una superficie de 2500 metros cuadrados que alberga una de las colecciones de dinosaurios patagónicos más grandes del mundo, con aproximadamente 600 ejemplares clasificados. Algunos son únicos y poseen inmenso valor científico, como los restos de Gasparinisaura, Anabisetia,  Aucasaurus o los del propio Argentinosaurus entre otros. Dos años atrás, el Museo Carmen Funes saltó a la fama cuando sus investigadores, en un trabajo de campo conjunto realizado con sus colegas del Museo de Historia Natural de Nueva York, dieron a conocer el hallazgo del mayor yacimiento de huevos de dinosaurio del mundo, desenterrado en Auca Mahuida, al norte de la provincia de Neuquén. El estudio científico que daba cuenta del descubrimiento fue nota de tapa de la prestigiosa revista científica Nature, y las fotos del hallazgo dieron la vuelta al mundo. No era para menos. Algunos de los huevos de dinosaurio saurópodo hallados en Auca Mahuida, rebautizada por los paleontólogos Auca Mahuevo, contenían restos de piel y hueso de los embriones. Por primera vez, los paleontólogos eran capaces de observar el cráneo de un embrión de saurópodo y de palpar la rugosa piel de reptil del animal.

Hallan las huellas Avianas más antiguas del mundo en el Triasico de La Rioja.

En los primeros días del mes de septiembre, la prestigiosa revista de divulgación científica “Ciencia Hoy”, dio a conocer el hallazgo de las pisadas más antiguas atribuidas a primitivas aves, presentadas por un grupo de científicos Argentinos, integrados por Silvina de Valais, Ricardo Néstor Melchor y Jorge Fernando Genise. A fines de 2001, durante una salida de campo en busca de trazas fósiles realizada a la Reserva Provincial ‘Laguna Brava’, en la provincia de La Rioja, cuyas rocas conforman la unidad geológica denominada Formación Santo Domingo, se encontrans numerosas y pequeñas pisadas fósiles. Hace unos 220-210 millones de años, durante el Triásico tardío, el paisaje donde hoy en día se encuentra esa reserva era muy distinto del actual. En aquel entonces, en lugar de la inmensa cordillera de los Andes, con su clima frío, ventoso y seco, y sus cumbres con nieves eternas, existía un paisaje llano, con arroyos y pequeñas lagunas o charcos asociados, que desaguaban en amplios barreales o bajos salinos. Los procesos ocurridos a lo largo del tiempo geológico, modificaron profundamente tanto el paisaje como el clima de esta zona, hasta transformarlo en el ambiente actual. Las huellas descubiertas se habrían formado cuando cierta fauna desconocida que allí vivía, al caminar sobre el barro de aquellos charcos, dejó sus patas impresas; posteriormente, el tiempo y las condiciones adecuadas de fosilización las han preservado hasta nuestros días. Las pisadas, preservadas tanto en molde como contramolde y que presentan una morfología general claramente similar a las que dejan las aves, se encuentran en un mosaico compuesto por varias lajas, en una superficie total de aproximadamente 5,5m2. Las huellas son pequeñas y gráciles, similares en su aspecto general a las que dejan las aves. Pueden ser tridáctilas o tetradáctilas, es decir con tres o cuatro impresiones de dígitos; ello se debe a que el dígito I estaba implantado más arriba que el resto de los dedos y solo se marcaba cuando la pata se hundía más en el barro. El análisis de las mismas nos demuestra que se trataba de un animal bípedo que, al avanzar, anteponía una pata a la otra ubicándolas casi en línea recta. Las rastrilladas no muestran una orientación preferencial y muchas veces se superponen entre sí. Esta observación permite descartar la idea de que se trataba de dos organismos distintos, correspondientes, por ejemplo, a dos especies distintas o eventualmente de la misma especie pero de diferente edad o sexo. La mayor parte de los paleontólogos dedicados a estudiar el pasado evolutivo de las aves, coinciden en que éstas derivan de un antecesor que pertenecía a un grupo de dinosaurios terópodos (los terópodos son dinosaurios bípedos y carnívoros), llamado Coelurosauria, cuyo primer registro fósil data del Jurásico temprano, entre 200 y 185 millones de años atrás. Algunos autores han presentando previamente supuestas huellas avianas de edad triásica tardía a jurásica temprana, las cuales han sido cuestionadas y reinterpretadas como producidas por otros grupos de dinosaurios no vinculados con las aves. Las huellas de Santo Domingo en la Provincia de La Rioja en Argentina, se encuentran en una formación geológica adjudicada al Triásico tardío, muestran claros rasgos avianos, y lo sorprendente de este hallazgo es que preceden en aproximadamente 55 millones de años a la primera ave conocida, siendo inclusive anteriores a los Celurosaurios, considerados antecesores de las aves.

Descubren numerosos ejemplares fósiles en Talampaya.

Un grupo de científicos de las universidades nacionales de La Rioja y San Juan encontraron, luego de un mes de excavaciones, restos fósiles de 15 a 17 dinosaurios, tres de los cuales se encuentran en estado semicompleto. Las piezas, de diverso tamaño y grados de articulación, fueron detectadas en la formación Los Colorados, dentro de Talampaya. Se trata del hallazgo paleontológico más importante de la historia del Parque Nacional Talampaya, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Los paleontólogos Ricardo Martínez y Guillermo Heredia, quienes encabezaron la investigación junto a una veintena de técnicos, esperan que las pruebas de laboratorio confirmen sus primeras evaluaciones de campo. Según sus observaciones, estos ejemplares corresponderían al período Triásico Superior (hace unos 220 millones de años).  No es la primera noticia que Talampaya aporta sobre el pasado del planeta: ya en 1996 se encontró el Supaysaurus, que tiene más de 200 millones de años. También encontraron allí restos fósiles de grandes tortugas y aves, parte de un escenario muy diferente al presente. La Rioja y toda la región noroeste poseían en aquella época un clima de trópico, abundante vegetación, grandes lagos e inmensas coníferas. "La cuenca Ischigualasto-Villa Unión es considerada la más importante del mundo por su gran cantidad de fósiles prehistóricos que señalan la gran eclosión de los dinosaurios", afirma el paleontólogo Ricardo Martínez, quien en 1996 descubrió el dinosaurio más antiguo del mundo. La investigación fue financiada por la Fundación Earthwatch.

Hallan en Patagonia un nuevo reptil ancestral del Cretácico.

Paleontólogos Argentinos han encontrado un eslabón perdido en la evolución de un grupo de lagartos, los esfenodontes, que se creía mayormente extinto 120 millones de años atrás, aun cuando uno de sus sucesores, como el tuatara, actualmente viva en Nueva Zelanda. Desenterrado 80 kilómetros al sur de Cipolletti, Provincia de Río Negro, el Priosphenodon avelasi, de tan sólo un metro de alto por algo más treinta centímetros de alto, permite comprender qué fue de esta estirpe de lagartos que convivieron con los dinosaurios, durante los 120 millones de años que transcurrieron tras el momento de su supuesta desaparición. "Este es un hallazgo muy importante, no sólo porque es un animal desconocido hasta ahora, sino porque nos permite reconstruir ese período durante el cual la ausencia de los esfenodontes en el registro fósil hizo pensar que se habían extinguido", dijo el doctor Fernando Novas, coautor de la descripción del Priosphenodon que publica hoy la prestigiosa revista Nature. Como explica este paleontólogo, jefe del Laboratorio de Anatomía Comparada del Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de Buenos Aires, "este tipo de lagartos fue muy abundante durante el Triásico y el Jurásico, pero los investigadores postularon que su presencia comenzó a decaer durante el Cretácico debido al avance de nuevas oleadas de reptiles". Pero lo que las teorías sobre la evolución de los esfenodontes no podían explicar era cómo uno de sus sucesores vive aún hoy, a 120 millones de años de su supuesta extinción. La respuesta propuesta por Novas y su colega Sebastián Apesteguía es que los esfenodontes sobrevivieron varios millones de años más en el hemisferio sur. En América del Sur habrían desaparecido 65 millones de años atrás al ver ocupado su nicho ecológico por los modernos lagartos; en la Antártida (donde se supone que habrían morado, aun cuando no hay evidencias fósiles de ello) habrían perecido 40 millones de años atrás cuando el clima se tornó excesivamente frío, mientras que en Oceanía está el tuatara neozelandés, epílogo viviente de la novela de los esfenodontes. Otro dato relevante aportado por los estudios de Apesteguía y Novas, que permite refutar la propuesta desaparición de los esfenodontes 120 millones de años atrás, es que los lagartos de esta familia que habitaban lo que hoy es la Patagonia eran terriblemente numerosos. "En nuestros trabajos de campo en las inmediaciones de Cerro Policía, a 80 kilómetros al sur de Cipolletti, hemos podido rescatar 20 ejemplares completos de Priosphenodon avelasi, y más de 200 incompletos". Las pistas que condujeron al hallazgo del Priosphenodon avelasi datan de 1922, cuando el geólogo Walter Schiller y el paleontólogo Santiago Roth realizaron numerosos hallazgos de fósiles en las cercanías de Cerro Policía, en la provincia de Río Negro.  La primera campaña de exploración se realizó en 1999. "No encontramos prácticamente nada hasta que, en la última semana, varias familias de la zona nos indicaron un lugar donde habían encontrado restos de dinosaurios", cuenta Apesteguía. Guiado por los lugareños, este paleontólogo dio con un yacimiento fósil de una riqueza abrumadora, apodado "la buitrera". "Durante sucesivas campañas se desenterraron  restos de serpientes, mamíferos, peces, tortugas y dinosaurios que convivieron con el Priosphenodon. En la última campaña encontramos, por ejemplo, dientes de más de 15 centímetros de largo, pertenecientes a un Giganotosaurus carolinii, el dinosaurio carnívoro más grande del mundo. Los trabajos de campo fueron posibles gracias al apoyo de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, National Geographic Society, The Jurassic Foundation, Renault Argentina y Akapol.

Descubren en Neuquen una importante acumulación de restos fósiles del Cretácico.

Los paleontólogos que trabajan en Los Barreales encontraron un inesperado reservorio de dientes que hace 90 millones de años llenaban la boca de los dinosaurios. Algunas piezas todavía esperan ser identificadas. Podrían pertenecer a pequeños mamíferos que se movían entre los gigantes reptiles. Sería el hallazgo más valioso, porque hay muy pocos en el mundo. El yacimiento acostumbró a los paleontólogos a deslumbrarse con sus maravillas. El equipo de investigación del centro paleontológico descubrió 35 dientes fosilizados en una pequeña fracción de terreno y en apenas una semana de trabajo. Las piezas corresponden casi todas a dinosaurios de unos 90 millones de años pero hay varios dientes que todavía no fueron identificados y cuyas formas se confunden dentro de los cascotes de arcilla y arenizcas compactadas donde estaban alojados. Los científicos no encuentran respuesta a semejante cantidad de dientes en apenas dos metros cúbicos de excavación y tienen definido limpiar y tamizar el material que contenía a los fósiles. Los investigadores quieren saber si dentro de ese verdadero resumen dentario del período Cretácico hay también dientecillos de pequeños mamíferos. De encontrarlos caminarían sobre las primeras pistas de los mamíferos que vivieron a la sombra de los gigantes que dominaron el planeta hasta hace 65 millones de años. Por tratarse de formas y tamaños como la de los actuales roedores es muy poco el material que se ha conservado y en el mundo hay escasos registros de su existencia. Para esa tarea de identificación, prevén un delicado proceso de tamizado y limpieza, y un cuidadoso rastreo con lupa que tendrá la guía de especialistas en la materia. "Hay de todo, por ejemplo una pequeña mandíbula con dos dientes que está muy sucia y hay que trabajar en su limpieza; por ahora no podemos identificar a qué animal perteneció pero sí podemos decir que es muy llamativa", afirmó el director del proyecto "Dino", el paleontólogo Jorge Calvo, quien está al frente del centro Paleontológico Los Barreales, a unos 80 kilómetros de esta ciudad. Hasta ahora, a la par de dinosaurios herbívoros que en vida tuvieron 30 y 35 metros de largo, aparecieron huesos de dinos carnívoros e insectívoros, de un reptil volador, de un animal en mutación a ave, cocodrilos, pequeños peces, cáscaras de huevos y variedad de flora. Así las cosas, el investigador de la Universidad Nacional del Comahue no tiene espacio para sorpresas. Calvo contó que la acumulación de dientes (entre los que hay de dinosaurios carnívoros y de herbívoros fácilmente identificables) "es muy llamativa, estaban casi todos juntos a un metro y medio de distancia de un lugar del que estamos sacando una vértebra que tiene más de un metro de largo". En ese sitio, los técnicos Federico Poblete y José Veralli comenzaron a identificar "todo tipo de dientes, algunos son conocidos como los de animales como el Giganotosaurus y otros que todavía no podemos identificar". En ese lugar, donde vive la comunidad mapuche Paynemil, con el apoyo de diferentes empresas y organismos se montó una muestra permanente junto a un laboratorio que está habilitado durante todo el año.

Hallan restos fósiles de Megafauna del Pleistoceno en Concordia.

El hallazgo se produjo en un sector costero cercano a Concordia que la mayor parte del año permanece sumergido bajo las aguas del gigantesco lago formado por la represa hidroeléctrica de Salto Grande, de 78.000 hectáreas de extensión. Un vecino de la ciudad notó la presencia de restos óseos que sobresalían de la superficie de la tierra, por lo que informó de inmediato la novedad. Investigadores del museo se trasladaron hasta el lugar y, con gran sorpresa, comprobaron restos que afloraban y que fueron identificados posteriormente como correspondientes a un Mastodonde y a un Toxodonte, animales que se extinguieron en esa zona hace alrededor de 10.000 años. El Mastodonte era un mamífero fósil de fines del terciario y principios del cuaternario, parecido al elefante, que pesaba alrededor de siete toneladas, mientras el Toxodonte era un mamífero de poco de una tonelada, que alcanzaban el tamaño de los rinocerontes y con hábitos similares. Personal del museo y grupos de voluntarios lograron extraer del lugar una serie de huesos, que serán estudiados en la ciudad de La Plata mediante la datación de carbono 14, para tener un fechado más preciso de su antigüedad. Los restos encontrados identificados hasta ahora son parte del cráneo de un Mastodonte, la cornamenta de un Cérvido (familia de rumiantes) y un dentario de Toxodonte, según la tarea preliminar realizada por los investigadores del Laboratorio de Paleontología del Centro de Investigaciones Científicas y Transferencia de Tecnología de Diamante. La directora del museo admitió que "estamos frente a un yacimiento paleontológico importante", sobre todo si se tiene en cuenta que los fósiles descubiertos a ras del suelo corresponden a tres especies diferentes que habitaron esta región de Sudamerica. El hallazgo fue confirmado por el jefe del Laboratorio de Paleontología de Diamante, Jorge Noriega, quien viajó al lugar para colaborar en el trabajo de clasificación de los huesos.

Hallan un Arrecife fósil de grandes proporciones en la Provincia de La Pampa.

El arrecife tiene el tamaño de una loma de 10 metros de altura aproximadamente y 300 por 400 metros de base. Algo importante es que todo esto se descubrió en posición de vida», que es muy difícil hallar en el registro fósil, porque generalmente los fósiles están transportados. Hace más de 60 millones de años el extremo sudoeste de la Provincia de La Pampa estaba cubierto por el Océano Atlántico. El reciente hallazgo de un arrecife de corales con especies fosilizadas en posición de vida, que sería único en el mundo, permite ampliar los conocimientos sobre cómo era la vida en ese período e incrementa el valioso patrimonio paleontológico que tiene nuestro país. El descubrimiento fue realizado en el marco de proyectos de investigación que desarrollan el Dr. en geología Silvio Casadío junto a la Dra. Ana Parras -docentes del Departamento de Ciencias Naturales de la correspondiente facultad de la UNLP en colaboración también con la investigadora especializada en corales Rosemarie Baron-Szabo, que reside en EE.UU. El arrecife tiene entre 60 y 65 millones de años de antigüedad, que corresponde a la primera parte del Paleoceno, el período que está después del límite Cretácico Terciario que es el momento en que se extinguen los dinosaurios y otros grupos menos famosos como los moluscos.  Hace mucho tiempo que estamos estudiando rocas de esta edad en el oeste de La Pampa. Se  han estudiado muchos afloramientos pero ninguno reunía las características de éste, que constituye un arrecife de coral con corales en posición de vida (como estaban hace más de 60 millones de años). Hace un tiempo encontramos restos de corales, pero como el lugar tenía tanta vegetación no pudimos ver de qué se trataba realmente. Este año se investigo nuevamente el área,  y estaba más descubierto, con menos vegetación y después de un fuego. Entonces se pudieron  ver los corales, las algas coralinas, las esponjas, también moluscos y erizos de mar. El descubrimiento lo realizó el Dr. Casadío, quien hace varios años ya había encontrado pequeños restos de corales en la zona. Este hallazgo permite afirmar que «esas aguas eran muy cálidas, de más de 20 grados de temperatura; que la costa estaba muy cerca porque estos corales encontrados son de aguas relativamente someras y agitadas, estimamos unos 10 metros de profundidad». En ese período una parte del sudoeste de La Pampa estaba cubierta por lo que hoy conocemos como Océano Atlántico, formando un engolfamiento. Estos datos ya se conocían, y el hallazgo de estos organismos aporta nuevos informes para ampliar conocimientos sobre la temperatura y la ubicación de la línea de costa. Se conoce muy poco de corales de este período. Hay en otros lugares del mundo, como en Dinamarca o Groenlandia, pero son corales de agua fría. Hay en la cuenca de París pequeños afloramientos que podrían tener esta edad. Pero con las características halladas en La Pampa podríamos decir que son únicos en el mundo. Esto tiene una gran importancia en el estudio de los invertebrados y en la reconstrucción de la vida en el pasado.

Presentan y montan el primer esqueleto de un nuevo Plesiosaurio.

El universo paleontológico tendrá una nueva estrella. En un hecho relevante para el mundo científico y la comarca de Valle Medio, en Buenos Aires, en el Zoológico de la ciudad será presentado el esqueleto de una nueva especie de plesiosaurio descubierto por Héctor Cabaza en cercanías de Lamarque - Patagonia Argentina. La réplica del reptil marino, que vivió hace 70 millones de año, será luego trasladada al Museo de Lamarque, donde quedará en forma definitiva para ser observada por vecinos y visitantes. Se trata del primer montaje de un esqueleto de plesiosaurio en América del Sur, aunque en la Patagonia se conocen numerosos ejemplares de distintos géneros y especies, pero solo se tratan de restos sustanciales. El proyecto, financiado por la municipalidad de Lamarque, demandó una inversión que rondó los 15 mil pesos. Se realizó la reconstrucción y copia, en resina poliéster, del esqueleto de un "Tuarangisaurus Cabazai". El esqueleto, parcialmente conservado, fue hallado en agosto del 2001 por Héctor Cabaza, quien fuera director del Museo de Lamarque hasta su fallecimiento a principios de este año. Participaron Silvio Casadío, Zulma Gasparini y Leonardo Salgado. La reconstrucción fue realizada por el técnico en paleontología Marcelo Isasi y el artista plástico Jorge Blanco, bajo la dirección científica del paleontólogo, Fernando Novas. La reconstrucción fue finalizada a fines del mes de noviembre cuando se pudieron modelar las piezas faltantes del esqueleto, como el cráneo con su dentadura, para lo que se convocó al artista Jorge Blanco. Se montaron las aletas, cinturas y parte de los huesos que protegían la panza. Después se procedió a montar la columna vertebral, y luego se montó al esqueleto sobre una estructura metálica liviana. Para los propios realizadores, cuando se vislumbraba el final de la reconstrucción, el aspecto era maravilloso y por eso se mostraban sumamente expectantes con respecto a la presentación. Sobre el proyecto, hubo silencio desde las distintas entidades que han participado. Dado que querían sorprender con la presentación del reptil. El esqueleto mide un poco más de tres metros y es de un fósil marino carnívoro, que según los propios científicos "dará que hablar porque reúne ciertas características hasta ahora poco halladas". En general, los plesiosaurios tienen las siguientes características: la cabeza pequeña, con dientes largos y puntiagudos. El cuello es tan largo como toda la columna vertebral. Su aspecto es muy particular. Oscilan entre entre los tres y cinco metros, siendo los más pequeños de un poco más de dos metros y medio. Y corresponden al período Cretácico. El hallado en Lamarque es una especie nueva dentro de la familia de los plesiosaurios, por lo que se decidió que el nombre científico lleve el nombre de su descubridor. Pero además hasta ahora han sido pocos los hallazgos de este tipo de animales tan completos. El hecho también representará un cambio notable para el Museo de la ciudad, desde donde han peleado vecinos y funcionarios para que los descubrimientos sean reconocidos. Esto significará sin dudas ocupar un lugar en el mapa de los más importantes hallazgos de fósiles de la Argentina y de América del Sur. Este hecho podría acarrear distintos beneficios para la ciudad: ser un lugar de permanentes visitas de científicos de todo el mundo, además de comenzar a trabajar en un proyecto de turismo paleontológico y por ende hacer de Lamarque un polo de estudio de fósiles, con el aporte permanente de paleontólogos e investigadores. (Dic. Diario Rió Negro - Paleontología de Argentina Web Site). 

Noticias Paleontológicas Internacionales del año 2003.

Presentan en China un Dinosaurio con cuatro alas.

Un grupo de paleontólogos descubrió los restos de lo que creen es un dinosaurio de cuatro alas que volaba sobre las demás fieras mucho antes de la evolución de las aves de dos alas. El pequeño animal llamado "Microraptor gui" -en honor del paleontólogo chino Gu Zhiwei- medía unos 76 centímetros de largo y sus patas estaban cubiertas de plumas similares a las de sus alas. Se calcula que los fósiles tienen 128 millones de años de antigüedad. Otros investigadores aclamaron el descubrimiento, pero afirmaron que los restos fósiles no necesariamente significan que todas las criaturas aladas comparten al Microraptor gui como ancestro común. "Es un hallazgo fenomenal", dijo Luis Chiappe, paleontólogo del Museo de Historia Natural del condado de Los Angeles. Chiappe no participó en la excavación, pero ha visitado el sitio en la provincia china de Liaoning, al noreste de Pekín. Liaoning ha proporcionado varios especímenes importantes en los últimos años. "No poseemos nada parecido a esto en todo el ámbito de dinosaurios y aves", comentó Chiappe. Los científicos afirman que los fósiles encontrados reavivan el debate entre dos teorías de cómo evolucionaron los dinosaurios hasta convertirse en aves. Una sostiene que aprendieron a aletear sus alas mientras planeaban, mientras que la otra teoría sugiere que aprendieron a volar al correr más rápido y despegar del suelo. El paleontólogo Xing Xu, del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados en la Academia China de Ciencias, describió seis fósiles con plumas en las patas, distribuidas en un patrón similar a las plumas en las alas de las aves modernas. "Son largas y algunas tienen venas asimétricas como las plumas para volar", dijo Xu. Las patas emplumadas equivalen a alas traseras, dijo Xu. Especuló que podrían haber existido en una etapa intermedia antes de la llegada del Archaeopteryx, similar a los pájaros, cuyo vuelo era impulsado por dos alas verdaderas. O las patas emplumadas pueden haber sido un callejón sin salida de la evolución, afirmaron los investigadores. Las patas probablemente no aleteaban como alas. Tenían una orientación como las patas de los dinosaurios comunes y las aves modernas, lo que significa que podían ajustarse verticalmente en las cavidades de las caderas. Podría haber sido extremadamente difícil que el animal las rotara 90 grados para ganar altura, y pueden haber sido aerodinámicamente inestables, a menos que sólo se usaran para planear, dijo Chiappe. "Y si ese fuese el caso, habría sido una absoluta rareza; el caso más extraño en el mundo de los dinosaurios y las aves", agregó.

Hallan en Mongolia y China fósiles de primitivas Salamandras.

Un equipo de científicos anunció el descubrimiento de especimenes de salamandras de alrededor de 165 millones de años de antigüedad. Los fósiles fueron encontrados en Mongolia y China y podrían ser los ejemplares más antiguos hasta ahora encontrados. Hasta ahora, el fósil de salamandra más antiguo registrado correspondía a la Era Terciaria, que comenzó hace 65 millones de años. "Encontramos cuerpos completos, impresiones de tejido suave preservado, y contenidos del estómago", relató el profesor Neil Shubin, director del departamento de Biología de Organismos y Anatomía de la Universidad de Chicago. Los descubrimientos fueron el resultado de un programa de excavaciones de la Universidad de Chicago y la Universidad de Pekín.  Los científicos bautizaron al anfibio con el nombre de "Chunerpeton Tianyiensis" y afirman que es similar a una especie que vive en Asia y en Estados Unidos. Según el equipo de científicos, el descubrimiento confirma la teoría de que las salamandras se originaron en Asia. "Hace 200 millones de años, el mundo estaba formado por un supercontinente, llamado Pangea. El continente se separó en una parte llamada Laurasia, en el hemisferio norte, y otra llamada Gondnawa, al sur", explica Shubin. Las salamandras habrían evolucionado en Laurasia, que comprende a Norteamérica, Europa y Asia del Norte. Por esta razón, afirma Shubin, "las criaturas que encontramos en China son parientes de las salamandras de Asia y Norteamérica".

Descubren el esqueleto completo de un reptil marino en México.

Un equipo de investigadores alemanes y mexicanos , dirigido por Eberhard Frey , ha encontrado el primer esqueleto completo del mayor reptil conocido, Liopleurodon ferox. El hallazgo se produjo en Aramberri, en el nordeste mexicano y fue dado a conocer en Octubre de 2002 en la revista Der Spiegel. El animal medía 20 metros y pesaba unas 50 toneladas. Pertenece al grupo de los Plesiosaurios, reptiles carnívoros marinos que vivieron en los océanos desde hace 208 millones de años hasta su extinción hace 65 millones de años. El ejemplar encontrado ha sido datado en 150 millones de años. Los huesos serán transportados en barco hasta Alemania, donde se expondrá una vez estudiado , restaurado y montado en el Museo de Historia Natural de Karlsruhe. Liopleurodon ferox fue descrito por primera vez por el paleontólogo francés HE Sauvage en 1873. Desde entonces se han localizado restos incompletos de su esqueleto a lo largo y ancho de todo el mundo. Poco se sabía hasta la fecha de sus hábitos de vida, más que vivía en las profundidades. Sin embargo, el reciente descubrimiento puede ser de vital importancia. Junto a los huesos del llamado "Monstruo de Aramberri" se han hallado restos de otros reptiles mesozoicos de menor tamaño pertenecientes al grupo de los ichtiosaurios. Al parecer estos podrían haber servido de alimento al feroz Liopleurodon. Sus dientes son tan robustos que podría haber triturado granito.

Descubren en China un nuevo Dinosaurio con cuernos.

Los restos de dos dinosaurios con cuernos, uno adulto y otro joven, ambos no más grandes que un perro, cuya existencia se ignoraba y que acaban de ser descubiertos en China, aportarán información precisa sobre la evolución de esta especie hace 130 millones de años. El hallazgo fue realizado en la formación geológica de Yixian, en el nordeste de China, y recibió el nombre científico de liaoceratops yanzigouensis. Los restos fueron encontrados por un equipo chino norteamericano dirigido por Xing Xu, de la academia china de Ciencias y se trata de dos cráneos de aquellos animales que se caracterizaban por tener cuernos, pico ganchudo, crestas en la cabeza y un sobrecuello que prolonga el cráneo por encima de la nuca como las aves. Su principal interés científico reside en que el liaoceratops parece ser el decano de dos linajes de ceratops que llevaron al psittacosaurius (dinosaurio loro primitivo, por el pico similar al de los loros) y a los neoceratops, grupo que incluye las otras formas de ceratópsicos. "Este dinosaurio demuestra que algunos dinosaurios de enorme tamaño tenían antepasados muy pequeños", sostuvo Peter Makovicky, del Field Museum de Chicago.

Quieren Clonar un Mamut a partir del hallazgo de varias células.

Durante cientos de años una Tierra de estepas eternas vibró bajo los pasos de estos gigantes de pelo largo y áspero. Con sus colmillos de tres metros de largo, intimidaban a los posibles depredadores, con excepción del hombre. De pronto, hace 10.000 años, desaparecieron. Hoy el temblor de las pisadas puede llegar a sacudir las torres de oficinas, ya que un grupo de científicos de Rusia y Japón anunciaron el hallazgo de células en los restos de un mamut que son aptas para clonar a este animal prehistórico, según informa la agencia AFP. Piotr Lazarev, experto del Instituto de Ecología Aplicada del Norte, informó que los restos del mamut (dos piernas gigantescas) fueron encontrados por una expedición ruso-japonesa el pasado verano boreal en el río Muksunuokha, una zona de congelación perpetua en la república de Yacutia, en Siberia oriental. Parte de los restos fueron investigados en el Centro de Virología y Biotecnología de la ciudad de Novosibirsk. Allí se detectaron células aptas para realizar una clonación. "El material que llegó es único en muchos aspectos, no sólo porque contiene intacto el ADN del mamut, sino porque las células se han preservado en perfecto estado por 10.000 años", indicaron especialistas del instituto. Los mamuts surgieron en Africa hace 3 o 4 millones de años. Dos millones de años atrás migraron hacia Europa y Asia. Llegaron a América del Norte hace 500 mil años, pasando por el estrecho de Bering. Fuente de comida y abrigo, este animal fue importante para los hombres. Se han encontrado numerosos refugios construidos con sus huesos y esculturas realizadas en el marfil de sus colmillos. Desde 1799 se encuentran, con cierta regularidad, ejemplares en Siberia. En esta región, el suelo se congela a veces hasta los 400 metros de profundidad; de esta forma se conservan los cadáveres de animales actuales y de mamíferos extinguidos al final de la glaciación. Por el estado de conservación en que se encuentran, en los últimos años se han multiplicado los intentos de hallar restos de tejido del que se pueda extraer el ADN y así poder clonarlos. Durante 1999, un equipo internacional de paleontólogos recuperó un mamut momificado que vivió hace 23 mil años. El plan, que no pudo concretarse, era implantar un embrión en una hembra de elefante asiática, que llevaría adelante el embarazo. Hasta el descubrimiento en Yakutia —realizado por científicos del Instituto de Ecología Aplicada del Norte, el Centro Científico Internacional de Moscú y el Centro Científico de la prefectura de Gifu, de Japón— no se había encontrado material genético con el que trabajar. Lazarev informó que hay planes de repetir los análisis en los restos del mamífero y realizar una serie de nuevos tests para aclarar con precisión las posibilidades de clonarlo. Sin embargo, los especialistas del centro de virología ruso redujeron las expectativas que generó el anuncio. "La clonación es un proceso probabilístico y cuanto más viejo es el material genético, más difícil es trabajar con él". 

Descubren un primitivo ancestro de los primates.

Con la extinción de los dinosaurios a finales del mesozoico se produjo una gran diversificación y crecimiento en número de individuos de los mamíferos. Entre ellos estaban los primates y sus ancestros. Este nuevo estudio publicado por la prestigiosa revista Science y referenciado por otra como National Geographic se centra en concreto en un grupo denominado plesiadapiformes, que vivió hace entre 65 hasta hace 55 millones de años. Según los autores, el hallazgo de un esqueleto de uno de sus miembros permite asegurar que estos son primates y ancestros indirectos de los homínidos, monos y lemures. El fósil fue localizado en la localidad de Wyoming, Estados Unidos y tiene una antiguedad de 56 millones de años. El primate desconocido hasta ahora para la ciencia, ha sido bautizado con el nombre de Carpolestes simpsoni. El equipo que lo ha descubierto y estudiado está liderado por Jonathan Bloch, paleontólogo de la Universidad de Michigan y su colega Doug Boyer. Este magnífico fósil fue conservado en un bloque de caliza y muestra detalles que rara vez fosilizan, como son los pequeños huesos de los pies. En ellos se observa un dedo opuesto dotado de una uña cuya utilidad sería la de asir las ramas de los árboles, permitiéndole atrapar alimento (probablemente frutos) en su antiguo hábitat. Según el científico Eric Sargis, antropólogo de la Universidad de Yale y experto en mamíferos antiguos, esta uña sería una ventaja anatómica frente a las garras y facilitaría su vida en las ramas. Esta característica se conservó a lo largo del tiempo hasta llegar a nuestra especie, perimitiéndo al escritor coger el lápiz y al geólogo el martillo y la libreta. La pequeña criatura, que pesa unos 100 gramos y mide 35 centímetros de la cabeza a la punta de su larga cola, se asemejaría a la moderna zarigüeya australiana, un marsupial que no está relacionado con los primates. Carpolestes , a diferencia de los primates de la actualidad, tenía ojos que miraban a los lados, para ayudarle a evitar los depredadores, y habría escalado en vez de saltado de rama en rama, según Bloch.

Paleontólogos Chilenos hallan un verdadero deposito de fósiles.

Estamos rodeados de huesos. Trozos de vértebras, costillas, discos intervertebrales y falanges; también de cráneos, mandíbulas y dientes, todos entremezclados con la piedra. Son el testimonio de una carnicería natural que tuvo lugar entre 12 y 7 millones de años antes del presente, en la localidad de Bahia Inglesa, Chile. Durante todo ese tiempo la voracidad de los depredadores, sumada a las corrientes marinas y una condición geográfica que contribuyó al depósito de sedimentos, dieron forma a lo que hoy constituye el mayor depósito paleontológico de vertebrados que se ha descubierto en Chile. Pablo Quilodrán, investigador asociado del Museo Nacional de Historia Natural en el área de Paleontología, describe extasiado todo lo que ve a su paso: "En otros sitios podemos encontrar el esqueleto fósil de una ballena completa y no volver a hallar otro hueso en kilómetros a la redonda. Pero acá uno pisa huesos a cada rato, y entre ellos es muy posible encontrar piezas diagnósticas (las que sirven para identificar una especie)". Hace millones de años la zona bullía de una gran biodiversidad, que aprovechaba un agua rica en nutrientes. Suficientes para atraer peces, aves y mamíferos terrestres y marinos. Muy distinto era el paisaje cuando aquí reinaba el Megalodón. Este monstruoso tiburón, que alcanzaba hasta los 17 metros, es el principal sospechoso de ser el autor material de tantas víctimas. Por su tamaño no omitía ni a las ballenas. Removiendo el material, repentinamente aparece una pieza brillante. Es un diente de una de las más de quince especies de tiburón que frecuentaron esta zona. "Bahía Inglesa es importante como un testimonio de la evolución de los seres vivos porque aquí está conviviendo el abuelo con el nieto". Cuesta creer que toda esta biodiversidad paleontológica que hemos observado forma parte de toneladas de material destinado a molienda dentro de los terrenos de una mina de fosforita. A principios de este mes, el Consejo de Monumentos Nacionales definió un área de protección de 159 hectáreas (el sector más rico del yacimiento), que será excluida de toda actividad minera. Pero aunque la molienda quede restringida, otro elemento preocupante es la acción de los artesanos, que han transformado la extracción de fósiles en una fuente de dinero, a pesar de que esto está prohibido por ley. Lo peor es el tráfico a gran escala, para el que no faltan los intermediarios. Al final de la cadena está un coleccionista, normalmente extranjero, que adorna su centro de mesa con un cráneo de delfín

Nueva tecnología para registrar nuevos fósiles.

El programa es pionero en las excavaciones de todo el mundo. Se ha desarrollado en virtud de un convenio entre la Fundación Atapuerca y la empresa informática. El equipo de investigadores que trabaja en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca dispone de un nuevo sistema informático móvil y sin cables que les permitirá avanzar en sus trabajos de toma de datos e investigación a pie de campo a un ritmo muy superior al alcanzado hasta ahora mediante métodos manuales. El programa es pionero en el mundo y ha sido desarrollado por IBM en virtud de un convenio con la Fundación Atapuerca. Hasta ahora los arqueólogos usaban un registro de datos manual que consistía en escribir sobre un papel todos los datos de los restos que se encontraban. Este trabajo duraba entre 5 y 10 minutos por cada resto. Además, también escribían a mano sobre etiquetas en blanco las características de cada una de las piezas encontradas que después se pegaban en una bolsa contenedora para su posterior clasificación. Más tarde en el laboratorio se procedía a la transcripción de todos los datos al ordenador. Sin embargo, IBM proporciona a los investigadores un sistema móvil e inalámbrico a través del cual pueden llevar a cabo sus trabajos de recogida de datos con un ahorro de tiempo del 50% en los trabajos de campo y un 100% en la introducción de datos en el laboratorio. Con la nueva aplicación, los arqueólogos tomarán los datos de sus trabajos de las excavaciones en una agenda electrónica que está conectada a través de técnicas inalámbricas a un repetidor. A su vez el repetidor permite la conexión de las tarjetas electrónicas con un ordenador portátil situado en radio de 100 metros que hace la función de servidor. De esta manera, los equipos de la excavación tendrán toda la información recogida en el ordenador portátil y se podrá acceder a ella. Además, el sistema de IBM incluye un sistema de impresión de etiquetas mediante el cual los científicos pueden clasificar los restos encontrados. En lugar de escribir las etiquetas a mano, los datos recogidos en la agenda se envían a una impresora situada en el propio yacimiento. La presidenta de IBM España y Portugal, Amparo Moraleda, apuntó durante la firma del convenio con la Fundación Atapuerca que el sistema informático desarrollado para los yacimientos supone la fusión entre Prehistoria e innovación. «Este proyecto pone de manifiesto el compromiso de IBM con el avance científico y cultural. Hemos puesto nuestros medios técnicos para buscar el origen del hombre». Por su parte, Francisco José Isasi, copresidente de la Fundación Atapuerca, puso de manifiesto la importancia de la cooperación de las empresas de nuevas tecnologías con el desarrollo del proyecto de Atapuerca. Finalmente, el codirector de las investigaciones Eudald Carbonell, subrayó que con la introducción de las nuevas tecnologías se contribuye a humanizar la excavación. La tecnología nos humaniza, ya que colabora en el desarrollo del proceso de hominización». Tras presentar el sistema informático en la Trinchera del Ferrocarril, la presidenta de IBM, el copresidente de la Fundación Atapuerca y el codirector de la s excavaciones comprobaron en el yacimiento de Gran Dolina el funcionamiento de este sistema. El proyecto tecnológico ha sido desarrollado en el Centro IBM de Innovación e-business en Madrid, un centro de alta tecnología que reúne a expertos de diferentes disciplinas para concebir, desarrollar e implantar soluciones e-business de última generación. IBM ha colaborado también en otros proyectos culturales como la informatización del Archivo General de Indias de Sevilla, la reconstrucción de una réplica digital en 3 dimensiones de la obra escultóricoa «Piedad Florentina» de Miguel Ángel o en la creación de una biblioteca digital de obras maestras del Museo Hermitage de San Petersburg(Rusia). El interés de la colaboración de IBM con Atapuerca está motivado por ser los únicos yacimientos de Europa en los que es posible seguir la evolución de los modos de vida de los primeros humanos que habitaron Europa hace cerca de un millón de años, así como por su declaración por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Los trabajos en las excavaciones deparan a diario nuevos descubrimientos. El yacimiento de la Gran Dolina, como ya han reiterado en muchas ocasiones los codirectores de las excavaciones, es muy rico en fauna. A la mandíbula de caballo encontrada hace unos días en el nivel TD-8 (algo menos de 780.000 años), se suma el hallazgo en el mismo nivel de un gamo primitivo.«Los restos que nos está proporcionando el nivel TD-8 nos sirven para poder conocer la evolución de estas especies, aunque tenemos pocos materiales de 1, 2 millones de años y de 1,1 se hizo un sondeo en TD-5 hace un tiempo y se obtuvieron algunas piezas, pero nos faltan restos de hasta 400.000 años para conocer la evolución que tuvieron los animales que vivieron en Atapuerca», apuntó Jan Vam Der Made, experto en el estudio de la fauna e investigador del Museo de Ciencias Naturales. En el nivel TD-10 también están apareciendo muchos restos, aunque un poco fragmentados. Destaca el hallazgo de fósiles pertenecientes a un ciervo, así como de un bóvido bastante grande. En el nivel superior de la Sima del Elefante, unos 150.000 años de antigüedad, se han encontrado unos dientes de oso en muy buen estado y un metacarpiano de bóvido. Finalmente, en la Covacha de los Zarpazos situada en el complejo Galería se ha encontrado microfauna muy intesante en niveles que se creían estériles, así como unos dientes de caballo.

Rescatan numerosas huellas fósiles  en Chile.

Hace unos 210 millones de años, un grupo de dinosaurios pequeños —tan altos como un tero de hoy— se acercaron a tomar agua de unos charcos. Pasaban sus días en una planicie donde aún no estaba la cordillera de los Andes, en el territorio de la actual provincia de La Rioja. Y aunque en ese momento no existían ni los hombres, ni la cámara fotográfica, ni la videofilmadora, la escena quedó registrada. Quedó documentada en lajas que conservan más de 50 pisadas de dinosaurios. Fueron descubiertas en noviembre de 2001 por tres investigadores argentinos, que pertenecen al Conicet, la Universidad Nacional de La Pampa y el Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF) de Trelew. Encontraron las huellas más antiguas de dinosaurios con patas similares a las de las aves que se conocen hasta el momento. Los científicos publican su descripción del descubrimiento en el número de esta semana de la revista británica Nature. Con estas pisadas aportaron una evidencia para esclarecer el vínculo familiar que hubo entre dinosaurios y aves. La mayoría de los paleontólogos sostienen que las aves descendieron de los terópodos, los dinosaurios carnívoros moradores del suelo. Las huellas se convierten ahora en pruebas de un momento y, a la vez, generan más dudas de las que ya se tenían. Tantas que la misma revista especializada anuncia el hallazgo diciendo que "suscita misteriosas preguntas". "Es un descubrimiento que descoloca: abre una nueva discusión sobre cómo fueron las relaciones entre dinosaurios y aves", afirmó la bióloga Silvina de Valais, becaria del MEF, que con sus 28 años es la más joven del trío formado con los investigadores del Conicet Jorge Genise y Ricardo Melchor. Es que las formas de las pisadas indican que eran de dinosaurios con patas parecidas a las de las aves, pero nunca antes se habían encontrado algo así en el Período Triásico, dentro de la Era Mesozoica, una época en la que los continentes estaban agrupados en uno solo y en la que recién se empezaban a desarrollar los reptiles como los dinosarios y los mamíferos. Los tres investigadores fueron en noviembre pasado a la quebrada de Santo Domingo, un lugar totalmente árido y despoblado que se encuentra al noroeste de la provincia de La Rioja, a unos 20 kilómetros del límite con Chile. "En un momento con una luz muy fuerte del Sol, encontré unas lajas extrañas —contó Melchor—. Enseguida, pensé que se trataban de rastros de dinosaurios y llamé a mis colegas". Al día siguiente, el trío —que contó con la ayuda del entomólogo Miguel Archangelsky y con el financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica de la Argentina— volvió con palas y empezó a excavar en el lugar. El ambiente no era el mismo que el de la escena con los dinosaurios pequeños. Doscientos millones de años atrás, era húmedo y cálido, con charcos y arroyos con escurrimiento temporario (sólo llevan agua en época de lluvias), según explicó Melchor, quien es geólogo y vive en Santa Rosa, La Pampa. Tras los distintos cambios climáticos que fueron dándose a lo largo de tanta millonada de años, el ambiente terminó siendo muy ventoso y con una aridez extrema. Las arenas y fangos se convirtieron en rocas de color rojo ladrillo, que puede retirarse fácilmente en lajas.

Estados Unidos devuelve al gobierno de China 14 toneladas de fósiles.

El Gobierno de Estados Unidos ha devuelto esta semana a China nada menos que 14 toneladas de fósiles que habían salido ilegalmente del país asiático y fueron interceptados por las aduanas norteamericanas en diversas operaciones, informó hoy la agencia de noticias oficial Xinhua. Los fósiles, enviados por barco en 93 contenedores, han sido entregados esta misma semana al Museo de Ciencias Naturales de Pekín, que ahora se enfrenta a una dura tarea de clasificación y datación de estos restos prehistóricos. Fuentes de la Administración Nacional sobre el Patrimonio Cultural han señalado que la pieza más valiosa es un fósil de cinco metros perteneciente a un ictiosaurio, un gran animal marino que vivió en la era Mesozoica, hace 225 millones de años. También son destacables los múltiples ejemplares de crinoideos, un raro equinodermo con tallo y cinco brazos móviles en su parte superior, y un "dragón de Guizhou", un reptil que también vivió en el Mesozoico Muchos de estos fósiles, entre los que también hay mamíferos y peces, fueron hallados en la provincia china de Guizhou, en el centro sur del país, una zona montañosa y pobre que hace millones de años estaba cubierta por las aguas del océano. Todos estos fósiles fueron decomisados por las autoridades aduaneras de la ciudad estadounidense de San Diego, en el estado de California, y según los responsables del museo pequinés tienen un gran valor para la investigación paleontológica. El director del Museo de Ciencias Naturales de Pekín, Ai Chunchu, señaló que con los crinoideos devueltos por Estados Unidos se planea construir una nueva sala de exposición de estos animales, que vivían a unos 300 metros en el fondo del mar, "plantados" en el suelo y con una apariencia similar a la de una flor.

Un mamífero placentario muy antiguo.

La cantera en la que se descubrió el "dinosaurio emplumado" de Liaoning ha vuelto a ser noticia. Un equipo internacional de científicos chinos y americanos descubrieron el fósil en perfecto estado ya que, además del esqueleto, conserva las impresiones de las partes blandas y tejidos carbonizados. El animal ha sido bautizado con el nombre de Eomaia scansoria (del griego "madre antigua" y el vocablo latino "trepador") en la prestigiosa revista Nature y sus descubridores lo han clasificado como la "madre de todos los mamíferos placentarios". Eomaia vivió hace entre 125 y 128 millones de años, 15 millones de años antes que el mamífero placentario más antiguo conocido hasta la fecha del que teníamos noticias gracias a los dientes fósiles encontrados en Siberia. Según los autores, este pequeño mamífero de aspecto similar a los ratones actuales, convivió con los grandes saurópodos y los temibles terópodos carnívoros del Cretácico , pesó entre 20 y 25 gramos y tenía un tamaño aproximado de unos 14 centímetros de longitud Su hábitat estaba en las ramas bajas y arbustos de los bosques. Su alimentación se basaba en insectos y probablemente pudiera ser presa para algunos dinosaurios carnívoros, de los que huiría trepando y echando a correr. La importancia de este descubrimiento radica en que estos nuevos restos servirán para aclarar la historia evolutiva de la mayoría de los mamíferos actuales, desde los marsupiales a los humanos pasando por ballenas, ciervos y cerdos. Los investigadores reconocen que ni el registro fósil ni los datos recogidos en otras líneas de investigación como la molecular, predecían esta temprana aparición del grupo. Además de este hallazgo, el yacimiento ha proporcionado hasta le fecha una gran diversidad de mamíferos cretácicos, entre los que se encuentran Zhangheotherium y Jeholodens.

Encuentran un gigantesco invertebrado de 325 millones de años.

Un fósil de 325 millones de años de antigüedad que pertenece a un nautiloide de casi tres metros de largo, el más largo del mundo conocido hasta el momento, fue descubierto por casualidad por un grupo de estudiantes de la University of Arkansas (EEUU). El fósil fue encontrado a pocos metros de la ruta interestatal 540, una de las de mayor tráfico de la localidad de Fayetteville, en Arkansas, un lugar donde los fósiles de ammonoides, del tamaño de una moneda, son bastante abundantes. Los estudiantes de paleontología Sarah Kee y Kevin Morgan comenzaron a buscar fósiles cuando, luego de cavar durante un tiempo, hallaron el fósil del nautiloide. En cuanto comprobaron que su tamaño era de más de un metro de largo Kee y Morgan pidieron ayuda a su compañero Jonathan Gillip para continuar la excavación. Después de trabajar toda la tarde, el ejemplar parecía tan grande que finalmente decidieron llamar a su profesor de biología, Walter Manger. El otro fósil de nautiloide casi tan grande como el hallado por estos estudiantes, que también y fue encontrado Fayetteville en 1963, mide poco más de un metro y medio. Estos animales, de la especie extinguida rayonnoceras solidiforme, vivían en el océano poco profundo que cubría el sur de los Estados Unidos hace más de 300 millones de años. El nautiloide era un cefalópodo emparentado con los actuales calamares y sepias, y solía crecer hasta un metro de longitud. Sin embargo, el espécimen descubierto por Kee, Morgan y Gillip es mucho mayor. "Es lo que se llama un gigante patológico. Como los calamares de nuestros días, es probable que se aparearan y depositaran sus huevos en un plazo de unos tres o cuatro años, muriendo poco después", explicaron los estudiantes en una conferencia de prensa, reproducida en la página de Internet de la universidad. "Pero algunos de ellos -continuaron- se volvieron estériles debido a la acción de parásitos, y al no poder reproducirse, vivieron durante décadas, desviando su energía hacia el crecimiento de su cuerpo". El fósil, que fue llevado al museo de la University of Arkansas, se encuentra especialmente bien conservado, y todo indica que está casi completo, algo muy poco usual.

Rescatan en Brasil restos fósiles de un reptil volador.

Hace 110 millones de años, en Brasil —al nordeste de Brasilia más exactamente—, vivió una especie de reptil volador, que hasta ahora era desconocida para los científicos. Tenía una cresta ósea de más de 60 centímetros, unas alas de 4,5 metros y se alimentaba atrapando peces con su pico largo y puntiagudo. Esta especie se describe por primera vez en el número de hoy de la revista Science. La descubrieron Alexander W.A. Kellner, de la Universidad de Río de Janeiro, y Diógenes de Almeida Campos, del Museo Ciencias de la Tierra, de Brasil. Ellos dieron con los restos fósiles de una especie de reptil volador al que llamaron Thalassodromeus sethi: la primera palabra significa "corredor del mar" y la segunda alude al dios Seth del antiguo Egipto. El primer nombre es muy significativo. El animal —un tipo de ptesaurio— vivió hace unos 110 millones de años, y pasaba su vida volando, gracias a sus alas de unos 4,5 metros de longitud. Pero también se sumergía y buceaba a velocidades de hasta 40 kilómetros por hora para atrapar peces. Esta especie vivió cuando los reptiles tuvieron su apogeo en la era Mesozoica. Convivió con los dinosaurios, que dominaron el planeta por más de 240 millones de años, junto a los reptiles marinos. El primer hallazgo de pterosaurios en el mundo data del año 1784, en la localidad de Baviera, Alemania. Fue Cosimo Alessandro Collini quién investigó el fósil. Los pterosaurios de mayor tamaño fueron encontrados en el continente americano en la década de 1870. Esta investigación esta fuertemente ligada a Edward Drinker Cope, (1840-1897) y Othniel Charles Marsh (1831-1899), precursores de la exploración del oeste norteamericano y grandes rivales entre sí. Otros restos fueron hallados en la Formación Santana en Brasil y en Cerro en Chile. Ahora, se agregó una especie de pterosaurio más. Era un reptil que volaba por medio de largas alas cubiertas con piel. Se cree que el animal vivía en las orillas de una antigua laguna, llamada Araripe, ubicada cerca del océano. Los investigadores que hallaron al Thalassodromeus sethi afirmaron que el cráneo de 1,2 metros de largo tenía en su parte superior una cresta ósea que se alzaba 78,7 centímetros desde la parte superior de su cabeza. Esta cresta podría haber funcionado como timón mientras el enorme animal volaba. La cresta está marcada por surcos en los que pasaban vasos sanguíneos, sugiriendo que el nudo superior también ayudaba a conservar fresco al animal. Los vasos habrían estado cerca de la superficie de la piel y eso permitía que el calor del cuerpo saliera fácilmente hacia la atmósfera.

Descubren un terrible Dinosaurio canibal en la isla de Madagascar.

Nuevas evidencias fósiles sugieren que un primo distante del tiranosaurio rex que habitaba en las planicies de Madagascar hace millones de años practicaba el canibalismo para sobrevivir en épocas difíciles. El descubrimiento es la evidencia más firme hasta ahora de que algunos dinosaurios carnívoros eran caníbales. Los expertos dicen que el hallazgo arroja luz sobre las dificultades que los depredadores enfrentaban hacia el fin del período cretáceo, cuando los dinosaurios desaparecieron, quizá por el impacto de asteroides, cambios climáticos o enfermedades. "Esta es la primera evidencia firme y convincente de canibalismo entre los dinosaurios terópodos", dijo Thomas Holtz, paleontólogo en la Universidad de Maryland, que no participó en el estudio. Los científicos que trabajan en Madagascar descubrieron evidencias de canibalismo en los huesos fosilizados del majungatholus atopus, una bestia dentuda del tamaño de un pequeño autobús que era el cazador más temible hace 70 millones de años en la isla del sudeste del Africa. La investigación, que se publica en la revista Nature, señala que el majungatholus atopus es pariente lejano del tiranosaurio rex, otro dinosaurio cazador temible que también se alimentaba de carroña y que pudo haberse comido a otros tiranosaurios muertos en lucha, aunque la evidencia no es concluyente. Hacia el final del cretáceo, Madagascar era semiárida y estaba sujeta a severos cambios climáticos que modificaron radicalmente los recursos disponibles. Las evidencias fósiles revelan que los dinosaurios y otras criaturas murieron masivamente. Cuando escasearon los alimentos y el agua, los científicos suponen que el majungatholus se alimentaba de los restos de otros dinosaurios como los titanosaurios —gigantescos herbívoros de cuello largo— y aun de los restos de sus propios muertos. "Creemos que el majungatholus explotaba todos los recursos disponibles en momentos duros, aun comiéndose a otros de su especie", dijo Raymond Rogers, geólogo del Macalester College en St. Paul, Minnesota, y autor principal del estudio. El canibalismo no es raro en el reino animal actual y más de una docena de especies lo practican por una serie de motivos ecológicos y evolutivos, dicen los científicos. Por ejemplo, un león a veces devora los cachorros de una leona para poder procrear y mantener su superioridad

Hallan huellas de Dinosaurios en Perú.

Lima. Un grupo de paleontólogos británicos ha determinado que las huellas de dinosaurio encontradas el año pasado en el sur de Perú son las más antiguas de toda Sudamérica, explicó el arqueólogo peruano Pablo de la Vera. Según los estudios de la Universidad de Bristol (Reino Unido), y de arqueólogos peruanos, las huellas corresponden a una especie que vivió hace 150 millones de años, 50 millones antes que los restos hallados en el norte de la Argentina, y en Chile y Bolivia. La antigüedad de las huellas se determinó por la formación geológica de la zona donde se hallaron y porque en la pisada quedan reflejados cuatro dedos, y no tres como en dinosaurios más recientes. Las pisadas corresponden a una especie que pertenece a la familia de los terópodos, dinosaurios carnívoros de dos patas, que vivió entre el período Jurásico y el Cretácico. Asimismo, los primeros estudios indican que puede tratarse de una variedad muy cercana al tiranosaurio rex, el mayor dinosaurio carnívoro que existió en la Tierra. En total se hallaron 68 pisadas de entre 50 y 90 centímetros cada una, con tres dedos unidos por una membrana y otro separado y más pequeño. Los rastros revelan que los animales tenían una altura de 2,45 metros y una longitud entre la cabeza y la cola de hasta 15 metros.

Un Glaciar de 600 millones de años en Uruguay.

En un pasado muy lejano, las playas de Piriápolis, en Uruguay, estuvieron cubiertas por glaciares, revelaron estudios geológicos realizados por investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la UBA, que aportan una evidencia más de los cambios climáticos que sufrió el planeta a lo largo de su historia. Los estudios de las rocas que forman parte de la costa uruguaya en Piriápolis permitieron determinar que esa zona, hace unos 600 millones de años, estuvo cubierta por hielos. "Las rocas presentan ciertos rasgos que indican que el ambiente en que se formaron estaba asociado a una glaciación o, por lo menos, a una época muy fría", explica el geólogo Pablo Pazos, docente e investigador de la mencionada facultad. Se trata de rocas muy antiguas, cuya edad se remonta al precámbrico tardío y al cámbrico temprano, época en que los organismos pluricelulares comenzaron a diversificarse. Un glaciar es una masa de hielo que se origina sobre la superficie por acumulación y compactación de la nieve. Esas masas heladas, al moverse, acumulan, transportan y depositan sedimentos. Así, fueron esculpiendo la superficie terrestre y dejaron sus huellas en diferentes lugares, como los lagos de la Patagonia. Hoy los glaciares cubren casi el 10% del planeta. Pero hace 15 mil años eran tres veces más extensos y superaban los 1000 metros de espesor. En un pasado aún más lejano, las rocas de más de 600 millones de años revelan episodios glaciares de mucha mayor intensidad, que llegaron a cubrir casi toda la superficie del planeta. Y esas huellas se han encontrado en lugares muy distantes. Actualmente, los científicos saben que las áreas que contienen rasgos glaciares muy antiguos estuvieron juntas en un supercontinente. "En el precámbrico hay dos episodios glaciares registrados: el Sturtian, que tiene un poco más de 700 millones de años, y Varanger, que se ubica hace unos 600 millones de años", indicó Pazos. Hay registros de este último en Paraguay y Brasil. Si bien en el Río de la Plata nunca se habían hallado depósitos glaciares, la presencia de huellas de esta glaciación en Africa, que estaba unida a esta región, indica que aquí también era factible encontrarlas. Y así fue como Pazos se dirigió a Piriápolis con la esperanza de dar con algún indicio. Esta ciudad costera presenta afloramientos rocosos que invitaban a ser estudiados. "En un día de campaña en que había marea baja y sudestada, el viento movió la arena y dejó a la vista un buen indicador de frío estacional, una roca encastrada en otra", relata Pazos. Cuando una piedra cae sobre el hielo de un lago, ella queda durante el invierno sobre la superficie. Pero con el deshielo, la piedra cae de golpe y rompe la estructura de los sedimentos. Pasados miles de años, esos sedimentos se convierten en una roca que alberga, en su interior, una piedra de características diferentes. Esto es un indicador de que esa roca se incrustó allí en una época glaciar. "La piedra, que tiene unos 40 centímetros de diámetro, está inmersa en un sedimento arcilloso, que puede ser también arena fina", señala Pazos, y destaca: "No se puede explicar por qué allí hay arena y, luego, un bloque de otra roca. La única explicación es que la piedra haya ingresado desde afuera". Además, el bloque posee numerosas estrías, que sugieren que fue arrastrado por el hielo. "Ese fue el puntapié inicial para pensar que podía vincularse a un evento climático." El análisis de los sedimentos fue complementado con datos paleomagnéticos obtenidos por la geóloga Leda Sánchez-Bettucci, de la Universidad de la República, del Uruguay. Según esta especialista, los sedimentos de Piriápolis no estaban cerca del polo. Uno se imagina que los glaciares están a cientos de metros de altura o en los casquetes polares. Eso es válido para los últimos 500 millones de años. Pero en etapas más antiguas, las glaciaciones fueron tan importantes que se extendieron hasta los 12 grados de latitud. Existe una teoría, que se conoce como "efecto bola de nieve", que explica por qué la Tierra llegó a cubrirse de hielo en tu totalidad. "Las grandes extensiones heladas reflejan la radiación solar y no permiten que entre el calor. De este modo se produce un aumento de las áreas congeladas. La masa de hielo acelera su propio crecimiento", señaló el doctor Víctor Ramos, profesor en la FCEyN. Si bien cuesta imaginar que las playas de Piriápolis alguna vez hayan estado cubiertas de hielo, según Ramos, "el hecho muestra que el clima del planeta ha ido variando continuamente. Y sigue cambiando, con diferentes velocidades y pausas". "Este hallazgo es el primero acerca de una glaciación en esa zona de Uruguay, y por ello es mucho más relevante", concluyó Ramos..

Buscan en Cuba evidencias del meteorito que mato a los dinosaurios.

Hace 65 millones de años se registró lo que muchos consideran la mayor hecatombe del planeta, cuando un meteorito de diez kilómetros de diámetro chocó con la Tierra a poca distancia de lo que actualmente es Cuba. Ahora, un grupo investigador cubano-japonés, al que podrían sumarse científicos españoles, estudia las huellas del impacto en la isla. "Estas rocas, extraídas en (la provincia occidental de) Pinar del Río provienen de lo que ahora es México", dijo a Associated Press Manuel Iturralde, investigador del Museo de Historia Natural de La Habana. "Su material salió parcialmente de Yucatán y del fondo del mar. Es algo único por su característica y su espesor". Iturralde, que es doctor en geología, encabeza desde 1997 un trabajo investigador que comparte con el astrónomo japonés Takafumi Matsui, de la Universidad de Tokio. El científico cubano había leído trabajos sobre la teoría del meteorito caído en Chucxulub, en lo que es hoy la península mexicana de Yucatán, que provocó grandes cambios climáticos en el planeta, entre ellos el exterminio de los dinosaurios al liquidar la flora silvestre que los alimentaba. "Nosotros empezamos (las investigaciones) por curiosidad", explicó el experto. Sin embargo, agregó, para un trabajo grande "se requería financiamiento". "De ahí surge un proyecto que ha durado hasta ahora y que ha estudiado estas rocas con un gran nivel de detalle, así como las localidades que tenían indicios de este impacto", dijo Iturralde. Entre los hallazgos más notables figuran rocas con dos metros de espesor "con todas las cualidades generadas por el impacto", agregó. En el Museo de Historia Natural se expone una muestra de esas piedras: cortadas transversalmente se ven diferentes capas que Iturralde muestra con orgullo. La primera de estas franjas, dice el experto, ha sido corroída por fuertes corriente marinas y hacia arriba los depósitos coinciden con el impacto del meteorito. Luego se ve la capa depositada por un "tsunami", una ola gigantesca que alcanza cientos de metros. Posteriormente se exhibe una franja color amarillo-dorado: es el iridio, un elemento de baja concentración en la tierra, pero sumamente alta en los materiales extraterrestres. "Es polvo de meteorito" compactado en la roca, dijo Iturralde, y explicó que la enorme roca que chocó con la Tierra se desintegró en un monstruoso estallido. También hay partes de cuarzo laminado y otros vestigios de la gigante explosión y las subsiguientes reacciones: el sismo, la ola gigante, el derrumbe de las laderas. "En la Sierra de Rosario nos encontramos con un corte de roca de 900 metros de espesor, es decir que es absolutamente único, formada a consecuencia del impacto. Estamos hablando de millones de toneladas de rocas acumuladas en sólo tres o cuatro horas", indicó el geólogo. Estos acontecimientos provocaron la muerte de cientos de especies sobre la faz de la tierra y una crisis ecológica mundial. Más allá del estudio de las rocas, el proyecto entró ahora en una nueva etapa en la cual trabajarán científicos españoles, dijo por su parte Reinaldo Rojas, paleontólogo del museo. "Se van a estudiar las conchas y los pequeños animalitos, quizá microscópicos, que quedaron guardados en las rocas hasta hoy", señaló Rojas. Para Rojas, las piedras, más que fotografías del pasado son libros a la espera de ser interpretados por los científicos y los curiosos. "Hay un registro de sus huellas y estudiamos las especies y reconstruimos las relaciones que tenían", destacó el investigador. Los colaboradores españoles serán especialistas de la Universidad de Zaragoza. Satisfechos con su trabajo, los expertos esperan tener más conclusiones para el año entrante. "La geología indaga en el presente para entender el pasado y poder pronosticar el futuro... Si no invirtiéramos en investigar lo que pasó, no podríamos controlar lo que vendrá", dijo Iturralde.

Hallan restos fósiles de Gliptodonte en Cusco.

El fósil de un enorme mamífero extinto de 1,5 millones de años, fue descubierto en el pueblo de Acocunca, distrito de Alto Pichigua, provincia de Espinar, en Cusco (Peru). Según la especialista Arminda Jibaja, el hallazgo pertenece a una especie llamada Gliptodonte. Estos animales típicos del Pleistoceno sudamericano comenzaron su evolucion durante el Eoceno, es decir, unos 40 millones de años antes del presente, a partir de pequeñas criaturas. Se diversificaron en numerosas formas y tamaños (mas de 35 especies). A simple vista recuerda a los armadillos, de los cuales poseen cierta parentela. Entre todos ellos de destaca el Genero Doedicurus, con 3,5 metros de algo y mas de una tonelada de peso en vida. Una comitiva del Instituto nacional de Cultura (INC) del Cusco llego al lugar del descubrimiento a solicitud de las autoridades locales. Sin embargo, la desidia en cuanto a la protección del hallazgo, es  preocupante por la carencia de fondos económicos. Los funcionarios del INC-Cusco alegan no contar con recursos ni especialistas (paleontólogos) para tratar el descubrimiento.

Un nuevo Sauropodo fue descubierto en Sudáfrica.

Su nombre es Antetonitrus, que significa "antes del trueno". Y es una especie de dinosaurio herbívoro (Saurópodo) que vivió hace unos 210 millones de años, lo que significa que sería uno de los más antiguos en su género. Pero cabe aclarar que hay restos de dinosaurios que superan en varios millones de años al Antetonitrus, como los hallados en el Valle de Ischigualasto y Talampaya (Argentina). Los restos fósiles de este herbívoro gigante encontrado en Ladybrand, Sudáfrica, acaban de ser formalmente identificados por un grupo de paleontólogos. De la investigación se desprende que sus dimensiones eran enormes: medía unos 10 metros de largo y pesaba alrededor de 1,8 tonelada. El fósil, en realidad, había sido desenterrado por el profesor James Kitching en 1981, pero nunca fue estudiado científicamente. Hasta 2001 permaneció olvidado en un armario de la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo.  En 2001, el paleontólogo australiano Adam Yates se encontró con el ejemplar y se dio cuenta de que estaba frente a un gran descubrimiento. Los exámenes científicos corroboraron su intuición: era una especie de dinosaurio desconocido hasta ahora. El descubrimiento del Antetonitrus es sumamente alentador. "Este fósil podría enseñarnos cómo eran los primeros ejemplares, cosa de la cual no sabíamos nada hasta ahora", explica el científico.  El Antetonitrus era totalmente herbívoro, se desplazaba en cuatro patas de igual longitud y tenía pies cortos pero anchos, armados de una garra en el dedo gordo, probablemente utilizada para defenderse de sus predadores, pese a que era mucho más grande que ellos, estimó Yates.

Hallan un Dinosaurio Carnívoro en la India.

No es mucho lo que se sabe de los dinosaurios que millones de años atrás habitaron las tierras que actualmente conforman la India.  Esto se debe a que buena parte de las formaciones geológicas donde descansan los restos de estas extintas criaturas resultan inaccesibles para el trabajo de los paleontólogos.  Lo exiguo del registro fósil indio subraya la relevancia del hallazgo hecho público ayer por el prestigioso paleontólogo norteamericano Paul Sereno, de la Universidad de Chicago. En una conferencia de prensa realizada en Mumbai, India, Sereno anunció el descubrimiento del primer cráneo de dinosaurio que se ha podido reconstruir en ese país.  El cráneo y otros fragmentos de su osamenta descubiertos cerca del río Narmada, en el oeste de la India, corresponden a un nuevo e imponente dinosaurio carnívoro de aproximadamente nueve metros de largo, que los paleontólogos bautizaron Rajasaurus narmadensis. Este animal, que vivió hace 65 millones de años, presentaba una extraña cresta: "Hay un hueso que sobresale de la parte superior del cráneo; nos hace pensar que el Rajasaurus habría tenido una especie de cuerno en la cabeza", dijo Jeff Wilson, paleontólogo de la Universidad de Michigan, EE.UU., que participó de la descripción del nuevo dinosaurio. Esa extraña protuberancia, junto con otros caracteres que permiten ubicarlo dentro de la familia de terópodos carnívoros llamada abelisaurios , emparenta al Rajasaurus con varios dinosaurios de la Patagonia Argentina ( Abelisaurus , Carnotaurus y Aucausaurus ), y uno de Madagascar (el Majungatholus ), que comparten un todavía no explicado gusto por la ornamentación de sus cráneos.  La descripción del Rajasaurus, financiada por la National Geographic Society, y de la que participaron los paleontólogos indios Suresh Srivastava y Ashok Sahni, se publica en la edición de agosto de la revista del Museo de Paleontología de la Universidad de Michigan.  Aunque existen pocas evidencias fósiles al respecto, la presencia de los abelisaurios en la India tiene su historia. "Ya en 1917 fueron desenterrados restos de abelisaurios en el norte de ese país, descriptos en 1933 por el paleontólogo alemán Frederich von Huene. Por su parte, su colega indoamericano Sankar Chatterjee descubrió nuevos restos de estos animales", dijo Fernando Novas, paleontólogo del Laboratorio de Anatomía Comparada del Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. Claro que ni von Huene ni Chatterjee sabían que lo que habían tenido entre manos eran huesos de abelisaurios. Sólo en 1985, el paleontólogo argentino José Bonaparte y Novas acuñarían el nombre de esta familia de dinosaurios.  "Los abelisaurios fueron carnívoros ampliamente distribuidos en (el supercontinente llamado) Godwana y muy diversificados hacia fines de la era de los dinosaurios", explicó Novas. Investigaciones recientes realizadas por este paleontólogo junto a su colega india Saswati Bandyopadhyay confirmaron el parentesco entre varios dinosaurios indios descriptos por Von Huenen en 1933 y sus parientes patagónicos.

Un Pueblito se convierte en un Museo improvisado de la Era Primaria.

Monsagro, un pequeño municipio de 240 habitantes, se ha convertido en un museo improvisado de la Era Primaria tras descubrir que muchas de las piedras que decoran las fachadas de los domicilios de Monsagro son fósiles de anfibios de hace más de 460 millones de años. El alcalde, Francisco García Martín, explicó a Europa Press que desde hace años los habitantes del municipio buscaban en la Peña de Francia -zona en la que está ubicado el pueblo- "piedras bonitas" para decorar sus casas y fue hace unos 25 años cuando un entendido aseguró que estos minerales eran fósiles de anfibios de la Era Primaria. García Martín aseguró que en este momento se pretende utilizar estos fósiles como recurso turístico, ya que tras un exhaustivo análisis de un geólogo de la Junta de Castilla y León se ha descubierto en que las fachadas existen fósiles de más de 12 tipos de animales acuáticos. "El objetivo es que mediante una ayuda de la Dirección de Turismo podamos hacer un itinerario de los fósiles", indicó el alcalde, quien destacó también la aparición de unas eras romanas. Para llevar a cabo el proyecto se prevé invertir 15.000 euros, de los que un 75 por ciento serán aportados por la Junta de Castilla y León y el resto por el Ayuntamiento. Francisco García Martín aseveró que según los estudios del geólogo de la Junta estos restos revelan que la Peña de Francia y Las Batuecas estaban bajo el mar hace más de 460 millones de años. "Cuando le contamos a la gente del pueblo que estaba bajo el mar no se lo creen", aseguró el alcalde. De este modo, se han encontrado fósiles de hasta cinco tipos distintos en una fuente ubicada en la entrada de Monsagro, también se han encontrado varios en las piedras que decoran la iglesia del pueblo y el resto en las fachadas de las casas de la zona. En concreto se han hallado fósiles de trilobites, graptolites, Cruziana y Dkolythos, además de huellas de oleaje y pistas de gusanos.

Encuentran una huella de gran tamaño en España.

Una huella de 74 centímetros da una pista sobre el enorme tamaño del animal que dejó su marca en el paraje de Costalomo. 140 millones de años después, en la localidad de Salas de los Infantes, un grupo de científicos bautizó al dinosaurio como 'Atila', por el «pavor» que pudo causar entre el resto de animales. «Era temible, cualquier otro dinosaurio se echaría a temblar», asegura Fidel Torcida, el director del Museo Arqueológico de Salas, quien calcula que las patas de este terópodo pudieron medir tres metros, lo que daría unos diez metros de longitud y dos toneladas de peso. Torcida cree que puede ser la huella más grande de un dinosaurio encontrada en España. La marca de 'Atila' no es la única que ha dejado al aire la limpieza de Costalomo. Unas 120 huellas, algunas «realmente interesantes», se muestran ahora en este yacimiento de la Sierra de la Demanda. «Tienen la curiosidad de que son huellas en relieve, no son huecas», explica el director del Museo de Salas, que participa en la campaña de excavaciones. Se trata de marcas que sobresalen de la roca, en un proceso de conservación que los miembros del equipo investigador cree «único en el mundo», y que está en plena fase de estudio. Desde luego, no se trata de la huella original, sino del antiguo relleno, según apunta Fidel Torcida. Este año, las expectativas del equipo investigador se han visto recompensadas con más restos que, por su tamaño y forma, confirman que en el yacimiento existen más ejemplares, entre ellos un espinosáurido y un ornitópodo, un pequeño dinosaurio herbívoro. La campaña de este año en La Revilla-Ahedo está a punto de culminar. En ella han trabajado unas 35 personas, entre ellas los miembros del Colectivo Arqueológico de Salas y 28 estudiantes de universidades de Salamanca, el País Vasco, Zaragoza y León, además de paleontólogos visitantes. Un grupo diferente al de aficionados que comenzaron con las primeras excavaciones.

Hallan mas de 200 nidos con huevos de Dinosaurios en Coll de Nargó.

La mayor parte de los elementos fósiles localizados pertenecen a dinosaurios del género Megaloolithus, asociados al grupo taxonómico de los Titanosauros. Entre los descubrimientos, también destacan 11 puntos más con huesos y un rastro de huellas de unos 7 metros de longitud. En esta campaña de prospecciones de verano han participado 35 personas, entre geólogos, biólogos, profesores y alumnos universitarios y de bachillerato. Tras los trabajos, tan sólo queda por inspeccionar un tercio de la zona, que podría presentar una gran densidad de nidadas, según cree el presidente de la Asociación de Amigos de los Dinosaurios del Alt Urgell (ADAU), Josep Peralba. La ADAU tiene previsto proponer a la Generalitat un conjunto de actuaciones para la consolidación y conservación de las nidadas con tal de detener el proceso de degradación, ya que muchas se encuentran deterioradas debido a la meteorización y la erosión provocada por las aguas superficiales. Los buenos resultados obtenidos se verán reflejados en un artículo en la revista 'Paleovertebrata' y con la visita de especialistas al yacimiento de Coll de Nargó las próximas Navidades. Por otro lado, en la próxima Semana Santa se abrirá al público la exposición permanente 'Límit-KT, los últimos días de los dinosaurios'.

Describen un Roedor Gigante en Venezuela.

Quienes temen ser sorprendidos en la noche por un ratón común y silvestre, de esos que pueden ser fácilmente ahuyentados a golpes de escoba, palidecerían con sólo pensar en un roedor de tres metros de largo, que pesaba más de 700 kilogramos.  "Tenía cosas de conejillo de Indias y cosas de carpincho, pero era más grande, mucho más grande. Sus dientes crecían constantemente para poder lidiar con una dieta de gramíneas que implica un gran desgaste", dijo el paleontólogo Argentino Marcelo Sánchez-Villagra, cuya descripción del Phoberomys pattersoni, el roedor más grande conocido hasta ahora, aparece hoy en la revista Science. Ocho millones de años atrás, este animal habitó las pantanosas tierras del delta de un gigantesco río apodado Paleo-Orinoco-Amazonas, que corría paralelo a la cordillera de los Andes en el territorio que hoy ocupa Venezuela. Los restos del Phoberomys fueron descubiertos en un pueblo ubicado 400 kilómetros al oeste de Caracas.  "Era un animal semiacuático, lo que le permitía elegir entre la tierra y el agua a la hora de esconderse de sus predadores", dijo Sánchez-Villagra, que actualmente lleva adelante sus estudios en la Universidad de Tübingen, Alemania. Es que en aquellos años las tierras ribereñas eran un lugar peligroso: Phoberomys debía evitar cruzarse en su camino con aves corredoras de tres metros de alto o con cocodrilos de hasta 12 metros de largo. Así era la fauna de América del Sur hace ocho millones de años: enorme. "Pero a diferencia de la Patagonia, que posee excelentes yacimientos fósiles y una gran tradición paleontológica, se conoce muy poco de quienes vivieron en el trópico, que es donde debió encontrarse la mayor diversidad biológica y donde seguramente se produjeron eventos clave en la evolución de la fauna de América del Sur", dijo Sánchez-Villagra.  "Esto es lo que les da importancia a los hallazgos realizados en Urumaco", dijo otro de los autores del estudio, la doctora Inés Horovitz, también Argentina, profesora de la Universidad de California en Los Angeles, Estados Unidos. ¿Por qué los roedores llegaron a ser tan grandes como el Phoberomys? "Por aquel entonces, América del Sur estaba aislada de otras masas continentales, lo que llevó a sus mamíferos a desarrollar su propia historia evolutiva. El Phoberomys llenó entonces un nicho ecológico que estaba vacante." "Lo interesante es que en la Argentina también vivieron roedores gigantescos en más o menos la misma época en que vivió el animal que describe Marcelo en Science", agregó por su parte la doctora Guiomar Vucetich, investigadora principal del Conicet y profesora de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.  Y aunque los restos fósiles de los primitivos roedores argentinos son muy escasos como para poder asegurarlo, los expertos sugieren que éstos podrían haber sido aún más grandes que su par venezolano. "Ya en 1926 se describió el Phoberomys insolita, cuyos restos fueron hallados en las barrancas del río Paraná, a partir de un molar superior con un diámetro de 47 milímetros", agregó Vucetich. Si el diámetro del molar del Phoberomys venezolano era de 41 milímetros, sólo resta imaginar el tamaño de su primo santafecino.

 

Rescatan restos de Mamut en una pequeña población de México.

 

La Universidad Autónoma Chapingo (UACh) confirmó el hallazgo de una osamenta de mamut de cuando menos 11 mil años de antigüedad. El descubrimiento se hizo en el poblado de Tocuila, gran cementerio de Mamuts del ex lago de Texcoco. El Arqueólogo Luis Morett Alatorre, director del Museo Nacional de Agricultura de la UACh, informó que el descubrimiento fue hecho por habitantes de la comunidad cuando se hacían excavaciones para la introducción de drenaje en una calle de este pueblo, ubicado en la zona donde, sin éxito, se pretendió construir la sede alterna del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Morett Alatorre indicó que especialistas del Laboratorio de Paleozoología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Museo Nacional de Agricultura ya iniciaron los trabajos de rescate para recuperar los restos de la osamenta, excepto el cráneo, que fue destruido por la retroexcavadora que se utilizaba en los trabajos de drenaje.  El director del Museo Nacional de Agricultura calcula que los huesos hallados tienen al menos 11 mil años de antigüedad. ''Es un Mamutus columbi -precisó Luis Morett-, la especie dominante en la cuenca de México hacia el final del pleistoceno. Suponemos que se trata de un individuo macho, un joven adulto, porque es un animal grande.''  Tocuila se ha vuelto célebre porque alberga el más grande cementerio de Mamuts de la cuenca de México; incluso, con apoyo de organismos, pobladores e investigadores mexicanos que residen en Inglaterra, se montó allí un Museo dedicado a esa especie de elefante fósil. Con éste son 10 los hallazgos en Tocuila de restos de Mamut. El sitio fue confluencia de los ríos Coscacuac y Chapingo hace miles de años y atraía a los monumentales animales. El último descubrimiento fue el de una manada de esos animales, los cuales se quedaron atrapados en el canal de un río, cuyos restos son la máxima atracción del Museo Paleontológico de Tocuila. ''Tocuila fue una zona pantanosa con abundantes pastizales y mucha agua; era un lugar muy atractivo para este tipo de fauna; atrás de ellos venían los cazadores y los animales carroñeros".  Después de los estudios de laboratorio que se practiquen a los restos óseos recién descubiertos se determinará si hubo ''actividad cultural'' en la muerte del mamut, toda vez que su cráneo y colmillos se encontraron volteados, es decir, después de muerto, cazadores o algún animal voltearon su cabeza para extraerle la masa cerebral.

 

Recuperan numerosos restos fósiles  en la ciudad Mexicana de Veracruz.

La delegación estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio a conocer que fueron localizados más restos óseos de animales prehistóricos a la orilla de la carretera Atoyac-Paso del Macho, donde se construye un muro de contención y en cuyo sitio fueron extraídos fósiles de un oso perezoso gigante, cuyo nombre científico es Megatherium americanum. En la misma área se hallaron un molar de mastodonte de la especie Cuverinius, así como placas de corazas de armadillos gigantes y huesos de roedores con antigüedades que se estiman de entre 12 y 14 mil años. Según las primeras deducciones elaboradas por especialistas del INAH, donde destaca el investigador Fernando Miranda, el yacimiento se localiza en una zona formada por rocas calizas muy antiguas del periodo cretácico superior, con una antigüedad cercana a 60 millones de años y el cementerio de fauna prehistórica correspondería al pleistoceno. La ubicación de este último es en la confluencia de dos fallas geológicas, una de ellas sobre el curso del río Atoyac, se presume que el área fue cubierta por un alud de material piroclástico (lodo a altas temperaturas) causado por erupciones volcánicas de la zona del Pico de Orizaba. En ese entonces, los aludes de lodo incandescente cubrieron la mayor parte de la región central del estado de Veracruz y llegaron prácticamente hasta la costa, lo que causó la extinción y el desplazamiento de la fauna hacia la planicie costera. Los especialistas estiman que el último flujo de lodo ocurrió hace unos 100 mil años.  El Centro INAH-Veracruz expresa que aún falta que se desarrollen análisis de estratigrafía y paleozoología para determinar con mayor exactitud las características del paleoambiente y la transformación del clima en los pasados 15 mil años, así como el hábitat de dichos especimenes. A decir de los investigadores, el Megatherium americanum, conocido también como oso perezoso gigante, fue uno de los animales de mayor tamaño de la fauna del cuaternario que podía caminar sobre dos patas y medía cuatro metros, pero erguido alcanzaba seis metros de altura y tenía un peso aproximado a las cuatro toneladas. Ese animal se alimentaba de brotes de plantas, raíces, no tenía dientes pero contaba con molares muy potentes y garras fuertes que le permitían obtener alimento, y el resto óseo hallado la semana pasada en Atoyac representa el descubrimiento más completo de la especie en el país.

 

Hallan un enorme Dinosaurio Sauropodo en Marruecos.

 

El ministro marroquí de Energía y Minas, Mohamed Butaleb, anunció en Rabat el descubrimiento de un cráneo de dinosaurio en la localidad de Tazuda, a 530 kilómetros al sur de Rabat. Los primeros indicios de la existencia del saurópodo (dinosaurio cuadrúpedo herbívoro), bautizado como Tazoudasaurus naimi, se detectaron en 1998, aunque los principales descubrimientos, como el de la mandíbula del animal, tuvieron lugar durante el 2002. Desde entonces, un equipo de paleontólogos y geólogos marroquíes, franceses y suizos ha sacado a la luz más de 400 huesos de distintos animales, entre los que se encuentran los del Tazoudasaurus naimi. Los restos de este dinosaurio primitivo comprenden parte del cráneo, en particular una de las mandíbulas que conserva 17 de los 20 dientes originales, vértebras cervicales, y dorsales, diferentes huesos de los miembros y parte de la cola. Según los científicos que lo descubrieron, estos restos, hallados en diferentes capas continentales de un espesor de 300 metros, datan del Jurásico Inferior. El Tazoudasaurus, que alcanzaba una longitud de nueve metros y cuya mandíbula medía 40 centímetros, es el ancestro más antiguo conocido de los Braquiosaurios y Diplodocus que poblaron América del Norte durante el Jurásico superior. Este parentesco se explica porque hace 180 millones de años el Océano Atlántico no existía y la zona del Alto-Atlas marroquí, en la que se encuentra el yacimiento, estaba unida a los actuales Estados Unidos, en concreto a Carolina del Norte. Taquet explicó que tras comparar los restos con los 29 tipos de saurópodos que se conocen, se demostró que el Tazoudasaurus está muy emparentado con otro dinosaurio de la misma época, el Vulcanodon, hallado en Zimbabwe.

 

Investigadores Norteamericanos descubren un tumor cerebral en un Dinosaurio.

 

El anuncio se divulgó en Indianapolis en el Museo de los Niños de Indianapolis y en el Instituto de Investigación Geológica de Black Hills. La prueba del tumor se descubrió en un fósil de 7,6 metros de largo del depredador llamado Gorgosaurus, un carnívoro relacionado estrechamente con el Tyrannosaurus rex, según el anuncio. El fósil fue descubierto en 1997 en la Formación "Two Medicine" en el Condado Teton, en el occidente de Montana. Peter Larson, cofundador del Instituto Black Hills, dijo en una entrevista que el tumor probablemente era canceroso, "pero no podemos decirlo con seguridad. Sabemos que era un tumor que ponía en riesgo la vida, y en caso de que el tumor no haya causado directamente la muerte, al menos condujo a ella". El investigador comentó que el descubrimiento es significativo porque es el primer tumor cerebral hallado en cualquier tipo de fósil - dinosaurios u otros -, y muestra que los problemas de tumores cerebrales "han estado presentes básicamente desde siempre". La masa en forma redonda tenía un diámetro como de cinco centímetros y estaba alojada en un cerebro con la mitad del volumen de un cerebro humano. El tumor abarcaba casi todo el proencéfalo, la parte del cerebro que procesa funciones superiores, y estaba ejerciendo presión contra el tallo cerebral.

 

Dicen que los Mastodontes Norteamericanos eran agresivos.

 

El mastodonte americano, un pariente de los elefantes, habitó una gran parte de Norteamérica hasta su extinción hace apenas 10.000 años. Comían básicamente plantas, y se les muestra habitualmente como animales pacíficos. Sin embargo, podrían haber poseído un lado agresivo. Para llegar a esta conclusión, un grupo de expertos liderado por el paleontólogo Daniel Fisher, de la University of Michigan, ha realizado una serie de estudios sobre los posibles daños óseos presentes en los restos fósiles de grandes machos de esta especie. Se han creado gráficos tridimensionales por ordenador que, tras un profundo análisis, sugieren que algunos de estos animales murieron por las heridas producidas por los colmillos de otros machos. La principal evidencia de la existencia de combates mortales consiste en la presencia de áreas de hueso del cráneo perforadas, normalmente por un solo lado, detrás del ojo y bajo la región de la mejilla. Para ocasionar una herida en este punto, un colmillo debería penetrar y atravesar una gran cantidad de músculo, causando una extraordinaria pérdida de sangre y daños en los músculos que sirven para masticar. Los mismos esqueletos estudiados muestran otros signos de violencia, como vértebras aplastadas, lo que sugiere golpes paralizantes en el lomo. La estructura esquelética de los mastodontes era incluso más fuerte que la de los elefantes actuales, de manera que sus colmillos debían producir un gran daño. Hay pruebas del uso de estos últimos para el ataque y la defensa, ya que los ligamentos que mantenían a los colmillos en su sitio eran muy grandes y resistentes, sirviendo también para amortiguar los impactos. Los paleontólogos no tienen una idea clara de cómo luchaban los mastodontes, ya que los colmillos están curvados en forma de espiral y suelen encontrarse por separado de los cráneos. Esto dificulta la visualización exacta de los movimientos tridimensionales de los colmillos y cráneos de los oponentes durante la lucha. Fisher usó modelos digitales, manipulados por ordenador, para "evaluar" diversos estilos posibles de lucha. Conocer el comportamiento de los mastodontes machos nos ayuda a ensamblar una visión más amplia de la ecología de tales animales. Los científicos aún debaten las causas de su extinción, junto con la de los mammuts (otro pariente de los elefantes), y la de muchos otros grandes mamíferos de finales de la Era Glacial. El cambio climático, las enfermedades y la cacería por parte de los hombres pudieron ser factores que intervinieron en su desaparición. Ahora, las luchas entre los propios mastodontes deberán tenerse en cuenta como factor influyente en su grado de mortalidad.

 

Los Pterodactilos y la relación entre el vuelo y su cerebro.

Los Pterosaurios, los primeros vertebrados voladores en la era de los dinosaurios, podían ser tan grandes como un avión y volar con facilidad debido a una capacidad especial de su cerebro, reveló un estudio publicado en la revista "Nature". El estudio añade que el cerebro de los reptiles voladores, llamados pterodáctilos y que tenían un oído especializado, les ayudaba a volar y a ubicar su presa. Según Lawrence Witmer, del Colegio de Medicina Osteopática de la Universidad de Ohio, el hallazgo podría explicar la evolución del cerebro y del sistema visual, no sólo de esos animales sino de todos los seres vivos. En comparación con los reptiles modernos, como los caimanes y los cocodrilos, los Pterodáctilos tenían un complicado sistema neurológico que les permitió usar alas enormes. Así surge del estudio de fósiles de Pterodáctilos que vivieron en la Era Mesozoica, hace unos 150 millones de años, en lo que es hoy Alemania. Esos fósiles son cráneos casi intactos del Rhamphorhynchus, una especie cuyas alas extendidas medían más o menos un metro, y el Anhanguera, más grande y de alas de unos 4 metros que vivió en Brasil, hace unos 115 millones de años. Sus cráneos fueron sometidos a exámenes con escáneres, que produjeron gráficos para reconstruir la cavidad craneana y los conductos del oído interno. Esos gráficos fueron comparados con los de los cocodrilos y pájaros. "Los pterodáctilos y los pájaros desarrollaron su capacidad de vuelo de manera independiente, pero son muy cercanos de los dinosaurios. Los cerebros de los pájaros modernos y los Pterodáctilos tienen algunas similitudes, pero la diferencia más importante es la del "flocculus", que es la porción que controla el vuelo y es mucho más grande en estos últimos. Como una computadora, el flocculus procesa la información del cuerpo, así como la posición del cuello y la cabeza, y transmite los datos a los músculos que mueven los ojos. Esto permite fijar la mirada en la presa independientemente de cuáles sean los movimientos del cuerpo. El estudio sugiere también que el mayor centro neurológico de los reptiles voladores era necesario para procesar los datos que transmitían sus alas, enormes superficies de piel y de fibras musculares muy sensibles. "Las alas eran un órgano sensorial extra y vincularon su funcionamiento con el cuello, la cabeza y los ojos. El cuerpo cambiaba de posición pero los ojos no perdían de vista la presa". Los análisis de la estructura del oído interno tanto del Pterodáctilo brasileño como del alemán, revelan que ambos volaban de manera diferente. El Rhamphorhynchus volaba con la cabeza horizontalmente alineada al cuerpo, mientras que el Anhanguera lo hacía con el pico apuntando hacia abajo, lo que mejoraba su visión, dijeron los científicos. 

Hallan uno de los vertebrados mas antiguos del mundo.

El fósil recuerda "un pequeño renacuajo parecido a un pez", declaró Jim Gehling, paleontólogo de Museo Sudaustraliano en Adelaide, al diario The Australian. El hallazgo es 30 millones de años más viejo que el vertebrado fósil más antiguo conocido hasta ahora, hallado en China. Se trata de "nuestro antepasado más antiguo, como el embrión de todos los animales", destacó Gehling. Los científicos australianos no hallaron en el fósil una prueba directa de una columna vertebral, pero ésta puede deducirse de la forma del animal, su musculatura oblicua y la forma de su cabeza. El fósil fue hallado en piedra arenisca de la cordillera Flinders, en el sur de Australia, y según Gehling, yació durante cinco años en la veranda de un granjero antes de que los científicos reconocieran su importancia.

Una Roca espacial causo la "Gran Muerte".

Hace unos 250 millones de años, algo desconocido arrasó con la mayoría de la vida en la Tierra. Fue mucho más devastador que el impacto que acabó con el reino de los dinosaurios hace 65 millones de años. Nueva evidencia geológica señala que la "gran muerte" fue ocasionada por una roca espacial que se estrelló contra la Tierra. Docenas de gránulos de minerales raros descubiertos en rocas antiguas en la Antártida podrían ser "el cuerpo del delito", según los científicos en Estados Unidos. Pequeñas partículas de un meteorito condrito (rocoso) tienen todas las señales de proceder del espacio. Asis Basu, un geoquímico de la Universidad de Rochester en Nueva York, cree que los fragmentos datan de un período entre el pérmico y el triásico, hace 251 millones de años, cuando un 90% de la vida marina y el 70% de las especies terrestres desaparecieron. Si este es el caso, sería la segunda vez que un asteroide o cometa destruye la vida en la Tierra. "Nos parece que las dos grandes extinciones en la historia de la Tierra...fueron causadas por impactos de meteoritos condritos" escribieron en una publicación científica Basu y sus cuatro colegas de otras universidades estadounidenses. Esta es la más reciente prueba que sustenta la teoría de que un cuerpo celeste se estrelló contra la Tierra durante la época de la "gran muerte".  En 2001, investigadores estadounidenses descubrieron pequeñas cápsulas de gas cósmico atrapadas entre rocas del período pérmico-triásico. Isótopos de helio y argón que se encuentran comúnmente en el espacio fueron encontrados dentro de una jaula de átomos de carbono. Estas extrañas moléculas en forma de esferas geodésicas llamadas fullerenos supuestamente llegaron a la Tierra a través de una roca estelar que impactó en el planeta. Sin embargo, no todos los científicos están convencidos por la teoría de la extinción causada por un meteorito. Muestras fósiles demuestran que algunas especies, sobretodo terrestres, fueron capaces de sobrevivir a cualquier cosa que haya sucedido. Cuatro de cinco tipos de pseudo reptiles del pérmico-triásico llamados procolofonídeos lograron sobrevivir hasta la época de los dinosaurios. No se ha podido explicar cómo algunos vertebrados lograron escapar a la devastación.

Habrían descubierto una telarañas de 300 millones de años.

Lo que parecen ser restos de hilado de seda fueron encontrados en el fósil de un antiguo arácnido. La criatura de 300 millones años, Aphantomartus pustulatus, podría haber usado hebras de seda para atrapar a su presa. Se trata de un Trigonotárbido, integrante del grupo de arácnidos que colonizaron la tierra. Los Trigonotárbidos no son verdaderas arañas pero se cree que tienen relación entre sí. Si realmente pueden tejer telas - algo que algunos científicos ponen en duda - podrían tener un parentesco más cercano a las arañas de lo que se pensaba previamente. El hallazgo del fósil también sugiere que el hilado de tela puede haber tenido una evolución independiente en líneas de arácnidos, lo cual da pie para pensar que se podrían encontrar en otros arácnidos extintos. "Todos sabemos que las arañas y algunos insectos, tales como las mariposas, producen seda, pero hasta donde yo se, el tejido de seda nunca ha sido probado en un grupo fósil extinto", dijo Cary Easterday, un estudiante del master en Ciencias Geológicas de la Universidad Estatal de Ohio. El fósil, que fue encontrado en una mina de Ohio, está muy bien preservado. Bajo el microscopio, pequeñas protuberancias conocidas como microtubérculos, pueden verse a lo largo de las patas traseras y sobre todo el cuerpo. Easterday admite que las pruebas sobre el hilado de tela no son definitivas, agregando que pueden tratarse de estructuras para la limpieza o vellos especializados que sirven de mecanismo de defensa.

Hallan el Fósil Masculino mas antiguo del mundo.

Este espécimen, cuya impresión fue encontrada en una roca, es similar a algunas especies modernas de crustáceos acuáticos. El animal vivió en el período geológico en el que las algas aún dominaban el mar y los peces recién empezaban a evolucionar. Un grupo de científicos de la universidad británica de Leicester -que realizaron el hallazgo- destacaron que la importancia del descubrimiento es que el fósil presenta el pene más antiguo jamás conocido. Además, los investigadores se asombraron por su similitud con sus parientes más modernos. A pesar de su diminuto tamaño, las observaciones fueron facilitadas por la fidelidad del fósil, que logró preservar las formas tanto de las partes más fuertes -como su caparazón- como de sus sectores más frágiles. Además del pene, se pudieron identificar con claridad extremidades para nadar y alimentarse. "Todo el animal es impresionante", dijo David Siveter, uno de los investigadores de la Universidad de Leicester. El grupo de científicos liderados por Siveter decidió denominar a este nuevo ejemplar como Colymbosathon ecplecticos, que significa sorprendente nadador con gran pene. (Dic. Fuente BBC Mundo).

El Yacimiento Pleistoceno de "Rancho La Brea".

El «Rancho La Brea» alberga el mejor y más completo yacimiento paleontológico del mundo del final del Pleistoceno Sin esfuerzo aparente, John Harris clava en el suelo un bastón de madera. Cuando lo suelta, el palo queda de pie, casi en posición vertical. La punta ha penetrado en el terreno, de color parduzco, algo más de un palmo. Harris me desafía: «Ahora, sáquelo». Un rápido cálculo mental, de esos que todo el mundo realiza de forma inconsciente cientos de veces al día, para evaluar el mundo físico que nos rodea, determina cuál es la fuerza que habrá que aplicar para extraer el bastón. Dicho y hecho. Pero, asombrosamente, el palo no se mueve de su sitio. Algo más fuerte, quizá. John Harris debe de haber visto la misma expresión de asombro cientos de veces. Por eso sonríe, al tiempo que asegura haber perdido allí «más de un par de zapatos». Si en lugar de un bastón el paleontólogo hubiera decidido pisar ese terreno, los zapatos son lo menos que hubiera podido perder. Los restos fósiles de millares de criaturas que lo hicieron y quedaron atrapados para siempre así lo demuestran. Estamos justo al borde de uno de los ciento veinte yacimientos paleontológicos del «Rancho la Brea», pozos de hasta diez metros de profundidad, llenos de alquitrán mezclado con tierra, que desde hace cuarenta mil años funcionan como trampas mortales para toda criatura viviente que se le ocurra poner un pie en ellos. John Harris es el conservador jefe de paleontología del Page Museum, construido hace ya veinticinco años «in situ», junto a los yacimientos, y el máximo responsable de las campañas anuales de excavación, que desde 1930 han producido ya la astronómica cantidad de tres millones y medio de fósiles. Un pequeño lago preside la entrada principal del museo. De él surgen espesas burbujas, como si el agua estuviera hirviendo. Falsa impresión. Una fina capa de agua oculta, en realidad, el alquitrán que sigue surgiendo del interior de la tierra y que es la responsable de las burbujas de metano que afloran hasta la superficie. El fenómeno se repite en muchos de los pozos, algunos de los cuales ni siquiera ocultan bajo el agua su auténtica naturaleza. En una de las orillas del lago principal, a modo de resumen de todo el lugar, se alza la estatua medio sumergida de un Mamut, atrapado sin remedio en el alquitrán. Junto a él, en actitud amenazadora, un tigre de dientes de sable. Este último es el auténtico protagonista de los yacimientos. La mayor parte de los restos que aparecen aquí pertenecen, en efecto, a carnívoros, muchos de ellos miembros de esta fascinante especie, que ha merecido recientemente un capítulo completo dentro de la serie de documentales «Animales extinguidos» que realiza National Geographic. «El tigre de dientes de sable se ha convertido en el símbolo del Page Museum -afirma Harris-. De hecho, tenemos varios miles de ejemplares completos». El científico explica cómo los pozos de brea han cumplido la doble función de atrapar primero y conservar después los especímenes que la Ciencia desentierra ahora laboriosamente. «En los meses de verano -prosigue Harris- la brea se vuelve más líquida, más pastosa. Cuando llueve, los pozos parecen charcos, aparentemente cubiertos de agua. Y cuando un animal se acercaba y los pisaba, quedaba irremediablemente atrapado. Ya ha podido experimentar lo difícil que resulta salir de ahí... Tenemos muchos mamuts, pero también mastodontes, cebras, camellos, bisontes... e innumerables carnívoros». Los animales atrapados constituían un cebo muy difícil de resistir para lobos, leones prehistóricos y tigres de dientes de sable. Cuando éstos atacaban a unas presas en apariencia fáciles, solían a su vez quedar atrapados en los pozos. El ciclo lo completan los animales carroñeros, que acudían también al festín y terminaban igualmente prisioneros. El resultado es que el Rancho La Brea guarda un «retrato fósil» completo de la baja California de hace 25.000 años. Se han recuperado restos de 650 especies diferentes, entre carnívoros, herbívoros, reptiles, anfibios, aves, plantas, insectos y microfósiles, gracias a los cuales es posible reconstruir fielmente el clima, la vegetación y la fauna de aquella época. Evidentemente, no hay restos humanos, ya que los yacimientos nos hablan de un tiempo en que el continente americano estaba aún sin poblar por nuestra propia especie. Sirva como excepción el esqueleto de una mujer india, de unos 9.000 años de antigüedad, aparecido en uno de los pozos. La única víctima humana conocida en este lugar. Harris nos conduce ahora hasta el mismísimo borde del «Pozo 91», el único que está actualmente en explotación. Se trata de un yacimiento de unos cuatro metros de profundidad, reforzado por vigas de hierro y madera, para prevenir derrumbes, y dividido en cuadrículas de excavación de un metro cuadrado, lo que facilita referenciar la posición exacta de cada fósil. Aquí también afloran burbujas de metano, como en el lago de la entrada principal. El metano es un subproducto que se forma cuando los restos de plantas y animales se descomponen para formar petróleo crudo. A un ritmo cercano a los 2.000 fósiles por temporada de excavación (que se realiza cada año durante los meses de julio y agosto) sólo este pozo ha dado ya a la Ciencia más de 250.000 restos aprovechables, entre ellos la mayor parte de las plantas, insectos y pequeños mamíferos. Este hecho se explica porque los primeros excavadores (el pozo se abrió en 1915) sólo se fijaban en los animales grandes, despreciando los más pequeños. Sólo las técnicas modernas han aprendido a extraer información de pequeños insectos, polen y semillas. La profundidad alcanzada corresponde a hace 28.000 años, y la meticulosidad de los trabajos actuales da como resultado un «mapa» completo de la zona en esa época, un retrato que abarca el ecosistema completo. (Dic. Paleontología Hispana - ABC).

Descubren numerosos restos fósiles de mamíferos en Etiopia. 

En efecto, un equipo internacional de científicos dirigido por el paleontólogo norteamericano John Kappelman (Universidad de Texas en Austin) logró obtener indicaciones inesperadas sobre lo que ocurrió en esa parte del mundo hace entre 24 y 32 millones de años, antes que de que la ruptura de esta inmensa placa rodeada de océanos y mares abriera la profunda grieta que, una vez invadida por las aguas, se convertiría en el mar Rojo. Los científicos realizaron excavaciones -que continúan- en los sedimentos volcánicos de más de 70 sitios diseminados entre tierra agrícolas a través de la región de Chilga, en las mesetas del noroeste de Etiopía. Las excavaciones permitieron encontrar fósiles "que remontan a los 'años perdidos' de Africa-Arabia", indica Kappelman, explicando que "lo que ocurrió exactamente con los mamíferos durante ese periodo de 8 millones de años ha sido durante mucho tiempo un misterio para la ciencia". La fauna de Africa-Arabia -explican los paleontólogos- presentaba una mezcla sorprendente de mamíferos fósiles descubiertos que pueden relacionarse con ciertas especies africanas de hoy, mientras que otros representaban los últimos supervivientes de especies que hasta ahora se consideraban extinguidas mucho antes. Por ejemplo, Kappelman y sus colegas tuvieron la sorpresa de encontrar varias especies de proboscídeos (elefantes) primitivos, entre los cuales el paleomastodonte (animal de tamaño pequeño, trompa incipiente y pequeños colmillos), junto con el Gomphotherium, ya un elefante propiamente dicho y cuyo linaje continúa en las especies actuales. Pero un día, hace unos 24 millones de años, las tierras de Africa-Arabia empezaron a entrar en contacto con Europa y Asia y los elefantes primitivos, confrontados a la competencia de las especies recién llegadas, se extinguieron, mientras que los antepasados de los elefantes actuales lograron hacer frente a las nuevas condiciones y colonizar otras regiones del mundo. "Encontrar yacimientos que contienen fósiles más próximos de ese acontecimiento crucial sigue siendo necesario empero para evaluar totalmente las hipótesis de competencia", reconoce Kappelman. Artículo completo en Nature. (Dic. Paleontología Hispana - Nature).

Encontraron en China el Mamífero Metaterio más antiguo del mundo.

El 12 de diciembre de 2003 ha sido publicado en la prestigiosa revista Science un nuevo mamífero, Sinodelphys szalayi Luo, Ji, Wible & Yuan 2003, procedente de la Formación Yixian en la provincia de Liaoning (China). La Formación Yixian es muy conocida en los últimos años por haberse descubierto en ella diversos dinosaurios no avianos con protoplumas y plumas verdaderas (Beipiaosaurus, Caudipteryx, Protarchaeopteryx, Scansoriopteryx, Sinornithosaurus, Sinosauropteryx) , y tiene una edad Barremiense inferior (125millones de años). Sinodelphys szalayi (literalmente "utero chino de Szalay") está dedicado a China, país del que proceden sus restos y al investigador F. S. Szalay. Ha sido estudiado por un equipo mixto de investigadores chinos (de la Universidad de Nanjing, la Universidad de Geociencias de Beijing, y la Academia China de Ciencias Geológicas) y estadounidenses (del Museo Carnegie de Historia Natural). El único ejemplar conocido de Sinodelphys, conservado el el Instito de Geología de la Academia China de Ciencias Geológicas, está casi completo y muy bien preservado, conservando incluso restos de pelo. Sinodelphys era de tamaño pequeño (medía unos 25 cm y pesaba entre 25-40 gramos), y la estructura de sus pies sugiere que era arborícola. La forma de sus dientes indica una dieta insectívora (insectos y gusanos). Sinodelphys es el primer metaterio conocido en el Cretácico Inferior, y por lo tanto, el más antiguo del mundo. Los fósiles de metaterios más antiguos conocidos hasta ahora procedían del límite Cretácico Inferior-Cretácico Superior de Estados Unidos (~100 millones de años). Relaciones evolutivas del pariente de los marsupiales Synodelphys con otros mamíferos (J.I.R.-O., a partir de la figura original en inglés de Z.-X. Luo & Mark A. Klingler/Museo Carnegie de Historia Natural). Los metaterios son el grupo que incluye a los actuales marsupiales (los mamíferos que dan a luz crías muy inmaduras que luego se alimentan dentro de las bolsas marsupiales de sus madres, como por ejemplo canguros, zarigüeyas y koalas) y sus parientes fósiles. Este descubrimiento indica que hace 125 millones de años ya se habían diferenciado dentro de los mamíferos los dos grandes grupos actuales: los metaterios y los euterios (grupo que incluye a los mamíferos placentados, que dan a luz crías desarrolladas, como los caballos, las ballenas y los humanos), y que posiblemente estos grupos se originaron en Eurasia. (Dic. Science, 302, 1934-1940. José Ignacio Ruiz-Omeñaca Área y Museo de Paleontología Universidad de Zaragoza. Paleontología Hispánica. Paleontologia de Argentina Web Site). 


 

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